En uno de los años que duró la visita (de sus reinos), Huaina Cápac I llegó al Cuzco a tiempo que pudo celebrar la fiesta principal del sol, que llaman Raimi. Cuentan los indios que un día, de los nueve que la fiesta duraba, con nueva libertad de la que solían tener de mirar al Sol (que les era prohibido, por parecerles desacato), puso los ojos en él o cerca donde el Sol lo permite; y estuvo así un espacio de tiempo mirándolo. El sumo sacerdote, que era uno de sus tíos y estaba a su lado, le dijo: "¿Qué haces, Inca? ¿No sabes que no es lícito hacer eso?".
El Rey entonces bajó los ojos, mas a poco volvió a alzarlos con la misma libertad y los puso en el Sol. El sumo sacerdote replicó diciendo: "Mira, Solo Señor, lo que haces, que además de sernos prohibido el mirar con libertad a Nuestro Padre el Sol por ser desacato, das mal ejemplo a toda tu corte y a todo tu Imperio, que está aquí cifrado para celebrar la veneración y adoración que a tu padre deben hacer, como a solo y supremo señor". Huaina Cápac volviéndose al sacerdote, le dijo: "Quiero hacerte dos preguntas para responder a lo que me has dicho. Yo soy vuestro Rey y señor universal, ¿habría alguno de vosotros tan atrevido que por su gusto me mandase a levantar de mi asiento y hacer un largo camino? respondió el sacerdote: "¿Quién haría tan desatinado como eso?" Replicó el Inca: "¿Y habría algún curaca de mis vasallos, por más rico y poderoso que fuese, que no me obedeciese si yo le mandase ir de posta de aquí a Chile?" Dijo el sacerdote: "No, Inca, no habría ninguno que no te obedeciese hasta la muerte todo lo que le mandases".
El Rey dijo entonces: "Pues yo te digo que este Nuestro Padre el Sol debe tener otro mayor señor y más poderoso que él. El cual le manda a hacer este camino que cada día hace sin parar, porque si él fuera el supremo señor, una vez que otra dejara de caminar, y descansara por su gusto, aunque no tuviera necesidad alguna". Por este dicho y otros semejantes que los españoles oyeran contar a los indios de este Príncipe, decían que si alcanzara a oír la doctrina cristiana, recibiera con mucha facilidad la fe católica, por su buen entendimiento y delicado ingenio.
Fuente:
Inca Garcilaso de la Vega. Leyendas y hechos fabulosos del antiguo Perú.
Ediciones Nuevo Mundo, Lima, 1962.
Para el Hit parade de esta semana hemos seleccionado a Yma Sumac, cantando Vírgenes del Sol.
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