lunes, 21 de octubre de 2013

Olímpica IV de Píndaro

Píndaro
(518 - 438 a C)
Hace unos días compré un ejemplar de la Obra completa (Cátedra, Madrid, 2008) de Píndaro -o lo que sobrevive de ella- y quise compartir con los lectores de esta bitácora algo de este gran poeta griego. La contraportada del libro nos dice algo que ya sabíamos desde bachillerato:
... una de las cimas poéticas de todos los tiempos, se relaciona con los cuatro certámenes religioso-deportivos más importantes de la grecia antigua: los juegos Olímpicos, Píticos, Nemeos e Ístmicos. Fue un sincero y destacado defensor de la religión olímpica en su sentido más tradicional, aunque sus poemas reflejan creencias de la vida irracional, de las ideas sobre la vida de ultratumba y la profecía. Sin embargo, en Píndaro destacan la riqueza de contenido, la variedad y la creatividad sobre los condicionamientos de la tradición y las convenciones del género.
He seleccionado la Olímpica IV, en honor de Psaumis de Camarina, campeón de la carrera de carros de mulas en los juegos Olímpicos de 460 o 456 a. C. Tómese como una invitación a explorar el repertorio pindárico, ya que no es la mejor sus odas, pero es lo suficientemente breve como para no cansar la vista frente a la pantalla del PC. Es una oda en la cual se hace poco uso del mito y sólo al final se hace una referencia breve al argonauta Ergino, triunfador en los juegos de Lemnos, en los que vence "en contra de lo esperado por las mujeres de la isla, por tener el pelo prematuramente canoso". Hipsipilea es otra  forma menos común de mencionar a Hipsípila, hija de Toante y, en consecuencia, nieta de Dioniso y Ariadna.


OLÍMPICA IV

Moneda conmemorativa a la victoria de Axilas en la carrera de carros
de mula. Psaumis de Camarina también fue campeón en esa disciplina
olímpica en 460 o 456 a. C

A Psaumis de Camarina


¡Altísimo conductor del trueno de incansable pie,
      Zeus! Sí, las Horas, que a tu servicio están,
con sus evoluciones, obedientes al canto variado de la lira,
      me enviaron
como testigo de las más excelsas victorias.
Ante la dulce nueva
de los éxitos de sus huéspedes al instante se regocijan los
      hombres nobles;
Tú, hijo de Crono, que comprimes el Etna,
cual prensa, por vientos azotada del violento,
Tifón de cien cabezas,
al vencedor olímpico
acoge, por mor de las gracias, y a este cortejo,

la más perdurable luz de las vigorosas virtudes,
      pues llega para festejar el carro
de Psaumis, quien, de olivo coronado en Pisa,
se afana en promover la gloria de Camarina. ¡Que dios
sea benévolo para sus restantes plegarias!
Pues yo le elogio, al muy dispuesto a la crianza de caballos,
que se goza en una hospitalidad sin excepciones
y con puros sentimientos
     tiene la vista puesta en la tranquilidad, que la la ciudad favorece.
No teñiré de falsedad
mi palabra; la prueba decisiva es la evidencia de los mortales;

ella es la hija de Clímeno
liberó de la deshonra de las mujeres Lemnias.
Cuando ganó la carrera con sus broncíneas armas
dijo a Hipsipilea, al ir a coger su corona:
"Así yo soy de veloz;
mis brazos y mi corazón, igual son. También a los jóvenes
les nacen canas
con frecuencia en tiempo inadecuado a su edad".

Pieza arquelógica
Colección del Museo Regionale di Canarina, Sicilia

Ruinas del templo de Atenea en Camarina, Sicilia

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