jueves, 31 de enero de 2013

En el cumpleaños de Cecilio Acosta

Afrodita
Imagen tomada de www.euclides59.wordpress.com

Para el album de la Sra. N...


Et vera incessu patuit Dea...
Virgil. Aeneid. Lib 1. V 405


Allá en la edad pasada,
cuando incienso divino
en perfumados pomos
y rosa, nardo y mirto
se tributaba a Venus
en el templo de Gnido,
sucedió un hecho grande,
hecho asaz peregrino,
que la memoria guarda
en su secreto archivo,
y que el tiempo hará eterno
en su girar continuo.
No súpolo el de Teos
que Apolo así lo quiso,
ni la que en Lesbos era
prez, honra y regocijo,
no Teócrito, ni el claro
poeta venusino,
el cantador del Anio
y el Tívoli sombrío:
si no, a sus versos dieran
asunto muy más dino,
y fuera ahora su fama
de precio más subido.
"De Amatonta en el bosque,
con siniestro desinio,
las muchachas provoca
el ceguezuelo Niño.
De aljaba estaba, y arco,
y flechas, bien provisto,
y de ambos sus ojuelos
lanzaba fuego vivo. 
El bosque estaba todo
de fiesta y regocijo;
las fuentecillas claras;
el arbolado umbrío;
en trisca por las hojas
pintados pajarillos,
y de violeta y grama
el suelo entretejido.
El burlador muchacho,
esta vez compasivo,
no quiere traspasarlas
con sus seguros tiros:
las apunta y las yerra,
juguetón y festivo;
y risas y retozos
y carreras y brincos,
a todas las halaga
en alegre bullicio.
Luego en cerco pone,
y enamorado él mismo,
traslada sus bellezas
en un delgado lino:
de la una la alba nieve,
de otra el color subido
de púrpura, y de todas
toma lo que es más fino,
y hace de una belleza
un trasunto cumplido.
No es más linda Citeres
cuando del Ericino
llega al celeste alcázar
cercada de amorcillos.
Las doncellas curiosas
pídenle el retratico,
y el retozón rapaz
lo niega fementido.
Van en busca de Juno,
y llámanla en su auxilio.
La Diva corre, vuela,
viene, y desoja al niño:
mira cien y cien veces
el milagro divino,
y concibe en su pecho
un placer vengativo.
Entonces en presto vuelo
remonta el alto Olimpo,
y a Jove en tono alegre
le dice: Ya el destino
me concedió el vengarme
de Venus y su hijo:
sabes que ella en mi daño
sedujo al pastor frigio;
después contra mi reino
alzó el orbe Latino,
y entre las diosas siempre
de hermosura se ha engreído.
¿Tú ves este retrato
donde es todo divino?
pues siguiéndole a él,
como a hermano te pido,
que hagas una beldad
cual nunca se haya visto;
que Idalia sea su nombre,
su hablar dulce y melifluo,
su gentileza rara,
su ingenio peregrino:
que así que el tiempo venga
de nacer este hechizo,
a Venus y su orgullo
poner logre en olvido,
y que la vana muera
de ira y furor canino.
Dijo, y el dios Saturnio,
plácido y sonreído,
abrazando a la hermana
le otorga cuanto quiso".
Esta es tu historia, IDALIA,
que acaso no has oído,
la cual en letras de oro,
y en viejo pergamino,
escrita encontré un día
de manos del dios Cintio,
y así cual le encontré
así te la consino.

El poema está fechado en julio de 1848. Hay una nota de Acosta que dice: "Para la medida del verso puede ponerse Idalia". Se incluyó en Obras (1909) El texto está tomado de las obras completas de Cecilio Acosta, publicadas por la Casa de Bello con motivo del centenario del fallecimieno del insigne humanista. 

Ceciclio Acosta
1818- 1881
En estos días, el 1° de febrero, es el cumpleaños del gran humanista venezolano Cecilio Acosta. Prolífico escritor versado en más de una disciplina: política, economía, derecho, historia, filología, era también poeta de fina pluma, como lo atestigua el poema que encabeza esta entrada. Tengo  en casa los dos tomos de sus Obras completas (La Casa de Bello, Caracas, 1981) publicada con motivo del primer centenario de su fallecimiento. Son dos libros de poco unas 1.000 páginas cada uno, en pequeño formato y papel de biblia.

Precede la recopilación de la obra de don Cecilio, una Introducción por Oscar Sambrano Urdaneta, presidente de la Comisión Editora, y la "elegía en prosa de José Martí por se la presentación insuperable de un personaje que el Apóstol de Cuba conoció, trató y admiró. Difícilmente podrá hallarse otro testimonio de un contemporáneo de Acosta que igual en altura, profundidad, perspicacia y simpatía la página inmortal en la que Martí condensa genialmente la personalidad del venezolano".  Más adelante revisitaremos a Cecilio Acosta y su obra.

miércoles, 30 de enero de 2013

Te Deum minimalista

Arvo Pärt
(*1935 en Tallinn, Estonia)
Compositor
Conocí la música del compositor estonio Arvo Pärt, cuando una tarde buscaba música sacra renacentista en una discotienda en la zona ByWard Market en Ottawa, Canadá. Era una tienda pequeña pero bien surtida, atendida por su propio dueño. Él conocía mis gustos musicales y hasta me sugería desde grabaciones históricas hasta novedades. Pues bien ese día estaba revisando a Cristóbal de Morales, o tal vez a Palestrina o Peñalosa, cuando, de pronto, escucho un aleteo como de ángeles, querubines y serafines. Me acerqué a la caja y le pregunté que qué disco había puesto. La respuesta fue simple: Acabo de recibir esto; el Te Deum de Arvo Pärt. De inmediato lo compré junto con alguna grabación renacentista y desde entonces me aficioné a la música de Pärt y al minimalismo. Es una composición verdaderamente mística
Aquella grabación, que aun conservo, fue una interpretación a cargo del Coro Filarmónico de Cámara de Estonia, la Orquesta de Cámara de Tallinn, bajo la dirección de Tönu Kaljuste, grabada en 1993. 
La interpretación que presento hoy está a cargo del Akademisk Kor, la Akademisk Orkester, de Dinamarca, bajo la dirección de Nenia Zenana. Espero les guste. Tiene una duración de 32 minutos.


