viernes, 6 de julio de 2012

La vejez llega, mejor ser previsores

Desván del anticuario. Arturo Michelena
En él vemos a Arístides Rojas con su colección de antigüedades

A mi amigo el señor Doctor Arístides Rojas


Pues que á escribir me convida
Tu amistad, es porque ignoras
Que el afanar de la vida
Tiene sus noches y auroras.

Porque olvidas que los años
Secan del alma las flores,
Y se van sembrando engaños
Para cosechar dolores.

Porque tú, feliz acaso,
Avaro de fe y de calma,
Llevaste la vida al paso
Y no diste rienda al alma.

Y como sabio lo hiciste,
Y filósofo te creo;
Pues hoy eres lo que fuiste,
Y como te vi te veo.

Mas, yo que regué impaciente
Tesoros de amor doquiera,
Sin recordar inocente
Que hay otoño y primavera;

Hoy encerrado en mí mismo
Miro como rueda el mundo,
Sin amor, sin egoísmo,
Y con un desdén profundo.

Y no pienses que hago alarde
De desengaño ó necio;
Pues no me quejo cobarde,
Y ni burlo, ni desprecio.

Si es ó no para mí carga
La existencia ¿á quién importa?
Si á mí me parece larga,
Otros la juzgan muy corta!

Y yo no daré fallo
Por el sentimiento mío:
Si la oigo alabar me callo,
Si la maldicen me río.

Pues bien, ¿cómo podré ahora,
Aunque complacerte quiera,
Trocar la noche en aurora
Y el otoño en primavera?

¿Cómo en tal indiferencia
Dulce trova ensayaría,
Si vive la gaya ciencia
De entusiasmo y poesía?

Bien recuerdo: á los destellos
De mi razón vi en el mundo,
Tántos horizontes bellos!
Tán ancho campo fecundo!

Que como ave ligera,
Que, al alba el nido dejando,
Va de pradera en pradera
Y á Dios bendice cantando;

Así yo, gozoso y niño,
De la vida entré en los mares,
Y en alas de mi cariño
A todo levanté altares.

Creí la virtud premiada,
Dí fijeza al sentimiento,
La patria me finjí amada,
Y glorias soñé al talento!

Entonces, en rica vena,
Confié al aire el sueño mío;
Mas desperté, el alma llena
De desencanto y hastío!

Por eso en vez de alegrías
Ves tristezas; que has traído
A mi memoria otros días,
Que, por mi mal, ya se han ido!

Deja, deja á la corriente
Del tiempo su cause siga;
Cuando el sol baja á Occidente
Dobla su frente la espiga!

Y piensa que en giro eterno
Bate la vida sus alas,
Y al árbol triste en invierno
Abril le vuelve sus galas.


Heraclio Martín de la Guardia
1866


Heraclio M. de la Guardia
Autor
1830-1907
Para la fecha en que don Heraclio compuso este poema quejoso a su amigo Arístides Rojas, tenía sólo 36 años y la vida por delante; pero no la supo vivir. Siempre creyó que el Estado venezolano estaba obligado para con él en razón de su filiación política liberal. Arístides Rojas prosperaba porque no le tenía miedo al trabajo y junto con su hermano estableció una buena editorial caraqueña: Rojas Hermanos.

De la Guardia siempre tuvo razones de queja, en particular contra el General Joaquín Crespo porque no le dio el monopolio de las corridas de toros, ni le publicó sus versos por cuenta del gobierno nacional. Aún en 1905, seguía quejándose y hasta se arrastró ante Cipriano Castro, a quien dedica sus Obras Literarias (Tipografía J. M. Herrera Irigoyen, Caracas, 1905). Una verdadera lástima, porque no sólo era un buen poeta, sino persona generosa y amable.

2 comentarios:

  1. Pues éste artículo me trajo un recuerdo de hace muchos años, una anécdota menor pero significativa sobre la pretendida "chochera" entendida como pérdida de las facultades mentales o parte de ellas que tienen algunos viejos, aunque para mucha gente serían todos los mayores sin excepción

    Era por los años 80, yo me fijaba en la caricatura del Universal (Pardo) que traía una pareja frente a un sacerdote y el subtítulo "el venezolano lo deja todo para última hora"
    No entendía el asunto el apenas iniciado en la veintena de años que era yo y le pregunto a un amigo de mi edad mas o menos lo siguiente ¿que entiendes tu de esta caricatura?
    Y me respondió, sin fijarse mucho en el asunto y sin mayor interés mas o menos ésto
    --- Bueno, que la pareja son ya unos viejos
    --- No, dije yo-- Si el dibujante quisiera expresar eso, a la señora le pondría tremenda nariz, unos lentes en la punta de la misma, un bastón y los ojos hundidos y con muchas rayitas semejando arrugas. Y el infaltable moño redondo y al hombre lo pondria narizón, jorobado y con bastón y a ambos con líneas ondulantes en torno al cuerpo para dar la idea del "tembleque" aquí se observa que son unos muchachitos
    Mi abuelita qepd que andaba por allí entonces con sus ochenta y picote se acercó a nosotros. Le expliqué. Y ella mas rápido que lo que se esconde un tuqueque
    --- Hijo, pero claro ¿No ves que la chica tiene tremenda barriga?
    Azul quedé, como aquel personaje de la Rochela

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    1. Concepto estereotipado de la ancianidad. En mi familia viven largo, pero no se ponen chochos. Más importante que eso, es el mensaje de tomar previsiones para la cuando llegue la vejez, que a todos nos llega, a menos que pasemos el páramo en la juventud.

      Hace días conocí el caso de uno de "buena familia" que a los 50 años espera que "papá me resuelva", cuando debería ser él quien cuidara de la ancianidad de sus padres. Como dice una amiga: hay muchos que se quedaron en los alos 70.

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