viernes, 12 de octubre de 2012

Historia del poder civil


Guillermo Morón
1926-
Luego de escribir el artículo La oligarquía ideológica, y seguir leyendo la colección de artículos escritos por Guillermo Morón en su juventud, titulada Imágenes y nombres (Editorial Roble, Caracas. 1972), se me ocurrió que se podría abrir un espacio en este Blog donde colocar a los "hacedores de república"; a los héroes civiles y sus obras. Hay varios artículos sobre el tema en el libro de Morón, entre los cuales me han llamado la atención: La historia del poder civil, La agonía civil y La carne y los huesos de la república. He pensado que estos artículos podrían ser la pauta para la nueva sección que me propongo.

En el artículo La historia del poder civil, Morón se refiere a pensadores venezolanos que en su tiempo vieron la necesidad de escribir algún libro "para reivindicar los valores civiles". Recordemos que este artículo fue escrito en 1949, recién derrocado Rómulo Gallegos:

Juan Vicente González
1810-1866
Hace un siglo -que es tiempo y espacio suficiente para alcanzar una república- un endiablado personaje histórico pensó escribir un libro para reivindicar los valores civiles, puestos al margen de aquel entonces por la mano del monagato. El monagato es el ceño fruncido de los fuertes, impuestos por el golpe de las armas, callando al congreso un veinticuatro de enero y metiendo en glorias el día de la farsa. Frente a eso estuvo Juan Vicente González, débil de coraje personal, fuerte de palabra para tomar la ofensiva de las ideas, sin respetos ni miramientos, altamente diestro en esgrimir la punto de su lanza mitológica. Juan Vicente se propuso escribir un libro con un título poderoso, como arma traviesa y ágil, violenta y dura, que era su respuesta a la victoria de los tozudos gobernantes del momento: se llamaría La Historia del Poder Civil. Se cumple ahora un siglo de la meditación de aquella obra que no se escribió. Una efemérides en el aire, pero también en el pensamiento, en la cálida corriente del pensamiento venezolano. Y efectivamente existe una historia del poder civil. Un poder sin gobierno, que actuó debajo de la dirección de las riendas políticas, haciendo el esfuerzo supremo para que el pueblo encausara sus sentidos hacia la función de la libertad. El poder civil ha actuado frente al poder de gobierno. Porque si alguna vez logró ascender hasta los puestos directivos, pronto quedó barrido y de allí, quebrado el ensayo. Y volvió a los sitios de la lucha en los lugares de costumbre.
Dr. José María Vargas
1786-1854
Ejemplo de civilismo
El civilismo venezolano es sinónimo de oposición. Es una historia inédita, pujada en el periódico y en el libro, y en la conciencia sublime de las generaciones. Hablé en otro lugar de la corriente vargasiana, para definir las dos historias venezolanas: la escrita, la conocida, la de la figura en los textos, y la otra, la escondida, la noble historia, que aún no ha podido escribirse, pero que ha sido pensada desde la mitad del siglo pasado, y por hombres de la catadura moral de Juan Vicente González.
¿Y qué es la historia del poder civil? Resulta igual a lo que se está llamando, por boca de Arturo Uslar Pietri, la historia civil de Venezuela, que es una historia de héroes, como la otra de las batallas y de los gobiernos. (...) Cuando González meditó la palabra poder entendía con ella a la fuerza inmanente de quienes de quienes en la república hicieron y hacían peso a la mano fuerte de los gobiernos. Y más aún, poder civil era pensamiento civilista, acción para aclarar, con diafanidad, las graves situaciones de una historia posiblemente equivocada. No se trataba, pues, de poder de gobierno, que hacía un camino propio, muy conocido y muy discutido hoy como ayer. El poder de gobierno, desde cuando la república actuaba en el bosque, según la frase del ferviente Martí, se estudia entero hasta cuando la república volvió al bosque de la ignominia que es selva perdidosa, durante los veinticinco años de tiranía. (...) La historia de González podría escribirse a base de ideas. En vez de un libro de fechas y acciones, será un libro de exposiciones, de meditación, de búsqueda ideológica. Y de ataque y defensa. Porque se trata de un poder frente a otro: el poder de las ideas frente al poder de los hechos.
