jueves, 31 de octubre de 2013

Los comediantes


Graham Greene
1904-1991
Hace ya más de veinte años que leí la novela Los comediantes (The comedians), del escritor británico Graham Greene. Para entonces yo era Primer Secretario en Haití y el Embajador me prestó un ejemplar en francés para que lo leyera durante una de las tantas crisis políticas que me tocó presenciar. Al instante quedé enganchado en su lectura. Es una obra bien estructurada que incluye intriga, romance, aventura y violencia, pero con calidad literaria.

Acabo de concluir su relectura, esta vez en una deficiente y lamentable traducción al castellano (Debolsillo, Buenos Aires, 2004). Al cerrar el libro en su página 438, los recuerdos se agolparon y revivieron como si fuera ayer, pues Greene supo captar la atrocidad del régimen macutista de Papa Doc. Los lugares donde se desarrolla la acción, los personajes, el ambiente, son fácilmente reconocibles.

Recuerdo haber conversado sobre esta novela con el Embajador y las secretarias de la Embajada, quienes me orientaron a conocer algunos aspectos, que es el objeto de este artículo. Carmen y Marina, las secretarias, me decían que el Hotel Trianon, donde se desarrolla parte de la acción, estaba inspirado en el Hotel Oloffson y que el personaje Petit Pierre, el periodista de sociales, era ciertamente Aubelin Jolicoeur (a quien llegué a conocer, era un personaje raro y pintoresco). El Embajador, quien sabía lo que yo leía, sea porque eran lecturas recomendadas por él, o porque le comentaba lo que había explorado en las librerías, me aconsejaba que leyera Los comediantes con detenimiento, que me ayudaría a comprender muchas cosas. El buen Embajador, a quien mucho le debo, sabía orientar a su personal.

Hotel Oloffson, Haití, por Hayy Holcroft
Imagen tomada de www.harryholcroft.com

Todas las solapas y contraportadas de la novela comienzan: Los comediantes es una historia de gentes comprometidas y no comprometidas, en el escenario del terror de Haití. La edición Debolsillo repite la misma frase y agrega:
Afiche de la edición en francés de la película
Les Comédiens (1967)
...Brown está de regreso en el hotel que no ha podido vender en los Estados Unidos (pues el régimen de Duvalier ha alejado a los turistas) y tiene una atormentada relación con la mujer de otro hombre. Jones ha buscado en Port-au-Prince un último refugio. Smith sueña con cambiar la dieta de los haitianos. Como El poder y la gloria o en El revés de la trama, Greene indaga apasionadamente en estas páginas el significado de la vida y los límites de la borrosa frontera que separa el bien del mal.
En efecto, hay personajes que muestran su compromiso, como el vegetariano Smith, el Dr. Magiot o el joven Philipot. Hay otros que, como comediantes, prefieren pasar con bajo perfil o mirando para otro lado. El autor, en carta a A. S. Frere, su editor por 30 años, dice:
(...) La pobre Haití y el personaje del doctor Duvalier no son inventos: ni siquiera he cargado las tintas de este último para lograr más efecto. es imposible pintar las cosas peor de lo que son. Entre los Tontons Macoutes abundan hombres todavía más perversos que Concasseur, el velatorio interrumpido es un hecho real; más de un Joseph cojea por las calles de Puerto Príncipe después de una pesadilla de torturas, y aunque nunca conocí al joven Philipot, he visto guerrilleros tan valientes y mal adiestrados como él en el antiguo manicomio que está cerca de Santo Domingo. Sólo que en Santo Domingo las cosas han cambiado desde que empecé el libro. Han cambiado... a peor.
Graham Green escribió el libro en 1967 y la acción se desarrolla en un período en el cual se afinca con furia el terror duvalierista, que se ve intemporal porque esa tiranía era interminable. Es decir, puede ser 1960 o 1967; da lo mismo. Al seguir los consejos del Embajador me encuentro, ciertamente, con personajes de la vida real si bien con otro nombre. Veamos:

Clément Jumelle
El Ministro de Sanidad, Dr. Philipot, caído en desgracia por haber hecho un comentario ocioso sobre Papa Doc, se esconde en el Hotel Trianon donde se suicida a la orilla de la piscina. El propietario, Monsieur Brown, acompañado del Dr. Magiot, saca el cadáver del lugar y lo abandona en las afueras de Pétionville, con la esperanza de que sea descubierto luego de varios días. Sin embargo, por una aventura sexual de un Tonton Macoute con una campesina, se descubre, pero el gobierno mantiene que el ministro está fuera de la ciudad. La viuda rescata el cuerpo, mas cuando lo lleva a enterrar, el féretro es secuestrado por una comisión de matones y desaparecido en el Palacio Nacional.

Este es el caso de Clément Jumelle, un hombre decente comprometido con su país. Tuvo cargos directivos en el Ministerio del Trabajo durante el gobierno de Dumasrais Estimé. El titular de la cartera para el momento era el Dr. Francois Duvalier. Luego participó también como Ministro del Trabajo (1951-1953) durante el gobierno del General Paul Magloire (tenía 35 años de edad, el miembro más joven del gabinete) y Ministro de Finanzas y Economía (1954-1956). Candidato a la presidencia de la República en las elecciones de 1957, de las que se retiró cuando vio las trampas organizadas por los militares para poner el candidato de su preferencia y acusó el fraude. Allí comenzó su desgracia. Papa Doc no aceptaba un NO y Jumelle, hombre íntegro, no pudo complacerlo. Persecuciones, expulsiones, cárceles... Sus hermanos, Ducasse y Charles, fueron asesinados en la madrugada del 29 de agosto  de 1958 por los Tonton Macoutes, entre quienes destacaba Clément Barbot (otro personaje que cita la novela). Clément Jumelle, el sobreviviente y causa de la desgracia familiar, herido, se refugia en las oficinas de la Embajada de Cuba (quedaba en el local de la carnicería El Oso Blanco, frente al Palacio Nacional) donde fallece. Cuando se le lleva a enterrar, el cadáver, en su urna, es secuestrado por una comisión de los Voluntarios de la Seguridad Nacional. La idea era robarle el cerebro para usarlo en ritos vudú, pero ya se le había hecho autopsia y los órganos removidos.

