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domingo, 2 de junio de 2013

Liras (fragmento)

Orfeo y Eurídice, por Edward John Poynter

LIRAS

I

Claras horas del césped,
morada silenciosa de las flores, 
soy el amante huésped
rendido a los rumores
y a la dorada luz de los alcores.

Asciende la tristeza
ondulando en los trigos vespertinos,
en la dulce pureza
de coros campesinos
que hacia los cielos van entre los pinos.

Brillan los azahares
en la penumbra malva del olvido,
bajo verdes altares,
adonde voy herido
de un anhelo vehemente y encendido.

Vitrales del poniente
derraman sus fantásticos reflejos
sobre el orbe doliente,
y el ser hacia lo lejos
sufre el fuego de móviles espejos.

Al descender el día,
la bruma nos conduce al monasterio
de la melancolía
a escuchar el salterio
melódico y profundo del misterio.

Arpas de sombra fluyen
del suspirar eterno del follaje,
y las almas intuyen,
como arcano mensaje,
el eco de la muerte en el cordaje.

¡Oh noche misteriosa,
encantada visión de oscura calma,
que siempre candorosa,
al pie de eterna palma,
enciendes las estrellas en mi alma!


Liras (1943)
Vicente Gerbasi




El respeto y reverencia por las formas contenidas lo induce, con seguridad, a escribir su libro Liras (1943), en un momento en que las vanguardias, aunque ya un tanto tardías, y el verso libre hacían furor en Europa y América, como tributo, sin duda, a una de las composiciones poéticas más armoniosas y seductoras de la literatura clásica.
(...) Demasiado joven, Gerbasi no ha encontrado todavía su propia personalidad, aunque ya se advierten en él sus futuras posibilidades creadoras. Hay atisbos firmes y premonitorios, y las influencias que se acusan no habrán de constituirse en rémoras lisiantes y perturbadoras que lo limiten, sino en fecunda enseñanza.
Francisco Pérez Perdomo

Con esta entrega concluyo una semana de homenaje al gran poeta venezolano Vicente Gerbasi con motivo del centenario de su nacimiento. La idea era publicar algunos de sus poemas (unos más conocidos que otros) para incentivar la exploración de su repertorio y sacar a relucir algunas de estas joyas. Más adelante, en el curso del año, colocaremos en esta bitácora otras de sus obras, que son todas buenas.


sábado, 1 de junio de 2013

En la luz de las avenidas

La Calle Real de Sabana Grande de noche (años 60)
Tomada de www.noticierodigital.com

EN LA LUZ DE LAS AVENIDAS


Estoy solo en el sol de la ciudad,
en el resplandor de los altos muros y las ventanas,
entre la multitud que avanza en la música,
como hacia un crepúsculo.

Caen ramajes en  las avenidas
y las hojas tiemblan en el aire del año,
con el fulgor que precede a la noche
y enciende las fuentes en sus verdes espacios.

Veo los niños agrupados frente a los juguetes de las vitrinas.
Ellos organizan un paraje en una hora clara:
una campiña con trenes, pequeñas vacas entre las gramíneas,
una huerta donde las aves cantan en la palma de las manos.

Veo los mendigos de negras barbas regresar del fondo de otros tiempos,
hacia las callejuelas, hacia las puertas del pan.
Sobre sus harapos cae el sonido de una campana.
En su melancolía resuena la voz de los vendedores de frutas,
el paso de las bellas mujeres en los espejos,
cuando la ciudad oscurece y brilla
en un suave olor de panadería.



Los espacios cálidos (1952)
Vicente Gerbasi

Vicente Gerbasi con su madre, Ana María Federico de Gerbasi ,y su esposa, Consuelo Orta, en 1952
Tomada de www.vicentegerbasi.net

En Los espacios cálidos el sujeto-poeta se proyecta hacia afuera y recoge una extraordinaria diversidad de sensaciones visuales, táctiles, olfativas, auditivas, etc., en su abundante proliferación de matices. Se busca un mayor objetivismo, en comparación con Mi padre, el inmigrante, no obstante a partir del poema de un sujeto reiterativo: el poeta en primera persona del singular. El estilo elíptico (se omite a menudo el primer término de la comparación) alcanza aquí su más alta expresión y las relaciones del mundo exterior con los estados de ánimo del poeta se acortan, se hacen más obvias y frecuentes.
(...) En este libro, igualmente, el lenguaje, como ya lo hemos dicho, busca una mayor sencillez, eliminando todo rasgo de elocuencia, lo que hace de Vicente Gerbasi un poeta muy singular en la poesía venezolana, tan cargada de discursos altisonantes y vacíos...
Francisco Pérez Perdomo

viernes, 31 de mayo de 2013

Oh, alma errante en el bosque

El puente japonés, por Claude Monet

OH, ALMA ERRANTE EN EL BOSQUE


...y los que tienen un noble corazón inmaculado val al sacrificio.
.......................................
¿Pero su madre vive y te llama:
-¡Sacha, dulce hijo mío!

