ROMANCE DEL JUEGO DE TRUCO
Desanda la tarde en fin
y ancla en el bar "Pandelaño"
una baraja española
de arabescos apretados
y dos palitos de fósforo
y un puñado de "máis" blanco.
Cuatro látigos de acero,
cuatro pellejos de barro.
Son Alejandro Rodríguez,
más bien el Tuerto Alejandro;
Narváez, José Isabel,
es decir, Chabé el de Atamo;
Alejandro Figueroa;
Calle larga por lo magro,
y, en fin, Francisco Tabasca,
Chico-Chingo desde cuando.
Calle larga va con Chico
y Chabé con Alejandro.
La mesa: latón antiguo.
Las sillas hierro plegado.
Alejandro rumia un chicle,
Chico, un cabo de cigarro.
Calle deja por ahora
sus dos planchas sin trabajo
y Chabé la lengua turbia
por el bolo de tabaco.
Coimes prevaricadores
en silletas a caballo.
Junto a noticias de ayer
que se agitan en el patio
el viento mueve a la vez
cenizas y escupitajos.
Cerveza en vasos de esperma
y ron en casquillos blancos.
Pereza de las gaseosas
de los mirones baratos.
Birrias denuncian apuestas
entre bendito y profano,
sobre el yunque de latón
fingen mandobles los bastos,
mientras los oros mezquinos
pujan las copas al raso
y en las voces las espadas
sesgan soberbios sablazos,
un vendedor de tequiche
-en el mirar inexacto-
con los ojos amarillos
donde debieron ser blancos,
tiene una alpargata sucia
y asiste la mesa impávido.
En cruces sobre el bostezo
se anarquiza el comentario.
Todos los tantos son buenos
incita el del mirar pálido.
Público el reto concluye
con ocho puntos por cráneo.
Y así se juega el bonito
y Chico en la voz de mando
lanza un bello tres de copas
con las copas hacia abajo.
El siete de las espadas
hace rugir a Alejandro
y envidiar sin abstraer
de los puntos que está falto.
Calle larga con un rey
deja el envite en el rastro
al gritar ¡quiero envido!
El coime que apura el canto
califica al anterior
de torpe y extemporáneo.
Mientras que Chabé en silencio
con la primera en la mano,
deja el cinco que le sobra
para burla del contrario.
Con el radiante sol de oros
reanima el juego Alejandro.
¡Truco! grita Calle oculto
que le aceptan en el acto
y sobre los naipes muertos
triunfa el perico de bastos.
Chabé con un as de copas
puya malicias al labio.
Sacrifica Chico otro as
por la segunda... En su escaño
Calle suelta el otro rey
-ligó el perico pelado-
mientras que sobre él, Chabé
con terribles tres de bastos,
entre agónicas premuras
quiebra el retruco zamarro.
Y Chico que la perica
para el final ahorró zafio
le descubre tan seguro
al par que escupe el cigarro.
¡Ganamos truco y envite!
Y Chico que la perica
amasa un buen treinta y dos
hecho en la copa milagro
que el truco es gloria ofrecida
por el perico de bastos.
Y fue entonces cuando el Tuerto
guiado por un solo faro
zaradeó la mesa atrás
y entre los rumbos cruzados:
¡Le ganamos el envite!
-¡Treinta y tres pa' mucho rato!
¡Siete- espadas que jugué
y este seis que arde en mi mano!
Fue tan solemne su enojo,
tan decisivo su amago,
que el enfermo de ictericia
quedó con los ojos claros.
Jesús Rosas Marcano
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Jesús Rosas Marcano
(1931-2001) |
El poema que acabamos de leer es obra de Jesús Rosas Marcano, recordado poeta, periodista, educador y compositor de canciones populares margariteño, cuya obra poética, de carácter profundamente popular, incluye:
Proclama de la espiga (1958),
Pompas y alegrías (1961),
A medio mar (1965),
Cotiledón, cotiledón de la vida (1965),
Clavel muerto y otros claveles (1968),
Manso vidrio del aire (1968) y
Así en la tierra como en el cielo (1976). Fue también un destacado columnista en Últimas Noticias, El Nacional y El Diario de Caracas.
Tomé el texto del libro
Cien + 20 poetas orientales (Fondo Editorial del Caribe, Barcelona, 2010), grueso volumen que contiene poemas de autores de Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta y Sucre que compré por recomendación de Alexis, uno de mis libreros, precisamente por El romance del juego de truco. Me decía que lo leyera, que es muy sabroso, mientras acotaba que su padre le recomendaba evitar los juegos de envite y azar. Este romance está repleto de expresiones y términos típicos de los amantes de este juego de naipes y mantiene un olor a playa y sol oriental.