Los hermanos Clément (derecha) y Harry Barbot (izquierda)
en la cumbre de su saloperie (1960).
El caso de Clément Barbot, jefe de los Tonton Macoutes, es interesante, no sólo porque muestra la ambición y maldad desmedida de los macoutes, sino que tiene un final de realismo mágico. Este torvo personaje, muy cercano a Papa Doc, involucrado en el asesinato de los hermanos Jumelle (seguro seguía órdenes del Presidente; allí no se movía una hoja sin que éste lo autorizara), intentó un golpe de Estado en mayo de 1963, que comenzaría con el secuestro del heredero al trono, Jean Claude Duvalier. Fracasa el golpe y esto causa la caída de los hermanos Barbot. Clément tuvo un fin raro y confuso. Por algún lado leí que, descubierta la intentona, Barbot huye a las montañas, tal vez con dirección a la República Dominicana donde tenía buenos amigos. El viejo Duvalier lo manda a perseguir y al final lo cerca, en una cabaña. Allí hay un tiroteo, mas cuando los macoutes entran al refugio no encuentran restos. Se dijo que Barbot se había convertido en perro negro y desaparecido. Pues bien, Duvalier mandó a matar a todos los perros negros de Haití. Hay una leyenda urbana que escuché en Puerto Príncipe con respecto a este personaje, completamente falsa. Según la especie, los participantes del atentado contra Rómulo Betancourt en junio de 1960, habrían ingresado a Venezuela con pasaportes diplomáticos haitianos conseguidos a través de Clément Barbot -sin autorización de Papa Doc, según algunos. Este era otro comprometido, no con la libertad, la democracia o el progreso de su país, sino con la maldad pura y simple.

Aubelin Jolicoeur, inspiró el personaje
de Petit Pierre
Para concluir, quisiera presentar a otro comprometido: el gobierno venezolano. A lo largo de la novela Greene menciona 5 o 6 veces a la Embajada de Venezuela y siempre como lugar de asilo y refugio a los perseguidos (hasta la viuda y huérfano del ministro Philipot) En efecto, contra viento y marea el gobierno de Rómulo Betancourt defendió la causa de la libertad en Haití y asistió a la víctimas con coraje y determinación: mopistas, dejoistas, fignolistas y hasta duvalieristas caídos en desgracia recibieron protección venezolana. En la caja fuerte permanecía en mi época un viejo libro con mensajes cifrados de esa época hasta la ruptura de relaciones.

Cuando Graham Greene redactó su novela en 1966-67, la Embajada de Venezuela estaba cerrada desde hacía varios años y México representaba los intereses venezolanos. Greene seguro que quedó impresionado con lo que tal vez le habían contado. Vienen a mi mente dos funcionarios que arriesgaron su vida y seguridad en cumplimiento del deber; los embajadores Elías Pérez Sosa, quien estuvo al frente de la misión entre julio y diciembre de 1958 (murió en su oficina el 23 de diciembre frente a su secretaria Carmen Dalencourt... Se decía que Duvalier lo había mandado a envenenar); y su sucesor, el poeta Vicente Gerbasi, contra quien hubo una pertinaz campaña acusándolo de comunista (todo personaje incómodo era "kominis"). Eso se llama compromiso.

El Embajador Vicente Gerbasi saliendo de la Embajada de Venezuela en Haití (1960)
Foto tomada de www.vicentegerbasi.net

miércoles, 30 de octubre de 2013

Edipo en Maracaibo

Panteón de Jesús Enrique Lossada en el cementerio Cuadrado de Maracaibo.
Allí también yacen los restos de su idolatrada madre, María Luis Lossada
Foto tomada de www.equilibrioinformativo.com

Hace casi dos años se propuso el traslado de los restos del intelectual zuliano Jesús Enrique Lossada del Cementerio Cuadrado de Maracaibo, donde reposan, al Panteón Regional del Estado Zulia. Según me contó una viejita maracucha, los familiares de Lossada se habrían opuesto, por cuanto en las disposiciones testamentarias de Jesús Enrique hay una disposición en la que exige permanecer sepultado junto a su madre María Luisa. Si esa fue su última voluntad, ella se debe respetar, creo yo.

En estos días, conversando con Jesús el Librero sobre este caso, y lo que desde niño supe del Dr. Lossada, me pidió que escribiera algo sobre el tema. Me pone en un compromiso porque nuestra conversación incluyó una larga cita del libro El príncipe negro de Norberto José Olivar, que ya reseñamos hace un tiempo (aquí), novela que sigo recomendando ampliamente por la riqueza de su contenido. La cita fue la siguiente:
Ismael E. Urdaneta (1885-1928) con uniforme
de Legionario. Obtuvo varias condecoraciones:
Cordón de Honor al Mérito de la Legión Extranjera;
Medalla Interaliada;  Medalla de Verdún,
y Distintivo de Herida.
- La obligación del decadente es el suicidio -dijo el poeta Ismael Urdaneta a su hermano, Arístides, minutos antes de pegarse un tiro en la cabeza con su arma reglamentaria de la Legión Extranjera.
-¿De dónde sacas esa tontería, Ismael? -replicó el otro por el fatal anuncio.
Arístides  trató de reconfortar a su hermano, pero sabía que era inútil. Ismael estaba enloquecido por la sífilis. Por eso salió de la habitación con el peso del luto sobre sus hombros, seguro de que el revólver estaba a mano, dispuesto y la decisión tomada bajo la "guía espiritual" del poeta Anatole France, quien sirvió de "psicopompo", el rol que desempeña Ixtab para guiar a los suicidas al paraíso.
El poeta Ismael Urdaneta se mató el 29 de septiembre de 1928. Un mes antes, pero pasados veinte años, el poeta y rector de la Universidad del Zulia, Jesús Enrique Lossada, se suicidaba a la misma hora.
Jesús Enrique Lossada
(1892-1948)
Lossada tenía por poeta de cabecera al mismísimo France y era admirador de Urdaneta por haber muerto a mano propia. Al lado del cadáver de Lossada, ¿casualidad?, se encontró un ejemplar de Poemas áureos.
El poeta y rector había quedado aturdido con la muerte de su madre María Luisa. Siempre se ha dicho que padecía el complejo de Edipo. Y por razones que desconozco, suelo imaginar a Lossada vestido con las ropas de su madre fallecida mirándose, extraviado, en un espejo de cuerpo entero, tratando de invocar su espíritu.
Tras mis indagaciones y sospechas, pensando en la forma tan misteriosa y repentina en que enfermó -dizque por extenuación, cosa absurda considerando que la universidad de aquellos días era más pequeña que un liceo de los de ahora-, y el hermético cerco que sus discípulos desplegaron durante su agonía, tengo la certeza de que el poeta-rector decidió envenenarse al estilo de Madame Bovary. Pero no se piense que fue una decisión repentina. El atormentado poeta-rector venía acariciando la idea de la autoliquidación desde hacía tiempo y lo anunció en su poemario Madréporas:
Una vez que pasaste por mi ruta
a compás de tus prédicas macabras
me ofreciste la copa de cicuta.