Letra


Te Deum laudamus:
te Dominum confitemur.
Te aeternum Patrem, omnis terra veneratur.
Tibi omnes Angeli;
tibi caeli et universae Potestates;
Tibi Cherubim et Seraphim
incessabili voce proclamant:
Sanctus, Sanctus, Sanctus,
Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra
maiestatis gloriae tuae.

Te gloriosus Apostolorum chorus,
Te Prophetarum laudabilis numerus,
Te Martyrum candidatus laudat exercitus.
Te per orbem terrarum
sancta confitetur Ecclesia,
Patrem immensae maiestatis:
Venerandum tuum verum et unicum Filium;
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.

Tu Rex gloriae, Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius.
Tu ad liberandum suscepturus hominem,
non horruisti Virginis uterum.
Tu, devicto mortis aculeo,
aperuisti credentibus 
regna caelorum.
Tu ad dexteram Dei sedes, 
in gloria Patris.
Iudex crederis esse venturus.

Te ergo quaesumus, 
tuis famulis subveni:
quos pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac cum sanctis tuis 
in gloria numerari.

Salvum fac populum tuum, Domine, 
et benedic hereditati tuae.
Et rege eos, 
et extolle illos usque in aeternum.
Per singulos dies benedicimus te;
Et laudamus Nomen tuum in saeculum, 
et in saeculum saeculi.
Dignare, Domine, die isto 
sine peccato nos custodire.
Miserere nostri Domine, miserere nostri.
Fiat misericordia tua, Domine, super nos, 
quemadmodum speravimus in te.
In te, Domine, speravi:
non confundar in aeternum.

Amen. Sanctus, Sanctus Sanctus.

martes, 29 de enero de 2013

Boves asiste a sus funerales

José Tomás Boves
En mi pueblo se dice que al que picó culebra, bejuco le para el pelo. Nada más cierto que eso y para muestra esta leyenda caraqueña. Le sucedió a los pocos habitantes que quedaban en Caracas a inicios de 1815, cuando se celebraron en los funerales del fiero tigre José Tomás Boves, más malo que Guardajumo, caído el 5 de diciembre de 1814 en la batalla de Urica. Este era un tigre muerto, pero aún se le tenía miedo al cuero.

