lunes, 29 de julio de 2013

La pipa y el albatros

Pipa modelo Origine, por Butz-Choquin, a Metz.

Una tarde de otoño romano me acerqué a un negocio de pipas y picadura que queda frente a la Columna Antonina, a media cuadra de la Via del Corso. Se trata de Tabaccheria Fincato, una casa bien provista de buenas cachimbas, accesorios y variados tabacos, pero con un pésimo servicio (muy desagradable; atienden a los clientes como si estuvieran haciendo un favor). Vi en vitrina una pipa de diseño interesante elaborada por la francesa Butz-Choquin, en Metz. Pedí verla, la sopesé y la compré. Una vez en casa procedí a fumarla. Ese es la pipa que vemos en la foto que encabeza este artículo.

Se trata de la pipa Origine en su versión moderna, que conmemora un modelo que desde 1858 dio notoriedad a la casa Butz-Choquin. El caño blanco, o extensión, originalmente se hacía con un hueso ahuecado (el radio) de un albatros. Con el tiempo y el uso se formaba una pátina muy interesante. Entre los famosos que fumaron en este tipo de pipa se cuenta el pintor francés Jean-Baptiste Camille Corot (1796-1875). Actualmente el caño es sintético (acrílico), pues el albatros es una especie internacionalmente protegida.

Eso no era lo único que se utilizaba de esta majestuosa ave para complacer a los fumadores decimonónicos. Las patas de esta palmípeda, luego de tratarlas, se utilizaban en la fabricación de tabaqueras o bolsas para la picadura.

En recuerdo de un pasado destructor, transcribo a continuación un poema de Charles Baudelaire titulado El Albatros. Lo escribió el poeta a bordo de un buque en un viaje de regreso a Francia desde la India.

Foto de unos marineros distraídos con un albatros. 


L´ALBATROS

Souvent, pour s´amuser, les hommes d´équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.

À peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l´azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons trainer à côté d´eux.

Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguère si beau, qu`il est comique et laid!
L´un agace son bec avec un brûle-gueule,
L´autre mime, en boitant, l´infirme qui volait!

Le Poète est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l´archer;
Exilé sur le sol au milieu des huées
Ses ailes de géant l´empêchent de marcher.


Charles Baudelaire

(Traducción al castellano de Antonio Martínez Sarrión)

Por distraerse, a veces, suelen los marineros
Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡Qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡Qué feo y qué grotesco!
Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél mima, cojeando, al planeador inválido.

El poeta es igual a este señor del nublo,
Que habita la tormenta y ríe del ballestero,
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.



domingo, 28 de julio de 2013

Narciso, el metrosexual

Eco y Narciso, por John William Waterhouse

El cuadro de Waterman que encabeza este artículo representa a la ninfa Eco y al bello Narciso, quien, enamorado de su propia imagen reflejada en el agua, suspira y gime, mientras la ninfa escucha. La mitología griega es rica en arquetipos de la conducta humana. El mito de Narciso no es una excepción. Eco es una ninfa que desdeñó a Pan por un sátiro... Mala cosa rechazar a un dios pues el hecho no quedaba impune. Según una versión del mito de Eco, la menos conocida, el dios, al verse despreciado y saber que no podría ganarla, envió a unos pastores enloquecidos que la desmembraron en tantos pedazos que sólo sobrevivió su voz. La otra versión la tomaremos de El gran libro de mitología griega (La Esfera de los Libros, Madrid, 2010) de Robin Hard, quien a su vez se basa en el Manual de mitología griega de H. J. Rose:
Ovidio ofrece una versión diferente de la historia de Eco. Para evitar que sus compañeras ninfas fueran capturadas por Hera mientras coqueteaban con Zeus en las montañas, Eco solía distraerla con un constante ruido de conversaciones hasta que lograban escapar. Cuando Hera se dio cuenta de que la habían engañado, redujo la capacidad de habla de Eco, de modo que la ninfa ya no fuera capaz de expresar ningún pensamiento propio, sino que tan solo podía repetir las últimas palabras que otros dijeran. Mientras estaba sujeta a esa limitación, se enamoró de un joven llamado Narciso, un hijo del dios-río Cefiso y de la ninfa Leiriope. Le siguió en secreto y finalmente se las ideó para encontrarse con él, pero él la rechazó cuando ella intentó abrazarlo, ya que era frío por naturaleza y ella había estado viviendo sola en los bosques desde antaño. Debido a su intenso amor, fue poco a poco mermando hasta que no quedó de ella más que sus huesos y su voz. Cuando sus huesos se volvieron de piedra, se convirtió sólo en una voz que respondía.
Dado que Narciso había rechazado a infinidad de admiradores, tanto masculinos como femeninos, uno de ellos rogó que él mismo sufriera una pasión no correspondida. Un día se reclinó en una laguna boscosa para beber agua, entonces se enamoró de su propio reflejo y se quedó para siempre en ese lugar, incapaz de separarse de allí, hasta que murió de agotamiento y de deseo insatisfecho. Eco fue testigo de esta pasión desesperada y era ella la que le devolvía el eco de sus suspiros y lamentos. Incluso en el infierno, al menos según Ovidio, continúa contemplando su reflejo en la laguna Estigia. Le lloraron las ninfas de los bosques en el mundo de arriba y cuando su cuerpo iba a ser incinerado, despareció y en su lugar surgió un narciso. Otras fuentes afirman que la flor brotó de su sangre o que se transformó en ella. Pausanias recuerda una versión más racionalista que cuenta que tenía una hermana gemela que era casi idéntica a él y que, cuando ella murió, para paliar su dolor contemplaba su propio reflejo e imaginaba que era ella.