Leonidas Andreyev


Todo mi ser dormía en la celeste morada de los estanques
como si en mí los días movieran un jardín encantado,
y veía pasar las aldeas hacia un atardecer de olvido
en un silencio de lirios y de ríos.

Tenía el secreto de que la alondra lleva en su corazón al día
y que en su canto de cielo alguien puede llorar.

Comprendí que el mundo todo era un secreto:
un maravilloso y dolorido secreto,
en que todo puede cesar con el vuelo de una estrella.

Silencioso me hice con un viejo jardín lleno de sombras,
y vi que los aires sangraba por la espina de la rosa,
y el dolor se miraba en las fuentes dormidas,
cuando los días pasaban bañando de lágrimas los rostros.

Oí cantar los pastores y les vi caer en el día
bajo los astros que la noche abandona.

Oí el gemido de los niños rotos como nardos,
vi la muerte callada como árboles talados,
mientras los días pasaban bañando de lágrimas los rostros.

Y mucho más comprendí, inundándome de sombras
hacia mi bosque de sueños adulto de rumores,
como un amor que se engendra entre la tierra y el cielo,
y mi corazón se hizo entonces del tamaño del mundo.

Fui el perseguido, el abandonado, el tremendo,
y sobre mi cuerpo cayeron los árboles robustos, 
pesados, como tormentas, de inviernos y de estíos.

Pero alguien aún me llama desde la primavera...


Bosque doliente (1940)
Vicente Gerbasi

Vicente Gerbasi en 1943
Tomada de www.vicentegerbasi.net

Con motivo del centenario de Vicente Gerbasi, la curiosidad me llevó a revisar el Repertorio poético de Luis Edgardo Ramírez (Panapo, Caracas, 2006). Quería saber cuáles poemas habían gozado de popularidad entre el público caraqueño que era asiduo a su programa y solicitaba una y otra vez que Luis Edgardo les recitara algo de su agrado (estamos hablando de los años 50 y 60). Este florilegio no está orientado a un público especializado o "filopoético" o académico, sino que surge de las preferencias populares, como en un Hit parade. Allí se encuentran grandes poemas junto a la hojarasca sensiblera. Ramírez nos entrega dos piezas de Gerbasi, que no son las mejores de su repertorio, pero que habían calado en el alma de la audiencia: En el bosque y Oh, alma errante en el bosque, ambas del libro Bosque Doliente publicado en 1940... Nada de Mi padre, el inmigrante, ni de Los espacios cálidos, que dieron fama internacional al poeta.

Copio hoy Oh, alma errante del bosque, con una ilustración de Claude Monet, que en cierta manera nos recuerda los versos de Vicente Gerbasi.

jueves, 30 de mayo de 2013

Petra

Petra, Jordania
Tomado de www.exotic-wow.blogspot.com

PETRA


Petra, cinceladas fueron tus montañas
de piedra multicolor
y de tus montañas surgieron columnas,
escalinatas, viviendas, bancos, templos,
panaderías.
En ti los siglos reverberan en el sol ardiente.
En ti la noche suena con aullidos de chacales.
En ti los aerolitos caen
como serpentinas en un cementerio.
Tu Palacio de Justicia es una tumba,
Tu Ministerio de Finanzas es una tumba.
Cada una de tus casas
perforadas en los colores es una tumba.
Petra, eres un cráneo de piedra
abierto al azul caliente.
Petra, eres semejante a la tumba de la muerte.
Tus aposentos, tus cocinas, tus columnas,
tus estatuas
siguen muriéndose
en tu imantada intemperie.
(Viajero, si vas a Petra,
cuídate de la muerte.)
En Petra está muerto el tiempo.