Nos narra la leyenda Luis Beltrán Reyes, en su libro Santiago de León de Caracas en sus  leyendas históricas:
... Aún después de muerto, Boves siguió causando pavor en muchos lugares que tuvieron la desgracia de caer en sus manos. Muchas personas aseguraban haberle visto correr de un sitio a otro envuelto en llamas.
Catedral de Caracas hacia 1873. Al momento del  funeral de Boves la fachada y
la torre estaban en construcción, luego de los destrozos del terremoto de 1812.
De hecho, el arzobispo Narciso Coll y Prat mudó la sede a una choza en la
sabana de Ñaraulí, donde hoy está la Iglesia parroquial de San José.
Con motivo del rumboso funeral que las autoridades españolas ordenan que se celebre el 14 de febrero de 1815, en la  Santa Iglesia Metropolitana de Caracas, cuéntase que Boves fue visto en persona asistir a ellos con la arrogancia y denuedo que en vida había derrochado. Las principales damas caraqueñas ataviadas con sus mejores trajes y luciendo sus más ricas joyas, aparecían allí compungidas y al mismo tiempo temerosas por lo que se propalaba con respecto a la aparición del temible asturiano en aquella fúnebre ocasión. Sin embargo, nada falta ni interrumpe tan fastuosa solemnidad; desde la "urna cineraria" hasta las "lujosas invitaciones" que se veía en las manos de los concurrentes. Jamás, dice un cronista de la época, se habían celebrado en la Catedral de Caracas unas "honras fúnebres" como las llevadas a cabo, con tanta pompa, y por la muerte de un realista. Y termina dicendo: Aquellas exequias por el reposo eterno de José Tomás Boves era también un símbolo, una señal, que ponía término a las feroces matanzas desencadenadas por la guerra a muerte.
Mantuanos van a misa con su cortejo de esclavos y "pagapeos".
Interesante leyenda si no fuera tan patriotera y con una información tan agarrada de los pelos. Es como un funeral en tiempos de paz, ignorando la desolación que presentaba Caracas a causa del terremoto de 1812, la guerra a muerte y de la emigración a Oriente (julio de 1814). La moraleja de la historia era el temor que causaba el caudillo aún después de muerto. Me hago, como siempre, unas preguntas:
  • ¿En la Catedral? Lo dudo la única iglesia que estaba en condiciones de funcionar era San Francisco. El arzobispo Narciso Coll y Prat se vio obligado en 1812 a instalarse en la sabana de Ñaraulí (hoy parroquia San José). En 1814 comenzó a desplomarse la pared norte del templo a causa de las lluvias y los trabajos de demolición y reconstrucción de la torre concluyeron en 1817. La fachada quedó sin rematar hasta mediados del siglo XIX.
  • ¿Quiénes irían al "rumboso funeral"? Era peligroso no asistir; a los opositores a la monarquía se les perseguía a muerte y quedaban pocos mantuanos en la ciudad; los republicanos habían emigrado con Bolívar a Oriente, donde Boves masacró a muchos en Barcelona, Aragua de Barcelona y Cumaná. Quedaron los realistas, pero no todos porque mucho emigraron, entre ellos María Antonia Bolívar, que permanecció en La Habana hasta la batalla de Carabobo con una pensión otorgada por Fernando VII, tal vez a esa misa asistieron algunos mantuanos, españoles y canarios. 
  • ¿Joyas y galas? Muy difícil; las hordas de Boves eran codiciosas y descontroladas. Lo más probable es que las señoras asistieran con sus raídos trajes que vieron mejores tiempos. El orden social estaba trastocado. En Caracas había hambre, miseria y desesperanza. Luego vendrá Pablo Morillo y pondrá algo de orden
Cuando reseñamos en esta bitácora la novela Boves el Urogallo, mencioné que las nuevas ediciones contenían un estudio sobre este nefasto personaje. Las ediciones recientes estaban agotadas hasta noviembre de 2012, cuando Alfaguara la reedita con 1.000 ejemplares. Al verla la compré para revisar los Apéndices. En efecto, allí está, además de las notas marginales, la tabla cronológica y el Glosario, el Análisis socio-psiquiátrico de la personalidad de José Tomás Boves, incluido por el Dr. Herrera Luque en las ediciones posteriores, de donde entresaco algunos aspectos:
Francisco Herrera Luque
Entre los hombres de la sabana, la virtud primaria era el valor; el valor físico, frontal y sin cortapisas, que lo mismo domeña un toso salvaje, que saca del medio en viril combate al más recio contendor. Lo otro puede venir por añadidura. La ausencia de los atributos del macho criollo, la generosidad y la compasión, antes que virtud, pueden ser tomados como prueba de flojedad de ánimos. Para ser generosos con los desvalidos debe tenerse antes el poder suficiente para desposeerlos. Para ser compasivo con el que sufre hay que dar pruebas de un carácter monolítico. Sólo el macho bravío y arisco puede hacer gala de su buen humor, de bailar un parrandón o de quitarle la mujer a otro. Boves, además de ser macho probado, era generoso, alegre y socarrón. La gracia pícara es adobo muy preciado en Venezuela entre jefes temidos e indiscutibles; de la misma forma que los excesos eróticos o alcohólicos pueden ser admitidos o encomiados al cabo de una misión. Sus imperfecciones, dentro de cierto grado, lo humanizan, impidiéndole caer de un todo en el aislamiento sombrío que conlleva el poder. El caudillo, entre llaneros, debe ser mujeriego sin ser enamoradizo: la única hembra valedera es la masa que conduce.
El caudillo debe ser impredecible, porque  él es arcano, el depositario de los grandes secretos  que contienen la clave para arribar con buen tiempo a la Tierra Prometida. Sus actos siempre deben desconcertar. Nadie debe saber cuándo duerme, qué come, qué piensa. Debe caer sobre sus competidores a la menor sospecha o sin ellas; eso le concede ese prestigio sobrenatural que a las masas sobrecoge. Debe ser arbitrario y expeditivo en el ejercicio de la justicia, porque así es la ley del llano. Ante situaciones similares, lo mismo puede condenar a muerte que absolver con largueza. Su generosidad debe ser ilimitada, al igual que su ausencia de codicia; de lo contrario, antes que padre sería un hermano más en medio de la disputa. (...)
Retrato de Boves, según la descripción
de Daniel Florencio O'Leary
Los hombres que seguían a Boves -como es ya ocioso plantear- no luchaban por la causa del Rey. Luchaban contra el blanco propietario que ultrajaba su condición de hombre de color. Prueba de ello es que, apenas muere Boves, le dan la espalda a Morillo, el Pacificador, que con un ejército de españoles venía a combatir a las patriotas. Por ello se dispersan por el llano hasta tropezar con otro hombre, que hasta por el mismo aspecto físico que recrece en sus facciones de rubio azambeado, se parece al Taita Boves, pues además de macho, como él, es llano, generoso y festivo.
Herrera Luque nos señala el nombre del macho que heredó las hordas de Boves: José Antonio Páez, quien si pudo, a pesar de su indisciplina, encausarlas a luchar por la Libertad.

Dejemos para otra ocasión el diagnóstico psiquiátrico del Dr. Herrera Luque sobre aquel  paranoide sanguinario que casi llega a la enajenación, sin que se le pudiera llamar loco de remate.




lunes, 28 de enero de 2013

Unos espaguetis caraqueños


Luego de su independencia Venezuela entró directamente al mercado internacional, con desventaja porque producía poco. Comenzó a buscar nuevos socios comerciales para remplazar a España (también estos nuevos socios llegaban por su cuenta con el mismo fin). Uno de los primeros beneficiarios de este intercambio fue la Gran Bretaña, la superpotencia del momento que gozaba, además, de la Cláusula de la nación más favorecida. Los británicos, que tenía la ventaja del dominio de los mares, debía competir con los refinados franceses y los eficiente alemanes.

Logró Albión introducir productos, de los cuales algunos llegaron para quedarse, y otros que no se ajustaban al gusto de la clientela criolla. Quizá entre los productos británicos más exitosos en el mercado venezolano, además de la porcelana y la platería de Sheffield,sean algunos ingredientes alimenticios que se hicieron clásicos en su oportunidad: la Worcestershire Sauce de Lea & Perrins (varias empresas elaboran ahora sucedáneos con el mismo color, pero sin el sabor del original y se usa mucho en la cocina venezolana bajo el nombre de salsa inglesa); los encurtidos en mostaza de la Crosse & Blackwell, especialmente el Picallili chow, y el extracto de carne Bovril, que rara vez se ve en el mercado, pero en su momento era de uso frecuente. Con establecimiento de empresas petroleras estadounidenses, llegaron al país salsas y otros productos en conserva que el venezolano consideró más de su agrado o tal vez más modernos.