El caso de Narciso, consumido de pasión ante su reflejo, me recordó a una escena que vi hace unos días en un programa de televisión. Una muchacha le reclamaba al novio que emplease más tiempo que ella en acicalarse, que se sacaba las cejas, se depilaba, usaba sus afeites y hasta el secador de pelo para peinarse el copete. Agregaba la chica que, además, el muchacho se comparaba con otros jóvenes frente a los espejos del gimnasio y que hasta cuando hacían el amor, el "marinovio" se miraba al espejo. Sospechaba ella que el muñeco se estuviera pasando "al otro lado"; es decir que se estaba "volviendo gay", como si la homosexualidad fuera contagiosa. Lo peor del caso, además de la ignorancia de esa guaricha, es que ella misma había sido la culpable al obligarlo a hacer todo eso para complacerla, sin poner él condición alguna. El muchacho, pues, no era homosexual, sino metrosexual: un narciso. La muchacha, en cambio, no era una ninfa, sino un ser insatisfecho, inmaduro y tonto, que se había impuesto sobre el galán hasta convertirlo en un Ken, sin parecerse ella a Barbie. Lo convirtió en un objeto sexual y luego no le gustó el resultado.

Ser metrosexual está de moda entre los jóvenes que cuidan en demasía su aspecto externo y cultivan poco de su intelecto. Son hombres más coquetos que las mujeres; se depilan el vello corporal y hasta asumen actitudes ambiguas que se prestan a confusión, como las que señalaba la preocupada muchacha. En el reino animal esta moda, que ha hecho aflorar al Narciso que todos llevamos dentro, equivaldría a afeitarle la melena a un león, o sacarle las plumas a un gallo o a un pavo real, para que se parezcan, según el caso, a una leona, una gallina o una pava.

Cuando yo era muchacho se decía: El hombre es como el oso; mientras más feo más hermoso.  Así se corregía a tiempo cualquier desvío hacia la coquetería masculina.

sábado, 27 de julio de 2013

Los árboles y los dioses

Palas Atenea, por Gustav Klimt
Cierto día los dioses escogieron los árboles que deseaban tener bajo su tutela. A Júpiter le gustó la encina, a Venus el mirto, el laurel a Febo, a Hércules el chopo y a Cibeles el pino. Asombrada Minerva (Palas Atenea en griego) de que escogieran los árboles estériles , les preguntó el motivo, a lo que Júpiter respondió:
- Es para que no parezca que vendemos el honor por el fruto.
-Dígase de mí lo que se quiera -replicó Minerva-, pero a mi me agrada el olivo por su fruto.
Entonces habló así el padre de los dioses y el creador de los hombres:
- ¡Oh, hija mía, con razón eres llamada sabia por todos! Si lo que hacemos no es útil, vana es la gloria.

Esta fábula enseña a no hacer lo que no aprovecha. 
(Fedro III, 17.)


jueves, 25 de julio de 2013

Juicio a Kissinger


En una correría bibliófila del pasado lunes, el librero me recomendó varios volúmenes, entre ellos Juicio a Kissinger (Anagrama, Barcelona, 2012) obra Christopher Hitchens, licenciado en Filosofía, Ciencias Políticas y Economía por el Bailliol College de Oxford. Su título en inglés es The Trial of Henry Kissinger.

Como la figura de Kissinger nunca me ha simpatizado y considero que se le sobrevaloran sus cualidades y capacidades, le advertí sobre el particular al librero y agregué que ese Premio Nobel de la Paz que le fue otorgado en 1973 (compartido con Le Duc Tho, de Viet Nam del Norte, quien lo rechazó en virtud de que su contraparte había violado el armisticio), se le ha debido conferir colectivamente a la ciudadanos estadounidenses que se opusieron a esa guerra, u otro que hubiera propiciado la paz y no la guerra, y agregué que cuando se publicaron sus Memorias, ni me molesté en hojearlas. Me dijo entonces que lo comprara, que me iba a gustar.