Y yo la apuré toda, fui tu amigo,
y el alma me enfermé con tu palabras
de una letal dolencia que maldigo.
Llegado a este punto, voy a proponer la creación de una nueva categoría de autores, denominada "escritores psicopompos": aquellos que han trabajado la idea de la muerte, en todas sus formas, y servido de facilitadores a otros para morir a mano propia. Son una especie de palabreros funerarios, un servicio de eutanasia literaria de vieja data.
Licencias literarias aparte, a Jesús le gustó la cita y lo que me contaban mi abuela y tías sobre Jesús Enrique y doña María Luisa. Difícil debió ser la vida de esta pequeña familia en una sociedad conservadora como la marabina de finales del siglo XIX. El muchacho era hijo de María Luisa, joven de buena familia, y el presbítero José Tomás Urdaneta; amor prohibido y sin esperanzas.

Plaza Baralt y Botica Nueva, Maracaibo
Todo Maracaibo sabía la historia y las malas lenguas decían que la muchacha sonsacó al cura del confesionario (y otras agregaban que ella misma se dedicó a contarla) ¿Le habrá puesto una pistola en la cabeza?. El padre Urdaneta bien ha podido respetar sus votos de celibato. El niño Jesús Enrique seguro fue víctima de la crueldad de sus compañeros de escuela. Su madre lo llevaba a misa celebrada por su padre, y él se resistía al rito. Las adversidades de la vida y la dedicación de su madre lo llevaron a ser uno de los intelectuales mejor formados de Venezuela: académico, escritor, abogado, docente, parlamentario y en todas sus actividades mostraba firmes principios éticos y morales. A él se debe el renacer universitario del Zulia, al haber luchado por la reapertura de la LUZ, de la cual fue el primer rector.

Me contaba la abuela, haciéndose la señal de la Cruz, que, ya adulto, Jesús Enrique luego de la firma agregaba como un lema: "Enemigo personal de Jesucristo" -Ave María purísima-. ¿Será cierto?  Luego de 121 años las cosas se ven diferentes.

Dejo aquí un soneto escrito por Jesús Enrique Lossada en recuerdo de su madre difunta. Espero que sea del agrado.

MARIA LUISA LOSSADA


Traspusiste el umbral del reino obscuro,
Y es vano que hacia ti los brazos tienda…
¡Como expresar esta aflicción tremenda,
Oh madre mía del amor más puro!


Tal vez bordada en flores, tras el muro
Negro del Más Allá, se abre tu senda,
Y suave aurora su fanal encienda
Sobre el inmenso piélago inseguro…

Pero si todo es polvo, y humo, y viento,
Si te perdí cual lumbre fugitiva,
Dentro de mi dolor te hallo y te siento.

¡Que, de mi amor filial dulce cautiva,
Alumbras sin cesar mis pensamientos
Y estás en mi recuerdo rediviva.



Para leer un poema del bardo vanguardista Ismael Urdaneta ingresar por aquí.

Interior del Panteón Regional del Estado Zulia, Maracaibo

martes, 29 de octubre de 2013

La torre de la soledad

La torre de la soledad, carátula de la edición Debolsillo

Yo pensaba que a esta edad, y luego de leer muchos libros serios no iba a encontrar placer en leer una novelita de aventuras al estilo de Indiana Jones. Por un precio irrisorio conseguí un ejemplar de La torre de la Soledad (Alianza Editorial, Madrid, 2000), obra de Valerio Massimo Manfredi. Ya había leído de este autor la trilogía sobre Alejandro Magno (Alexander. Pan Books, Londres, 1998) y La tumba de Alejandro; el enigma (Grijalbo, Buenos Aires, 2011). Al leer la contraportada de la nueva adquisición, le comenté al librero que lo leería de un tirón y que luego lo regalaría a quien deseara leerlo.

En efecto, la novela es apta para menores, sin mucho valor literario, y tiene un encanto cinematográfico. Cualquiera puede disfrutarlo en horas de ocio. La trama se parece mucho a las películas de Indiana Jones, como ya lo indiqué: padre e hijo arqueólogos, búsqueda de ruinas en el desierto, incluyendo una escena en Petra, intriga internacional, sexo suave y hasta un beduino amigo de los protagonistas. Faltaban los nazis, se se completaba con la presencia de seres mitológicos (blemios), de la Legión Extranjera y una intriga vaticana. Creo que ya ha sido llevada al cine.

En la contraportada leemos:
Emblema del enigma sobre el que gira toda la novela, lugar apartado donde suceden desde tiempos ancestrales sucesos inexplicables, LA TORRE DE LA SOLEDAD da título a este absorbente  relato de VALERIO MANFREDI, que aúna en ella su talento de fabulador y su conocimiento del mundo antiguo. Situada en la agitada década de 1930, la trepidante aventura que acomete Philip Garret, joven arqueólogo norteamericano, al partir en busca de su padre, desaparecido en circunstancias misteriosas, es una de las mejores historias de acción y de amor escritas por el autor de "Talos de Esparta".
 Hasta allí llego con Manfredi. Me tomó bastantes horas leer estas aventuras, que he podido emplear en lecturas más profundas. "El tiempo perdido, los santos lo lloran"; decía mi abuela.

