martes, 22 de mayo de 2012

En Quíbor aman a su Caimana

Nuestra Señora de Altagracia de Higüey,
Patrona de República Dominicana
La advocación de Nuestra Señora de Altagracia es una devoción muy antigua en América Latina. En Santo Domingo se le venera desde temprano en el siglo XVI, heredada de colonizadores originarios de Garrovillas de Alconétar (cerca de donde era Nicolás de Ovando) o de Siruela, ambas en España. Es la Patrona de República Dominicana. Originalmente su fiesta se celebraba el 15 de agosto (Asunción de María), hasta 1692, cuando un hecho político de importancia afianzó su fama como protectora de los dominicanos. La nueva fecha, 21 de enero, conmemora la victoria de los pobladores hispanos sobre los invasores franceses de la parte occidental en la Isla en la batalla de Limonade (hoy en Haití), que se atribuye a su intercesión.

En Venezuela hay varios pueblos cuya patrona es Nuestra señora de Altagracia y son frecuentes las iglesias dedicadas a esta advocación. Hoy hablaremos de Nuestra Señora de Altagracia de Quíbor, llamada cariñosamente por los lugareños La Caimana. Es un cuadro pintado en 1606 por un imaginero de apellido Tovar, según consta en una inscripción del cuadro (según Alfredo Armas Alfonzo, quien cita al Dr. Cecilio Sarmiento). La imagen se parece a la que se venera en Higüey: es una escena del nacimiento de Jesús con el Niño sobre un paño extendido en un pesebre, la Virgen ocupa un lugar destacado al centro, San José inmediatamente detrás de María, mucho más cerca que el de la imagen dominicana.