En efecto, lo que he leído hasta ahora me ha gustado por lo bien investigado y estructurado. Kissinger es un ejemplo de lo que no debe ser un político responsable. Si hubiera sido talentoso, que lo dudo, sería talento sin probidad, lo que haría de él un azote. Nuestro libro es un prontuario criminal de don Henry, que a juicio del autor "podrían o deberían constituir la base de una acusación penal: por crímenes de guerra, por crímenes contra la humanidad y por delitos contra el derecho consuetudinaario o internacional, entre ellos el de conspiración para cometer asesinato, secuestro y tortura".

De la contraportada:
Con la detención de Augusto Pinochet, y la intensa presión para proceder a la de Slovodan Milosevic, la posibilidad de una legislación internacional que actúe contra los tiranos en todo el mundo se perfila como una realidad. No obstante, como Christopher Hitchens  demuestra en este libro inapelable, Occidente no necesita ir muy lejos en busca de candidatos idóneos para un banquillo de acusados. Estados Unidos es la patria de un individuo cuyo historial de crímenes de guerra resiste la comparación con los peores dictadores de la historia reciente: el ex secretario de Estado y consejero de seguridad nacional Henry A. Kissinger. Sopesando  las pruebas con meticulosidad jurídica y desarrollando su caso con un escrupuloso análisis de la documentación escrita, Christopher Hitchens toma la palabra como fiscal. Investiga, sucesivamente, la participación de Kissinger en la guerra de Indochina, la matanza masiva perpetrada en Bangladesh,,los asesinatos planeados en Santiago de Chile, Nicosia y Washington, y el genocidio en Timor Oriental. Basándose en testimonios de primera mano, en documentos no publicados hasta ahora y en un amplio estudio de material desclasificado en virtud de la Ley de libertad de información, elabora un sumario devastador contra un hombre cuya ambición y crueldad han sido la causa directa de asesinatos individuales y grandes matanzas indiscriminadas. Como afirma Christopher Hitchens: "La única impundad de que Henry Kissinger disfruta es rango; huele que apesta. En nombre de las innumerables víctimas, conocidas y desconocidas, es hora de que la justicia intervenga".

Christopher Hitchens (1949-2011)
Autor

domingo, 21 de julio de 2013

Coda alla vaccinara, para un almuerzo dominguero

Coda alla Vaccinara, servida con papas al vapor. Sencillez romana

Hace unos días vi en una carnicería unos trozos de rabo de res que llamaron mi atención. Decidí comparlos porque además de estar bien cortados, se veían limpios y de buen aspecto. En Venezuela el rabo tiene prácticamente un sólo uso: sopa (sea la olleta caraqueña o la sopa de rabo con arroz).  Se me ocurrió hacerlo guisado como lo hacen en la Roma eterna: alla vaccinara. Su nombre deriva de cuando se pagaba en especie al "vaccinaro", con las entrañas, luego de sacrificar una res.

Este plato me recuerda una anécdota de mis paseos por Roma. Una tarde, en un vicolo entre la Via del Panico y la Via dei Banchi Nuovi, se me ocurrió cenar en una tratoría que ya conocía. Vi en la carta que ofrecían Coda alla Vaccinara, un plato invernal que todos los visitantes deberían comer. Pedí un antipasto de vegetales a la parrilla, el rabo guisado y postre. Muy rico todo. Pido la cuenta, me la traen y me dispongo a pagar. Misteriosamente, el mesonero desapareció. Hice señas, me paraba, me sentaba... nada. Decido irme lentamente para ver si se presentaba... NADA.  En eso estuve casi 20 minutos hasta que decidí irme a casa. A la semana siguiente vuelvo al negocio y le cuento a los propietarios lo que me había sucedido. Pagué y ellos, muy amablemente, me brindaron una copa de prosecco. Cuando volví otro día el mesonero estaba alerta, me reconoce y me recuerda que me fui "sin pagar". Le dije: Pregunta a los propietarios; pagué hace una semana y hasta me tomé un prosecco con ellos. Debes ser más atento con los clientes. 

La Coda alla Vaccinara es un plato típico romano que se prepara los fines de semana, al igual que la trippa, los bucatini all' amatriciana y la pajata: Cada familia romana tiene su manera de prepararla. Seguiremos la receta que nos da Il Corriere della Sera en el volumen N° 5 (Lazio) de la colección La Grande Cucina Regionale.