Los colores ocultos (1985)
Vicente Gerbasi

Vicente Gerbasi, en sus últimos años, en casa de su hija Beatriz
Tomada de www.vicentegerbasi. net

miércoles, 29 de mayo de 2013

Oración

Foto de la boda de Vicente Gerbasi con Consuelo Orta
26 de noviembre de 1938
Tomada de www.vicentegerbasi.net


ORACIÓN

En nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
ruego que mi esposa
Consuelo, quien murió
el 3 de abril de 1990
y que en mi casa 
era la mujer de los helechos,
pueda ahora cultivar
un jardín del Paraíso.
Tendrá toda la luz
de la Santísima Trinidad,
la claridad del comienzo
y la claridad del fin
en la flor de los almendros.
Yo te regalaré, Consuelo,
las orquídeas de los ríos
de Venezuela, 
las flores moradas
de los llanos lluviosos.
Nuestros hijos te darán los lirios
de Fra Angelico.
Todos los ángeles
te convocarán
a una colina azul
y tú podrás cultivar
todas las flores
y darme las primeras
cerezas del Universo.


De: Diamante fúnebre
Vicente Gerbasi


Celebración de las bodas de oro del matrimonio Gerbasi Orta (28 de noviembre de 1988)
De izquierda a derecha: Kristen (yerno, esposo de Beatriz), Beatriz (hija), Consuelo Orta de Gerbasi,
Miriam (nuera, esposa de Gonzalo), Vicente, Gonzalo (hijo), Fernando (hijo) e Irene (nuera, esposa de Fernando)

Si por las cualidades de los hijos se puede aquilatar el carácter de los padres, podemos decir que Consuelo y Vicente supieron infundir en su familia virtudes republicanas; seriedad, dedicación al trabajo, amor a la patria y a la libertad, respeto al derecho ajeno, en fin gente útil a la sociedad, producto de una buena dosificación de amor y disciplina. ¿Qué más podemos pedir? 

Del poeta, nos dice Rafael Arráiz Lucca: 
... en la última etapa de su vida nos brindó unos textos breves signados por la lucidez, por la luz que arrojó su honda sabiduría. El poeta fue despojándose del lujo verbal de su poesía característica y llegó a una claridad difícilmente alcanzada por otros creadores. ...

martes, 28 de mayo de 2013

Nacimiento de la melancolía

Melancolía, por Alberto Durero


EL NACIMIENTO DE LA MELANCOLÍA


Lentamente fui despertando en una luz de conejos,
frente a un tinajero de rostro de piedra y mojada barba de helechos,
seguido por un perro que hacía volar los gallos
y saltar los fuegos fatuos de la noche.

Todo se iniciaba en secreto:
el olor del cacao en los patios crepusculares,
los rojos navíos celestes,
la campana en el pescuezo de los asnos,
el hollín en las paredes de la cocina,
la araña en el dibujo sideral de los rincones.

Comenzó mi soledad bajo unos árboles de follaje negro
donde se escondía el crepúsculo con siete gatos blancos.

Alrededor ascendían los girasoles
y detrás de los árboles rojos anidaban las serpientes.
¿Había una cigarra cantando en la penumbra de mis ojos?

Los ramajes de la tarde caían sobre los caballos
y una llanura tendía una luz amarilla para las casas de palma.
Había una comarca de nubes donde dormían los tigres.

Todo se iniciaba en secreto:
el sabor del chocolate,
Tío Conejo entre los árboles lunares,
el paso del jinete sin cabeza por la calle de la noche,
el brillo del murciélago en la sombra.

Lentamente todas las mañanas eran nuevas,
con una ardilla que se escondía en la manga de mi camisa,
con una cometa sobre la colina de las cruces,
con un viento de arena cruzado por un río
bajo la sombra azul de los bambúes.

Yo iniciaba la era de las aves migratorias,
de los horizontes fluviales,
de las oscuridades diurnas en el fondo de los juncos.

¿Qué guardaba el agua en su movimiento de penumbra y miedo?
¿Dónde aquel día de naranjo y trueno?

No había límites para las horas,
sino la aparición de alguna mariposa lenta,
de un negro rumor de lluvia en las montañas.

Yo iniciaba la era de los rostros.
Todos se reunían bajo la lluvia y los relámpagos.
Mi padre me sonreía con su pipa entre los dientes.

Mi madre tenía los ojos tristes como si mirara un bosque lejano.

Mis hermanas tenían criznejas y grandes lazos rojos.
Había un anciano de barba blanca que nos hablaba de los animales.