Blemio

lunes, 28 de octubre de 2013

Conejo con ciruelas pasas (Lapin aux pruneaux)

Lapin aux pruneaux, acompañadado de papas al vapor y una ensalada verde

Hace tiempo que no como conejo preparado en casa. Se me ocurre que un día de esta semana podría ir a Chacao o Quinta Crespo y comprar todos los ingredientes necesarios para hacerlo a mi gusto. Siempre quedará mejor que lo que preparan los restaurantes de Caracas (a veces esos salmorejos con papas chorreadas caen pesados). Lo más probable es que lo prepare con champiñones y ciruelas pasas, o Lapin aux pruneaux.

Este es un plato clásico de la cocina doméstica francesa y, por lo tanto, hay infinidad de recetas. Buscando en la red encontré una en la que se remojan las ciruelas pasas en vino; en otra se flameaba el conejo con Armagnac; éstos le ponían vino tinto, aquellos pieles de cítricos... Escogí esta receta que me parece muy hogareña y la adapté a lo que se consigue en el mercado venezolano. Ahora bien, los supermercados y carnicerías de mi vecindario dan lástima, por lo que me acercaré a uno de los mercados municipales.

LAPIN AUX PRUNEAUX


Ingredientes:
  • 1 conejo de 1 1/2 Kg cortado en presas (No puede dejar a cualquier carnicero cortar un conejo)
  • 250 gr. de ciruelas pasas
  • 200 gr. de "lardons alumette nature" (eso es tocino fresco cortado en dados rectangulares. Como la gente en Caracas le tiene horror al colesterol, es difícil de conseguir, excepto en Navidad. Hice mis "lardons" con tocineta ahumada)
  • 250 gr. de champiñones frescos
  • 3 cucharadas de mostaza fina fuerte
  • 1 cebolla picadita
  • 3 dientes de ajo picaditos
  • 2 cucharadas de harina de trigo cernida
  • Sal y pimienta
  • 10 bayas rosa (eso es lo que llaman " pimienta rosada")
  • 1 cucharada de mantequilla
  • 3 cucharadas de aceite de oliva
  • 1/4 de litro de vino blanco seco

Preparación:
  • Comenzamos cortando la tocineta en "lardones". Después los lavamos y blanqueamos en agua hirviendo por 5 minutos. Eso le elimina buena parte del ahumado salobre que se hace desagradable.
  • Despresamos el conejo y salpimentamos ligeramente..
  • Cortamos la cebolla y el ajo. Limpiamos y tenemos listos los hongos; si son grandes se cortan en 2 o 3 pedazos, los pequeños se dejan enteros. No hay que lavarlos, sino pasarles un papel de cocina o un cepillo para quitarles cualquier impureza.
  • En una olla para guisar lo suficientemente amplia, doramos las piezas de conejo. Para eso derretimos la mantequilla en el aceite de oliva.  Es importante hacerlo por partes para que doren bien.
  • Una vez dorados los trozos, se retiran del fuego. A la misma grasa se agregan la cebolla y los hongos. Se remueve bien con una espátula de madera para desglasar el fondo. 
  • Regresamos el conejo a la olla y cocinamos a fuego suave por 5 min. Mejor taparlo. Transcurrido ese tiempo, agregamos nuestra tocineta blanqueada y el ajo picadito. Salpimentamos y seguimos cocinando a fuego suave.
  • Mientras tanto, se diluye en el vino la mostaza y la harina; que no queden grumos. Esto espesará la salsa. Agregamos esta mezcla a la olla. Para que sea más fácil se retiran las presas.
  • Se regresa el conejo a la olla y le agregamos las ciruelas pasas. Adicionamos un poco de agua hasta cubrir el conejo y le agregamos las bayas de pimienta rosa, machacadas suavemente en un mortero.
  • Tapamos y dejamos cocinar a fuego muy suave por 50 minutos a una hora. Se corrige la sazón y se sirve.

Se sirve con papas al vapor o arroz pilaf, una fresca ensalada verde y se acompaña con el mismo vino que se usó en la preparación. El de la foto es un Torrontés argentino.



Conejo cortado en presas
Foto tomada de www.marcdelage.unblog.fr
Despresar un conejo es muy fácil.
  • En primer lugar eliminamos las manitas, cola y cabeza.
  • Se extraen el corazón, hígado y riñones, que se reservarán para otro uso (como por ejemplo saltearlos con mantequilla, cebolla y hierbas de Provenza y comerlos como tapa, mientras se cocina el guiso).
  • Luego se voltea con el vientre hacia abajo. En las espalda se notarán unas líneas más claras que nos indican por donde cortar: dos ancas posteriores, la rabadilla y dos ancas anteriores con espalda. Las ancas posteriores se pueden cortar en dos por la coyuntura y la rabadilla en dos o tres trozos.
  • Con unas tijeras de cocina se elimina el costillar y las faldas (se pueden usar luego para enriquecer un caldo).



domingo, 27 de octubre de 2013

La despedida (de Canción de la tierra)

Gustav Mahler (1860-1911)

Gustav Mahler es uno de mis compositores favoritos. Lo conocí siendo aún un muchacho a través de su Sinfonía N° 1 que siempre me ha atraído por su riqueza cromática y su pasión post-romántica.  Más adelante en mi vida exploré su repertorio y fui formando una variada fonoteca que incluye todas sus sinfonías casi todos sus Lieder y la Canción de la Tierra (Das Lied von der Erde). Esta última composición me gustó tanto que la coleccioné interpretada por varios artistas hasta tener unas nueve o diez grabaciones diferentes.
Hoy escucharemos a la prematuramente desaparecida Kathleen Ferrier, contralto británica, cantando Der Abschied (La despedida), último movimiento de Das Lied von der Erde, en una grabación de 1952. Bruno Walter dirige la Orquesta Filarmónica de Viena. Es hasta ahora una de las mejores interpretaciones de esta pieza mahleriana. 
La Ferrier ponía toda su alma a la hora de cantar con su voz aterciopelada e intuitiva. Poco tiempo después de esta grabación murió, en 1953, de un terrible cáncer que la consumió y dejó un vacío en el mundo musical que posteriormente llenó Dame Janet Baker. El libreto que incluye el Cd leemos que Bruno Walter admiraba el canto de Ferrier. En 1947, ...ella cantó por primera vez Das Lied von der Erde en el Festival de Edimburgo (con Peter Pears como tenor solista). Hacia el final estaba bañada en lágrimas y omitió el "ewig" final. Cuando ella se disculpó por su conducta poco profesional, él le dio una magnífica respuesta: Mi querida Mis Ferrier, si fuéramos artistas de su talla, todos nosotros habríamos llorado.
La letra de Das Lied von der Erde son cuatro poemas chinos. En Der Abschied la autoría corresponde a Mong Kao-Yeng y Wang Wei, con algún agregado de Mahler. 