Ingredientes:
  • 1 Kg de rabo de res cortado en trozos
  • 1 zanahoria
  • 2 cebollas
  • un ramillete de hierbas aromáticas
  • 50 gr. de tocino
  • 1 diente de ajo
  • 1 vaso de vino blanco seco
  • 1 Kg de tomates pelados (mejor los que vienen en lata, envasados en Italia) o el equivalente de passata di pomodoro
  • 4 corazones de célery (Se refiere a la parte más tierna. Se pueden usar unas 6 costillas de célery, como indica otra receta, procurando que no sean duras y fibrosas)
  • Caldo de carne (donde se cocinó la cola)
  • Aceite de oliva extravirgen
Preparación:
  1. Se lavan bien los trozos de cola de res y se remojan en agua fría por varias horas. Eso ayudará a que no se forme demasiada espuma a la hora de cocinarla.
  2. Se colocan en una olla amplia, con la cebolla y la zanahoria y las hierbas aromáticas: cebollín, ajo porro, perejil, célery, laurel y orégano fresco, por ejemplo. Lo cubrimos ampliamente con agua, agregamos poca sal y llevamos a la ebullición. Se espuma para que el caldo se mantenga limpio. Se cocina tapado a fuego suave por aproximadamente por una hora.
  3. Una vez cocido, se baja del fuego. Se retiran los trozos de carne y se cuela el caldo (yo uso un lienzo de cocina húmedo para que el caldo quede claro y desgrasado).
  4. Para guisar la carne, se vierte en una olla un vasito de aceite de oliva y se le agrega el tocino picadito menudo (en cubos o lardons). Se puede suprimir el tocino por razones de salud, pero en verdad vale la pena incluirlo.
  5. Cuando el tocino ha rendido parte de su grasa, se le agrega el ajo que se hará sofreír hasta que dore. Luego se retirará y se agrega una cebolla picada en cubitos y se sofríe hasta que esté transparente y marchita.
  6. Agregamos los trozos de cola precocida y se hace dorar un poco. Esto hay que hacerlo con atención porque tiende a pegarse al fondo. Se le agrega el vino blanco y, con la ayuda de una espátula de madera, se desglasa el fondo de la olla. Se hace evaporar el vino (se sabe cuando ya no exhala vapores alcohólicos).
  7. Se le adiciona entonces el tomate picado o la passata y un poco del caldo reservado suficiente para cubrir la carne. Se cocina, tapado, a fuego suave y se le va agregando más caldo a medida que se seca. A este punto faltan unas 3 horas de cocción.
  8. Cuando falta una hora para estar listo, cortamos el célery en pedacitos. Se lo agregamos al guiso y cocinamos hasta que la carne se desprenda fácilmente de los huesos. Se corrige la sazón. Listo para servir.
La salsa sobrante se usará para condimentar al día siguiente unos rigatoni u otra pasta corta consistente.

Rigatoni N° 24, se cocinaron por 11 minutos (al dente) y se saltaron "in padella" con la salsa; queso pecorino en modesta cantidad  le da el toque final. Un verdadero regalo para un domingo. 

Il Corriere della Sera recomienda maridar este plato con un vino suave pero estructurado, como el Merlot di Aprilia o un Cannonau Rosso de afinamiento medio. Creo que también le puede ir bien un vino de la zona del Lazio, o el mismo sino que se usó para cocinar (blanco seco y con cuerpo).

El milésimo hombre

Rudyard Kipling
(1865-1936)
Escritor y poeta británico

EL MILÉSIMO HOMBRE



“Un hombre entre mil –dijo Salomón-
nos defenderá mejor que un hermano”.
Buscarlo veinte años no es esfuerzo vano
Si al fin conseguimos tener su adhesión.

Novecientos noventa y nueve testigos
Verán en nosotros lo que el mundo ve,
pero el Hombre Mil ama a sus amigos
aunque todo un pueblo les niegue su fe.

No son tus presentes ni son tus proezas
Los que han de moverle a ir a tu hogar.
Novecientos noventa y nueve nos han de juzgar
Según nuestra gloria o nuestras riquezas.

Por él – ¡oh hijo mío! – si le has encontrado,
puedes entregarte tranquilo a la mar
porque el Hombre Mil habrá de saltar
y hundirse contigo si no te ha salvado.

Si tomares su bolsa, no le molestará;
si le ofreces la tuya no la querrá admitir,
y al apuntar el día le verás acudir
y con frases de afecto contigo charlará.

Novecientos noventa y nueve amigos en los goces
por el oro y la plata venderte han decidido,
pero tu Hombre Mil a los que ha escogido
no los ofrendará a estos dioses feroces.

Sus derechos son tuyos y tus faltas las suyas,
tu voz será su voz y su techo tu casa,
que su juicio sea cierto o su razón escasa,
sostenle -¡oh hijo mío! – y nunca le rehuyas.

Novecientos noventa y nueve que a tu lado hoy ves
te rinden servidumbre que a la desgracia cede,
pero tu Hombre Mil contigo retrocede
hasta el pie de la horca y acaso hasta después.



Fuente de Flora, Bombay. Hacia 1900
Colotipo por Clifton & Co.
Fuente: www.columbia.edu
Nuestra amiga Antonietta Capodieci nos envía desde Cabudare, estado Lara, el poema de Rudyard Kipling que acabamos de leer, en una traducción de Guillermo Valencia. ¡Gracias, Antonietta!

