Mostrando entradas con la etiqueta Fetiches africanos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fetiches africanos. Mostrar todas las entradas

viernes, 12 de julio de 2013

Arte africano VII (Muñecos Namji)

Rostro de un muñeco Namji, procedente de Camerún
Una mañana de invierno entré a la la trastienda de Bushman African Art dispuesto a comprar algún objeto interesante para dar algo de vida a la casa que había alquilado recientemente. No buscaba nada en particular, sino un objeto llamativo que luego pudiera traerme a Caracas y disfrutarlo con los amigos. Allí estaban, en la vitrina, dos interesantes tallas de madera, muy adornadas con cuentas, conchas y semillas; la etiqueta decía: "Namji dolls, Cameroon". Al preguntarle a los propietarios de la tienda cuál era el uso que tenían, me dijeron en un inglés mezclado con alemán que se les entregaba a las muchachas núbiles para que aprendieran a ser madres... bueno, esto es una verdad a medias, pues es algo más complejo, como todo el imaginario africano.

Muchacha Namji cargando con su muñeco
Foto tomada de www.randafrica.net
Los pueblos Namji habitan al noroeste de Camerún en poblaciones cada vez más reducidas. Sus muñecos tienen un encanto único, que los ha hecho famosos y ahora se producen también  como recuerdos turísticos.  Tal y como me indicaron los namibios de la tienda, en cierta forma ayuda a educar a la futura madre sobre el cuido del niño (si acaso eso es necesario, digo yo); cada uno de estos objetos tiene su nombre propio, deberá ser cuidada, alimentada, y su propietaria deberá hablarle y llevarla atada a la espalda como si fuera un bebé. Sin embargo, no es un juguete como un GI Joe o una Barbie, sino que forma parte del compromiso de una pareja que va a formar familia y es parte también de un rito que asegura la fertilidad.

Al concretarse el compromiso, el novio elabora con buena madera un muñeco (ham pilu) masculino o femenino que, luego de haberlo decorado con cuentas de vidrio, conchas, cuero, piezas de metal u otros objetos que lo embellezcan, regalará a la novia, quien lo cuidará como si fuera un hijo. El género del muñeco, masculino o femenino, es reflejo del deseo de que el primer nacido sea niño o niña, respectivamente. Una vez que ha nacido el infante, se guarda y conserva el objeto.

En líneas generales, los muñecos tienen unas características bien definidas: cuerpo y cabeza estrechos, los brazos y piernas con cuyas partes superiores se extienden en ángulo recto con respecto al cuerpo, particularmente en las figuras masculinas. Las femeninas muestran amplias caderas y brazos gráciles.

Muñeco Nanji de frente, con todos sus adornos.
Muñeca Namji. Muestra unas caderas amplias.
Detalle del rostro de la pieza femenina
Detalle de las conchas cauri y tiras de cuero que cuelgan de los brazos de la figura femenina.

martes, 9 de julio de 2013

Arte africano VI (una madre poderosa)

Figura de poder procedente del Congo. La madre y el niño
tienen una interesante simbología.

Cuando vi por vez primera esta figura Kongo, quedé prendado de su fuerza. Recuerdo que la etiqueta en la vitrina decía: "Kongo, Yombe, female power figure, RD Congo", y más nada. Me gustó el trabajo en la madera, las escarificaciones rituales en el cuerpo, los dientes limados, la pose sedente, majestuosa sobre su pedestal, de la madre, su expresión facial y joyas que la adornan. Lleva un niño en su regazo, pero no se ve ternura. A primera vista, impresiona e infunde respeto. ¿Será otro Nkisi nkondi? El libro Africa, Art and Culture, del Museo Etnográfico de Berlín,  le da la apelación de Nkisi mangudi, "medicina de maternidad"; otros lo llaman Mfemba.

El ejemplar vemos recuerda una imagen funeraria similar en la colección del Museo Etnológico de Berlín, de cuyo libro Africa, Art and Culture tomamos nota sobre la simbología.

Es la madre ideal, realizada en esta talla de una mujer con su hijo, "la creadora o constructora de la fábrica social del clan". Su pose sedente con las piernas cruzadas,sobre un bloque decorado con figuras geométricas que en cierto sentido significa la tradición, muestra vigilancia mística y una visión estabilizante del pasado. "su gesto (funda nkata) forma un círculo protector alrededor del niño. Ella estabiliza aún más al infante sosteniéndole la cabeza con su mano izquierda y con la derecha el cuerpo. Cada detalle enriquece la imagen de la madre como guardiana y apoyo. En suma, es una declaración del poder espiritual apoyando a una comunidad en su necesidad de ser fértiles y asegurar la continuidad de la tribu o clan.