 Der Abschied  (La despedida)

El sol se despide detrás de las montañas.
En todos los valles baja el atardecer
con sus sombras, llenas de frío.
¡Oh, mira! Como una barca argéntea,
cuelga la luna alta en el mar del cielo.
¡Noto cómo sopla un frágil viento
tras los oscuros abetos!
El riachuelo canta lleno de armonía a través de la oscuridad.
Las flores palidecen a la luz del crepúsculo.
La tierra respira llena de tranquilidad y de reposo.
¡Todo anhelo quiere ahora soñar,
los hombres cansados vuelven al hogar
para aprender nuevamente, en el descanso,
la felicidad y la juventud olvidadas!
Los pájaros se encogen tranquilos en sus ramas.
El mundo descansa...
El viento sopla frío por las sombras de mis abetos.
Yo estoy aquí, y espero a mi amigo,
espero su último adiós.
Oh, amigo, deseo fervientemente gozar
contigo de la belleza de este atardecer.
¿Dónde estás? ¡Me dejas demasiado tiempo solo!
Camino de un lado para otro con mi laúd
por campos cubiertos de hierba tierna.
¡Oh, belleza! ¡Oh, mundo ebrio de amor y de vida eternos!
Bajó del caballo, y le ofreció el brebaje
de la despedida. Le preguntó hacia dónde
se dirigía, y también por qué tenía que ser así.
Habló, y su voz estaba anegada en lágrimas:
¡Oh, amigo mío,
la fortuna no fue benevolente conmigo en este mundo!
¿Adónde voy? Voy a errar por las montañas.
Busco la tranquilidad para mi corazón solitario.
Hago camino hacia la patria, hacia mi hogar.
Ya nunca más vagaré en la lejanía.
Mi corazón está tranquilo y espera su hora.
¡La querida tierra florece por todas partes en primavera y se llena de verdor
nuevamente! ¡Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!
Eternamente... eternamente...


sábado, 26 de octubre de 2013

Sándwich de frittata

Sándwich de frittata

Hoy presentamos un sándwich económico y fácil de hacer. Es evidente si origen italiano y su sabor doméstico: en los Estados Unidos es bastante popular en los comederos y delis de la Costa Este y Chicago. Hay variantes, como servirlo en focaccia, agregando queso mozzarella o provolone, con un poco de salsa marinara.

El que vemos en la foto sigue la receta básica que nos da el recetario The Encyclopedia of Sandwiches, con muy pocos cambios:

SANDWICH DE FRITTATA

Ingredientes:

  • 1 pan italiano de unos 30 cm, o dos "torpedo rolls", cortados a lo largo, pero sin separar las mitades;
  • 3 cucharaditas de aceite de oliva
  • 1 papa pequeña, cortada en cubos
  • 1 cebolla pequeña, cortada en ruedas finas
  • 1 pimentón rojo pequeño, cortado en cubos
  • 5 huevos
  • 1 cucharada de albahaca picadita
  • 1 cucharada de perejil picadito
  • 1/4 de cucharadita de peperoncino en hojuelas
  • 1/2 taza de queso parmesano rallado


Preparación:

  1. Pintamos el pan con una cucharadita de aceite de oliva y lo tostamos por 2 a 3 minutos hasta que dora (esto, a mi juicio, debe dejarse para el final, a la hora de ensamblar el sándwich)
  2. En una olla con agua hirviendo, cocinamos las papas por 3 minutos, drenamos y las ponemos aparte.
  3. En una sartén antiadherente (yo uso para estas tortillas las sartenes dobles españolas, que son fáciles de usar y permiten voltearlas sin mucho esfuerzo), a fuego medio-bajo, agregamos las otras dos cucharaditas de aceite de oliva. Salteamos la cebolla, pimentón y papas por 5 minutos, o hasta que doren.
  4. En un bowl, se batimos los huevos y agregamos las hierbas, el peperoncino y el queso y se bate para que se mezcle bien. Se vierte la mezcla sobre la  sartén y, con la ayuda de un un tenedor, se extiende bien. Se cocina por unos 5 a 8 minutos, volteando a mitad de cocción para que dore por ambas cara.
  5. Dejamos enfriar la tortilla por unos 3 minutos, cortamos en cuñas y las colocamos dentro del pan. Se sirve caliente o a temperatura ambiente, con una ración de salsa de tomate para ir mojándolo (preferí ponerles un poco de salsa sobre la tortilla porque me pareció que así sería más fácil de comer).


jueves, 24 de octubre de 2013

Dichos sentenciosos del Inca Pachacútec

Pacha Kuity Inqa Yupanki (Inca Pachacútec)
(1438-1471)

El Inca Pachacútec IX, hijo de Huairacocha Inca, fue el más grande estadista y fundador del Tahuantinsuyo. Fue él quien inició la expansión territorial y convirtió su reino en un gran imperio bien organizado. Su nombre fue sinónimo de buen gobierno. el Inca Garcilaso de la Vega incluyó en sus Leyendas y hechos fabulosos del antiguo Perú (Ediciones Nuevo Mundo, Lima, 1962) algunas sentencias de este gran gobernante.