Kipling, verdadero personaje de la era victoriana, nació de Bombay (hoy Mumbay), India Británica, y es muy conocido por sus relatos en defensa del imperialismo británico, así como por sus cuentos infantiles. Quizá sus obras más conocidas sean El libro de la selva (The Jungle Book); la colección de poemas Gunda Din y el poema If... El autor era también masón, iniciado en la Logia "Esperanza y Perseverancia N° 782", en Lahore, India Británica (hoy Pakistán). Premio Nobel de Literatura en 1907.

Museo de Lahore, Pakistán


martes, 16 de julio de 2013

Algunas de mis orquídeas


Miltonia spectabilis. Es una orquídea brasileña que requiere días cálidos y noches frías (mínimo de 10°C de diferencia). La compré en una exposición y tuve que esperar 4 años para ver la primera flor.

Desde que cursaba bachillerato me entró la fascinación por las orquídeas y periódicamente compraba algún ejemplar en el mercado de Chacao, a tres cuadras del colegio en el que estudiaba. Pero sucede que para su cuido y cultivo exitoso se requiere de paciencia y algo de conocimiento, así como también llevar una vida sedentaria. Poco o nada de esto pude darles en los lejanos años 60 y mucho menos en la vida de gitano que lleva un funcionario diplomático. 
Volví a retomar esta afición a raíz de mi jubilación y hasta hice un curso en el que la mayoría de los participantes eran de la Tercera Edad (y a veces de la Cuarta). Ellas retribuyen el cuido que se les da y nos regalan con sus flores.
Cultivar orquídeas en un apartamento tiene sus trucos y limitaciones. A continuación fotos de algunas de mis plantas.
Lophiaris cathagenensis (Oreja de burro) Otra especie resistente y vigorosa que cada año produce una larga vara floral (la de este año medía 1,40 m y tenía más de 100 florecitas agrupadas en ramilletes)

Oncidium cebolleta (Rabo de lagartijo, por la forma de sus pseudobulbos). Las flores amarillas, moteadas de marrón claro son vistosas y permanecen en la vara por unas dos semanas, muy fácil de cultivar.

Prostechea fragans. Tiene un largo período de floración en el cual el ambiente se perfuma
con aroma de nardos y azucenas. Las flores permanecen en la vara por casi un mes.
Resistente y fiel

Dimerandra Sp. Estas florecen desde octubre hasta febrero-marzo. Los pseudobulbos se años anteriores siguen floreciendo cada año hasta que se agotan; mientras tanto, surgen nuevos con más flores. Da gusto verla cuando está en su apogeo, pues lo hace en abundancia. 

Pleurotallis Sp. La flor mide unos 3 mm. Requiere mucha humedad y es delicada (cuidado con el riego; ni mucho ni poco)

Desconozco el nombre de esta miniatura. Es muy fiel y resistente. Requiere bastante humedad. Las flores permanecen sin marchitarse por unas dos semanas y tiene un período de floración bastante extenso.

Catasetum macrocarpum (Cigarrón). La compré frente al Museo Jesús Soto en Ciudad Bolívar. Resistente, vigorosa y fácil de cuidar. Siempre me produce flores masculinas. Si la planta crece a pleno sol, las flores serán femeninas. Mucha gente las desprecia por lo poco vistoso de su aspecto, pero son muy interesantes.

Maxillaria camaridii. Hay que ser madrugador para ver las pequeñas flores de esta especie; abren poco antes del amanecer y a media mañana  ya están marchitas. Crecen rápidamente y son de fácil cuido.

Cygnoches chlorochillon. Su nombre quiere decir "cuello de cisne" por la forma curvada de la columna. Es una catasetinea, muy resistente. Requiere abundante agua mientras está en crecimiento y floración y agradece la sequedad durante su dormición. Cuando surge un nuevo brote, se comienza de nuevo el riego.  Tiene como particularidad que el pseudobulbo del año previo marchita cuando el nuevo ha rendido sus flores.

Coryanthes cataniapoensis. Esperé poco más de dos años para que se adaptara a las condiciones de Caracas. Tiene una estructura diseñada para atraer un tipo de insecto, atraparlo, perfumarlo y liberarlo luego de haber cumplido con su deber polinizador. Tiene un aroma limpio y penetrante entre producto químico y chicle bomba.

Stanhopea wardii. Resistente y fiel. Debe ser sembrada en cestas para permitir que la vara floral crezca hacia
un lado y luego las flores cuelguen. Da muchas satisfacciones

Cattleya mossiae (Flor de mayo) la flor emblemática de Venezuela.
Son plantas resistentes y que se adaptan rápido y bien. Fáciles de cuidar.