Por algún lado he leído, que estas Mfemba tuvieron su origen en antiguos ritos de fertilidad y que las imágenes eran decoradas con una pasta roja, como la que cubre el ejemplar que vemos. En la iconografía Kongo, el rojo simboliza fases de transición de vida y/o muerte, así como prácticas rituales. Los peinados en forma de casco o mitra, responden a estilos que alguna vez fueron populares entre hombres y mujeres Mayombe. Un bonete tejido, Mpu, sugiere un alto rango. Las mujeres de la región usaban intrincados patrones de escarificación en sus cuerpos, realizadas al sobar sustancias en incisiones efectuadas a la piel. Estos tatuajes queloides incrementaban el atractivo sexual de la mujer. Los dientes limados y afilados son otro atributo de belleza aplicado.

Perfil del rostro. Nótese el aro en la oreja, hecho de alambre

El niño en el regazo materno. La madre sostiene la cabeza con la palma de una mano y con la otra protege sus piernas.
Entre los Kongo, la palma es como "el estómago de la mano".
Pechos firmes y erectos parecen mostrar un mayor poder. 
De medio perfil se puede apreciar el trabajo dental y las joyas que la adornan.

lunes, 8 de julio de 2013

Arte africano V (Protección songye)


Figura masculina de poder de la etnia Songye, con su "medicina",
ojos de conchas cauri, clavos y un cuerno.

Esta "figura de poder" procedente de la República Democrática del Congo, es un Nkisi nkondi elaborado en el seno de la etnia Songye. Tiene algunas similitudes con el que presentamos hace un par de días (por aquí). De hecho, el término Nkisi (Mankisi, en plural) se encuentra disperso por una amplia área del África central entre las diversas etnias de la cuenca del Congo: en Zambia los Mbunda lo utilizan para designar sus máscaras, mientras que los Kongo lo usan como un término genérico para una amplia gana de figuras mágicas, sustancias y actividades, lo que presta cierta confusión a la hora de traducir. Sin embargo, este término profundamente arraigado en los pueblos del grupo lingüístico Bantú, "sirve para comprender un conjunto de objetos y entidades cuya eficacia y capacidad de influir en los asuntos de los vivos, depende de algún agente externo, generalmente identificado con espíritus o ancestros".

La pieza que vemos conserva aún sus "medicinas" en una oquedad en el vientre, un atado en el pecho, un cuerno animal sobre la cabeza y ojos de conchas cauri (por largo tiempo utilizadas en África como moneda). Está desprovista de otros adornos, por lo que puede decirse que cumplió su misión y luego fue desechada. Me llamó la atención esa cara con una expresión entre rictus de amargura y risa burlona, y el cacho de animal que la corona. Por su tamaño, es evidentemente una pieza para su uso individual. Veamos que nos dice el libro Africa, The Art of a Continent:

Paquetes de "medicina" en el vientre y pecho de la figura
Entre los Songye sólo se identifica como Mankisi a las figuras mágicas (...) Hay dos clases de Nkisi. Una, más pequeña en tamaño (y la más numerosa), es personal en su aplicación y propiedad; restringida a individuos o, como mucho a los miembros de un hogar. Los ejemplos ilustrados aquí -se refiere a las imágenes exhibidas en la exposición-, sin embargo, son mucho más grandes y, en un intento deliberado de expresar fuerza y poder, más formidables en su concepción.; funcionan a nombre de comunidades enteras, y ocasionalmente -donde sus poderes si son elogiados- pueden servir a un área más extensa.
La eficacia de los Mankisi tiene diversas fuentes. Lo más importante son los muchos tipos de sustancias y parafernalia aplicada a las figuras. Muchas de ellas se consideran intrínsecamemente poderosas y agresivas- sustancias tales como partes de león, leopardos, serpientes, abejas y aves de presa; órganos sexuales de cocodrilos y tierra de senderos de elefante; elementos humanos tomados de categorías excepcionales de personas, tales como suicidas, brujos, epilépticos o gemelos. Diversas insignias que recuerden los atributos típicos del vestuario de jefes o del cazador pueden adornar la figura. Éstas son siempre masculinas y tienen una combinación de características que constituyen una referencia generalizada a los ancestros.
(...) Se cree que las sustancias eficaces mencionadas más arriba fueron concebidas al principio de la creación y estaban contenidas en cuernos y calabazas; las figuras mostradas aquí tienen tales contenedores agregados al objeto. En general, sin embargo, la cabeza y el vientre abultado de la figura mantienen la mezcla  que les confiere poder, las cuales -como en las ideas de los Kongo sobre sus figuras mágicas- pueden considerarse como en una forma de contenedores, vehículos de fuerzas místicas.
No hay una fórmula prescrita o una selección de elementos inequívocamente unidos a la creación de un figura mágica: cada una obtiene su poder de una variedad de tales sustancias, ensambladas en combinaciones variables de acuerdo con la experiencia y preferencia del especialista del ritual, el nganga, quien "crea" el objeto. Es significativo  que las propiedades de la talla en si son consideradas secundarias. Es incuestionable que las sustancias aplicadas subsecuentemente son el elemento crítico; ciertamente el nganga a quien se acredita la creación del objeto puede ser o no escultor.
Como resultado del tratamiento individual que el objeto recibe, cada figura se ve como imbuida de su propia identidad y su nombre propio, generalmente el de un jefe renombrado. Esto, con el paso del tiempo, se le embellece además con su biografía de logros y causas efectivamente resueltas. También se le trata y atiende como un individuo: se le alimenta, unta y recibe sacrificios en su honor. También se le individualiza en el sentido que tiene su propio ciclo de vida. Al final, sufrirá decadencia física (...) Igualmente, si el nganga responsable de su existencia llega a morir, se considerará que sus propios poderes se verán comparablemente reducidos y puede que se necesite un remplazo.
Perfil de la cabeza del fetiche con su cuerno.

domingo, 7 de julio de 2013

Arte africano IV (Adivinación luba)

Fetiche adivinatorio para detectar mentiras o "vomitar verdades"
Entre los objetos adivinatorios de la cuenca del Congo está el Kashekesheke o Katatora. El ejemplar que vemos es de procedencia luba, R. D. del Congo y me fue vendida como un "detector de mentiras" y hasta me explicaron someramente cómo operaba. No decían más y me contenté con la historia. Luego, revisando el libro Africa, Art and Culture, que presenta la colección de objetos africanos del Museo Etnológico de Berlín, encontré mejor información. Veamos:
...El Kashekesheke es la técnica de adivinación más personal entre los pueblos luba, quienes usan una variedad de sistemas para abordar problemas individuales o comunitarios de todo tipo. Un adivino es un doctor, psicoterapeuta, abogado y sacerdote a la vez. La gente de las áreas rurales de la región Luba ha consultado, y aún consulta, los adivinos por enfermedad, muerte, robo, sequía, crimen.
A la izquierda, un instrumento de adivinación luba,
(Congo). Derecha, un pito chokwe (Angola)
La foto está tomada de la página de Christies, que
los subastaba en 2009 (aquí)
Los adivinos kashekesheke pueden ser hombres o mujeres, sin embargo, se piensa que las adivinas tienen una afinidad más próxima con los espíritus ancestrales que guían la consulta.Algunas mujeres nacen o desarrollan la vocación del arte del Kashekesheke, mientras que los hombres deben recibir inserciones de medicina, llamada lusalo, dentro de la piel de la mano derecha, que activa la atención del espíritu cuando la piel hace contacto con el instrumento de adivinación. Cuando un cliente viene a consultar un  adivino kashekesheke, ambos se sientan el uno frente al otro sobre un petate y ambos toman el instrumento, pasando sus dos primeros dedos a través de apertura. Mientras el adivino formula preguntas al espíritu invocado, éste responde a través de movimientos de la figura ya conocidos. Un movimiento de va y viene a través del petate señala una negativa, mientras que un movimiento circular y enfático indica una afirmación.
Cuando a una adivina kashekesheke se le preguntó cómo obtuvo la figura que esta usando para sus consultas, respondió que la forma le fue dictada en sueños. Mientras dormía, fue visitada por un espíritu, quien le dijo que comisionara una figura con determinadas características y que llevaría el nombre del espíritu Mpombo. Antes de cada consulta, la adivina frota la superficie con albahaca aromática para despertar la atención del espíritu en el procedimiento.
(...) Algunos voceros luba sostienen que la palabra Kashekesheke deriva de la raíz verbal , "kusheka", que quiere decir "vomitar la verdad". Otros dicen que Kashekesheke imita el sonido que hace la figura cuando se mueve a través del petate. Entre los pueblos vecinos songye, el proceso se llama"katatora", aunque funciona exactamente de la misma manera y con los mismos fines.
No me mires de frente...
El uso frecuente de estos instrumentos les da una pátina superficial y lineas suaves que indican la relación del objeto con sus propietarios y usuarios. Mientras más se usa, más lisa e interesante se ve.