Cuando los súbditos y sus capitanes y curacas obedecen de buen ánimo al Rey, entonces goza el reino de toda paz y quietud.
La envidia es una carcoma que roe y consume las entrañas de los envidiosos.
El que tiene envidia y es envidiado, tiene doblado tormento.
Mejor es que otros, por ser tú bueno, te hayan envidia, que no la hayas tú a otros por ser tú malo.
Quien tiene envidia de otro, a sí propio se daña.
El que tiene envidia de los buenos saca de ellos mal para sí, como hace la araña en sacar de las flores ponzoña.
La embriaguez, la ira y locura corren igualmente; sino que las dos primeras son voluntarias y mudables y la tercera es perpetua.
El que mata a otro sin autoridad o causa justa, a él propio se condena a muerte.
El que mata a su semejante, necesario es que muera; por lo cual los Reyes antiguos, progenitores nuestros, instruyeron que cualquiera homiciano fuese castigado con muerte violenta, y Nos lo confirmamos de nuevo.
En ninguna manera se deben permitir ladrones; los cuales, pudiendo ganar hacienda con honesto trabajo, y poseerla con buen derecho, quieren más haberla hurtando o robando; por lo cual es muy justo que sea ahorcado el que fuere ladrón.
Los adúlteros que afean la fama y la calidad ajena y quitan la paz y la quietud a otros deben ser declarador por ladrones, y por ende condenados a muerte, sin remisión alguna.
El varón noble y animoso es conocido por la paciencia que muestra en las adversidades.
La impaciencia es señal de ánimo vil y bajo, mal enseñado y peor acostumbrado.
Cuando los súbditos obedecen lo que pueden, sin contradicción alguna, deben los Reyes y gobernadores usar con ellos de liberalidad y clemencia; mas, de otra manera, de rigor y justicia, pero siempre con prudencia.
Los jueces que reciben a escondidillas las dádivas de los negociantes y pleiteantes deben ser tenidos por ladrones y castigados con muerte como tales.
Los gobernadores deben advertir y mirar dos cosas con mucha atención. La primera, que ellos, y sus súbditos guarden y cumplan perfectamente las leyes de sus Reyes. La segunda, que se aconsejen con mucha vigilancia y cuidado para las comodidades comunes y particulares de su provincia. El indio que no sabe gobernar se casa y familia, menos sabrá gobernar la república; este no debe ser preferido a otros.
El médico o herbolario que ignora las virtudes de las yerbas o que, sabiendo las de algunas, no procura saber las de todas, sabe poco a nada. Conviénele trabajar hasta conocerlas todas, así las provechosas como las dañosas, para merecer el nombre que pretende.
El que procura contar las estrellas, no sabiendo aún contar los tantos y nudos de las cuentas, digno es de risa.
Y agrega Garcilaso Inca de la Vega: Estas son las sentencias del Inca Pachacútec; decir los tantos y nudos de las cuentas fue porque, como no tuvieron letras para escribir ni cifras para contar, hacían sus cuentas con nudos y tantos.

Inca Garcilaso de la Vega
(1539-1616)

miércoles, 23 de octubre de 2013

El reino de este mundo


Desde hace varios años buscaba esta novela. Ayer, por fin, conseguí El reino de este Mundo (Alianza Editorial, Madrid, 2012) de Alejo Carpentier. Parece extraño, pero de las obras de este escritor cubano se consiguen con mayor facilidad Concierto barroco y El siglo de las luces, a pesar de que a ésta se la considera una de las mejores que se hayan producido en lengua castellana.

De la contraportada:
El reino de este mundo (1949) recrea de forma incomparable los acontecimientos que, a caballo entre los siglos XVIII y XIX, precedieron y siguieron la independencia haitiana. Estimulado por la prodigiosa historia original y valiéndose de su consumado arete de escritor, Alejo Carpentier (1904-1980) embarca al lector, merced al poder de su palabra, en un mundo exuberante, desaforado y legendario en el que brillan con luz propia el "licántropo" Mackandal, en quien se conjugan la rebelión popular y los poderes sobrenaturales y el dictador Henri Christophe, quien alumbró en su palacio de Sans-Souci y la Ciudadela de La Ferriere arquitecturas dignas de Piranesi.
Leí por vez primera esta novela a la edad de 11 años -y por supuesto no comprendí bien- en una edición del Primer Festival del Libro Popular Venezolano, que estaba en la biblioteca de mis hermanos. Luego, a finales de la década de los 80, lo conseguí en Haití en una excelente traducción al francés y me deleité con su lectura. Para entonces ya era más maduro y conocía con cierta profundidad la cultura haitiana como para comprender la novela, su mensaje entre lo real y lo imaginario, y  la metamorfosis de Mackandal, que no era "licántropo", sino Zobop (que en la religión haitiana es aquel que tiene capacidad de convertirse en animal gracias a hechicerías y sortilegios). Tampoco fue Henri Christophe un "dictador", sino rey de Haití, pero ya eso es harina de otro costal; tal vez los editores no conozcan la realidad mística de ese país.

Me deleitaré con su relectura, sin duda alguna.

Alejo Carpentier

martes, 22 de octubre de 2013

Murió Óscar Yanes


Ayer murió, a los 86 años de edad, el periodista Oscar Yanes, uno de los pioneros del periodismo televisivo. Al salir de su adolescencia comenzó a trabajar como reportero en Caracas. Fue autor de numerosos libros sobre la vida cotidiana caraqueña, tales como Amores de última página (1991), Memorias de Armandito (1992), Los años inolvidables (1992), Del Trocadero al Pasapoga (1993), Hoy es mañana o las vainas de un reportero muerto (1994), la colección Así son las cosas (1996-99), Pura Pantalla (2000), Cosas de Caracas (2003)Ternera y puerta franca (2003), y más recientemente, La verdad sobre el asesinato de Delgado Chalbaud. 
 Para leer la reseña de El Universal, ingresar por aquí.
Lo conocí accidentalmente hace muchos años y pude apreciar su calidad humana y dotes de gran conversador.
Descanse en paz, don Óscar. 

