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sábado, 9 de noviembre de 2013

Las bolas

Bolas criollas

En Venezuela hay un deporte bastante popular de origen mediterráneo que llamamos Bolas criollas; es lo que en Francia denominan Pétanque y en Italia Bocce (de donde el término criollo "bochar" y "no pelarse un boche"). Consiste en dos grupos de bolas grandes y una pequeña o "mingo"; los jugadores deben lanzar las bolas grandes con suavidad para acercarse al mingo (de donde proviene la expresión "arrimarse al mingo", sinónimo de acercarse a algo bueno y productivo, sea en un negocio o en política). Tengo entendido que la esquina de Bolero, cerca de Miraflores, debe su nombre a un fabricante de bolas establecido en esa esquina hace muchos años.

La referencia viene al caso porque en estos días, mientras buscaba algún material para colocar en esta bitácora, me encontré con una referencia de Carmen Clemente Travieso sobre dos distracciones criollas, siendo la Bola una de ellas. Este término, ya casi en desuso aunque aún "poner a correr" o "lanzar bolas" esté de moda, se refiere a un rumor o noticia veraz o falsa que rueda de boca en boca. Rómulo Betancourt decía que las BOLAS eran más peligrosas que las BALAS. Veamos qué nos dice Carmen Clemente Travieso en su libro Anécdotas y leyendas de Caracas (Concejo Municipal del Distrito Federal, Caracas, 1971):
Carmen Clemente Travieso
...Las "bolas" son sencillamente noticias que corren. Las inventa un político cualquiera o el pueblo que está cansado de sufrir una situación estrecha: y aparecen "las bolas"....
"En Venezuela el comercio de las bolas es muy activo", ha dicho un costumbrista. Por ello no es extraño oír un diálogo así:
-¿Qué bolas corren hoy?
-¿No sabes que se pronunció Paracotos?
La bola acaba de aparecer, corre, rueda, aumentada y corregida por cualquier amigo o enemigo de la situación. Puede asegurarse que el caraqueño de pura cepa no puede vivir sin una "bola" diaria. Aunque sea una sola. Se sentiría defraudado si no tuviera nada que comentar en contra o en pro del gobierno. Porque nuestras "bolas" están relacionadas con la política. Si no, no serían bolas. Personas hay adictas a las "bolas" que diariamente tumban un Gabinete... Y lo resuelven a levantar de acuerdo a sus aspiraciones.
Las bolas se alargan por todos los corrillos, por las "peñas", por los centros sociales, por los clubs, por los botiquines, aumentadas y corregidas. Cada cual echa abajo el personaje que no es de su agrado, y coloca en su lugar el que le conviene. Son las bolas políticas... Algunas de ellas están salpicadas de ese ingenio popular, fuente inagotable del pueblo venezolano.
¿Qué tal? El término habrá caído en desuso, pero no la actividad. Las bolas surgen -digo yo- como respuesta a una crisis no resuelta y una información escasa. Otras veces es una "mano peluda" la que la pone a rodar a guisa de termómetro o como un "trapo rojo" para distraer a la opinión pública.

También nuestra costumbrista nos habla de otro deporte caraqueño y lo titula: Los cuentos contra los gobernantes:
Antonio Guzmán Blanco
El gracejo popular venezolano se expresa en los piropos callejeros y en los refranes y cuentos, en las bolas y sátiras. Durante los tiempos de los gobernantes notables, bien por su vanidad, bien por su crueldad, el pueblo siempre ha echado mano del chiste, de la sátira y de la bola, los que toman cierta actualidad para luego desaparecer y dar paso a otros más modernos.
Fueron célebres los cuentos, refranes y coplas que los estudiantes y el pueblo inventaron en los tiempos guzmancistas, especialmente las estatuas que su vanidad levantó frente a la Universidad y en el Calvario, fueron objeto de burlas sangrientas, bautizándolas con los nombres de "Saludante" y "Manganzón". También es conocido el nombre de "adoración perpetua" con que el pueblo bautizó al grupo de los adulantes guzmancistas.
(...) El General Joaquín Crespo fue otro personaje a quien el pueblo zahería con sus chistes y cuentos. Un día en que paseaba por las calles de Caracas oyó a un pregonero gritar: "El último robo del General Crespo". Éste, sin inmutarse, interrogó al Doctor Smith, quien lo acompañaba: "¿Y quién le habrá dicho a esta gente que será el último?".
Joaquín Crespo
A Crespo se le conocía bajo el mote de "Héroe del deber cumplido". Tomás Ignacio Potentini, preso por orden suya en La Rotunda de Caracas, escribió en las paredes  de su calabozo los siguientes versos:
"Héroe del deber cumplido
es un título profundo;
héroe del pagar, no ha sido:
¿Quién no sabe que se ha ido
debiéndole a todo el mundo?

Creo que ningún gobernante ha logrado escapar del gracejo criollo y de la crítica burlesca. Lo malo es cuando el gobernante no tiene sentido del humor y no puede apreciar esta manifestación de la cultura popular. Por ejemplo, cuando El Nacional reseñó la visita de los miembros de la Junta Militar presidida por Carlos Delgado Chalbaud a las obras en construcción del estadio olímpico de la Ciudad Universitaria, deslizó en una línea  que estaban presentes "los tres cochinitos" -el pueblo los tildaba así-, lo que trajo como consecuencia el cierre temporal del periódico. Es que para reírse de sí mismo se requiere inteligencia y amplitud de criterio del que muchas veces carecen las figuras públicas. Estos cuentos y expresiones, llenos de ingenio popular, no son tan peligrosos como las bolas y deberían ser apreciados en su justo valor; tal vez hasta merezcan ingresar al repertorio de la literatura breve.



lunes, 24 de junio de 2013

Fiesta de San Juan Bautista

San Juan de Curiepe, estado Miranda.
Si el santo es de Curiepe, es milagroso
Foto de www.equilibrioinformativo.com


Fiesta de San Juan Bautista. Las costas de Venezuela se ponen frenéticas, bullen y se agitan al ritmo del tambor en honor a su santo. Vamos a celebrarlo con la pieza San Juan y los santos, por la agrupación Tambor Urbano.

FELIZ DÍA A TODOS LOS JUANES Y JUANAS



jueves, 9 de mayo de 2013

Los carnavales del Obispo (o la oración de cuartilla y media)

Nuestra Señora de la Luz, que se venera en León, Guanajuato, México.
Circa 1722
Arístides Rojas, curioso de las antigüedades criollas, dedica más de un texto a la obra de don Diego Antonio Diez Madroñero Obispo de Caracas y Venezuela (aquí y aquí), quien con celo apostólico trató de reformar las costumbres díscolas de sus ovejas con decisiones que marcaron por mucho tiempo el espíritu y costumbres del obispado. Diez Madroñero, devoto de Nuestra Señora de la Luz, la invocaba con frecuencia y desplegó grandes esfuerzos en inculcar esta devoción entre los feligreses. En la Catedral de Caracas se conserva un cuadro de esta advocación que procede de la época de este ilustre prelado. La figura de Leviatán (esquina inferior izquierda) fue censurada desde 1760 por la Iglesia Católica y fue sustituida por unas llamas que aludían al Purgatorio, o unas nubes oscuras simbolizando el pecado. El cuadro de la Catedral muestra las nubes oscuras.