sábado, 6 de julio de 2013

Arte africano III: (Nkondi, figura de poder)

Nkisi nkondi, procedente del Congo.
Cuando vi por primera vez esta figura me causó una turbadora impresión. Había algo en ella que atraía y atemorizaba a la vez. La tarjeta que lo identificaba en la vitrina tenía poca información (Power figure, Congo y algún dato más). Esta es una pieza elaborada en el seno de la etnia Kongo, que da el nombre al río y al país. Sabía que habría alguna historia interesante alrededor de este tipo de fetiches. Hoy transcribo lo que dice Laure Meyer en su libro African Forms, art and rituals:
Rituales:
El aspecto conscientemente agresivo de esta estatua, un nkondi, indica que la figura (ocasionalmente remplazada por un perro) ha sido preparada para defender a su propietario. Fue tallada con tal fin en mente por un sanador o nganga, pintada parcialmente en blanco (en este caso en rojo), la cara de la estatua permitió al sanador ver a un espíritu del mundo de los muertos. A través de la mediación de la figura, el sanador movió al espíritu a velar por la persona que la comisionó. La estatua está supuestamente cargada de poderes mágicos gracias a las "medicinas" colocadas alrededor de la cabeza como una corona y en un orificio en la barriga de la figura, que se cerró con un vidrio liso....
El sanador dio el poder a la figurilla soplando sobre las sustancias mágicas, cerrando luego el orificio y efectuando diferentes gestos rituales. La figura se puso al cuidado de su propietario para que trabajase contra todas las fuerzas maléficas. La pieza protegió al inocente. En particular, estaba lista para cuidar de brujos que pudieran lanzar sortilegios, y podría servir también como testigo de un acuerdo a que se llegase frente a ella. En cada una de esas ocasiones, un clavo, o una lámina de metal se clavaría a la estatua para despertar el espíritu. Estas piezas de metal se lamieron para incrementar su poder (...) Perseguido por la mirada embrujadora de estos ojos de vidrio, literalmente hipnotizado, el ofensor correría el riesgo de morir súbitamente, o ser presa de un enfermedad infligida por el espíritu.
Formas
Excepto por la cara, que estaba conscientemente diseñada para aterrorizar, el cuerpo de la figura no muestra intento alguno de tratamiento escultural. Sumariamente modelada, la pieza no se concibió para ser vista; muchas veces no incluso indicación alguna del sexo de la figura. Sólo sirve como un soporte para los clavos y piezas de metal (...) La intensidad de la mirada de la figura, capaz de hipnotizar y fascinar a aquellos que han roto un juramento, está concentrada en un par de ojos sin pupila que están listos par perseguir al culpable donde quiera que vaya.
Por algún lado leí, que entre las "medicinas" utilizadas para la preparación de este tipo de figuras está la tierra de cementerio. La pieza mía tiene mucha tierra seca, suda, transpira, parece tener vida propia.

Detalle de los clavos, piezas de metal, plumas y caracoles
Recuerdo que Ahmed, el Embajador de Egipto, me preguntó un día que cómo yo, siendo cristiano tenía esa abominación pagana en mi casa. Mi respuesta fue simple: "Dios me protege". La verdad es que este fetiche causa impresión hasta ente los monoteístas. No quiero imaginarme el temor que causa entre los animistas y supersticiosos

Mirada vacía de los ojos sin pupila que persiguen al culpable.

viernes, 5 de julio de 2013

Arte africano II (Sonrisa arcaica)

Rey ashanti
En una de mis primeras visitas a la trastienda de Bushman Art Gallery en Windhoek, Namibia, quedé prendado de la majestuosa sonrisa arcaica de esta pareja de reyes ashanti (como tal los vendían). No eran baratos, pero tampoco eran prohibitivos. Los compré y aún no me arrepiento.