¿Había oído, acaso, el nacimiento de la noche en las guitarras?

Yo iniciaba la era de las puertas.
Había puertas para los hombres y puertas para los caballos,
y puertas para los muertos,
y vi que las hormigas abrían puertas en la tierra
y que las aves habrían puertas en los árboles,
y que la noche cerraba las puertas de las casas.



Los espacios cálidos (1952)
Vicente Gerbasi


Vicente Gerbasi en el patio de la casa de su hija Beatriz
Tomada de www.vicentegerbasi.net

Rafael Arráiz Lucca, al referirse a Vicente Gerbasi en su Antología de la poesía venezolana (Panapo, Caracas, 1997) nos señala:
...Ofrece la mirada deslumbrada y deslumbrante frente al carácter mágico de las tierras equinocciales. Los ojos de Gerbasi son mitad de aquí y mitad europeos. (...) No dejó de asombrarlo la realidad mágica de su universo de la infancia, tampoco abandonó su aldea natal y absoluta, pero aquellos escenarios se le fueron haciendo limpios y delgados, escuetos y esenciales. Cada vez más su mirada como de niño que descubre el alfabeto del mundo se fue haciendo más y más profunda, siempre por el camino de lo elemental y lo luminoso. No me canso de celebrar su obra. En ella se encierra la humildad que sólo a los elegidos les es dada por Dios.


lunes, 27 de mayo de 2013

Dos poemas de "Edades perdidas", de Vicente Gerbasi

Avila, por Manuel Cabré

EL ÁVILA


Al pintor Manuel Cabré

El cielo de enero mueve nubes
donde mora la montaña
que acerca la mirada a gladiolas,
a hortensias de soledad.
Montaña del cielo.
El valle
incendia yerbas ásperas
en medio de los ojos
deslumbrados
en el amarillo solar
del araguaney.
La montaña
cambia
con la pesadumbre del mundo.
En la penumbra
se mueve una violeta oscura.
Por la noche se alumbra con astros
y murciélagos.


Edades perdidas (1981)
Vicente Gerbasi

Amanecer en el pozo Ramírez, por Armando Reverón


ARMANDO REVERÓN


La playa es un cristal de mediodía
que anula los colores.
Solo en el fondo del espejo
se hunde el fantasma
de una acacia en flor.
Esta es la bahía
pintada en su casa de palmas.
Los ojos de sus muñecas
me miran como girasoles.


Edades perdidas (1981)
Vicente Gerbasi

Vicente Gerbasi con su nieta Claudia Drastrup Gerbasi
en  su Pent House de Cumbres de Curumo (1988)
Tomada de www.vicentegerbasi.net
En el Prólogo a la Antología Poética de Vicente Gerbasi (Monte Ávila, Caracas, 1990), Francisco Pérez Perdomo nos dice:
A partir de 1977 Vicente Gerbasi publica Retumba como un sótano del cielo (1977), Edades perdidas (1981), Los colores ocultos (1985), Un día muy distante (1988) y El solitario viento de las hojas (1989), libros que disiparon por completo nuestras dudas y que vienen a corroborar, asimismo, la persistencia creadora y la altísima jerarquía estética de este poeta venezolano.
En su escritura de ahora hay al mismo tiempo continuidad y renovación. Gerbasi, siendo siempre el mismo, es otro y en muchos textos mejor. Búsqueda poética que vuelve al pasado y pasado que se hace punto de partida presente. Viaje circular a imagen y semejanza de la serpiente infinita que se muerde la cola (...)
... En sus últimos libros, Vicente Gerbasi se propone, en breves líneas, apresar un instante, la emoción de ese instante. Por eso esta poesía se vuelve muy directa y prescinde de todo aquello que pudiera ser accidental, para buscar, despojadamente, lo esencial. Lo anecdótico va desapareciendo. Y este instante creado generalmente no pertenece al presente, sino que las más de las veces se sitúa en el pasado, ocurre en la memoria... 

domingo, 26 de mayo de 2013

Martes de carnaval

Negrita... fiesta de carnaval
Contribución de Ora Chapellín al grupo Caracas en Retrospectiva
de Facebook

MARTES DE CARNAVAL


Pongo las máscaras sobre el vidrio
y encuentro los ojos huecos entre el azul y el rojo,
en una penumbra donde renace el rostro
como en un cuadro antiguo.