Uno de los artículos de don Arístides se refiere las medidas tomadas por el Prelado para frenar los excesos del carnaval. De allí extraigo el mensaje del buen Obispo que debe ser, a mi juicio, la oración más larga jamás escrita en la historia de Venezuela (todo un interminable párrafo); es casi una página con muchas comas y un sólo punto. Propongo como ejercicio, leerlo a viva voz a ver cuánto se aguanta. El texto está tomado de Crónica de Caracas (Ministerio de Educación, Caracas, 1988).
Nos, Don Diego Antonio Diez Madroñero, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Caracas y Venezuela, del Consejo de su Majestad.
Entre los muchos y singulares efectos que como favor especialísimo celebramos haber causado en los piadosos ánimos de sus devotos súbditos, la Madre Santísima de la Eterna Luz, Divina Pastora de esta ciudad y obispado, son muy notables y maravillosos (si maravilla es, que a los dulces silbos y armoniosas voces de María hasta los efectos, obediente se sujetan a la razón y a la razón de Dios) cuantos admiramos, particularmente en las carnestolendas del año próximo pasado, las semanas precedentes a ellas, y en el siguiente santo tiempo de Cuaresma, en que convidados por la Santa Iglesia a penitencia, a una devota tristeza y al ejercicio de las virtudes, cuando el mundo ostentando escenas en sus teatros como lícita, las más vivas y artificiosas expresiones de libertad en juegos, justas, bailes, contradanzas y lazos de ambos sexos, contactos de manos y acciones descompuestas e inhonestas y cuando honestas indiferentes, siempre peligrosas, llamaba a los deleites corporales aquellos nuestros súbditos, fieles siervos de Nuestra Señora, combatiendo y despreciando constantemente hasta hasta los atractivos halagüeños de semejantes diversiones profanas, admitieron gustosos aquel convite espiritual, prefiriendo entre sí mismos con santa emulación por participar de las delicias celestiales preparadas en los sagrados banquetes y espectáculos representados, ya en las iglesias, donde estuvo expuesta su Majestad Sacramentada, ya en las procesiones de Semana Santa, ya en los rosarios convocatorios, ya en los demás ejercicios piadosos repetidos en los días de Cuaresma, habiendo asistido todos dando recíprocos ejemplos con su más fervorosa devoción y compostura, sin excepción de los niños y párvulos que abstenidos de las travesuras pueriles de que el enemigo común solía valerse y retraer de las iglesias a los devotos, no fueron los que menos edificaron, advertidos, sin duda, de sus párrocos, maestros prudentes y devotos, padres de familia de cuido, celo y eficacia en el cumplimiento de sus muchas y gravísimas obligaciones, pende muy principalmente la universal santificación de este pueblo y Obispado, a que esperamos nos ayuden unos y otros cooperando en cuanto les sea respectivo, perseverantes en la soberana protección necesaria, y en los medios y ejercicios santos practicados el año precedente que haremos notorio, se les facilitaron repitiéndolos, y que nuevamente les invitamos, satisfechos en la constancia de sus santas resoluciones y buenos propósitos, con que desterrados perpetuamente el carnaval, los abusos, juguetes feroces y diversiones opuestas a nuestro fin, se radiquen más y más las virtudes y buenas costumbres, aumenten en los piadosos estilos e introduzcan firmemente como loable el de continuar la custodia de esta ciudad para que, fortalecida con el número inexpugnable de la devoción de María, Señora Nuestra, y quitado embarazo el domingo, lunes y martes de carnestolendas, permanezca defendida y concurran los fieles habitadores de María, sin estorbo a adorar a su Divina Majestad Sacramentada, en las iglesias, donde se expondrá a la veneración de todos, convocados por sus Santos Rosarios que salgan de las respectivas, donde se hallan situados a las cuatro según ordenamos a todas las cofradías, congregaciones o hermandades y personas a cuyo cargo están; dispongan y saquen en las tres tardes en el inmediato carnaval dirigiendo cada cual el suyo por las cuadras que circundan las iglesias de sus establecimiento, sin juntarse con otro, volviendo y concluyendo en la misma forma con la plática mensual en que, confiamos del fervor y facilidad de los predicadores, tocarán algún asunto conducente a desviar a los fieles de las obras de la carne y atraerlos a la del espíritu con que les templen la ira de Dios irritadas por las culpas de las carnestolendas y Semana Santa. En testimonio de lo cual damos las presentes, firmadas, sellas y refrendadas en forma en nuestro Palacio Episcopal de Caracas, en catorce de febrero de mil setecientos cincuenta y nueve. DIEGO ANTONIO, Obispo de Caracas.
Por mandato de su Señoría Illma., mi Señor. Don José de Mejorada. Secretario. Letras congratulatorias, invitatorias y exhortatorias por las que ordena su Señoría Illma. la repetición de rosarios en los tres días del carnaval confiando no se manifestarán menos devotos en este año. sus muy amados y piadosos súbditos, que lo ejecutaron en el pasado, hasta los niños. 
Caracas en 1775 "exato mapa". Se pueden apreciar las calles, plazas e iglesias existentes.
Dudo que exista alguna oración completa tan larga como esta en la historia de la escritura en Venezuela; a no ser que algún vanguardista reciente se haya animado a competir con el Obispo Diego Antonio Diez Madroñero, de feliz memoria.

Chistes aparte, este ilustre obispo dejó huellas en Caracas, en las costumbres de sus ciudadanos y en la nomenclatura de algunas esquinas del centro de la ciudad. No logró inculcar la devoción por Nuestra Señora de la Luz, pero si amainar en algo la vulgaridad y el desorden del carnaval caraqueño.


sábado, 23 de marzo de 2013

El Nazareno de San Pablo, entre mito e historia

Nazareno de San Pablo, talla sevillana del siglo XVII

El año pasado, por estas fechas, colocamos en esta bitácora el artículo Miércoles Santo en Caracas que no fue más una excusa para colocar el poema El limonero del Señor, de Andrés Eloy Blanco y comentar algo sobre la devoción caraqueña por el Nazareno de San Pablo. En esta oportunidad nos aproximaremos a él de la mano de la historia y no de la tradición.