lunes, 21 de octubre de 2013

Olímpica IV de Píndaro

Píndaro
(518 - 438 a C)
Hace unos días compré un ejemplar de la Obra completa (Cátedra, Madrid, 2008) de Píndaro -o lo que sobrevive de ella- y quise compartir con los lectores de esta bitácora algo de este gran poeta griego. La contraportada del libro nos dice algo que ya sabíamos desde bachillerato:
... una de las cimas poéticas de todos los tiempos, se relaciona con los cuatro certámenes religioso-deportivos más importantes de la grecia antigua: los juegos Olímpicos, Píticos, Nemeos e Ístmicos. Fue un sincero y destacado defensor de la religión olímpica en su sentido más tradicional, aunque sus poemas reflejan creencias de la vida irracional, de las ideas sobre la vida de ultratumba y la profecía. Sin embargo, en Píndaro destacan la riqueza de contenido, la variedad y la creatividad sobre los condicionamientos de la tradición y las convenciones del género.
He seleccionado la Olímpica IV, en honor de Psaumis de Camarina, campeón de la carrera de carros de mulas en los juegos Olímpicos de 460 o 456 a. C. Tómese como una invitación a explorar el repertorio pindárico, ya que no es la mejor sus odas, pero es lo suficientemente breve como para no cansar la vista frente a la pantalla del PC. Es una oda en la cual se hace poco uso del mito y sólo al final se hace una referencia breve al argonauta Ergino, triunfador en los juegos de Lemnos, en los que vence "en contra de lo esperado por las mujeres de la isla, por tener el pelo prematuramente canoso". Hipsipilea es otra  forma menos común de mencionar a Hipsípila, hija de Toante y, en consecuencia, nieta de Dioniso y Ariadna.


OLÍMPICA IV

Moneda conmemorativa a la victoria de Axilas en la carrera de carros
de mula. Psaumis de Camarina también fue campeón en esa disciplina
olímpica en 460 o 456 a. C

A Psaumis de Camarina


¡Altísimo conductor del trueno de incansable pie,
      Zeus! Sí, las Horas, que a tu servicio están,
con sus evoluciones, obedientes al canto variado de la lira,
      me enviaron
como testigo de las más excelsas victorias.
Ante la dulce nueva
de los éxitos de sus huéspedes al instante se regocijan los
      hombres nobles;
Tú, hijo de Crono, que comprimes el Etna,
cual prensa, por vientos azotada del violento,
Tifón de cien cabezas,
al vencedor olímpico
acoge, por mor de las gracias, y a este cortejo,

la más perdurable luz de las vigorosas virtudes,
      pues llega para festejar el carro
de Psaumis, quien, de olivo coronado en Pisa,
se afana en promover la gloria de Camarina. ¡Que dios
sea benévolo para sus restantes plegarias!
Pues yo le elogio, al muy dispuesto a la crianza de caballos,
que se goza en una hospitalidad sin excepciones
y con puros sentimientos
     tiene la vista puesta en la tranquilidad, que la la ciudad favorece.
No teñiré de falsedad
mi palabra; la prueba decisiva es la evidencia de los mortales;

ella es la hija de Clímeno
liberó de la deshonra de las mujeres Lemnias.
Cuando ganó la carrera con sus broncíneas armas
dijo a Hipsipilea, al ir a coger su corona:
"Así yo soy de veloz;
mis brazos y mi corazón, igual son. También a los jóvenes
les nacen canas
con frecuencia en tiempo inadecuado a su edad".

Pieza arquelógica
Colección del Museo Regionale di Canarina, Sicilia

Ruinas del templo de Atenea en Camarina, Sicilia

domingo, 20 de octubre de 2013

Templón o Aliado; golosina de pata de res

Templón o Aliado, una golosina gelatinosa

Hace poco más de un año, publicamos en esta bitácora un artículo sobre golosinas criollas (aquí). Aunque no es la entrada más popular, es muy visitada. Algunos de los lectores buscan al Templón o Aliado, como se le conoce en Venezuela según la región, o gelatina de pata de res (su nombre en Colombia, donde al parecer también es un remedio contra los dolores de garganta). Esta golosina es un gusto adquirido. Rafael Cartay en su Diccionario de cocina venezolana (Alfadil, Caracas, 2005) lo define:
ALIADO: Golosina elaborada con los tendones de la pata de res hervido hasta que lleguen a punto de gelatina, y luego mezclados con panela hasta que cuajen. Una vez fría, se amasa con harina y se presenta cortada como tabletas o barras alargadas.
No es exactamente como lo explica Cartay, pero da una idea de lo que es. Un día, Jesús el Librero me comentaba sobre esta granjería criolla y me preguntaba cómo se hacía; que él había visto una receta en la que se usaba gelatina industria sin sabor. Le dije lo que por cultura general conozco y quedó extrañado de que se usase pata de res. Buscamos en Internet y encontramos un video colombiano sobre su preparación. Esto es algo que generalmente no se elabora en el hogar y que si no se sabe hacer termina sabiendo a sancocho  de pata. Es por ello que muy rara vez se la consigue en los recetarios de cocina criolla.

En La casita de Maribrí, se consigue buena información sobre este dulce criollo y su fórmula para hacerlo con gelatina sin sabor. Se puede ver por aquí. Otra receta que vi en la red se hace con pata de res, pero le agregan leche evaporada, que no es ingrediente clásico. El color claro del Aliado proviene de batir constantemente la mezcla, colgándola de un clavo y templándola -de allí su otro nombre, Templón- numerosas veces hasta que quede color crema y con una textura ligera.

Aquí tenemos el video colombiano donde explican cómo se prepara:


O este otro de San Sebastián de los Reyes, bajo el nombre de rúscano o rúcano:


sábado, 19 de octubre de 2013

Bodas negras / Obra macabra

Amanecer en el cementerio de los Hijos de Dios, por Nicolás Ferdinandov (1919)


OBRA MACABRA

Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca:
Era un amante a quien, con saña impía,
su dulce novia le robó la Parca...

Todos los días iba al cementerio
a visitar la tumba de la hermosa;
las gentes murmuraban con misterio:
Es un muerto escapado de una fosa.

En una horrenda noche hizo pedazos
la losa de la tumba abandonada,
cavó la tierra y se llevó en sus brazos
el rígido esqueleto de su amada.

Y allá en su triste habitación sombría,
de un cirio fúnebre a la llama incierta,
sentó a su lado la osamenta fría
y celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cintas los desnudos huesos,
el yerto cráneo coronó de flores,
cubrió la horrible boca con sus besos,
y le contó sonriendo sus amores.
Llevó la novia al tálamo mullido,
se tendió junto a ella enamorado,
y para siempre se quedó dormido
¡al esqueleto rígido abrazado!