Bien, no llevo máscara,
pero en torno mío llueven las serpentinas,
veo una luz cambiante de cristalería,
oigo el ruido de una fuente que se ilumina de noche.

He andado mucho para llegar a esta ciudad
donde la llovizna hace un lago de avisos luminosos,
donde los mendigos duermen en los umbrales del tiempo.

Vine con zapatos de campesino,
con yerbas en los bolsillos,
con la costumbre de hablar con los animales
y de mirar largamente las noches estrelladas.

Los disfrazados de muerte
cabalgan por oscuras colinas.
Los veo entre las rocas,
como sombras de la luna,
vestidos de telas blancas, en sus caballos blancos,
entre el verde oscuro de los árboles nocturnos.

Bien sé que hay muchas casas pobres,
aquí y junto a lejanos ríos,
en esos grandes puertos de carbón,
en el huracán de oscuras montañas despeinadas,
a orilla de los pinos y los hielos,
casas con negros muros en el tiempo,
con niños pidiendo pan a media noche,
y padres que se desvelan en silencio.

Y sé que hay espadas en el vino,
espadas en la sangre,
epadas en las cárceles, espadas que cortan ojos en la sombra.

Las bellas prostitutas en la danza,
en el centro del fuego, quemando serpentinas...
Oigo. Oigo largamente la noche,
y resbalan en mis sentidos los colores
como un museo de cera que se incendia.


Los espacios cálidos (1952)
Vicente Gerbasi


Vicente Gerbasi
tomada de www.vicentegerbasi.net
En su libro La antigua y moderna literatura venezolana (Armitano, Caracas, 1966), Pedro Díaz Sejias incluye como anexo  Nacimiento de la melancolía y Martes de Carnaval de Vicente Gerbasi.  Nos dice sobre el poeta:
Secretario de Redacción de Viernes, es quizá la figura poética más descollante formada en aquel Grupo. Se inició en la poesía venezolana con su libro Vigilia de un Náufrago, en el que los críticos anotaban un fino espíritu de añoranza, un rico mundo de sueños y un concentrado acento personal.
Después publica Bosque doliente (1940). es un libro de suaves luces, de fresco lenguaje, en el que los problemas del hombre frente a Dios, a la Naturaleza, cobran caracteres de confidencia, de música tierna y sugestiva. En 1943, Gerbasi publica un libro de acendrado linaje clásico: Liras, con el que gana el premio municipal de poesía correspondiente a ese año. En 1949 publica un poema largo, de gran aliento, en el que se mueve un mundo rico de cosas, de gentes, de misterios, de magia, bajo el título de Mi padre, el inmigrante. Después publica Tres nocturnos (1946) y una Colección de poemas (1947). En 1952 publica un poemario, en el que está presente su obra de madurez: Los espacios cálidos. En este libro Gerbasi ha encontrado la precisión de lenguaje, la sencillez en la técnica poética y una profunda y sugerente inspiración, que le sitúan entre los más altos valores de la lírica venezolana actual.
Más adelante, agregaremos otras apreciaciones críticas de su obra, para conocerlo mejor.

sábado, 25 de mayo de 2013

Te amo, infancia

Vicente Gerbasi a los 10 años
Foto tomada de www.vicentegerbasi.net

TE AMO, INFANCIA


Te amo, infancia, te amo
porque aún me guardas un césped con cabras,
tardes con cielos de cometas
y racimos de frutas
en los pesados ramajes.

Te amo, infancia, te amo
porque me regalaste lluvia
que hace crecer los riachuelos de mi aldea,
porque le diste a mis ojos un arcoiris sobre las colinas.

¿Aún existen los naranjos
que plató mi padre en el patio de la casa,
el horno donde mi madre hacía pan
y doradas roscas con azúcar y canela?

¿Recuerdas nuestro perro que jugando
me mordía las piernas y las manos?
Nacían puntos de sangre, un pequeño dolor,
pero todo pasaba pronto con el sabor de las guayabas.

Te amo, infancia, te amo
porque eras pobre como un juguete campesino,
porque traías los Reyes Magos por la ventana.

Un día llevaste a la puerta de mi casa
un hombre de barba que hacía bailar un oso a golpes de tambor,
y otro día le dijiste a mi padre que me regalara un asno negro.

¿Recuerdas que tú y yo lo bañábamos en el río?
¿Recuerdas que había una penumbra de bambú y helecho?