En la revista Desafío de la Historia (Año 5, N° 32) salió publicado un artículo de Tarim Gois titulado El Nazareno de San Pablo, mito e historia, que revela muchas incógnitas sobre esta antigua imagen, venerada por los caraqueños en la Basílica Menor de Santa Ana y Santa Teresa. De ese artículo entresacamos algunos párrafos para ilustrarnos mejor:
(...) En el estudio La Cofradía del Nombre de Dios en San Jacinto y la devoción a Jesús Nazareno en Caracas, realizado por el historiador dominico fray Antonio Bueno Espinar, éste afirma haber encontrado que la tradición del Nazareno de San Pablo carece de fundamentos históricos. Para probar esta aseveración señala que durante la visita del Obispo Mariano Martí al Templo de San Pablo en 1772, el prelado no hace mención de alguna devoción especial a la nombrada imagen. A su vez, cita otros textos escritos durante la época que tampoco hacen referencia a esta devoción y al milagroso suceso, como la Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela de José de Oviedo y Baños, de 1723, o el Teatro de Venezuela y Caracas, de Blas José Terrero, escrito entre 1787 y 1800. Por el contrario, en ambos libros se afirma que fue gracias a la intercesión de Santa Rosalía de Palermo que la peste desapareció después de dieciséis meses y, en gratitud a esto, el Obispo Diego de Baños y Sotomayor mandó a erigir una ermita en 1696 (la actual Iglesia de Santa Rosalía).
Ermita de San Pablo Ermitaño pocos años antes de su demolición, por Ramón Bolet
A estos datos agrega Bueno Espinar una carta del presidente de la Audiencia de Caracas a don Eugenio de Llaguno, con fecha 31 de agosto de 1794, escrita durante una nueva epidemia de vómito negro, en la cual se narra que "toda la capital pide ante la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración que se venera en la parroquia de San Pablo (imagen que se conserva actualmente en la Basílica de Santa Ana y Santa Teresa) y Santa Rosalía de Palermo en la viceparroquia de su título, especial abogada de la peste". (...) Continúa el historiador dominico explicando que cualquier rogativa debía contar con la autorización del obispo, "máxime cuando San Pablo Ermitaño era ayuda de la parroquia de Catedral". Sin embargo, en las actas capitulares no se consigna ninguna rogativa protagonizada por el Nazareno de San Pablo y menos una narración del famoso prodigio. En la tabla de fiestas elaborada en 1710, a las cuales debía asistir el cabildo civil como cuerpo, tampoco menciona ninguna fiesta concerniente al Nazareno para agradecer la salvación de la ciudad.
Tampoco, hasta donde se sepa, el padre Juan Antonio Navarrete en su Arca de Letras menciona esta imagen. ¿Cuál es, pues, el origen de la tradición?
Antonio Guzmán Blanco
..."en el entorno de Guzmán Blanco para lavar sus felonías en relación con los templos demolidos de la ciudad", ya que las primeras narraciones de la supuesta leyenda se remontan a la obra Tradiciones populares, escrita por Teófilo Rodríguez en 1885. A su vez Rodríguez citaba la información del Almanaque Anuario-Directorio del Comercio, de la Industria y de la Administración Pública, impreso por Teodoro de Aldrey y Esteban Ponte desde 1866 y del cual sólo se llevaron a la imprenta tres números. En estos textos se refiere que el Nazareno habría sido sacado en procesión después de que se había construido en vano la ermita de Santa Rosalía y la peste no había cedido.
Para Bueno Espinar, "el desconocimiento de las fuentes, la manipulación de los datos si acaso los tuvo en cuenta, y (...) un velado afán de servicio al régimen de turno (por parte de Teófilo Rodríguez) sirve para propagar una tradición sin fondo". Para concluir sus esclarecedoras pruebas, Bueno Espinar revisa la devoción a las imágenes del Nazareno en Caracas. Para ello consultó los inventarios del obispo Mariano Martí, en las cuales se reseña la presencia de dos tallas de esa iconografía en la ciudad: en la Iglesia de San Pablo y en la capilla de los terceros de la Iglesia Conventual de San Jacinto (esta última se halla actualmente en un depósito de la parroquia San Felipe Neri, El Guapo, estado Miranda)...Posiblemente a raíz del traslado de la imagen dominica, muy estimada por los caraqueños, la devoción se encauzó entonces hacia el Nazareno de San Pablo, aderezada con la leyenda que años después inmortalizaría el poema de Andrés Eloy Blanco, que apareció en el poemario Poda, de 1934.
Nos topamos otra vez con el Ilustre Americano Antonio Guzmán Blanco, el nieto de La Tiñosa, el hijo de Antonio Leocadio ( Padre de la Mentira); es decir, la mentira misma. Los guzmancistas inventaron muchas patrañas para justificar su permanencia mesiánica en el poder. ¿Cómo creerle? Por una lado cerraba conventos y demolía templos y por otro trataba de crear una Iglesia cismática venezolana. Fueron ellos quienes inventaron que la Santa Capilla era copia de su homónima de París; que la Iglesia de Santa Teresa lo era de la de St. Sulpice; que Caracas se parecía a París; que en la Capilla Sixtina se interpretaba el Popule Meus de José Ángel Lamas en los Oficios de Viernes Santo, y tantas otras fantasías que los costumbristas del siglo XX continuaron repitiendo como loros.

Iglesia de Santa Ana y Santa Teresa en el siglo XIX. Álbum de Caracas y Venezuela de Neum
Tomada de http://mariafsigillo.blogspot.com/2011/05/basilica-de-santa-teresa.html

Para ampliar el repertorio de las leyendas en torno a esta bella y venerada imagen, transcribo otra leyenda, también a todas luces guzmancista, que esta vez involucra a la familia de Simón Bolívar, otra de las fijaciones del régimen. La tomo del libro Santiago de León de Caracas en sus leyendas históricas, de Luis Beltrán Reyes:
Don Feliciano Palacios y Gil de Arratia,
abuelo materno de Simón Bolívar.
1730-1793
Colección del Museo Bolivariano
Fue ésta un leyenda que estuvo muy en boga después de algunos años de la muerte de doña Concepción de Bolívar, madre del Libertador, pues según antiguas crónicas, ella había ofrecido a la bellísima imagen del Nazareno de San Pablo bordarle con el mayor esmero de su vida, una nueva túnica como acción de gracias por la salud de su anciano padre que había estado durante muchos meses enfermo, y además, para restituir la vieja túnica con que el escultor la había vestido una vez terminada.
... después del fallecimiento de su marido en 1786, doña Concepción de Bolívar emprendió la hermosa tarea de confeccionar la susodicha túnica, y por la cual la milagrosa imagen le traería nuevos favores. Para esa época la distinguida dama dejó de asistir algún tiempo a sus ricas procesiones, para consagrarse de lleno a su promesa. Y fue de allí precisamente de su casa solariega, frente al templo de San Jacinto, de donde salió tan preciado regalo y por el cual al decir de numerosísimos feligreses, aquella nueva túnica había traído sobre la ciudad abundantísimas bendiciones y gracias sin cuento...
Curioso el caso; don Juan Vicente de Bolívar y Ponte enferma y muere de tuberculosis en 1786 y sin embargo su esposa pide por la salud de su anciano padre, don Feliciano Palacios y Gil de Arratia, a quien quedan 7 años de vida. Ella está también tuberculosa y de hecho muere un año antes que don Feliciano, quien será el tutor de sus menores hijos. Tampoco pide por su propia salud. Su casa quedaba a poca distancia del Convento de San Jacinto donde se veneraba un Nazareno famoso -el que salía en procesión-, y ella va y le ofrece una túnica al de la ermita de San Pablo, en las afueras de la ciudad. Sigamos:
Como habíamos dicho, de la lujosa mansión de doña Concepción de Bolívar, salió la segunda túnica que en muchos años debía remplazar la muy vieja y desteñida que llevaba el dolorido ícono, desde que había salido de las manos del escultor. (...) estaba confeccionada con el mayor esmero, de costosísimo paño oscuro, con bellas aplicaciones moradas y en oro, además recamada de fascinantes piedras preciosas, las cuales completaban tan rico y artístico presente. Con esta túnica se asegura que se produjo un "verdadero milagro", y que durante muchos años conmovió a la ciudad entera.
¿Cuál es el milagro? Cerca de Catedral vivía un canario de profesión zapatero muy devoto del Nazareno. Carmelo Piñera era su nombre, que tenía un hijo tremendo llamado casualmente Simón. Este muchacho cae en un aljibe y sufre numerosas fracturas en la columna vertebral; es decir, quedaría inválido...
Antonio Leocadio Guzmán, el Padre de la Mentira.
Hijo de Antonio Guzmán y la Tiñosa; esposo de
Carlota Blanco y padre del Ilustre Americano. 
No obstante  este fatal pronóstico de los médicos, no desanimaron al lloroso padre, y, sin decir nada a nadie, corrió al altar donde se hallaba el Nazareno para implorar por la salud de su hijo. Pero he aquí que estando en oración, vio de súbito que los labios de la imagen se movían y le mandaba a tocar tres veces la túnica que tan primorosamente y llena de fe, había bordado doña Concepción de Bolívar (...) ordenándole además "que sin tocar cosa alguna" fuera primero a la cama de su hijo y lo tocara también tres veces en nombre de la Santísima Trinidad.
Así lo hizo el buen hombre, y sin dudar un instante de que algo grande iba a suceder (...) En efecto, pasados tres días de su ida al templo, Caracas entera supo con asombro que el terrible Simoncito había vuelto a sus habituales travesuras como si nada hubiera sucedido...
Ahora no es el Nazareno el que hace los milagros sino la túnica bordada por María Concepción Palacios Blanco, parienta del Ilustre Americano por parte de su madre Carlota Blanco y Jerez de Aristeguieta, quien a pesar de su abolengo no cejó en casarse con el hijo del sargentón realista y La Tiñosa, el joven trepador social que preadolescente, entre 1812 y 1813, sacaba las papeletas de la rifa de patriotas que serían fusilados en Puerto Cabello.