Arturo Uslar Pietri
1906-2001
El libro que reclama Uslar Pietri tendría como fundamento una galería de personajes más o menos históricos, que anduvieron removiendo el ambiente en las cercanías de cada gobierno. Una historia civil para exponer a las grandes figuras venezolanas: al propio Juan Vicente González, a Fermín Toro, Alejo Fortique, seguramente a los anteriores: (Juan Germán) Roscio, Briceño Méndez, Spínola. Y Pedro Gual y (Juan) Escalona, y el suave Cecilio Acosta. Una galería de imágenes subidas en el tablado del proceso venezolano, enseñando con un libro en la mano, con una oiración en los labios, el sendero de la constitucionalidad, de la estabilidad, de la dignidad nacional.
Santiago Key-Ayala
1874-1959
Santiago Kay Ayala no reclama un libro. Se conforma con hablar de los héroes civiles. Esos pueden estar metidos en cualquier obra, siempre que estén. Lo más importante es hacerlos conocer, darlos al pueblo, cimentarlos en la cultura general, para el ejemplo de todos, para organizar una conciencia, e inquietud y labranza. Los héroes civiles son hombres como (Gaspar) Marcano, como (Lisandro) Alvarado, como (Tulio) Febres Cordero, como (Luis) Razetti, como (Rafael) Villavicencio. Hombres de pro, según el lenguaje de otrora. Hombres de acción civilizadora, según la novísima frase. Un personaje está por allí que cabría en cualquiera de los libros solicitados: Rufino Blanco Fombona. La juventud lo mira con entusiasmo, a pesar de todas sus pasiones desbordantes, de todas sus traviesas aventuras: el fue un cimentador. Por eso, pues, se ligan en el tiempo las cavilaciones de quienes aspiran a un conocimiento mejor fundado de la verdad venezolana.
Saber cómo pensaban los héroes civiles conviene al esclarecimiento histórico. Poner en contacto al pueblo con las obras fundamentales de los sabios, artistas, escritores en general, es una tarea de cultura. Dilucidar la corriente vargasiana debe convertirse en faena primordial de los políticos honestos. Y para los historiadores, ya llegó la hora de apartarse del oficio como simple oficio, es decir, de la erudición de las batallas, de la fastidiosa discusión de las fechas, para penetrar en el análisis, en la crítica, y en la exposición de las ideas. La historia como oficio resulta mentecata. La historia como pasión, como esencial búsqueda de principios, de fundamentos, resulta verdadera. Por eso Juan Vicente González hace ya un largo siglo de experiencias, quiso escribir una Historia del Poder Civil, que aún estamos esperando los venezolanos. Quizá un día de estos la escriba un buen intelectual, de los verdaderos. De los que no usan para el oficio la exposición de fechas y documentos, sino el serio estudio y la fervorosa meditación de la verdad.
Pues bien, este artículo y los otros dos arriba mencionados, servirán a manera de guía para identificar a esos personajes que, fuera del poder, han hecho labor de patria. No aspiro a ser ese "buen intelectual, de los verdaderos", al que se refiere el joven Morón en su artículo,  sino simplemente presentar y colocar en este espacio la obra de estos "hombres de pro" o "héroes civiles" a quienes desde hace un tiempo tengo en mente. Lo que no tengo claro es el nombre de la "Etiqueta": Poder civil suena a administración pública y a derecho constitucional; Personajes ilustres es muy vago; Héroes civiles, suena dramático... Tal vez Hombres de pro, que huele a antigüedad o Valores patrios. ¿Quien sabe? Mientras tanto, este artículo mantiene las etiquetas Libros e Historia. Fue más fácil ponerle Advocaciones marianas al artículo del padre Barnola y a su secuencia.

Se aceptan sugerencias.

2 comentarios:

  1. Eduardo Marquez Moreno14 de junio de 2014, 15:07

    La fotografía, cuyo subtítulo dice: "Guillermo Morón, joven" no es de Morón. Quien aparece en esa foto es el escritor venezolano José Balza.

    EDUARDO MARQUEZ MORENO: emarquezmoreno@gmail.com

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