Brassia Sp. La compré como corte en una exposición en Maracay. Luego de dos
años produjo su primera floración. Da gusto verla.

domingo, 14 de julio de 2013

Summertime



Llegó el verano boreal y el invierno austral. A partir del 1° de julio disminuye el flujo de visitantes a esta bitácora. Voy a tomarme unas vacaciones que agradecerá mi lomo, lo que no quiere decir que dejaré de escribir, sino que escribiré menos.
En este mood veraniego, dejo aquí, de la ópera Porgy and Bess: Summertime. Lo primero que escuché de George Gershwin fue esta pieza, y desde entonces estoy enganchado. Escuchémosla con Ella Fitzgerald y Louis Armstrong.


HAPPY SUMMER! 

sábado, 13 de julio de 2013

Nomakanjani

Brenda Fassie (1964-2004)

En abril de 2004, Brenda Fassie, famosa cantante sudafricana, sufrió una sobredosis de cocaína que la llevó a la tumba. Hoy, mientras escuchaba música, la recordé. Tengo un álbum suyo que me deleita ocasionalmente.

En memoria de esta celebridad, verdadera reina del África austral, escuchemos una de sus piezas más conocidas: Nomakanjani. Espero les guste.



viernes, 12 de julio de 2013

Arte africano VII (Muñecos Namji)

Rostro de un muñeco Namji, procedente de Camerún
Una mañana de invierno entré a la la trastienda de Bushman African Art dispuesto a comprar algún objeto interesante para dar algo de vida a la casa que había alquilado recientemente. No buscaba nada en particular, sino un objeto llamativo que luego pudiera traerme a Caracas y disfrutarlo con los amigos. Allí estaban, en la vitrina, dos interesantes tallas de madera, muy adornadas con cuentas, conchas y semillas; la etiqueta decía: "Namji dolls, Cameroon". Al preguntarle a los propietarios de la tienda cuál era el uso que tenían, me dijeron en un inglés mezclado con alemán que se les entregaba a las muchachas núbiles para que aprendieran a ser madres... bueno, esto es una verdad a medias, pues es algo más complejo, como todo el imaginario africano.

Muchacha Namji cargando con su muñeco
Foto tomada de www.randafrica.net
Los pueblos Namji habitan al noroeste de Camerún en poblaciones cada vez más reducidas. Sus muñecos tienen un encanto único, que los ha hecho famosos y ahora se producen también  como recuerdos turísticos.  Tal y como me indicaron los namibios de la tienda, en cierta forma ayuda a educar a la futura madre sobre el cuido del niño (si acaso eso es necesario, digo yo); cada uno de estos objetos tiene su nombre propio, deberá ser cuidada, alimentada, y su propietaria deberá hablarle y llevarla atada a la espalda como si fuera un bebé. Sin embargo, no es un juguete como un GI Joe o una Barbie, sino que forma parte del compromiso de una pareja que va a formar familia y es parte también de un rito que asegura la fertilidad.

Al concretarse el compromiso, el novio elabora con buena madera un muñeco (ham pilu) masculino o femenino que, luego de haberlo decorado con cuentas de vidrio, conchas, cuero, piezas de metal u otros objetos que lo embellezcan, regalará a la novia, quien lo cuidará como si fuera un hijo. El género del muñeco, masculino o femenino, es reflejo del deseo de que el primer nacido sea niño o niña, respectivamente. Una vez que ha nacido el infante, se guarda y conserva el objeto.

En líneas generales, los muñecos tienen unas características bien definidas: cuerpo y cabeza estrechos, los brazos y piernas con cuyas partes superiores se extienden en ángulo recto con respecto al cuerpo, particularmente en las figuras masculinas. Las femeninas muestran amplias caderas y brazos gráciles.

Muñeco Nanji de frente, con todos sus adornos.
Muñeca Namji. Muestra unas caderas amplias.
Detalle del rostro de la pieza femenina
Detalle de las conchas cauri y tiras de cuero que cuelgan de los brazos de la figura femenina.

martes, 9 de julio de 2013

Arte africano VI (una madre poderosa)

Figura de poder procedente del Congo. La madre y el niño
tienen una interesante simbología.

Cuando vi por vez primera esta figura Kongo, quedé prendado de su fuerza. Recuerdo que la etiqueta en la vitrina decía: "Kongo, Yombe, female power figure, RD Congo", y más nada. Me gustó el trabajo en la madera, las escarificaciones rituales en el cuerpo, los dientes limados, la pose sedente, majestuosa sobre su pedestal, de la madre, su expresión facial y joyas que la adornan. Lleva un niño en su regazo, pero no se ve ternura. A primera vista, impresiona e infunde respeto. ¿Será otro Nkisi nkondi? El libro Africa, Art and Culture, del Museo Etnográfico de Berlín,  le da la apelación de Nkisi mangudi, "medicina de maternidad"; otros lo llaman Mfemba.

El ejemplar vemos recuerda una imagen funeraria similar en la colección del Museo Etnológico de Berlín, de cuyo libro Africa, Art and Culture tomamos nota sobre la simbología.