Procesión del Nazareno de San Pablo en 2011, bajando de Santa Teresa a Cipreses. Le siguen la Dolorosa y la Verónica.
Foto tomada de www.lapatilla.com 
Como un extra en ocasión de esta Semana Santa, incluyo una interpretación tradicional del Popule Meus de José Ángel Lamas, a cargo de la Orquesta Sinfónica Venezuela, el Orfeón Lamas y Carmen Liendo (soprano). Arreglos y dirección de Vicente Emilio Sojo. Es una versión modernizada, al gusto de mediados del siglo XX. Destaca la bella voz de Carmen Liendo.


NOTA: El Miércoles Santo se celebrarán 18 misas en la Basílica de Santa Teresa; una a cada hora a partir de la medianoche, hasta que salga la imagen en procesión a las 5 p.m.. A las 12 del mediodía estará presidida por S. E. R. Cardenal Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas y Primado de toda Venezuela. Las autoridades hacen una serie de recomendaciones que parten del sentido común: no llevar niños pequeños a pagar promesas, estar bien hidratados, no encender velas dentro ni fuera del templo para evitar la generación de incendios, etc. Habrá vigilancia policial y primeros auxilios.

lunes, 18 de marzo de 2013

Siete momentos de la Pasión

Entrada de Jesús en Jerusalem, por Hypolite Flandrin

JERUSALÉN
Calles de Jerusalén, limitadas por muros amarillos, que se recortan, apaisados y lúgubres, sobre el verde entintado de los sicomoros. Cactus secos y dolientes, olivos viejos de Getsemaní, palmas desgarbadas y cimbreantes del Cedrón.
Vetusta estampa de Jerusalén, con sus viejos patriarcas y camellos y sus pozos idílicos y su mugre callejera.
Jerusalén la arcaica ciudad del templo soberbio, cuyas inmensas arcadas son mansión propicia a las hipocresías judaicas.
Jerusalén. Ciudad de Dios. Sión proterva que se alza desafiadora para apedrear a los profetas. ¡Gloria de Palestina! ¡Perla de Judá!
Jerusalén languidece bajo la férula del imperio de las Águilas Romanas...
Los judíos piensan en un Caudillo Libertador. Quizá sea posible que ese Nazareno que comenzó a predicar en el Jordán una extraña doctrina, levante en armas al pueblo contra César.
En Jerusalén se viene hablando de ese Gran Profeta. Lo afirma Sidoc, el ciego que vive cerca del Cedrón y que ahora tiene luz en las pupilas porque ese Profeta le tocó en los ojos. Lo dijeron Raquel y Rebeca, aquellas dos muchachas que sufrían calenturas malignas y ahora están sanas. Lo ratifica Sara, la dulce niña hermosa, paralítica desde su nacimiento, que ahora corre y salta como una gacela. Lo dice todo el mundo.
Ahora entra en la ciudad. Las ansias de libertad pueden más, y se sobreponen a la desilusión que produce este Profeta, que cabalga sobre un pobre jumento.
Y el aleluya surge de la algarabía, y hay brazos en alto y hay palmas y hay himno triunfal.

Mater Dolorosa in Monte Calvario venerata

DESPEDIDA

Entre la Madre y el Hijo, entre María y  Jesús, había vivido siempre toda un alma nueva de identificación, todo un binomio de amor y de ternuras.
Identificación en Belén, en el Egipto del destierro, en la vida oculta de Nazareth, en el primer milagro de las bodas de Caná, en su vida dinámica de apóstol durante tres años. "Bienaventurado el vientre que te engendró y los pechos que te amamantaron", le gritaban los humildes a Jesús cuando, por los caminos de Judea, sus manos de alargaban en una perpetua floración de milagros.
Pero el Hijo de María debía cumplir su misión redentora y debía separarse de Su Madre en una hora presentida desde la eternidad, para cumplir la voluntad de Su Padre. Se despidieron con la efusión santa del más santo de los amores en el más santo de los corazones. Se despidió el Hijo de Su Madre para encontrarse, más tarde, en la calle de la Amargura y en el monte de las Calaveras, junto a la Cruz, que es donde, a la postre, se suelen encontrar las madres con sus hijos.
María no ignoraba este momento. Y lo afrontó valientemente. Con la fuerza que Dios transmite al corazón de las madres que sufren y con la valentía de las mujeres que saben esperar con fe las horas menguadas.

La última cena, por Duccio di Buoninsegna
LA CENA
Aquellos doce hombres rudos se reunieron a cenar con el Maestro. No se trataba solamente de cumplimentar un rito prescrito por la Ley de Moisés para la víspera del 14 de Nisán, la gran Pascua de los judíos. Era la consumación del mayor de los regalos del Hijo de Dios a los hombres, de su más valioso legado, de su más invalorable herencia. Regalo, legado y herencia de su propio cuerpo vivo y palpitante, de su carne inocente de cordero pascual, la plenitud de su realidad divina, que, a partir de aquella noche, iba a quedar a merced de los hombres en la Eucaristía.
Aquella noche del primer Jueves Santo, noche de felonas lobregueces de traición, en que se estaba urdiendo la más tremenda de las conjuras y la más estupenda de las negaciones, ocurrió el prodigio abismal del amor de Jesús. El prodigio de la Eucaristía.
En el cenáculo tuvo lugar el lavatorio de los pies polvorientos de los discípulos, inclusive los de Judas, el traidor, y el sentido del sermón de despedida y el mandamiento nuevo que anexó al Decálogo sinaítico:
"Hijitos míos, un nuevo mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros como Yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos..."
Bajo la luz desvaída y lechosa de una gran luna llena cuaresmal, el cenáculo se llenó de luz de mediodía. "Tomad y comed, porque éste es mi Cuerpo." "Tomad y bebed todos de este vino, porque éste es el cáliz que por vosotros y por muchos se ha de derramar en satisfacción de los pecados."
La Sagrada Cena no fue otra cosa que la primera misa que se celebró en el mundo, anticipación del sacrificio sangriento de la cruz que ocurriría al día siguiente.
La Sagrada Cena fue el anticipo del amor de Jesús, ese gran Sacerdote de la Nueva Ley, Víctima y Victimario, que ofició en el Cenáculo y ofició en el Gólgota.

La oración en el Huerto, por El Greco
EL HUERTO
Después del milagro de la última cena -milagro de convertido en carne de cordero-, necesita orar, porque se siente desfallecer y tiene el alma triste hasta la muerte. Ya pesa sobre su espíritu el drama del Viernes Santo.
Una granja de olivos espesos era el sitio preferido para su oración. La granja de Getsemaní. el huerto de los olivos, se regó esa noche con un extraño sudor de sangre.
"¡Padre mío! ¡Si es posible, pase de Mí este cáliz! Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. ¡Padre mío!".
Después, la traición, el tintineo de las treinta monedas de plata, el beso de Judas, el arresto, la noche de befas, la negación de Simón Pedro. Un drama que prolonga al Viernes Santo. La soldadesca.
"¡Vida el Rey!", es el escarnio que restalla, como un foete de acero, en su rostro tumefacto.
El sarcasmo no logra turbar la paz serena en que rebosan sus ojos inocentes de cordero. ¡Pero así era el Rey! Rey de azotes, de burlas; Rey de cetro de caña y de corona de espinas. Monarca con disfraz de mendigo, era el Rey porque reinaba -aun antes de la infamia final en el madero- sobre los dolores del mundo, sobre las infamias de los hombres, sobre la muerte de los cuerpos. Reinaba en el dolor, con la verdad y la justicia y la paz.
Los azotes preludian el gran drama de la cruz. Los azotes que se oyen como una lluvia de gotas de plomo.
¡Getsemaní! ¡Sudor de sangre! ¡La oración en el huerto!