Desde hace muchos años es raro ver un frasco de Bovril, producto con el que se fortificaban algunos platos y creaban otros como el que hoy presento. Me dio la receta un viejo amigo cuando éramos Segundos Secretarios; él en Suriname y yo en Trinidad y Tobago. Una tarde, de paso por Puerto España, me explicó cómo hacer este clásico caraqueño, que es fácil de preparar, sabroso y nutritivo.

Spaghetti con salsa de extracto de carne y malta

SPAGHETTI CON SALSA DE EXTRACTO DE CARNE Y MALTA
Para una porción
Ingredientes
  • 1 cebolla grande, cortada en cubitos
  • 1 diente de ajo, picadito
  • 1/2 cucharada de mantequilla
  • 1 cucharada de extracto de carne
  • 1 botella de malta
  • aceite, opcional.
  • 200 gr. de spaghetti
  • Queso de año o llanero rallado, al gusto
Preparación:
  1. Para preparar la salsa, se derrite la mantequilla en un poco de aceite para que no se queme. Se sofríen los ajos por un minuto y luego se le agrega la cebolla y se cocina revolviendo ocasionalmente para que marchite. Al comenzar a dorar, se le agrega el "bovril" y se sofríe por un minuto. Esto dará buen color a la cebolla. Seguidamente se agrega la malta, se baja el fuego y se hace reducir hasta que quede como un melado espeso.
  2. Se cocinan los spaghetti hasta que estén al dente. Se drenan y se saltean con la salsa. Al servirlos, se le pone un poco de queso rallado por encima.

Aviso de extracto de carne de la casa alemana Liebig
con escenas venezolanas
Los británicos no eran los únicos que proveían a Venezuela de extracto de carne, que debió ser muy popular, como lo atestigua el afiche de la casa alemana Liebig, que incluía imágenes de Venezuela basadas en obras de naturalistas y artistas germanos como Bellermann, o Goering.




domingo, 27 de enero de 2013

The Raven / El cuervo II


EL CUERVO

Al literato, diplomático y amigo distinguidísimo
Don Miguel Velazco y Velazco, dedica esta versión
castellana de "El Cuervo" de Edgar A. Poe, el traductor.

New York, 1° de Abril de 1887


Una fosca medianoche, cuando en tristes reflexiones,
sobre más de un raro infolio de olvidados cronicones
inclinaba soñoliento la cabeza, de repente
a mi puerta oí llamar;
como si alguien, suavemente, se pusiese con incierta
mano tímida a tocar:
"Es -me dije- visitante que llamando está a mi puerta:
eso es todo, ¡y nada más!".

¡Ah!, bien claro lo recuerdo: era el crudo mes del hielo,
y su espectro cada brasa moribunda enviaba al suelo.
¡Cuán ansioso el nuevo día deseaba, en la lectura
procurando en vano hallar
tregua a la honda desventura de la muerte de Leonora,
la radiante, la sin par
virgen rara a quien Leonora los querubes llaman, hora
ya sin nombre..., ¡nunca más!

Y el crujido triste, incierto, de las rojas colgaduras
me aterraba, me llenaba de fantásticas pavuras,
de tal modo que el latido de mi pecho palpitante
procurando dominar,
"es sin duda un visitante" -repetía con instancia-,
que a mi alcoba quiere entrar:
un tardío visitante a las puertas de mi estancia...,
¡eso es todo y nada más!".

Poco a poco, fuerza y bríos fue mi espíritu cobrando:
"Caballero, dije, o dama: mil perdones os demando;
mas el caso es que dormía, y con tanta gentileza
me vinisteis a llamar,
y con tal delicadeza y con tímida constancia
os pusisteis a tocar,
que no oí, dije, y las puertas abrí al punto de mi estancia:
¡sombras solo y... nada más!

Mudo, trémulo, en la sombra por mirar haciendo empeños
quedé allí -cual antes nadie los soñó- forjando sueños;
más profundo era el silencio, y la calma no acusaba
ruido alguno..., resonar
sólo un nombre se escuchaba que en voz baja a aquella hora
yo me puse a murmurar,
y que el eco repetía como un soplo: ¡Leonora!...!
Esto apenas, ¡nada más!

A mi alcoba retornando con el alma en turbulencia,
pronto oí llamar de nuevo, esta vez con más violencia:
"De seguro -dije- es algo que se posa en mi persiana;
pues, veamos de encontrar
la razón abierta y llana de este caso raro y serio,
y el enigma averiguar:
¡Corazón, calma un instante, y aclaremos el misterio...:
es el viento, y nada más!".

La ventana abrí, y con rítmico aleteo y garbo extraño,
entró un cuervo majestuoso de la sacra edad de antaño.
Sin pararse ni un instante ni señales dar de susto,
con aspecto señorial,
fue a posarse sobre un busto de Minerva que ornamenta
de mi puerta el cabezal;
sobre el busto que de Palas la figura representa
fue y posóse, y ¡nada más!

Trocó entonces el negro pájaro en sonrisas mi tristeza
con su grave, torva y seria, decorosa gentileza;
y le dije: "Aunque la cresta calva llevas, de seguro
no eres cuervo nocturnal,
¡viejo, infausto cuervo oscuro vagabundo de la tiniebla...!
Dime, ¿cuál tu nombre, cuál
es el reino plutoniano de la noche y de la niebla...?
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

Asombrado quedé oyendo así hablar al avechucho,
si bien su árida respuesta no expresaba poco o mucho;
pues preciso es convengamos en que nunca hubo criatura
que lograse contemplar
ave alguna en la moldura de la puerta encaramada,
ave o bruto reposar
sobre efigie en la cornisa de su puerta, cincelada,
con tal nombre: "¡Nunca más!".