Es la madre ideal, realizada en esta talla de una mujer con su hijo, "la creadora o constructora de la fábrica social del clan". Su pose sedente con las piernas cruzadas,sobre un bloque decorado con figuras geométricas que en cierto sentido significa la tradición, muestra vigilancia mística y una visión estabilizante del pasado. "su gesto (funda nkata) forma un círculo protector alrededor del niño. Ella estabiliza aún más al infante sosteniéndole la cabeza con su mano izquierda y con la derecha el cuerpo. Cada detalle enriquece la imagen de la madre como guardiana y apoyo. En suma, es una declaración del poder espiritual apoyando a una comunidad en su necesidad de ser fértiles y asegurar la continuidad de la tribu o clan.

Por algún lado he leído, que estas Mfemba tuvieron su origen en antiguos ritos de fertilidad y que las imágenes eran decoradas con una pasta roja, como la que cubre el ejemplar que vemos. En la iconografía Kongo, el rojo simboliza fases de transición de vida y/o muerte, así como prácticas rituales. Los peinados en forma de casco o mitra, responden a estilos que alguna vez fueron populares entre hombres y mujeres Mayombe. Un bonete tejido, Mpu, sugiere un alto rango. Las mujeres de la región usaban intrincados patrones de escarificación en sus cuerpos, realizadas al sobar sustancias en incisiones efectuadas a la piel. Estos tatuajes queloides incrementaban el atractivo sexual de la mujer. Los dientes limados y afilados son otro atributo de belleza aplicado.

Perfil del rostro. Nótese el aro en la oreja, hecho de alambre

El niño en el regazo materno. La madre sostiene la cabeza con la palma de una mano y con la otra protege sus piernas.
Entre los Kongo, la palma es como "el estómago de la mano".
Pechos firmes y erectos parecen mostrar un mayor poder. 
De medio perfil se puede apreciar el trabajo dental y las joyas que la adornan.

lunes, 8 de julio de 2013

Arte africano V (Protección songye)


Figura masculina de poder de la etnia Songye, con su "medicina",
ojos de conchas cauri, clavos y un cuerno.

Esta "figura de poder" procedente de la República Democrática del Congo, es un Nkisi nkondi elaborado en el seno de la etnia Songye. Tiene algunas similitudes con el que presentamos hace un par de días (por aquí). De hecho, el término Nkisi (Mankisi, en plural) se encuentra disperso por una amplia área del África central entre las diversas etnias de la cuenca del Congo: en Zambia los Mbunda lo utilizan para designar sus máscaras, mientras que los Kongo lo usan como un término genérico para una amplia gana de figuras mágicas, sustancias y actividades, lo que presta cierta confusión a la hora de traducir. Sin embargo, este término profundamente arraigado en los pueblos del grupo lingüístico Bantú, "sirve para comprender un conjunto de objetos y entidades cuya eficacia y capacidad de influir en los asuntos de los vivos, depende de algún agente externo, generalmente identificado con espíritus o ancestros".

La pieza que vemos conserva aún sus "medicinas" en una oquedad en el vientre, un atado en el pecho, un cuerno animal sobre la cabeza y ojos de conchas cauri (por largo tiempo utilizadas en África como moneda). Está desprovista de otros adornos, por lo que puede decirse que cumplió su misión y luego fue desechada. Me llamó la atención esa cara con una expresión entre rictus de amargura y risa burlona, y el cacho de animal que la corona. Por su tamaño, es evidentemente una pieza para su uso individual. Veamos que nos dice el libro Africa, The Art of a Continent:

