martes, 3 de julio de 2012

El origen de los caribes II

Atardecer en el Orinoco

Ya vimos cómo los caribes habían llegado a la tierra y lo que les sucedió con el Árbol Kumaka. Ahora veremos cómo percibían otras tribus el origen de esta etnia. Para ello recurriremos al libro de María Manuela de Cora, titulado Kuai-Mare. Mitos aborígenes de Venezuela (Monte Ávila Editores, Caracas, 1993), de donde transcribo parte de la leyenda sobre Kanaima, espíritu de la selva. Leamos, que la condición humana es tal que trata de elevarse a sí misma y denigrar de los demás:
Los hombres habían sido creados por los espíritus del bien y poseían el fruto de los árboles, la sombra de las montañas y los productos de la caza y de la pesca. Y el maíz y la yuca germinaban tras la estación de las lluvias bajo la tierra de sus conucos.
Pero cada año, cuando descendían las aguas del gran Orinoco, sobre él y sus afluentes aparecían las piraguas caribes, que atacaban a las tribus asentadas en los valles regados por el viejo padre de los ríos.
La gente consideraba a los caribes como espíritus del mal, con sus rojas cabelleras teñidas de onoto y manteca de tortuga, sobre las que a la luz del sol brillaban vistosas coronas de plumas. Sus cuerpos eran ágiles y esbeltos e iban adornados de collares y brazaletes de hueso. Orgullosos conquistadores, atracaban a los poblados y golpeaban a sus habitantes con la maza de guerra, la pesada macana que tenía incrustada una piedra cortante.
- Ana cariná róte (Nota: el grito de guerra de los caribes era ¡Anakarina rote, aunicon paparoto mantoro itoto manto!)-gritaban los caribes-, Sólo nosotros somos gente. Los demás son nuestros esclavos.
Caribes en un banquete guerrero, según T. de Bry.
Y ante su presencia todos se preparaban a defenderse, llenos de terror, y tensaban rápidamente sus arcos.
Silbaban las flechas y se elevaban las plegarias para invocar a los espíritus protectores de cada tribu; pero casi siempre triunfaban los caribes en aquellas terribles batallas, en las que se lanzaban fieramente sobre los atacados, bebían sangre de los moribundos y arrancaban el corazón de los que aún estaban vivos.
Después del combate remataban a los niños, a los ancianos y a los bravos guerreros que se les habían enfrentado, cuyas cabezas conservaban como trofeos de su victoria y cuyos miembros eran devorados en festines rituales, al final de cada guerra, para que su valor no se perdiese y fuese a aumentar el de los vencedores.
Sólo salvaban la vida las mujeres y los muchachos de la tribu derrotada, los cuales eran conducidos a las piraguas, que remontaban luego el río cargadas de esclavos. Aquellas eran repartidas entre los más valerosos caciques, que poseían muchas mujeres, según las hazañas que habían realizado en la guerra. Los jóvenes servían como esclavos al vencedor o eran regalados a los vecinos más poderosos, como prenda de amistad y alianza.
Familia caribe
¿Cuál era el origen de estos crueles caribes que todo lo destruían a su paso, que mataban y esclavizaban a los pueblos, que flechaban a los prisioneros vivos y hacían flautas con los huesos de sus víctimas?
El prestigio fabuloso y terrible de su poder y de su fuerza, su sistema ritual de venganza, que era practicada siempre por el pariente más cercano a la víctima, hizo que los demás pueblos les atribuyesen extrañas procedencias.
Los sálivas decían que el espíritu Puru, compadecido en cierta ocasión de que las gentes que vivían en las márgenes del Orinoco fuesen continuamente atacadas por una enorme serpiente, envió a su hijo a la tierra para que la matase.
El hijo de Puru se enfrentó con la serpiente, logró esquivar sus acometidas y, después de un duro y terrible combate, la mató. 
Entonces, el buen espíritu maldijo al animal, diciéndole:
-Habitarás para siempre en un sitio lleno de tinieblas y jamás entrarás en mis dominios.
La serpiente muerta quedó tendida y olvidada en un apartado lugar; pero cuando se fue descomponiendo empezaron a nacer gusanos de sus entrañas y los gusanos se transformaron luego en hombres y en mujeres y salieron del cuerpo de la serpiente convertidos en parejas caribes, que se extendieron por el mundo y fueron los ascendientes de aquella raza devastadora.
Este era para los sálivas el origen de los caribes, aunque los achaguas creían que provenían del jaguar; y los guaraúnos, aún hoy día, piensan que tienen el poder de transformarse en tigres y cuando son atacados en la selva por esta fiera creen que hay un caribe oculto bajo su piel.
En sus incursiones por las tierras que invadían, los caribes difundieron también sus mitos, y con el paso del tiempo quedó entre los descendientes de aquellos bravos guerreros: arekunas, kamarakotos, taurepanes, maquiritares, el mito de Kanaima, vengador de las tribus vencidas.


¿Quién es Kanaima? Lo comentaremos otro día (por aquí).






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