Mas el cuervo fijo, inmóvil, en la grave efigie aquella,
sólo dijo esa palabra, cual si su fama fuese en ella
vinculada, ni una pluma sacudía, ni un acento
se le oía pronunciar...
Dije entonces al momento: "Ya otros antes se han marchado,
y la aurora al despuntar,
él también se irá volando cual mis sueños han volado".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

Por respuesta tan abrupta como justa sorprendido,
"no hay duda alguna -dije-, lo que dice es aprendido;
aprendido de algún amo desdichoso a quien la suerte
persiguiera sin cesar,
persiguiera hasta la muerte, hasta el punto de, en un duelo,
sus canciones terminar
y el clamor de su esperanza con el triste ritornelo
de: ¡Jamás, y nunca más!".

Mas el cuervo provocando mi alma triste a la sonrisa,
un sillón rodé hasta el frente de ave y busto y de cornisa;
luego, hundiéndome en la seda, fantasía y fantasía
dime entonces a juntar
por saber qué pretendía aquel pájaro ominoso
de un pasado inmemorial,
aquel hosco, torvo, infausto, cuervo lúgrubre y odioso
al graznar: "¡Nunca jamás!".

Quedé aquesto investigando frente al cuervo, en honda calma,
cuyos ojos encendidos me abrasaban pecho y alma.
Esto y más -sobre cojines reclinado- con anhelo
me empeñaba en descifrar,
sobre el rojo terciopelo do imprimía viva huella
luminosa mi fanal,
terciopelo cuya púrpura ¡ay! volverá ella
a oprimir, ¡ah, nunca más!

Parecióme el aire, entonces, por incógnito incensario
que un querube columpiase de mi alcoba en el santuario,
perfumado. "¡Miserable ser -me dije- Dios te ha oído,
y por medio angelical,
tregua, tregua y el olvido del recuerdo de Leonora
te ha venido hoy a brindar:
bebe, bebe ese nepente, y así todo olvida ahora!".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Oh, Profeta -dije- o duende!, mas profeta al fin, ya seas
ave o diablo, ya te envíe la tormenta, ya te veas
por los ábregos barrido a esta playa, desolado
pero intrépido, a este hogar
por los males devastado, dime, dime, te lo imploro:
¿Llegaré jamás a hallar
algún bálsamo o consuelo para el mal que triste lloro?".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Oh, Profeta -dije- o diablo! Por este ancho, combo velo
de zafir que nos cobija, por el sumo Dios del cielo
a quien ambos adoramos, dile a esta alma adolorida,
presa infausta del pesar,
si jamás en otra vida la doncella arrobadora
a mi seno he de estrechar,
el alma virgen a quien llaman los arcángeles Leonora..."
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Esa voz, oh cuervo, sea la señal de la partida
-grité alzándome-, retorna, vuelve a tu hórrida guarida,
la plutónica ribera de la noche y de la bruma...!
¡De tu horrenda falsedad
en memoria, ni una pluma dejes, negra! ¡El busto deja!
¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho! ¡De mi umbral tu forma aleja...!".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

¡Y aún el cuervo inmóvil, fijo, sigue fijo en la escultura,
sobre el busto que ornamenta de mi puerta la moldura...,
y sus ojos son los ojos de un demonio que, durmiendo,
las visiones ve del mal;
y la luz sobre él cayendo, sobre el suelo arroja trunca
su ancha sombra funeral;
y mi alma de esa sombra que en el suelo flota..., nunca
se alzará..., nunca jamás!


Grabado de Gustave Doré para Le Corbeau
Para la presente transcripción, ha usado como texto la versión presentada en  el libro Poetas norteamericanos traducidos por poetas venezolanos (Ministerio de Educación, Caracas, 1976), edición en "homenaje del pueblo de Venezuela al pueblo de Estados Unidos en el bicentenario", cuya selección e introducción correspondió al poeta Jaime Tello. Lo he cotejado con el ofrecido por Pedro Diaz Seijas en su obra La antigua y la moderna literatura venezolana (Armitano, Caracas, 1966), quien a su vez la tomó de Poesías y traducciones de J. A. Pérez Bonalde, publicada en la colección Biblioteca Popular Venezolana en 1947. El libro de Díaz Seijas, a pesar de la calidad de su contenido, presenta errores tipográficos y de diagramación (en particular la Antología), generalmente no vistos en los libros de esa editorial que produjo muchos y muy buenos libros de arte.

Para completar, entonces, lo relativo a esta interesante traducción de The Raven por Juan Antonio Pérez Bonalde, no me queda sino citar lo que dice sobre ella Pedro Diaz Seijas en su obra arriba citada:
En cuanto a El cuervo, de Poe, la misma suerte e ingenio acompañó a Pérez Bonalde en su traducción (se refiere Diaz Seijas a la traducción perezbonaldiana de Heine). El mismo estado psicológico que privó en Poe para escribir su gran poema ha debido privar en Pérez Bonalde para traducirlo. La muerte de la esposa del poeta norteamericano, su tristeza y su enfermizo desconsuelo tienen mucho de semejanza con el hecho de la muerte de la pequeña hija del poeta venezolano y su búsqueda de los dos bardos. En las más apartadas regiones de la conciencia del traductor, con mayor propiedad en el subconsciente, se agitaba la misma tragedia, la misma tenebrosa y misteriosa visión de la vida presentes  en el poema de Poe. La angustiante y siniestra figura del cuervo es la sombría obsesión de los espíritus superiores, prestos a dialogar con la muerte y con el destino fatal. Tanto Poe como Pérez Bonalde se vieron perseguidos por ese secreto de lo trágico que los griegos llamaban fatum o ananké. Y ambos se hunden en ese mundo extraño y fantasmal de El cuervo. El pájaro torvo, lúgubre, con su ritornelo de "nunca más", es uno como trémolo metafísico perenne sobre el sino de los visionarios poetas.
Para leer la versión original en inglés, ingresar por aquí.

sábado, 26 de enero de 2013

The Raven / El cuervo I

Edgar Allan Poe and The Raven, por Paul Green


The Raven

Once upon a midnight dreary, while I pondered, weak a weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
" 'Tis some visiter," I muttered, "tapping at my chamber door -
Only this, and nothing more."

Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow; - vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow - sorrow for the lost Lenore -
For the rare and radiant maiden whom the angels named Lenore -
Nameless here for evermore.

And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me - filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating
" 'Tis some visiter entreating entrance at my chamber door -
Some late visiter entreating entrance at my chamber door; -
This it is, and nothing more,"

Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
"Sir," said I, "or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you" - here I opened wide the door; -
Darkness there, and nothing more.

Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the darkness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, "Lenore!"
This I whispered, and an echo murmured back the word, "Lenore!"
Merely this and nothing more.

Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon again I heard a tapping somewhat louder than before.
"Surely," said I, "surely that is something at my window lattice;
Let me see then, what thereat is, and this mystery explore -
Let my heart be still a moment and this mystery explore; -
'Tis the wind and nothing more!"

Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter,
In there stepped a stately Raven of the saintly days of yore.
Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed he;
But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door -
Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door -
Perched, and sat, and nothing more.

Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
"Though thy crest be shorn and shaven, thou," I said, "art sure no craven.
Ghastly grim and ancient Raven wandering from the Nightly shore -
Tell me what thy lordly name is on the Night's Plutonian shore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning - little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blessed with seeing bird above his chamber door -
Bird or beast above the sculptured bust above his chamber door,
With such name as "Nevermore."

But the Raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only,
That one word, as if his soul in that one word he did outpour.
Nothing further then he uttered - not a feather then he fluttered -
Till I scarcely more than muttered "Other friends have flown before -
On the morrow he will leave me, as my Hopes have flown before."
Then the bird said, "Nevermore."

Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
"Doubtless," said I, "what it utters is its only stock and store,
Caught from some unhappy master whom unmerciful disaster
Followed fast and followed faster till his songs one burden bore -
Till the dirges of his hope that melancholy burden bore
Of "Never-nevermore."'

But the Raven still beguiling all my sad soul into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird and bust and door;
Then, upon the velvet sinking, I betook myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore -
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt, and ominous bird of yore
Meant in croaking "Nevermore."

This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing

To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom's core;
This and more I sat divining, with my head at ease reclining
On the cushion's velvet lining that the lamp-light gloated o'er,
But whose velvet violet lining with the lamp-light gloating o'er,
She shall press, ah, nevermore!

Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer
Swung by Seraphim whose foot-falls tinkled on the tufted floor.
"Wretch," I cried, "thy God hath lent thee - by these angels he has sent thee
Respite - respite and nepenthe from thy memories of Lenore!
Quaff, oh quaff this kind nepenthe, and forget this lost Lenore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

"Prophet!" said I, "thing of evil! - prophet still, if bird or devil! -

Whether Tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,
Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted -
On this home by horror haunted - tell me truly, I implore -
Is there - is there balm in Gilead? - tell me - tell me, I implore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

"Prophet!" said I, "thing of evil! - prophet still, if bird or devil!

By that Heaven that bends above us - by that God we both adore -
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels named Lenore -
Clasp a rare and radiant maiden, whom the angels named Lenore?"
Quoth the raven, "Nevermore."

"Be that word our sign of parting, bird or fiend!" I shrieked upstarting -

"Get thee back into the tempest and the Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken! - quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!"
Quoth the raven, "Nevermore."

And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting

On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted - nevermore!




Pensaba iniciar mi comentario con la pregunta: ¿Quién no conoce a E. A. Poe? ...mas recordé que hace unos días, en una prestigiosa librería de Caracas, uno de los dependientes no tenía ni idea de quien era ese gringo. ¡Jamás había oído mencionarlo! Muy lamentable. 

Mi primer encuentro con Poe fue a través de un libro titulado Narraciones extraordinarias, recién salido yo de mi adolescencia. Me cautivó de inmediato y quedé pegado a su lectura. Lo atesoré por mucho tiempo y creo que aún permanece en la biblioteca de mi casa materna (debería ir a rescatarlo). Por supuesto, mientras cursaba el bachillerato debió haber algún contacto, pero el programa de estudios de entonces daba preferencia a la literatura europea. Más recientemente, para releer a Edgar Allan Poe (1809-1849), compré los dos tomos Cuentos (Alianza Editorial, Madrid, 2011), con la ya clásica traducción al castellano de Julio Cortázar.

El tema de la traducción viene al caso porque es difícil verter del inglés a una lengua romance, sin perder en algo lo que quiso decir el autor. Hace unos días, cuando coloqué en esta bitácora el poema Flores y nubes de Juan Antonio Pérez Bonalde, ofrecí transcribir la traducción que hizo este poeta de The Raven (El cuervo), como es una obra bastante larga, la colocaré en dos partes; primero la versión definitiva en inglés (1848), y luego, en la próxima entrega, la traducción perezbonaldiana. Poe escribió este poema en medio de su desolación por el fallecimiento de su esposa Virginia en 1845. Pérez Bonalde, en el mismo espíritu elegíaco escribió Flor, por su hija muerta siendo aún niña.


Para leer la traducción de Juan Antonio Pérez Bonalde ingresar por aquí.

viernes, 25 de enero de 2013

Semana de la Zulianidad



En la semana que concluye el 28 de enero, los zulianos y sus amigos celebran la Semana de la Zulianidad. La efemérides corresponde a la Declaración de Independencia de la Provincia de Maracaibo en 1821, que fue un hecho decisivo para la consolidación de la Gran Colombia; derrotar definitivamente las fuerzas realistas en Venezuela, y realizar exitosamente la Campaña del Sur. 