Paquetes de "medicina" en el vientre y pecho de la figura
Entre los Songye sólo se identifica como Mankisi a las figuras mágicas (...) Hay dos clases de Nkisi. Una, más pequeña en tamaño (y la más numerosa), es personal en su aplicación y propiedad; restringida a individuos o, como mucho a los miembros de un hogar. Los ejemplos ilustrados aquí -se refiere a las imágenes exhibidas en la exposición-, sin embargo, son mucho más grandes y, en un intento deliberado de expresar fuerza y poder, más formidables en su concepción.; funcionan a nombre de comunidades enteras, y ocasionalmente -donde sus poderes si son elogiados- pueden servir a un área más extensa.
La eficacia de los Mankisi tiene diversas fuentes. Lo más importante son los muchos tipos de sustancias y parafernalia aplicada a las figuras. Muchas de ellas se consideran intrínsecamemente poderosas y agresivas- sustancias tales como partes de león, leopardos, serpientes, abejas y aves de presa; órganos sexuales de cocodrilos y tierra de senderos de elefante; elementos humanos tomados de categorías excepcionales de personas, tales como suicidas, brujos, epilépticos o gemelos. Diversas insignias que recuerden los atributos típicos del vestuario de jefes o del cazador pueden adornar la figura. Éstas son siempre masculinas y tienen una combinación de características que constituyen una referencia generalizada a los ancestros.
(...) Se cree que las sustancias eficaces mencionadas más arriba fueron concebidas al principio de la creación y estaban contenidas en cuernos y calabazas; las figuras mostradas aquí tienen tales contenedores agregados al objeto. En general, sin embargo, la cabeza y el vientre abultado de la figura mantienen la mezcla  que les confiere poder, las cuales -como en las ideas de los Kongo sobre sus figuras mágicas- pueden considerarse como en una forma de contenedores, vehículos de fuerzas místicas.
No hay una fórmula prescrita o una selección de elementos inequívocamente unidos a la creación de un figura mágica: cada una obtiene su poder de una variedad de tales sustancias, ensambladas en combinaciones variables de acuerdo con la experiencia y preferencia del especialista del ritual, el nganga, quien "crea" el objeto. Es significativo  que las propiedades de la talla en si son consideradas secundarias. Es incuestionable que las sustancias aplicadas subsecuentemente son el elemento crítico; ciertamente el nganga a quien se acredita la creación del objeto puede ser o no escultor.
Como resultado del tratamiento individual que el objeto recibe, cada figura se ve como imbuida de su propia identidad y su nombre propio, generalmente el de un jefe renombrado. Esto, con el paso del tiempo, se le embellece además con su biografía de logros y causas efectivamente resueltas. También se le trata y atiende como un individuo: se le alimenta, unta y recibe sacrificios en su honor. También se le individualiza en el sentido que tiene su propio ciclo de vida. Al final, sufrirá decadencia física (...) Igualmente, si el nganga responsable de su existencia llega a morir, se considerará que sus propios poderes se verán comparablemente reducidos y puede que se necesite un remplazo.
Perfil de la cabeza del fetiche con su cuerno.

domingo, 7 de julio de 2013

Arte africano IV (Adivinación luba)

Fetiche adivinatorio para detectar mentiras o "vomitar verdades"
Entre los objetos adivinatorios de la cuenca del Congo está el Kashekesheke o Katatora. El ejemplar que vemos es de procedencia luba, R. D. del Congo y me fue vendida como un "detector de mentiras" y hasta me explicaron someramente cómo operaba. No decían más y me contenté con la historia. Luego, revisando el libro Africa, Art and Culture, que presenta la colección de objetos africanos del Museo Etnológico de Berlín, encontré mejor información. Veamos:
...El Kashekesheke es la técnica de adivinación más personal entre los pueblos luba, quienes usan una variedad de sistemas para abordar problemas individuales o comunitarios de todo tipo. Un adivino es un doctor, psicoterapeuta, abogado y sacerdote a la vez. La gente de las áreas rurales de la región Luba ha consultado, y aún consulta, los adivinos por enfermedad, muerte, robo, sequía, crimen.
A la izquierda, un instrumento de adivinación luba,
(Congo). Derecha, un pito chokwe (Angola)
La foto está tomada de la página de Christies, que
los subastaba en 2009 (aquí)
Los adivinos kashekesheke pueden ser hombres o mujeres, sin embargo, se piensa que las adivinas tienen una afinidad más próxima con los espíritus ancestrales que guían la consulta.Algunas mujeres nacen o desarrollan la vocación del arte del Kashekesheke, mientras que los hombres deben recibir inserciones de medicina, llamada lusalo, dentro de la piel de la mano derecha, que activa la atención del espíritu cuando la piel hace contacto con el instrumento de adivinación. Cuando un cliente viene a consultar un  adivino kashekesheke, ambos se sientan el uno frente al otro sobre un petate y ambos toman el instrumento, pasando sus dos primeros dedos a través de apertura. Mientras el adivino formula preguntas al espíritu invocado, éste responde a través de movimientos de la figura ya conocidos. Un movimiento de va y viene a través del petate señala una negativa, mientras que un movimiento circular y enfático indica una afirmación.
Cuando a una adivina kashekesheke se le preguntó cómo obtuvo la figura que esta usando para sus consultas, respondió que la forma le fue dictada en sueños. Mientras dormía, fue visitada por un espíritu, quien le dijo que comisionara una figura con determinadas características y que llevaría el nombre del espíritu Mpombo. Antes de cada consulta, la adivina frota la superficie con albahaca aromática para despertar la atención del espíritu en el procedimiento.
(...) Algunos voceros luba sostienen que la palabra Kashekesheke deriva de la raíz verbal , "kusheka", que quiere decir "vomitar la verdad". Otros dicen que Kashekesheke imita el sonido que hace la figura cuando se mueve a través del petate. Entre los pueblos vecinos songye, el proceso se llama"katatora", aunque funciona exactamente de la misma manera y con los mismos fines.
No me mires de frente...
El uso frecuente de estos instrumentos les da una pátina superficial y lineas suaves que indican la relación del objeto con sus propietarios y usuarios. Mientras más se usa, más lisa e interesante se ve.