Te amo, infancia, te amo
porque me ponías triste cuando estaba enfermo,
cuando mi madre me hablaba de su tierra lejana.

¿Recuerdas? Una vez me mostraste un eclipse a las diez de la mañana
y las aves volvieron a dormir.

¿Existe aún aquel niño sin parientes
que un día bajó de la montaña
y me pidió el pan que yo comía en la plaza de la aldea?

Te amo, infancia, te amo
poque me dabas panales de miel en la casa de la escuela,
porque me llevabas al sitio donde vivían las vacas.

Te amo, infancia, te amo
porque me regalaste mi aldea con su torre,
y sus días de fiesta con toros y jinetes y cintas
y globos de papel y guitarras campesinas
que encendían las primeras estrellas más allá de los árboles.

Te amo, infancia, te amo
porque te recuerdo a cada instante,
en el comienzo del día y en la caída de la noche,
en el sabor del pan,
en el juego de mis hijos,
en las horas duras de mis pasos,
en la lejanía de mi madre
que está hecha a tu imagen y semejanza
en la proximidad de mis huesos.

Los espacios cálidos (1952)
Vicente Gerbasi

Rafael Arraiz Lucca, en su Antología de la poesía venezolana (Panapo, Caracas, 1997), incluye varios poemas de Vicente Gerbasi: Mi padre, el inmigrante, XXV (fragmento); Nacimiento de la melancolía; Te amo, infancia; En el fondo forestal del día; Viaje a Italia, y Oración. Al leer esta breve selección, surgió el dilema de cual transcribir. Gerbasi llevó hasta la tumba la imagen de su pueblo natal, Canoabo, y de los recuerdos de una infancia sin duda feliz.

Casa natal del poeta. Canoabo, estado Carabobo
Foto de www.vicentegerbasi.net

viernes, 24 de mayo de 2013

Tablero de ajedrez

El gran juego, por Giorgio de Chirico

TABLERO DE AJEDREZ

La plaza tiene una soledad de cuadro de Chirico:
silencio de la memoria que va hasta una lejanía arcada.

Con una delgada nube en el horizonte,
las campanas iluminan la ciudad.

Caballos,
torres,
reinas,
en el aire de los árboles que florecen en las calles.

Pasaron los festejos de las máscaras,
y los barrenderos reunieron colores
en los rincones de la madrugada.
Los barrenderos, sombras herméticas
que acumulan nieve en lejanos inviernos urbanos,
al borde de las carnicerías iluminadas.
Pasaron los festejos
y la plaza abandonada reluce en sus mármoles rojos y negros.

Un rey de larga túnica
contempla el silencioso espacio
donde un día fueron decapitados los años.


Por arte de sol (1958)
Vicente Gerbasi


Vicente Gerbasi
1913-1992
Esta es la primera entrega del pequeño homenaje que esta bitácora hace a Vicente Gerbasi en el centenario de su nacimiento. El texto está tomado de la Antología poética de este autor, editada por Monte Ávila (Caracas, 1990), que a su vez es reedición de la publicada en 1970, actualizada hasta Iniciación de la intemperie  (1990). Los editores dicen del poeta y su obra:
Dueña de una ya definitiva posición de privilegio en el universo de la literatura contemporánea, la poesía de Vicente Gerbasi, traducida a varios idiomas, es objeto de una sostenida y creciente demanda por parte de nuestros lectores. Es por eso que Monte Ávila reedita ahora, con verdadero placer, su ya popular Antología poética. Compuesta originalmente por los once libros que contienen la vasta producción del poeta entre 1943 y 1977, en ésta, su tercera edición, se ve enriquecida con el añadido de la obra acumulada desde entonces al presente por este infatigable artista. El lector encontrará, así, junto al material ya recopilado -que incluye auténticos hitos como Mi padre el inmigrante y Los espacios cálidos-, los siguientes libros, la mayoría de ellos editados por separado bajo nuestro sello: Edades perdidas (1981), Los colores ocultos (1985), Un día muy distante (1988), El solitario viento de las hojas (1989) e Iniciación en la intemperie (1990).
Legendario fundador del grupo Viernes, a Gerbasi se debe, en buena parte, la aclimatación de la herencia romántica y surrealista en la poesía venezolana contemporánea. Maestro de generaciones de poetas y modelo de integridad y consecuencia creadora, esta antología es, pues, un homenaje merecido a la alta condición de su obra.

