jueves, 13 de septiembre de 2012

Las ciudades que ya no existen

Ciudades que ya no existen
Carátula
Los libros, para el adicto a la lectura, son una necesidad fisiológica y mental. Se puede llegar a ser compulsivo en la adicción y por eso se compran libros y se les devora; a veces se lleva uno sorpresas desagradables, y en ocasiones otras son una verdadera trouvaille. Lo peor es un mal libro que te fastidia y no sabes si terminarlo de leer, botarlo o dejarlo por allí.

Para quitarme el regusto de una mala lectura, fui a una librería e hice las compras de la semana. Me llamó la atención el título y la carátula de Ciudades que ya no existen (Bruguera, Caracas, 2012) obra de Fedosy Santaella, y procedí a comprarlo. Ya había leído su novela Rocanegras, que disfruté por lo bien estructurada y ambientada. Esta vez pregunté al librero su opinión, que resultó acertada.

Según leo en la contraportada:
Un libro de relatos que se lee como una novela en la que personajes, acciones y hasta objetos se (des)encuentran una y otra vez, para armar una trama que habla del tránsito hacia la madurez, las cosas que casi nunca se dicen y, sobre todo, de la nostalgia que nos tiñe el pasado para hacernos creer que de verdad fue mejor.
Si de un arma se vale este narrador para sus fines es del humor y la lectura de estos cuentos arrancará una sonrisa, cuando no una franca carcajada.
"En Ciudades que ya no existen, Fedosy Santaella juega con el recuerdo y la ficción, entremezclando mundos sórdidos, complejos y violentos donde coexisten compañeros de clase, vampiras, amigos de tragos, duendes que roban llaves para sodomizarlas, novias, fantasmas y personajes tan deliciosamente exagerados que nos hacen olvidar que son tomados de la realidad". Violeta Rojo
 
Pasé la noche en vela leyendo esta colección de relatos y los leí uno tras otro. Me deleité en grande. Lo que más me gustó fue su lenguaje; desde la primera línea el lector nota que Santaella ha leído bastante en su vida, que sabe escribir y darle estructura a la narración. Ese lenguaje culto permite, a su vez, tratar temas sórdidos manteniendo la altura, logrando que hasta las palabras malsonantes queden bien. Rápidamente se establece una conexión entre el narrador y el lector.

Por otro lado, la ambientación de los relatos es consistente con lo narrado: Puerto Cabello huele y se siente a Puerto Cabello y Caracas se parece a lo que es, sin eufemismos ni lugares comunes. También existe, y se aprecia, un juego entre lo real y lo imaginario que atrae y atrapa al lector.

Comencé leyéndolos al azar, mas al final decidí empezar con el primero de los relatos y concluir con el último. Creo que de esta manera es más gratificantes (y no se escapa ninguno). Me gustó y atrajo en particular El belizná del bosque (onírico y surreal). Lo recomiendo ampliamente, seguro como estoy que proporcionará una buena lectura.  El autor tiene su Blog; allí aparece una crítica de la obra y muchas cosas más.



Fedosy Santaella
Autor
Fedosy Santaella (Puerto Cabello, 1970) Es Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado los libros de relatos Cuentos de cabecera, El elefante, Postales su sole, Piedras lunares e Instrucciones para leer este libro. ASí como las novelas Rocanegras y Las peripecias inéditas de Teofilus Jones.  Ha recibido varios premios. Algunos de sus cuentos han sido traducidos al inglés, al chino, al esloveno y al japonés.

2 comentarios:

  1. Querido amigo, gracias por la nota. Espero me permita divulgar la nota en la red. Saludos y una vez más, muchas gracias.

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    1. ¡Cómo no! Soy adicto a tus libros. Ahora me estoy leyendo "Instrucciones para leer este libro". Sigue así. Tienes disciplina.

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