Rafael Urdaneta
El golpe fue muy bien planificado por Francisco Delgado, Gobernador de Maracaibo, y sus hermanos, monitoreados a distancia por Simón Bolívar y Rafael Urdaneta, a quienes interesaba incorporar esa provincia a Colombia. Se rompe así el Armisticio firmado por Bolívar y Morillo en noviembre de 1820, según el cual ambos ejércitos mantendrían sus posiciones. Al fracasar las conversaciones.  las autoridades realistas declaran roto el Armisticio y se reinician las hostilidades, que condujeron a la victoria de Carabobo el 24 de junio de 1821.


He aquí el texto de la declaración de independencia de la Provincia de Maracaibo:
El ciudadano Francisco Delgado, Gobernador político, Intendente y Comandante Militar Provisionalmente a nombre del pueblo, hago saber al público el Acta siguiente:
El M.I.A. de esta ciudad de Maracaibo, a 28 de enero de 1821, reunido en Cabildo abierto en la sala Consistorial para tratar y resolver lo que sea más conveniente a la salud pública, orden y gobierno de este pueblo; después de discutir y conferenciar lo que cada uno de sus individuos tuvo a bien exponer sobre el tocado objeto, teniendo en consideración que siendo la primera más noble en su representación poner y restituir al pueblo en el uso y goce de su libertad soberana, para darle el gobierno que le sea más grato y conveniente; cuando se halla en degradación política en que el de España mantiene a los pueblos de América que restan bajo su ominosa dominación, sólo por el sistema opresivo de sus mandatarios, a tiempo que es ocioso demostrar la impotencia que ha tenido, tiene y tendrá siempre la España de dar la felicidad a este grande y distante continente: acordó este M.I.A. : Que protestando como protesta ante al Ser Supremo la sinceridad y justicia de sus sentimientos, debe en su consecuencia declarar como declara al pueblo de Maracaibo, libre e independiente del Gobierno Español, cualquiera que sea su forma desde este momento en adelante; y en virtud de su soberana libertad se constituye enRepública democrática y se une con los vínculos del pacto social a todos los pueblos vecinos y continentales, que bajo la denominación de República de Colombia, defienden su libertad e independencia según las leyes imprescriptibles de la naturaleza.
Publíquese el presente acuerdo por bando a son de caja, repique de campanas y todas las demostraciones de gozo y alegría que tenga bien prevenir el ciudadano Francisco Delgado, a quien provisionalmente, y hasta que la autoridad de la República organice el gobierno de este pueblo se le encarga a nombre de él, del gobierno político, militar e intendencia y cuide de su seguridad y tranquilidad. Así lo proclama este pueblo reunido en la plaza pública, y los padres de familia y demás personas que quisieron entrar en la Sala del Cabildo, —(firmado): Presidente, Bernardo Echeverría. — Regidores: Manuel Benítez, Bruno Ortega, José Ignacio González de Acuña, José María Luzardo, Ignacio Palenzuela, Miguel Vera, Manuel Ramírez. —Síndico primero, Juan Ignacio Suárez. —Procurador, Mariano Troconis, Secretario.

En este blog hay varios artículos relacionados con la cultura zuliana, los cuales se pueden leer ingresando por la etiqueta "Zulianidad". 

Cocinar lo menos posible


En casa tengo, gracias a mucho revisar en los anaqueles de la sección Cocina de las librerías, un ejemplar de Cocina lo nos posible (Everest, La Coruña, 2005) del conocido chef español Xabier Gutiérrez, bellamente ilustrado con fotografías de Mikel Alonso. Está destinado a quienes, como yo, llegan a casa y encuentran una nevera con sólo algunos ingredientes y no saben qué hacer con ellos (mi refrigerador recuerda más o menos a la Plaza Venezuela de Caracas, por lo de luz y agua...).
El libro no es un recetario; no da tampoco proporciones. Lo que sí ofrece es la opción de preparar comidas creativas, sanas y sabrosas, combinando pocos ingredientes. Consiste en la presentación de 92 productos de uso común, organizados por el autor en orden alfabético, con sus posibilidades en la cocina. Xabi nos recomienda: déjate llevar, disfruta, inventa, transforma, sorprende, provoca, haz de la cena un arma para desarrollar tu imaginación... convence a tus amados comensales de lo que estás haciendo.
Además de lo bueno de la idea propuesta por el Xabier Gutiérrez, los productos han sido tratados por el fotógrafo Mikel Alonso casi como objetos de arte, lo que es un bonus
Este libro promete muchas comidas sencillas y creativas en un futuro cercano.

Xabier Gutiérrez
Autor
Foto El País
Xabier Gutiérrez (Donostia-San Sebastián, 1960) uno de los pilares del restaurante Arzak, en San Sebastián; es un bon vivant, creativo y con talento artístico. Creo que eso es lo que se requiere en la cocina.

jueves, 24 de enero de 2013

Dos fábulas con Sócrates

Sócrates bebiendo cicuta
Fedro, el fabulista latino, nos cuenta la siguiente fábula:

LA CASA DE SÓCRATES

Edificaba Sócrates una casita para vivir, y como el célebre filósofo no era rico, hacíala pequeña y poco lujosa. Quizá por esto todos los que por allí pasaban había de ponerle faltas y reparos.
-¡Qué habitaciones tan reducidas! -dijo uno-, ¡Ni aun lugar habrá en ellas para revolverse!
-Pequeña y mala es la casa que hago -respondió Sócrates-, pero ¡ojalá consiga llenarla de verdaderos amigos. (III, 9)