jueves, 23 de mayo de 2013

Un centenario importante

Vicente Gerbasi
1913-1992
Foto El Universal

En unos días se cumplirá el primer centenario del nacimiento del gran poeta venezolano Vicente Gerbasi, un hombre que no sólo fue poeta, escritor, político y diplomático, sino que estuvo comprometido con la libertad y democracia de su país. Don Vicente es un autor de gran calidad de lenguaje y expresión. Lo considero cercano pues es el padre de mi gran amiga Beatriz Gerbasi de Drastrup, a través de quien conocí a sus otros hijos, en especial a Fernando, Embajador de larga y brillante trayectoria, Como un pequeño homenaje al poeta Gerbasi, en los próximos días transcribiremos en esta bitácora algo de su obra, que sé gustará a los lectores. Por hoy, reproduzco la noticia de El Universal de hoy. Sus familiares mantienen una página titulada Una página para Vicente Gerbasi. Recomiendo visitarla.


¡FELIZ CUMPLEAÑOS!


LOS POETAS CELEBRAN EL CENTENARIO DE VICENTE GERBASI

Al cumplirse el próximo 2 de junio, 100 años de su natalicio, se inician oficialmente los actos conmemorativos del centenario de Vicente Gerbasi, una de las figuras venezolanas más representativas de la poesía y de las letras en Hispanoamérica.
Para ello, la Fundación Cultural "Vicente Gerbasi" en alianza con importantes organizaciones académicas, literarias y culturales, el apoyo de Banesco y otras empresas privadas, impulsa una variada agenda de actividades, que se desarrollarán a lo largo del año, para celebrar y fomentar la difusión de la obra de este poeta esencial en la historia de nuestro país.
Comenzando el propio 2 de junio, en la Librería Kalathos de Los Galpones, a las 11 de la mañana se realizará un recital de sus poemas emblemáticos, el cual tendrá por título "Relámpago Extasiado" y en el que la escritora y estudiosa de la obra de Gerbasi, Patricia Guzmán, acompañada por Victoria di  Stefano,  José Tomás Angola y Sonia González, se adentrará en sus versos,  en un recorrido por los "pasajes del hombre, el tiempo y el paisaje" siempre presentes en la obra del poeta oriundo de Canoabo.
Posteriormente, a las 3 de la tarde, también en Kalathos,  se bautizará el libro "Homenaje a Vicente Gerbasi (en el centenario de su nacimiento)". Editado por el Centro de Estudios Latinoamericanos "Arturo Uslar Pietri" el texto reúne a 18 autores, quienes desde la pluralidad de su oficio, articulan un amplio retrato, que como bien lo señala Enrique Viloria Vera, su compilador, es "expresión de una genuina admiración y un aporte para el estudio y comprensión de su inmensa obra".  La presentación estará a cargo del propio Viloria y del periodista y poeta, José Pulido.
Al día siguiente, la Academia Venezolana de la Lengua celebrará una sesión solemne en homenaje a quien fuera individuo de número de la Academia, Premio Nacional de Literatura e incansable promotor de la cultura y la proyección de nuestras letras  tanto dentro como fuera de Venezuela.  El orador de orden será el académico y profesor Alexis Márquez  Rodríguez.
"Yo soy Canoabo"
Considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX en Venezuela, profuso articulista, diplomático y con una obra que desarrollada a lo largo de toda su vida suma más de una veintena de títulos, incluyendo dos libros de crítica literaria,  Vicente Gerbasi se erige como un referente obligatorio para las nuevas generaciones.
"Mi padre, el inmigrante" es quizás su poema más difundido y se transformó en un singular acontecimiento desde su publicación en 1945. El misterio universal de la vida y la muerte capturado en tan sólo 9 palabras: "Venimos de la noche y hacia la noche  vamos". Pero es "Vigilia del náufrago" en 1937, el advenimiento de lo que estaba por venir y sus "Oriundos del paraíso", publicado  luego de su partida en 1992, la coronación de su genio.
Cuando se le abordara sobre la naturaleza, su poética y el espíritu místico de su obra, surgía obligatoriamente Canoabo, su patria chica, y cómo este reducto rural en el estado Carabobo, impregnó su obra de manera inevitable y así lo dejará por sentado en no pocas oportunidades: "Es que Canoabo está en mí. Ya no necesito tener nostalgia de él, es mi alma. Yo soy Canoabo".