Hay versiones de cómo llegó este cuadro a las inmediaciones de Quíbor. La primera de ellas se asemeja a la historia de la de Santo Domingo. Nos dice Alfredo Armas Alfonzo:
Altagracia de Quíbor adornada
con motivo de su fiesta
Foto de www.lasquibureñas.blospot.com 
Un quiboreño muy principal, en vísperas de un viaje suyo a Caracas, recibió el encargo de sus hijas de una imagen de Altagracia. En vano la solicitó en los negocios del ramo conocidos. En otra salida suya del año siguiente, con el mismo destino, las hijas insistieron en el pedido, pero tampoco esta vez tuvo suerte a pesar de su empeño. Pensó, entonces, mandarla a pintar con artista de oficio y con la decisión tomada volvió a la posada. Allí, sobre la mesa, encontró un rollo de lo que parecía pergamino. Curioso lo extendió y no le quedó duda: era un cuadro de la Virgen de Altagracia. Lo había dejado, con el encargo de su venta, un desconocido que no apareció más por la posada. El quiboreño pagó el valor, una suma grande, pero de Tovar, o quien fuese, su desconocido agente, jamás se tuvo noticia alguna. El relato de la advocación quiboreña coincide exactamente con la dominicana aún en sus más mínimos detalles.
Retablo de la Ermita de
Nuestra Señora de Altagracia, Quíbor
foto tomada de www.lapatilla.com
Además de coincidir, esta versión falla por ciertos aspectos: en primer lugar para 1606 El Tocuyo y Barquisimeto eran ciudades con vida cultural más activa que Caracas que tenía poco tiempo de fundada; en Caracas, para la fecha y hasta el siglo XVIII, no había tiendas que vendieran santos, sino que éstos se encargaban a un imaginero (pintor o tallista), quien luego los entregaba; Quíbor fue fundada en 1620, 15 años después de la presencia del cuadro en la región. Me parece más lógica la otra versión, aunque sea menos misteriosa: a requerimiento de los hermanos Gómez de Alvarado, quienes deseaban una imagen para su capilla, el cuadro fue pintado en 1605 por Tomás de Cózar, un pintor malagueño. Es una de las pinturas más antiguas de Venezuela. Esta segunda versión también tiene su leyenda, según la cual, a pesar de tener una iglesia más grande en la parroquia, la Virgen permaneció en la Capilla, pues se hacía muy pesada cuando se proponían trasladarla. Soy más prosaico. La Capilla y su cuadro eran privados y sus propietarios ejercían la mayordomía, por lo menos hasta 1810.
La capilla o ermita donde se venera queda a unos dos kilómetros del centro de Quíbor y tuvo su origen en la piedad cristiana de un terrateniente de la localidad. El 29 de agosto de 1776, el Obispo Mariano Martí le hizo la visita pastoral:
Ermita de Altagracia, Quíbor
foto de www.pueblosdevenezuela.com
A distancia de un quarto de legua de esta Iglesia parroquial (se refiere a la de Quíbor, también dedicada a Nuestra Señora de Altagracia), hazia el norte, hay una Capilla bastante capaz baxo la invocación de Nuestra Señora de Altagracia, baxo la qual invicación está también la dicha Iglesia parroquial. Esta Capilla era ayuda de Parroquia de la Parroquial del Tocuyo, y allí se bautisava, enterrava y se hazían las demás funciones parroquiales, hasta que por el señor (obispo de Caracas José Félix) Valverde o su Comissionado en Caracas, a 13 de enero de 1743, se agregó esta Capilla a esta Iglesia de Quíbor, y ahora está como una pura Ermita o Capilla, sin hazerse allí función alguna parroquial; pero como aquella sagrada imagen de Nuestra Señora es muy milagrosa, no dexan de cantarse allí cada año unas doze Missas, y de toda esta provincia vienen a visitar esta imagen, que es de pintura y tendrá el quadro poco más de una vara de alto y lo ancho correspondiente. Tiene esta Capilla una casa pata hospedar a los que vienen de romería, allí cerca de la misma Capilla, qual capilla es bastante capaz y esta casa está muy deteriorada; y he dispuesto, para evitar concursos de hombres y de mujeres en ella de noche,, que no se repare, sino que de ella se aproveche lo que se pudiere, a beneficio de la Virgen misma, y que si algún devoto quiere edificarla, sea con la circunstancia de hazer en ella dos divisiones totalmente separadas, una para hombres y otra para mujeres. (Sigue luego describiendo los trabajos de ampliación de la Ermita que se hacían en ese momento).
Procesión de Altagracia de Quíbor
Los trabajos que observó el Obispo Martí en 1776, no habían concluido para 1810; Don José Atanasio Lucena y Goyo, quien ejercía la mayordomía de la Capilla, deja en su testamento otorgado el 26 de abril, su voluntad de dar término a la fábrica que encarga al maestro constructor Blas Vizcaya, quien concluyó el trabajo. El paso del tiempo, las guerras y temblores fueron deteriorando. Durante la gestión parroquial del presbítero Águedo Felipe Alvarado (1845-1926, luego fue Obispo de Barquisimeto, de feliz memoria) se hicieron los trabajos de rescate, que concluyeron en diciembre de 1881 y en enero de 1882, el  párroco mencionado, solicitó el traslado en procesión de la patrona. Así, el 23 de enero de 1882 monseñor José Díaz, obispo de Barquisimeto, presidió la misa para bendecir el templo y se realizó la primera procesión entre Ermita y la Parroquia, evento al que cada vez se suman más de feligreses y devotos de Altagracia. Esta procesión se efectúa todos los años ininterrumpidamente desde 1882.


¿Por qué Caimana?

Hay dos versiones también: una increíble y la otra jocosa. La increíble es que un quiboreño se bañaba en un río cercano cuando, de repente, se le presenta un feroz caimán dispuesto a almorzar, el pobre señor, en su desesperación invoca la protección de la Virgen, pero del susto no le sale el nombre, sino que repite una otra vez: ¡Socórreme, Caimana! ¿Será posible?

Quiboreño en oración devota ante
la imagen de Altagracia
foto de www.lapauta.com
La otra versión la contaba Monseñor Alvarado: el señor Marcos Ortiz, nativo de Cuara (población cercana a Quíbor), personaje popular famoso por su gracejo, en peligro de ser asesinado en Cabudare, invocó a gritos a la Virgen, pero se olvidó el nombre y... ¡Caimana!, gritaba en el azoro. Escapó de la muerte, aunque mal herido, y ya no la nombró de otro modo. Este señor en 1854 también habría recibido ayuda de su Caimana cuando el Comandante Vásquez lo encañonó con un trabuco para obligarlo a gritar vivas a Páez, quien se había alzado contra el régimen de los Monagas, y Ortiz, pensando en su patrona, se evadiría diciendo: ¡Pues que viva ese chavelón!, evitando nombrar al héroe nacional, ahora en aventuras políticas. He buscado el significado de "chavelón" en el Diccionario de Venezolanismos y no aparece.

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