Jesús con la  cruz a cuestas, por Duccio di Buoninsegna
CALLE DE LA AMARGURA
El sol, en pleno meridiano, prende sus fuegos sobre las cúpulas de Sión y retuesta y calcina los caminos por donde va y viene la mudez somnolente de los dromedarios...
Polvo y sol sobre las cuestas. A lo lejos, un rumor de fieras locas que pronto va creciendo y se torna en fragor de marejada.
Un hombre, tambaleante, cargado con una cruz inmensa. Paz dulce y serena en los ojos de cordero.
Un bárbaro artefacto de espinas le cubre toda la cabeza y le revuelve y ensangrienta la cabellera.
Polvo..., sol..., lágrimas..., sangre..., imprecaciones...
Jesús marcha con la cruz a cuestas...
Cae en tierra tres veces. Consuela a una mujer que llora por Él. Hubo un paño compasivo de Verónica clemente que le enjuga el rostro ensombrecido. Su Madre le ve y desfallece. Piadoso Cireneo le ayuda en esta última jornada tremenda.
Sube tambaleante el Nazareno y arrastra la cruz. ¡Arriba! ¡Hasta el fin, hasta el Calvario! ¡Hasta la muerte!

El beso de Judas, por Giotto
JUDAS
El personaje más siniestro de la Pasión es Judas Iscariote. Más siniestro que las concupiscencias de Herodes y el odio de los escribas y el miedo de Pilatos y los desplantes de la soldadesca en esta transacción macabra por un puñado de monedas de plata que hace el discípulo con los enemigos del Maestro. Por este traidor también sufrió Jesús la muerte y por este personaje -que los siglos futuros han revivido en todas las épocas- se alzó al Padre la plegaria del Hijo de Dios. Pero en la noche fatal de Judas no hubo luz. Como no la hay tampoco en esas noches eternas de insectos que muerden la inmundicia, de los que odian lo blanco y el sol, de los que dan la muerte con disfraz de caricia y alzan su baba en los caminos, los sembradores de espinas, los que calman su sed y hambre en los pingajos de una humanidad doliente, los que asesinan a tajos las reputaciones...; pillos y felones, espíritus de sierpe, almas de escarabajos que disparan sus dardos por la espalda a traición.
Judas no sintió arrepentimiento, sino desesperación. En la última cena lo hemos visto recibiendo el pan, transformado en carne de Jesús. Judas, pues, fue el primer sacrílego del mundo. Por eso no fue extraño verlo, al día siguiente de su alevosía, colgando péndulo entre las fauces de un barranco con una cuerda atada al cuello. Judas, este suicida, este atormentado, este personaje siniestro en la Vida y Pasión de Jesucristo, tuvo sobreabundancia de gracias para la reparación y el sosiego del arrepentimiento. pero Judas fue un obcecado, ciego y sordo a las voces y a las luces del espíritu.
¡Judas Iscariote! Traición, codicia, avilantez... ¡Péndula figura de un ahorcado!

Cristo crucificado, por Diego Velázquez

CALVARIO
Una a una, con la exactitud de las cosas eternas, se había ido cumpliendo en Jesús todas las viejas profecías premesiánicas, que se alzaban, como penachos de interrogación, entre las brumas del Antiguo Testamento.
Faltaba la hora suprema de la Cruz. Y esa hora sonó para el mundo. Y el mundo no la escuchó porque está sordo.
Para el mundo, el calvario y la crucifixión carecen de sentido.
Y frente  al Cristo clavado en la cruz, el mundo sigue odiando. ¡Odiando!
El drama de amor en el calvario tiene apenas un tímido valor de símbolo sin realidades. Esa oblación pura, por la paz y el amor, parece perderse entre los rencores que fermentan en las hondonadas de cada espíritu.
Ante la estampa emocionante de Cristo clavado en la cruz, muriendo de amor por los hombres, se escapa de mi corazón y de mis labios esta plegaria, que escribí en mis lejanos días de estudiante:
Señor manso, que estiras tus miembros amarillos
en el leño sangriento de la enorme tortura;
bajo tu misma sombra crepitan en la hondura
los rencores de tantos, Señor, tantos caudillos.

¡Regresa a tu Calvario! Constreñido de grillos,
repasa nuevamente tu calle de amargura.
Muere de nuevo en cruz. Tal vez sea menos dura
así la guerra cruenta, la lid de los caudillos.

¿Por qué el mundo es un piélago de odios y negrura
que brama y se revuelve sin gaviotas, sin brillos
de faro alguno? ¿Hasta cuándo tanta locura?

Quizá hasta que, de nuevo, tus miembros amarillos
se estiren en el leño de la enorme tortura
y tu sangre se vierta sobre tantos caudillos.

La Piedad, por El Greco
Se acerca la Semana Mayor. He aquí unas meditaciones de siete momentos de la Pasión del Señor, escritas en los años 50 por el padre Juan Francisco Hernández, entonces párroco de San José (luego lo sería con la dignidad de Monseñor en Santa Teresa), Caracas, con motivo de una Semana Santa. Fue transmitido por televisión, mas no en su programa Vida y Destino.

Escogí imágenes sobrias como creo que le gustarían  al P. Hernández para ilustrar sus escritos. Él siempre fue un duro crítico de las imágenes sensibleras y edulcoradas, y de las iglesias convertidas en quincallas de pacotilla. Siempre rechazó los "yesos pintados", adocenados y vulgares; "Cristos populacheros de caras inconfesables"; "Vírgenes con tipo de actrices de cine", o la brillantina, el papel crepé y el cartón pintado. Admiraba también el arte contemporáneo y las obras sacras de artistas como Matisse, Léger, Richier, Lurcart o Rouault, que enriquecieron iglesias en Francia. ¡Qué interesante sería, por ejemplo -dijo en una oportunidad- una Pasión de Poleo o una Coromoto de Narváez.

Si el buen cura estuviera vivo, explotaría en santa ira al ver cómo las mejores iglesias de Caracas están convertidas en baratillo; en "bazar de quincallería cursi", como las calificaba. Otro día tocaremos ese tema y lo documentaremos con algunas fotos, en particular de los bautisterios convertidos en depósitos y tiendas de chécheres.

Dios habrá sabido premiar a Monseñor Juan Francisco Hernández por su esfuerzo.


domingo, 24 de febrero de 2013

Morillo en Miraflores (y algo más)


Por fin terminé de desenmarañar el cuento que involucra al Pacificador don Pablo Morillo y los terrenos que hoy ocupa el Palacio de Miraflores. Los datos son confusos y a veces contradictorios, pero siempre ubican al expedicionario español, un supuesto tesoro enterrado y también una fallida historia de amor. Ahora cumplo con lo prometido hace unos meses al amigo Sergio Guzmán.