Y también esta otra:

SÓCRATES Y EL ESCLAVO

Cierto siervo malvado hablaba mal de Sócrates, después de haber seducido a la mujer de su señor. Sabiendo el filósofo que este hecho era conocido por los circunstantes, dijo:
-Te envaneces de ti mismo, porque agradas a quien no debes, pero no impunemente, porque donde debes no agradas.
No hay ninguna ofensa tan grave como la que se hace pública. (Apéndice, 25) 

Gayo Julio Fedro

miércoles, 23 de enero de 2013

El asalto al Congreso

Rara vez coloco una efemérides en esta bitácora, pero el 24 de enero, fecha nefasta para la República, no se puede pasar por alto. Vinicio Romero Martínez en su libro de efemérides, se refiere al momento:
José Tadeo Monagas de civil
El día 24 de enero de 1848 ha sido considerado de luto para las leyes venezolanas, porque bajo la presidencia de José Tadeo Monagas ocurre el lamentable ataque armado al Congreso Nacional. Ante la feroz pugna entre liberales y conservadores, el Ministro Tomás Sanabria llega a la Cámara de Diputados para entregar el mensaje anual del Presidente, y al consignarlo, el Vicepresidente de la Cámara pide que el Ministro permanezca en el recinto. En este momento se introdujo una fórmula de juicio contra Monagas, y de inmediato comenzó el motín. 
Allí murieron los diputados Juan García, Francisco Argote y José Antonio Salas. El honorable Santos Michelena resultó herido y murió poco después.
Las pocas líneas que escribe Vinicio Romero no son suficientes para describir la atrocidad de la acción, ni explica bien los antecedentes. El Congreso, en sesión secreta, había decidido sesionar en Puerto Cabello para garantizar  su seguridad, lo que los diputados monagueros consideraron como la preparación del juicio de méritos al Presidente de la República. Esto, por supuesto, lo sabía el General-Presidente. Sus partidarios organizaron las turbas para quitarse esa molestia de encima. Es el inicio desenmascarado del Monagato, un régimen nepótico y abusivo, en que se pisoteó la legalidad. Fue José Tadeo el gobernante que dijo: "la Constitución da para todo". Es lamentable que un héroe nacional mancille de esta forma su hoja de servicios a la Patria. Le sucederá su hermano José Gregorio, quien a su vez le traspasará el mando para un segundo período presidencial. Sólo hay dos hechos positivos que se puedan atribuir a esta "oligarquía liberal": la abolición de la pena capital por delitos políticos y la abolición de la esclavitud.

Lo del motín es aún más complejo. Veamos lo que nos dice sobre él Arturo Uslar Pietri, cuando se refiere a Juan Vicente González:
...Pero ha llegado Monagas a la  presidencia. Van a venir tiempos difíciles para la parcialidad política de González. Guzmán, el reo y el desterrado de ayer, volverá al poder.
Santos Michelena
Los ánimos están en tensión y la pugna se agudiza. González es Diputado al Congreso cuando ocurre el oscuro motín del 24 de enero de 1848 en que la cámara es atacada y disuelta por un populacho armado, como mejor no hubiera podido desearlo el Presidente Monagas. Hay muertos y heridos. Hay escenas trágicas y escenas jocosas. El gran estadista Santos Michelena, padre de las finanzas de la República, sucumbe asesinado.
González está entre los que huyen. Su carne siempre ha sido flaca. Un bárbaro le pone la mano al cuello y levanta la relampagueante lanza. Pero, providencialmente, se oye un vozarrón autoritario que lo detiene: "¡A Tragalibros no, que ese es el que enseña a los muchachos!" . Era el pintoresco caudillo de los llanos y compadre de Monagas, General Juan Sotillo. González era instructor de sus hijos, como de otros jóvenes, con lo que ganaba lo esencial del sustento.
Juan Vicente González
Cuando Monagas, al día siguiente,  necesite un Congreso para dar algún viso de legalidad a su gobierno, convocará de nuevo las cámaras. Juan Vicente González regresará mansito por un breve lapso. Luego fundará el colegio Salvador del Mundo, desde donde, al decir de Uslar Pietri, "el anfibológico nombre deja en la duda si el salvador es Jesús o el saber".

No todos los diputados tenían "la carne flaca" del gordo Tragalibros. Hubo un repúblico que supo enfrentar al tirano en ciernes con dignidad y aplomo. Fue Fermín Toro, quien al ser convocado para reincorporarse a las cámaras, respondió al emisario de Monagas: "¡Decidle al General Monagas que Fermín Toro no se prostituye!"
Para mayor ironía- agrega Romero Martínez-, por Ley del 14 de marzo de 1849, José Tadeo Monagas declara el 24 de enero de cada año junto con el 5 de julio, "grandes días de la independencia y de la libertad de los venezolanos", considerando, con respecto al primero, que en 24 de enero de 1848, "agotado el sufrimiento bajo una nueva y odiosa tiranía que rebosaba de abusos y pretensiones retrogradantes y destructoras, supo el pueblo espontánea y valientemente recobrar su dignidad sosteniendo los fueros de su libertad".
Así se estuvo "celebrando" el 24 de enero, hasta que Julián Castro lo suprimió "entre los grandes días", por decreto del 19 de junio de 1858.
Fermín Toro, el héroe de la jornada
por Antonio Herrera Toro
Cuando llegó la hora menguada a José Tadeo Monagas al ser derrocado por Julián Castro, en frágil alianza con liberales y conservadores, él sabrá comportarse con dignidad y preferirá renunciar a la Primera Magistratura para evitar un baño de sangre. La torpeza del gobierno de Castro en el manejo del asunto de asilo del presidente derrocado, condujo a una crisis internacional, pero ya esa es otra historia.