Reina ashanti
Son figuras de bronce trabajadas con la técnica de la cera perdida. No tienen calidad de museo, ni pertenecen a ninguna época dorada del arte africano. Hace siglos desaparecieron los grandes imperios de la Costa de Oro o Golfo de Guinea, pero la cultura permanece, aunque ya decaída.  Me recordaron, con esa amable sonrisa, a los griegos arcaicos y a los etruscos, aunque no se parecen en nada. A pesar de sus dimensiones reducidas, muestran gran riqueza de detalles y una majestuosidad que impone.

La real pareja (Fernando e Isabel para los íntimos), sentados en sus tronos. Obsérvense
la profusión de detalles: escarificaciones rituales, adornos, y atributos de poder.
Dos grandes señores sin duda
El perfil del rey.

Perfil de la reina con su peinado muy elaborado.
Detalle del rey

El trono vacío.
Fue la primera compra que hice de algo que no fuera artesanía sin valor o "tourist art". A partir de allí, comencé a frecuentar la tienda y a conversar con sus propietarios. Poco a poco fui conociendo algo más del África profunda. La tienda tiene un sitio en la red en inglés y alemán (por aquí). Una vez que se ha ingresado, recomiendo visitar el catálogo. Lo van a disfrutar.

martes, 2 de julio de 2013

Arte africano I (Bibliografía)

Algunos libros para ilustrarnos sobre cultura africana.
No soy bueno con el photoshop.
Hace ya un tiempo anuncié que subiría a esta bitácora algo sobre arte africano (ver por aquí), y así complacer a Jesús el librero que desea ver mi modesta colección de fetiches. Pensé dedicar un sólo artículo al tema y limitarme a poner las fotos de los objetos sin mucho comentario, mas ahora me parece más interesante incluir primero algo sobre los libros sobre el tema que reposan en mi biblioteca para luego ir colocando, en otras entregas, los fetiches con alguna base documental. Así, creo, tendrá algún valor agregado y no sólo una colección de fotos.

Les demoiselles d'Avignon, por Pablo Picasso

Primero lo primero: mi primer contacto con el arte africano fue en bachillerato, cuando en Educación Artística o Historia del arte se tocaba el tema del cubismo. estas eran materias eurocéntricas y en cierta manera exclusivistas. De América se veía poco, de Asia menos aún y África no existía, a excepción del Egipto faraónico. Nos decía el programa de estudios oficial que una exposición de objetos africanos inspiró a unos cuantos jóvenes artistas europeos a lanzarse por una nueva ruta que los llevó al cubismo y que esta ruptura con el academicismo imperante en las generaciones anteriores abrió las puertas al arte moderno. Era momento en que te mencionaban a Pablo Picasso y a Les demoiselles d'Avignon, cuadro en el que dos de las muchachas tienen rostros que evidentemente parecen máscaras rituales africanas y las otras no iban a la zaga. Buena invitación a conocer el cubismo, aunque un tanto falla por el desconocimiento de los objetos que inspiraron ese cambio. De allí, tal vez, surgió mi gusto por el arte moderno y el deseo de conocer más sobre las expresiones culturales del África subsahariana; mas en Caracas, aún en aquella época de abundancia, era poco lo que había sobre Madre África (me niego a llamarla "el continente negro", porque no es negro, ni es oscuro, tal vez un poco misterioso, pero no negro).

Hay que tener paciencia en la vida. Pocos años después, mientras ejercía en Georgetown (Guyana, país con muy pocas librerías, ninguna bien surtida), al revisar la sección de libros de una tienda por departamentos, me encontré con un volumen que no era gran cosa, pero tenía un título que prometía saciar en algo mi curiosidad, adormecida pero aún viva, sobre el arte africano. Se trataba de African Art, an Introduction (Hamlyn, Londres, 1974), por Dennis Duerden. Mientras lo leía, pensaba en todas las piezas de museo que lo ilustraban (máscaras, fetiches, objetos diversos) y en lo lejos que estaba de verlos de cerca, y mucho menos de tener alguna pieza como esas. Lo más próximo que estaba era viendo las obras de artistas afro-guyaneses, que si bien eran interesantes, respondían a la propaganda racista del PNC. Llegué a comprar una pequeña escultura en madera, obra de Philip Moore, pero ya eso no es África, sino América.