Antes de entrar en calor, nos ubicaremos físicamente en el lugar de los hechos para darnos una idea de cómo era la zona en la segunda mitad del siglo XIX. La nomenclatura de Caracas (Ernesto Armitano Editor, Caracas, 1978) de Rafael Valery, al referirse a la esquina de Miraflores, nos presenta un paisaje suburbano de transición, en las afueras de la ciudad. Nos señala:
Patio interior del Palacio de Miraflores
Tomada de wikipedia
En el lugar que aparece en el plano de 1875 con el nombre de los Monos, existía una posesión conocida como la Trilla, que en 1884 adquirió el Presidente Joaquín Crespo del industrial Ernesto Stein, por treinta y siete mil bolívares, para edificar allí su residencia. La fábrica fue puesta bajo la dirección del italiano Orsi de Montebello, pero las obras tuvieron que ser suspendidas por varios años. Desterrado, en 1888 se encontró Crespo en Lima con el pintor español Oñate, a quien trajo a Caracas cuando su regreso al poder, en 1892, le permitió continuar sus trabajos. Contrató además al arquitecto Juan Bautista Sales, quien había trabajado en "Santa Inés", y con éste vino una verdadera colonia de artesanos catalanes: tallistas, escultores, decoradores, maestros de obras. (...)
El Cojo Ilustrado, el 1° de junio de 1899, ya muerto Crespo, lo consideró "el edificio más vasto, costoso y magnífico fabricado en el país para residencia privada". Se dice que Crespo llegó a hipotecar algunas de sus propiedades en Caño Amarillo para continuar la obra, y que un día mandó a quemar las cuentas...
Un poco más antiguo, pero también anterior a Morillo, es el nombre de la esquina de Bolero, que proviene, tal vez, de un fabricante de bolas para un juego europeo que nosotros llamamos "bolas criollas". Cerca de allí, hacia el sur, está la esquina de Camino Nuevo que se refiere al camino que abrió el Capitán don Juan de Guevara en 1603 con dirección al mar, que era el primitivo Camino de la Mar, hasta que se abrió el Camino de los Españoles. En el plano de 1843 se le denomina esquina del Teque, pero en de 1852 aparece Camino Nuevo. La sabana del Teque fue famosa en 1811-1812 por una revuelta de canarios contra la República; una vez derrotados, los participantes fueron juzgados y ejecutados. Quizá de allí surja la primera parte de la leyenda que nos habla de un "pozo de la muerte".
Plano parcial del centro de Caracas.
Se pueden observar las equinas de Bolero, Miraflores y Camino Nuevo

Luis Beltrán Reyes, en su obra Santiago de León de Caracas en sus leyendas históricas (El Pastoreño, Caracas, 1993) nos presenta en tres capítulos diferentes la leyenda de Pablo Morillo y  el supuesto tesoro enterrado en los terrenos de La Trilla, donde hoy se erige Palacio de Miraflores (trataré de corregir su arbitrario uso de los signos de puntuación):
...Ya desde la colonia -nos dice don Luis Beltrán-, mucho se sabía con respecto al pozo de la muerte o de los desaparecidos, y también sobre algunos muertos allí enterrados (...) que en pleno día abandonaban sus tumbas para vagar por algunas calles de la ciudad avileña. Cierto o no esto último, se sabe con certeza que, durante las luchas emancipadoras, no se dejó de creer lo que narraba en todos sus detalles esta leyenda, y, especialmente, de los principales protagonistas que la llenaban.
(...) Las muchas cosas que de dicho lugar se decían, eran tan espeluznantes, que gran parte de los caraqueños, al pasar frente a ese lugar, se santiguaban hasta tres veces, por temor de que algo maldito se les pegara, pues mucha gente afirmaba que allí estaba el demonio con un gran número de almas que había arrastrado a sus infernales dominios.
Joaquín Crespo, dos veces Presidente
de los Estados Unidos de Venezuela
(...) Tales eran algunos de los más conocidos comentarios sobre los habitantes de ese lugar regido por el mismo Satanás, y que todavía se recuerda con espanto y con gran temor de que, cuando menos se piense, salgan otra vez del lugar donde el General Joaquín Crespo mandó a construir el hoy llamado Palacio de Miraflores, asiento principal de los presidentes de la República (...) 
El cronista nos refiere que nunca se ha tenido noticias de que el pozo de la leyenda fuera eliminado, sea durante la construcción del Palacio de Misia Jacinta o luego de su adquisición por la Nación en 1911. Tampoco fue encontrada la cámara del tesoro que Pablo Morillo utilizaría para guardar las joyas secuestradas (o entregadas, según el caso). El edificio no necesita un pozo endemoniado para parar el pelo; basta con un siglo de gobiernos malos, regulares y alguno bueno para que exude diablerías. Otro día volveremos a este bello edificio y de una historia de amor, odio y sexo que se produjo hace casi 80 años en una de sus habitaciones.

No, Sergio, no he olvidado la confusa historia de Morillo y su tesoro. Veamos lo que nos cuenta el autor para desenmarañar esta confusión:
... se recuerda al Mariscal de Campo, Don Pablo Morillo, que fue engañado con un fabuloso tesoro falso, por la hermosa y linda joven María Cristina Chirinos, para vengarse de las crueldades que cometía con los patriotas que caían en sus manos. Para entonces se dijo que Morillo, creyendo en la bondad de ese tesoro, le dejó enterrado precisamente en los alrededores del "pozo de la muerte", y con intención de recogerlo a su regreso de Cartagena, a donde pensaba embarcar.
Don Pablo Morillo y Morillo
Conde de Cartagena y Marqués de La Puerta
Y así fue, pero a su regreso a Caracas, su desilusión fue grande al encontrar en las siete valijas que intentaba llevarse a España, y donde donde había enterrado el falso tesoro, pedazos de cobre y otras baratijas de pésima calidad, que en nada tenía que ver con las lindas y brillantes monedas de oro ofrecidas, como ya apuntamos, por la encantadora y linda María Cristina Chirinos...
Aquí nos ubicamos en el tiempo. Como indicamos en nuestro artículo sobre la leyenda El soldado y la Virgen del Rosario, Pablo Morillo llegó a Caracas a mediados de 1815 y a los pocos días partió a Cartagena, dejando al frente de la fuerzas expedicionarias en Venezuela a don Salvador de Moxó. Esta María Cristina debió ser rápida como un lince para caerle encima a este señor. Él regresará a Caracas en 1817 y retornará a España en diciembre de 1820, luego de concluir con Bolívar el Armisticio y Regularización de la guerra. ¿Cómo se levantó la bella María Cristina al Pacificador? ¿De dónde sacaría las joyas? ¿Era tan "agallúo" don Pablo? Esto huele a conseja de viejas.

En otro de los capítulos, al referirse a las relaciones de María Cristina con Morillo, el autor parece identificarla, y comienzan a surgir las contradicciones. Esta vez Morillo debe levantar un empréstito sobre la población para sufragar los gastos de la expedición. Recuérdese que Caracas había sido asolada por el terremoto (1812), la guerra a muerte, el hambre y la emigración a Oriente. Los caraqueños que huyeron con Bolívar y no murieron lanceados por las hordas de Boves, eran perseguidos por sospechosos. Muchos realistas, entre ellos María Antonia Bolívar, también habían emigrado. Quedaban en la ciudad pocas personas, la mayoría realistas, o los imposibilitados a abandonarla:
...Como es de suponer, esta llegada del llamado "Pacificador" no fue nada agradable para los que con entusiasmo y adulancia, lo habían ido a recibir. Fue entonces cuando  se dijo con mucha insistencia, que el acaudalado Antonio Chirinos se le había ofrecido para allanar cualquier dificultad que se le presentara al enviado de S. M. Ha de saberse que este riquísimo canario tenía una preciosa hija que aspiraba casar con un hombre que llenara en todo sus ambiciones. (...) Tan pronto que se le presentó la ocasión, su linda hija, la dulce María Cristina, como todos sus amigos le llamaban, fue llevada a la presencia del General Morillo, y con gran esperanza que el llegado señor se prendara de su adorada hija. (...) a Morillo no pareció interesarle un matrimonio por los momentos. Pero esto fue gran consuelo y utilidad para la rica y bella María Cristina, que tampoco pensaba casarse con el primer hombre que escogiera su padre. (...) se interesó únicamente por el general Pablo Morillo para conocer a fondo, en todos sus detalles, los planes que este enviado a América por el Rey, proyectaba contra los patriotas americanos (...) María Cristina era una grandísima defensora de los patriotas...
¿Y entonces?  El viejo canario Antonio Chirinos estaba tratando de evitar un empréstito y busca más bien de capturar al Pacificador para sus planes de encumbramiento social. No se ven valijas de monedas de oro por ningún lado, sino un coqueteo interesado de esta Mata Hari criolla. Morillo no muestra interés por la muchacha. Él era un oficial bien formado y no revelaría sus planes en cotilleos con una guaricha indiana, que tampoco estaba interesada en él. ¿Y el tesoro?

