miércoles, 27 de marzo de 2013

Para la sección "libertina" de una biblioteca

Cuentos y relatos libertinos
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La literatura libertina ya no hace sonrojar a nadie. No puede ser considerada pornográfica, ni erótica, ni picaresca. En su momento fueron escandalosas, peligrosas y turbadoras. Son sólo piezas de colección como un gabinete de curiosidades. Es el reflejo de una época que concluía. Ya nos hemos referido al Marqués de Sade (Leer al divino marqués), a Choderlos de Laclos (Relaciones peligrosas) y al Marqués de Pelleport (Los bohemios).

Hoy le toca el turno a una antología que conseguí hace unos días en una librería. Se trata de Cuentos y relatos libertinos (Siruela, Madrid, 2011). Es una colección que abarca desde Voltaire hasta el Marqués de Sade, a cargo de Mauro Armiño, quien incluye un enjundioso estudio sobre la literatura libertina del siglo XVIII para una mayor comprensión de las obras y su época, y está prologada por Andrés Barba, con un breve artículo titulado Filosofar bajo la manta:
... Es suficiente, pues, una invitación más somera -y cabría decir más lúbrica- a estos relatos que, si bien fueron escritos para ser leídos, en palabras de Rousseau, "con una mano", no especificaba este filósofo en qué lugar exacto debía estar la otra, si sobre cierto lugar que el lector perspicaz podrá imaginar sin demasiado esfuerzo, o sobre la frente en actitud reflexiva.
Estos relatos libertinos contienen no sólo el ímpetu de una sociedad que empieza a descubrir y a descubrirse en el placer, sino la furia electrizante de quien toca por primera vez el corazón nervioso de nuestro comportamiento (...) Es el grito de un siglo ilustrado y laico, racional, materialista, el grito del siglo que se atrevió a hacer del cuerpo también un objeto y a llevar esa inquietud hasta sus últimas consecuencias para ver qué ocurría en aquel lugar.
(...) También estos relatos comprados en la oscuridad de un callejón y "leídos con una sola mano" en la intimidad de los hogares ilustrados precisan del tabú para transgredirlo, es necesaria la lujuria del sacerdote, el capricho oscuro y refinado de la condesa, la virgen seducida y engañada por el libidinoso, y más aún es necesario que el lector perciba la transgresión de esos sucesos, tan necesario al menos como haber tenido que comprar un libro a escondidas y leerlo a puerta cerrada. Transgredir un tabú, y eso lo sabía perfectamente el marqués de Sade, es desde luego no vencerlo porque la excitación que produce en nosotros se funda en su vigencia como tabú.
Eros y Psique

Tengo en la biblioteca otras obras que se pueden considerar "libertinas", aunque no lo son. Akal Editores reimprimió en los años 70 una serie de obras de este tipo, basada en la colección editada por Joaquín López Barbadillo de los años 30, aunque en sentido estricto sólo Gamiani podría entrar en esa categoría, pero corresponde a una generación romántica:
  • GAMIANI, o dos noches de pasíón; maravilloso cuadro en que se pintan las orgías sáficas y sádicas de una frenética gozadora de amor, por Alfred de Musset;
  • LOS DIÁLOGOS del divino Pedro Aretino, generalmente denominados diálogos putescos;
  • Los caprichosos DIÁLOGOS, II, del divino Pedro Aretino, y LA ESCANDALOSA VIDA DE LAS CASADAS;
  • Dudo si colocar también en la lista  a LA TERCERA CELESTINA (tragicomedia de Lisandro y Roselia) de Sancho Muñon.
Tampoco sé si se puede incluir en la lista al Jardín de Venus, de Félix María de Samaniego, que no son fábulas libertinas, ni eróticas, sino que tienden a lo picaresco, lo burlesco, o al chiste picante elaborado. Lo adquirí por vez primera en la colección de Akal Editores -terminó en la biblioteca de un amigo que murió sin devolvérmelo-,  luego lo compré de nuevo, esta vez por Editorial Biblioteca Nueva (Madrid, 2004).

Otro libro, que por necesidades de clasificación y ubicación física he colocado en esta sección, es La Venus de las pieles (Tusquets, Barcelona, 2006), de Leopold von Sacher-Masoch, que entra más bien en el rubro de las novelas románticas, eróticas e idealistas. Románticas por lo del romanticismo; nada que ver con María de Jorge Isaacs.

Ayer adquirí otra antología de literatura erótica. Se trata de Erotikon, maravillas de la novela erótica (Ediciones 29, Barcelona, 1970), que tampoco es libertina. Contiene obras de diversas épocas. No es tan buena como  Cuentos y relatos libertinos, pero completa una visión sobre la literatura erótica.

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