El libro de Duerden, en efecto, me aclaró muchas dudas y me confirmó muchas de mis sospechas:
Los no-africanos, por siglos, han menospreciado a los africanos como un pueblo "retrasado", con una organización social sin sofisticación, una primitiva manera de vivir y un arte burdo. Pero, a pesar de que las bien conocidas máscaras de madera tallada y pintada con frecuencia parecen inacabadas y sin atractivo para los ojos occidentales, también parecen  tener un extraño y poderoso secreto suyo, lo cual turba porque estamos excluidos de ella. El arte africano, de hecho, no es arte en absoluto, en el sentido occidental de algo hecho por un artista para ser colgado de las paredes de la casa de un connoisseur, y admirado. Las máscaras en particular son una parte viviente de la vida diaria de gente del común que les ayuda durante las ceremonias de aldea para expresar sus sentimientos acerca de la sociedad en la cual viven, su lugar en la compleja estructura social, sus temores, ambiciones, frustraciones y alegrías. Su vida consiste en un extremadamente complejo juego de fuerzas religiosas, sociales y políticas, cuidadosamente balanceadas para producir un estable pero adaptable marco para que cada individuo dirija una existencia plena en armonía con la naturaleza y sus congéneres.
Máscara africana y cabeza femenina picassiana
Tomada de www.ellapizdemontse.blogspot.com
A pesar de que es sólo un texto introductorio a un mundo complejo, el autor desarrolla sabiamente su esquema de trabajo, iniciando desde la sociedad africana desde el punto de vista geográfico e histórico, la mitología, las artes y, muy importante, África en contacto con el mundo occidental, en particular con el arte. Muy bueno para ser un libro básico. Lejos estaba yo de saber que 20 años más tarde tendría el placer de ver muchos de estos objetos: máscaras, fetiches, instrumentos rituales, textiles, mobiliario y un sinfín de cosas interesantes.

Ni nuevo encuentro con el arte africano fue en Namibia, donde fui acreditado. La embajada estaba ubicada en pleno centro histórico de Windhoek, donde estaban las mejores tiendas, restaurantes y la única librería de la ciudad que se podía llamar como tal. Entre las tiendas, recuerdo una en particular ubicada en Independence Ave., en una de las casas más antiguas: Bushman Art Gallery (sigue allí). Allí no sólo vendían recuerdos, "tourist art", artesanías y cosas curiosas, sino que, al fondo de la tienda tenían un verdadero tesoro de objetos de toda África subsahariana, en particular del Congo, Angola y Zambia. recuerdo como si fuera hoy mi primera visita a la trastienda. No lejos de allí, detrás de la Embajada quedaba Gutemberg Platz, un pequeño centro comercial donde estaba, entre otros establecimientos, la librería, atendida por una culta dama germano-namibia.

Independence Ave. en Windhoek. En una de esas casas alemanas queda Bushman Art Gallery, en el edificio azul y blanco del fondo funcionaba la Embajada de Venezuela y en el edificio marrón (atrás) el Hotel Kalahari Sands. En
la calle paralela, detrás de la Embajada queda un pequeño centro comercial: Gutemberg Platz

También habían buhoneros que no sólo vendían artesanías sino también viejos fetiches africanos, algunos verdaderos y otros falsos. Lo que más me llamaba la atención de estos "vendedores informales" era la formalidad de su trabajo y la limpieza de los lugares una vez que se habían retirado. Me hacían recordar la patria lejana y comparaba... Pues bien, las comparaciones son siempre odiosas. Namibia es un país bien organizado, limpio y eficiente, y hasta los buhoneros son respetuosos del orden. Windhoek, es una ciudad extremadamente limpia. ¡Dios los guarde!