Leamos ahora qué nos dice sobre el particular otro capítulo del libro:
Pablo Morillo según Adriá Fruitós, tomado de www.el malpensante.com
(...) Como ya vimos, la primera preocupación del gallego expedicionario, fue exigir un empréstito alto y oneroso a toda la vecindad que ya empezaba a dar señales de su inconformidad y desasosiego ante tales perspectivas, pero sin dejar por otra parte de fingir que "estaban dispuestos a cualquier sacrificio en beneficio de su Rey". En estas circunstancias, muchos fueron los personajes de alto rango los que visitaron a Morillo para ofrecerle sus buenos servicios (...) Entre tales y poderosos señores (...) se hallaba el canario Juan Pablo Mosquera, quien había amasado una gran fortuna durante el tiempo que llevaba en Venezuela. Ninguno como él -y según su propia confesión-, poseía las mayores riquezas dentro del territorio venezolano. Había que ver parte de esas riquezas representadas en las más bellas perlas de Margarita y en cantidades verdaderamente fabulosas; grandes arcones donde se hallaban apiñados numerosos lingotes de oro de doce kilos cada uno, y todo esto sin contar diez baúles llenos de las más ricas y variadas piedras preciosas...
Ahora desaparece Antonio Chirinos y surge otro canario, Juan Pablo Mosquera, que presume de su fortuna (o blofea) y hasta presenta un inventario de sus bienes al Pacificador para que "acabara de una vez con los revoltosos", porque Mosquera era enemigo declarado de los independentistas... Entonces ¿Cómo salvó su riqueza este realista cuando los patriotas perseguían a españoles y canarios y los mataban como palomitas en 1813? Mosquera ahora denuncia conspiradores, que son apresados y sometidos a tortura. Pero lo que más interesó a Morillo fue el inventario y nos dice el autor que se encerró por varios días en una vieja casona donde muchos años más tarde Crespo construiría el Palacio de Miraflores:
Y fue allí precisamente donde Morillo hizo construir apresuradamente un subterráneo a cuatro metros de profundidad, con la intención de que se depositara provisionalmente aquellas fabulosas riquezas donadas por tan generoso y sumiso servidor del Rey. Cuando Morillo partió a la campaña de Nueva Granada, (...) tres noches antes, estuvo encerrado en ese lugar, contando una y otra vez, las piedras preciosas y aquel mar de perlas margariteñas que contenían aquellos arcones...
(...) Pero ha de saberse con toda seguridad que el jefe realista no llevó a la Península ni una sola piedra preciosa de aquella gran fortuna. Su intención era pasar una corta temporada en Cádiz y regresar nuevamente a Venezuela para llevarse a Francia esa fortuna que secretamente había dejado enterrada...
Monumento a la entrevista de Bolívar y Morillo
Santa Ana, estado Trujillo
Tomado de www.ciudadccs.info
Aquí hay muchos aspectos que no cuadran. La supuesta entrega de la fortuna de Mosquera habría sido en los pocos días que pasó Morillo en Caracas en 1815 antes de partir a Cartagena, tiempo que también debió compartir con la bella María Cristina, la apertura de la fosa para el entierro, y encerrarse a contar las joyas una y otra vez ¿Cuándo iba a trabajar y planificar su campaña?

Regresa a Venezuela a inicios de 1817 y concluye su misión el 17 de diciembre de 1820, después de concluir los tratados de armisticio y regularización de la guerra para los que fue instruido. Difícilmente podría pensar regresar a Caracas a buscar un tesoro y llevárselo a Francia.

El ladrón y corrupto era Salvador Moxó, a quien echó de Venezuela acusado de todo tipo de faltas. Morillo, a pesar de todo, era un súbito fiel que no tenía interés en apropiarse de bienes de la corona. Los túneles excavados bajo el suelo de Caracas, precisamente bajo la casa de la Real Hacienda, entre otros, hubiera servido para guardar los fondos. Si existieron, seguro fueron agotados en las campañas militares en Venezuela y Nueva Granada.


sábado, 23 de febrero de 2013

Feliz Purim


Purim es la última festividad del calendario judío y tiene lugar el decimocuarto día de Adar, exactamente un mes antes de la Pascua. Se trata de una fiesta muy alegre en la que se celebra la salvación de la comunidad judía persa del genocidio urdido por el malvado Haman, primer ministro del rey persa Artajerjes II (Asuero, en las biblias en castellano). Purim también señala el inicio de la primavera y de la "limpieza primaveral" para la Pascua. Toda la harina almacenada para pasar el invierno debe consumirse entre Purim y Pascua, por tanto, Purim es la fiesta de las pastas.
Hamantashen u Orejas de Haman, pasta típica de Purim.
¡Muy sabrosas!
En este día tiene lugar una especie de carnaval de comida, fiestas de disfraces, canciones y bailes. También se ponen en escena obras teatrales o parodias de la historia registrada en el libro de Esther que recuerda la trama frustrada de Haman para asesinar a los judíos persas. También es la fiesta de los regalos, sea en comida o en dinero.

Libro de Esther, ilustrado con escenas alusivas a la historia.
Para celebrar la ocasión, dejo aquí unas coplas de Purim, interpretadas por el Grupo Raíces.




viernes, 15 de febrero de 2013

Candelaria privatizada

Imagen original del retablo mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria
Colección privada
Foto de Graziano Gasparini y Carlos E. Duarte

Hace unos días, luego de publicar en esta bitácora sobre la Fiesta de la Candelaria, el amigo Héctor Mota, que es acucioso y perfeccionista, me dijo: "vas a tener que rehacer el artículo sobre Candelaria; acabo de recibir un material desde Canarias y te lo voy a enviar". Se trataba de una información muy buena sobre la imagen de Nuestra Señora de Candelaria que por dos siglos ocupó el nicho principal del retablo mayor del templo del que es titular en Caracas, hoy en manos privadas. ¿Cómo no responder a tanta gentileza? Ya nos habíamos preguntado cómo habría pasado de ser propiedad de la Iglesia a pasar a formar parte de una colección privada. El material que me envió en muy completo y responde muchas interrogantes.

