martes, 22 de abril de 2014

La cigarra de San Francisco

San Francisco de Asís con animales, por Lambert de Hondt el Viejo (siglo XVII)

LA CIGARRA DE SAN FRANCISCO

San Francisco de Asís en las horas de siesta
iba a gozar del grato frescor de la floresta.

Los árboles su sombra regalaban al santo,
las fuentes su murmullo, los pájaros su canto.

Él al Señor las gracias daba en frases sencillas
por tan emocionantes y hermosas maravillas.

Y el viento, complacido, unía en flébil aria
al ritmo de las hojas la bíblica plegaria.

San Francisco de Asís, por artes milagrosas,
sabía los lenguajes de seres y de cosas.

Hablaba con los astros y con los ruiseñores,
lloraba con las fuentes, reía con las flores...

A veces en los prados para oír sus sermones
en torno de Francisco bajaban los gorriones.

(Y por morar tan lejos, tal vez, no quedan huellas
de que a escuchar al santo bajaran las estrellas.)

Una tarde el asceta el florestal contorno
recorría, al abrigo del cálido bochorno,

cuando una cigarra en las hojas lucientes
echó a volar sus límpidas músicas estridentes.

Del armoniosos hemíptero la nítida sonata
hizo vibrar las hojas cual láminas de plata.

Oyendo el vivo canto reír del sol al beso,
se quedó San Francisco en plácido embeleso.

Y extendiendo la mano a la cantora ufana,
con voz dulce y gozosa, le dijo: "¿Ven, hermana!"

La vibrante cigarra, del milagroso hermano
se posó blandamente sobre la abierta mano...

Y allí se estuvo dando sus ritmos estivales
como un temblor melódico de luces y cristales.

Y su trémulo canto abría al sol su timbre
como un plumaje de oro entre la verde urdimbre.

Así, cuando el bochorno las frondas achicharra,
el santo por el canto iba de la cigarra;

y nemoroso insecto del asceta al oído
estallaba en el chorro de luz su chirrido.

Olvidando los múltiples cuidados de su aprisco,
hablar con el hemíptero solía San Francisco.

Una vez la cigarra con si vívido canto
así hablaba en la mano milagrosa del santo:

"Tú me llamas hermana, ¡oh Francisco! ¿Tú sabes
por qué son tus hermanas las bestias y las aves?

Las bestias y las aves, las piedras y las plantas
son, amoroso hermano, como tú mismo, santas.

Cuando la muerte fría te dé sus blancos besos,
pelados, como piedras, se quedarán tus huesos;

de tu carne podrida nacerán mariposas
y matas que los mayos coronarán de rosas

y en cuyos frescos ramos, en los meses de estío,
una alegre cigarra cantará el canto mío...

¿Sabes por qué, Francisco, somos todos hermanos:
hombres, árboles, piedras, pájaros y gusanos?

Porque todos vivimos bajo la misma norma;
porque es el mismo barro el que a todos nos forma,

porque es un mismo enigma el que nosotros yerra
y todos retornamos al seno de la tierra.

Por eso, como dices, somos todos hermanos;
hombres, plantas, insectos, pájaros y gusanos..."

San Francisco escuchaba la lírica doctrina
de la resplandeciente cigarra cristalina.

Y cuando ya alcanzaba la clave del misterio,
presa de un santo escrúpulo, se fue poniendo serio...

Mirando el talle erguido de la cigarra ufana,
con voz llena de asombro, le dijo: "¡Vete, hermana!..."

Y el vibrador insecto, pulsando su cordaje,
con su risa de luces se perdió en el frondaje...

Jesús Enrique Lossada
(1892-1948)
Hoy, Día de la Tierra, me pareció oportuno transcribir el poema La cigarra de San Francisco, obra del intelectual marabino Jesús Enrique Lossada. Lo tomé del tomo correspondiente a Venezuela de la Antología de la poesía hispanoamericana (Biblioteca Nueva, Madrid, 1958).

FELIZ DÍA DE LA TIERRA


2 comentarios:

  1. Pobrecito el Poverello! La chicharra casi le hace olvidar parte del credo católico Ahora sabemos de donde salio el verso del Càntico de las Criaturas: "Laudate siete mio Signore, per sora nostra morte corporale dalla quale nullu uomo vivente puo scapare. Guay a quelli che morranno nelle pecato mortale!" Y, mas tarde, el lobo le recuerda que no hay animal mas peligroso y cruel que el ser humano

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    1. Allí quien hablaba no era la chicharra, sino Jesús Enrique Lossada, anticlerical y ateo desde la cuna (era hijo de cura). Prefiero las Florecillas.

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