Así, en Bushman Art compré la mayoría de mis fetiches y en la librería los textos para educarme. El primer libro fue una verdadera trouvaille: Africa, the art of a Continent (Prestel, Munich, 1999) editado por Tim Phillips en ocasión  de la exhibición del mismo nombre celebrada en la Royal Academy of Arts, Londres, octubre de 1996 - enero de 1996. Es un grueso volumen profusamente y bellamente ilustrado (620 páginas con 854 ilustraciones, de las cuales 801 son a todo colo), en cuya tapa aparece una escultura de bronce del reino de Benin, que me recordaba mi primera compra en la galería. De inmediato lo compré y aún lo atesoro; me ha aportado muy buena información y me entretengo hojeándolo de cuando en cuando. Son piezas de calidad de museo, nada que uno pueda adquirir con un sueldo de empleado público, pero allí están las imágenes y la información.  La solapa nos indica:
Los contenidos están arreglados geográfgicamente en un gran tour que divide el continente en siete áreas. Comenzando con Egipto Antiguo y Nubia, el tour procede a través de Etiopía,  y Sudán hacia la costa oriental y austral de África; luego se mueve a través de África central a las áreas costeras de áfrica Occidental y los países de la región sub-sahariana. El sondeo concluye en el norte de África, concluyendo con una disertación sobre Egipto y sus períodos cristiano e islámico. 
En cada una de estas siete secciones los objetos están organizados en un orden cronológico amplio. Ellos demuestran  el amplio rango de estilos del arte africano, inspirado por diferentes religiones y culturas, y la igualmente sorprendente variedad de materiales, desde estiércol hasta oro, incluyendo bronce, marfil y terracotta, así como también magníficas tallas de madera de todo el continente. Obras de arte de las más importantes colecciones públicas y privadas de Europa y los Estados Unidos están yuxtapuestas con lo mejor de África misma.
Después compré otros libros, más por curiosidad intelectual que por necesidad de identificar las piezas de museo que no tengo, sino para ver un África  diferente a la de las tiranías, guerras, tragedias y explotaciones. He aquí otros de la colección:

Africa Art and Culture (Prestel, Munich, s/f). Presenta la colección africana
del Museo Etnológico de Berlín, que "contiene grupos únicos de objetos, tales
como las esculturas de terracotta (excavadas por Leo Frobenius), bronces raros de
Benín, obras maestras de Camerún, Gabón y Togo y esculturas y máscaras de África
Oriental. La edición estuvo a cargo de Hans-Joachim Koloss. 240 páginas, con 162
ilustraciones a color y 42 en blanco y negro. Muy ilustrativo este libro.

African Forms, Art and Rituals (Assouline, Nueva York, 2001), por Laure Meyer.
"...ilustra un aspecto del arte africano que ha sido largamente descuidado por otros
libros. La escultura africana y arte son difíciles de descifrar por ellos son almo más que
una muestra del ?arte por el arte'. El arte africano está basado en valores religiosos y filosóficos.

Las piezas son creadas no sólo para el patrón, sino para la comunidad entera, usando 
un lenguaje de forma para que la sociedad entiendo lo que no se puede poner en palabras". 
El volumen contiene 70 láminas a color, 7 en blanco y negro y 200 páginas.

Early Art and Architecture of Africa (Oxford University Press, 2002).
Pertenece a la colección de historia del arte de esa editorial universitaria.
"Esta nueva historia de más de 5000 años de arte africano revela
por primera vez su verdadera diversidad. retando siglos de errores que
han oscurecido la naturaleza sofisticada del arte africano, Peter Garlake
usa las últimas investigaciones y hallazgos arqueológicos para ofrecer
nuevas y excitantes miradas al período entre 20.000 a C. y 1500 d C.
Todas las regiones están cubiertas: África austral, Nubia, Aksum, el río Níger,
África occidental, Gran Zimbabue y la costa oriental africana".
Contiene 112 ilustraciones, de las cuales 64 a todo color.

lunes, 22 de abril de 2013

Rostros africanos

Fetiche congoleño para detectar mentiras

El amigo Jesús Santana, que de paso es un gran librero, me ha invitado a compartir en esta bitácora algo sobre los fetiches africanos.  Lo haré poco a poco, presentado algunos ejemplares de mi pequeña colección y en la medida en que me vaya documentado a través de mis libros y la Internet. También deberé buscar un lugar donde tomar las fotos y que salgan bien. Las etiquetaré dentro de Colecciones y Antropología.
Demás está decir que mi interés por el arte africano surge del aprecio que tengo al arte moderno, que adoptó muchos elementos de esta ancestral manifestación cultural y dio surgimiento al cubismo. Trataré de esmerarme en la presentación para que sea verdaderamente ilustrativa. 

Nkisi nkondi, muy "milagroso" por la cantidad de clavos que exhibe

Hoy me limitaré, como aperitivo,  a presentar algunos de mis rostros favoritos con unas fotos bastante mediocres tomadas a la carrera. Sean indulgentes, que ya mejoraré.

Para leer los diversos artículos sobre esta colección, ingresar por aquí.


Figura femenina procedente del Congo

Otro Nkisi nkondi. Lo compré sin collares.
Le elaboré uno con cuentas africanas y le puse un cascabel de culebra