El folleto se titula Vestida de Sol; iconografía y memoria de Nuestra Señora de Candelaria (San Cristóbal de la Laguna, 2009), catálogo de una exposición sobre esta advocación mariana efectuada en las Salas de Arte Juan Cas y María Rosa Alonso, bajo los auspicios de la Caja General de Ahorros de Canarias. Es un trabajo de primera calidad y con mucha información. El Estudio IV (Candelaria Indiana / Devoción y veras efigies en América), obra de Pablo F. Amador Marrero, del Instituto de Investigaciones Estéticas, de la Universidad Autónoma de México, destaca dos imágenes de Candelaria en Venezuela: la que ocupó por doscientos años el nicho del Retablo mayor de la Iglesia en Caracas (encabeza este artículo) y la que se encuentra en la colección del Museo Arquidiocesano de Coro Mons. Lucas Guillermo Castillo:
(...) En este sentido el mejor exponente corresponde con la antigua imagen de la Candelaria que presidía su iglesia —la de los isleños— y daba nombre al barrio tradicional de los canarios en Caracas, Venezuela, país que por sus históricos lazos con las Islas es el que atesora el mayor número de ejemplos para nuestro estudio.
Sustituida a principios del siglo XX por una imagen de vestir, recaló posteriormente en una colección privada caraqueña, último dato del que se tuvo referencia hasta hace algunas décadas, estando hoy en paradero desconocido, lo que nos lleva a su análisis mediante la documentación fotográfica. Documentada la erección del templo a principios del siglo XVIII, se ha identificado como la pieza originaria con la que se consagró el recinto, siendo sufragada por los isleños quienes la trajeron de las Islas como así consta en una visita pastoral del obispo Martí;
Iglesia de la Candelaria en Caracas en 1901, fecha en que se produciría el cambio.
Los editores estadounidenses de la foto la identificaron como Catedral.
Tomada del grupo Caracas en Retrospectiva, Facebook.
 «La fundación de esta Iglesia fue hecha el año de 1708 y costeada por varios sujetos, naturales de las Islas Canarias, que estaban avecinados en esta ciudad, los cuales con motivo de haber traído desde allá una imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, determinaron edificarle dicha Iglesia, para lo cual se les concedió por el Cabildo secular un pedazo de tierra y las correspondientes licencias por el Ilustrísimo señor Obispo de esta Diócesis y por el Señor Gobernador y Capitán General de esta Provincia, y desde luego que se concluyó una parte de la fábrica en que podía celebrase misa, se colocó la referida imagen, llevándose en solemne procesión el día 14 de diciembre del mismo año y se encargó el cuidado y asistencia en cuanto a lo espiritual a Don Pedro Vicuña, Clérigo Presbítero, con el título de Capellán, según consta del testimonio de una escritura otorgada por los referidos fundadores a 23 de julio de 1709, en que se obligaron a dar anualmente doscientos pesos al Capellán y veinticinco al sacristán. Hállase dicho testimonio en unos autos de cuentas, colocados en el legajo 3 del archivo del Notario público de esta Curia, Don Antonio Fernando de Cerezo. En el año de 1716 fue erigida dicha Iglesia en viceparroquia de la Catedral, por el Ilustrísimo señor Don Fray Francisco del Rincón, con el acuerdo del Señor Gobernador y Capitán General, Don Alberto Bertodano, por auto provehído a 3 de enero del mismo año, que original se halla en un legajo de papeles denominado de Erecciones de Iglesias, colocado también en aquél archivo; y en el año de 1750 fue erigida en parroquia distinta de la Catedral, con todas las prerrogativas correspondientes, por el Ilustrísimo Señor Don Manuel Machado y Luna, en virtud de Real Cédula de 25 de agosto del citado año de 50 y cuya erección se aprobó por otra Real Cédula de 8 de octubre de 1752, que se halla colocada al folio 234 del libro 4 de Reales Cédulas».
De su análisis formal y en primer lugar, debe destacarse que es la única hasta ahora localizada en América, tanto imagen de talla como en lienzo, que representa de una forma más o menos fiel la escultura original —desprovista de sus sobrevestidos—, aunque la extensión de ambos brazos nos hacen suponer que su autor consideró la posibilidad de que también fuera revestida. Dicha dependencia formal y su distanciamiento en cuanto a los modelos vigentes coetáneos que se estaban dando en el país, sumados al reconocimiento de ciertos rasgos y las formas de trabajar, nos llevan a entender que en el afán de poseer una escultura lo más próxima al original, sus comitentes la encargaran a Tenerife, hecho que no es casual, ya que unas décadas más tarde encontraremos un caso similar con destino a la capilla de los canarios de la localidad de Coro, estado de Falcón, también en Venezuela. En este sentido cabe recordar el continuo trasiego tanto humano como comercial que ya se había establecido entre ambos puntos geográficos, y al igual que los comitentes insulares buscaban fuera los mejores obradores para sus encargos, esto mismo se repetiría en el caso venezolano, insistiendo que en el ejemplo que nos ocupa prevaleció el deseo de mímesis, por lo cual nada mejor que un escultor que acreditada fama y conocedor del modelo a imitar.
Imagen de la Candelaria para devoción particular
Museo de Anzoátegi, Barcelona
Aquí vemos, pues, una imagen de indudable valor artístico e histórico que deja de pertenecer a la comunidad para pasar a ser propiedad individual hasta el punto de perderse su rastro. Según la información que no suministra el autor del artículo, se hizo el cambio luego del terremoto de 1900, cuando se remplazó la imagen en el retablo. En ese momento el arte barroco hispánico estaba en descrédito en Venezuela, prefiriéndose la imaginería de escayola española, francesa e italiana, muy romanticona y de poco valor artístico. Ante esta vieja Candelaria tal vez oraría Juan Francisco de León, su vecino del otro lado de plaza, para que le diera ánimos en su lucha contra la Compañía Guipuzcoana; o la madre de Francisco de Miranda para tener un buen parto, o por el buen viaje de Francisco a España; o los canarios perseguidos con saña durante la Guerra a Muerte, para que los consolase en su desgracia.


Imagen colonial pintarrajeada por un "artista popular".
Colección del Museo de Anzoátegui, Barcelona
Este rechazo a los modelos antiguos se extendió hasta muy entrado el siglo XX, llegándose a demoler la casa de Llaguno, sede el Museo de Arte Colonial, que tuvo que cerrar sus puertas por varios años hasta que la familia Eraso donó la Quinta Anauco para alojar la colección. Las imágenes que pertenecieron a la Catedral de Barcelona, hoy en el Museo de Anzoátegui, gracias a la diligencia de Alfredo Armas Alfonzo que rescató la basura que echaban del templo, es otro ejemplo de incuria y menosprecio por lo antiguo. Los templos venezolanos se van empobreciendo y sus adornos, fuera de su contexto, pasan, con suerte, a un museo donde tal vez se les aprecie (tal vez no), o a manos privadas para luego desaparecer definitivamente, sin que se les pueda siquiera estudiar. Por eso son loables los esfuerzos como el de Mons. Francisco José Iturriza Guillén, Obispo de Coro que estableció un museo con lo que lograba recuperar de la desidia y la ignorancia.

También el Lic. Pablo F. Amador Guerrero nos da un indicio de quien podría ser el autor de la imagen de Candelaria en referencia. Según él era obra de un apreciado artista canario:
En base a su cronología y a lo anteriormente indicado, pero sobre todo al detenido estudio formal de la talla, es con el escultor tinerfeño Lázaro González de Ocampo (Güímar, 1651-Santa Cruz de Tenerife, 1714) con el que podemos establecer los argumentos necesarios para su atribución. En efecto, en las décadas finales del Seiscientos y hasta su muerte, en Ocampo encontramos, como ya hemos indicado, la personalidad más relevante del panorama escultórico barroco insular, cuyas obras se adaptan y traducen un sentido de la elegancia y la mesura amoldados al gusto de la clientela local. A su vez, debe señalarse que nuestro escultor debió conocer de primera mano la talla original, al estar documentada su participación dentro del conjunto de artistas —Cristóbal Hernández de Quintana, Juan González de Castro Illada y Antonio Estévez, pintor dorador el primero y ensambladores los restantes— que laboraron a partir de 1681 y a expensas del obispo Bartolomé García Ximénez, en el retablo mayor de la iglesia del Convento dominico de la Candelaria.
Así se pierde el patrimonio.

Imagen de vestir de la Candelaria que hoy ocupa el nicho de la imagen original; se la destinaba
a las procesiones. Conserva su corona de plata sobredorada, media luna y vela de plata originales.