Este viejo poema del padre Carlos Borges, es también, con algunas modificaciones, la letra de un famoso bolero hecho muy popular en América Latina, entre otros, por Julio Jaramillo. Se le ha atribuido erróneamente al cubano Julio Flores. En estos días, releyendo el libro Ternera y puerta franca (Planeta, Caracas, 2003), de Oscar Yanes encontré extractos de dos artículos del padre Borges sobre este poema y su historia, publicados originalmente en las revistas Atenas (1912) y La Lectura (1923). Mientras escuchamos a Julio Jaramillo, leamos lo que escribió el presbítero poeta, quien tenía un bajo concepto de estos versos:




Puente Anauco, Candelaria. Allí Manuel Díaz Rodríguez dió a conocer el Cancionero de H. Heine a Carlos Borges
Postal antigua
Tenía yo dieciocho años y era estudiante de jurisprudencia en la Universidad de Caracas. Manuel Díaz Rodríguez, algo menor que yo en edad, estudiaba entonces medicina. Ya habíamos sido condiscípulos en el Santa María durante los dos últimos años del curso filosófico.
Una de aquellas noches inolvidables, noches de íntimas confidencias en el puente Anauco, Manuel puso en mis manos el Cancionero de Heinrich Heine, traducido por Llorente. Hasta entonces yo conocía muy poco del gran poeta alemán. No obstante, la mala traducción, sus versos me encantaron.
Desde aquel día Heine fue el poeta de mis predilecciones y su amargo romanticismo ejerció en mi espíritu una honda influencia morbosa.
Canté, en versos lúgubres, amores fantásticos; en plañideras rimas, lloré supuestos infortunios; di serenata a las tumbas, en las del camposanto, bajo los cipreses melancólicos, bañados por la luna; y me afronté con los espectros, armado en punta en negro como un caballero de la muerte.
Carlos Borges
Fue entonces cuando, una noche de insomnio, con el título de Obra macabra, escribí en versos detestables cierta canción fúnebre que, atribuida a Julio Flores, tuvo la suerte de alcanzar una inmensa popularidad en toda la América española. No hay pueblo de Venezuela ni de Colombia donde no la canten mujeres románticas y trovadores de arrabal. Muchas veces la he oído en boca de lindas muchachas, al son del piano o la guitarra, en claras salitas caraqueñas y en las playas de Macuto bajo el palio de los uveros, como también en lejanas aldeas del interior, dolientemente acompañadas por el triste cuatro del llanero. En dos ocasiones, y con distintas músicas, sorprendióme el melancólico placer de escucharla, primero en La Habana, desde una azotea, y luego en México, cantada esta vez por una Loreley del arroyo, en la ignominia de un congal. Hace muchos años que, bajo el peregrino rótulo de Contestación de la canción Murió sin una lágrima, fue publicada anónima en ciertos aguinaldos navideños, editados en Caracas (...) Razón tiene el proverbio:"más vale caer en gracia que ser gracioso". El favor y la simpatía con que el público americano acogió tan pésimas estrofas, indudablemente se deben a la paternidad putativa de Julio Flores. El nombre del poeta querido transformó en brillantes luciérnagas los oscuros gusanos de mis versos. Por mi parte, jamás llegué a publicarlos. En mil ochocientos noventa y tres di copia de ellos a don Julio Calcaño, junto con otras composiciones que me pidió para el segundo tomo del Parnaso venezolano. Después hice dos copias más que entregué a los señores Agustín Silva y Gerónimo Maestre. No sé quién fue el primero en dar a la luz pública las referidas lamentables estrofas, pero es lo cierto; mis fúnebres tenebrionas volaron en la prensa, desde su nativo surco, orillas del Guaire, hasta México y la Argentina.
Alguien me asegura que esta triste, aunque afortunada composición, corregida e inserta bajo el título de Bodas negras, aparece en un volumen de versos de Julio Flores. Por lo que a mi me toca, no lo afirmo, puesto que no me consta. Sin embargo, fuerza es convenir en que si tales versos no son de Julio Flores, merecen serlo. Tienen  toda la lugubria característica de aquel macabro trovador.
Con toda la vergüenza que produce el confesarme autor de semejantes rimas, cópiolas aquí en penitencia por mi antiguo sacrilegio heiniano, tal como las escribí en aquella época y como las cantan nuestras sencillas y encantadoras cancioneras, sin tocarlas ni una sola palabra, con su Parca y su saña impía, etc, etc, etc, etc. Absuélvame el lector en gracia de mi arrepentimiento...
Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca:
Era un amante a quien, con saña impía,
su dulce novia le robó la Parca...

viernes, 18 de octubre de 2013

El récord de Medina

General Isaías Medina Angarita
(1897 - 1953)
El 18 de octubre de 1945, una conjura cívico militar derrocó al Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Isaías Medina Angarita, un militar civilista que creía en una Venezuela mejor. Aún se viven las consecuencias de ese hecho sobre cual comentaremos otro día. Hoy trascribiremos un breve artículo escrito por el periodista Oscar Yanes para uno de su libros de la colección Así son las cosas (Editorial Planeta, Caracas, 1999).
¿Quién era Isaías Medina Angarita?
Isaías Medina Angarita es el Presidente que mantiene el récord, que todavía no ha sido batido, del gobierno que no suspendió a ningún periódico, no envió a nadie a la cárcel, no desterró a nadie. Fue un gobierno de armonía y democracia. Es más, fue por la amplia libertad de prensa que dio, y que se convirtió en liberticida, que lo tumbaron; ya se sabe qué fue lo que ocurrió.
Un periódico, La Esfera, comenzó a alentar la rebelión de las Fuerzas Armadas, alegando una realidad, que los militares ganaban poco, es decir que ese famoso golpe de octubre que se han empeñado en pintar como una revolución, no fue tal, ya que simplemente fue una sublevación exitosa y esto porque el Genera Medina, para evitar una guerra civil y el derramamiento de sangre, aunque la conspiración militarmente estaba perdida, se rindió.
Cuando Medina se rindió sacaron de los calabozos a los jefes del golpe y entonces el presidente de la República fue detenido en la Escuela Militar, y la suerte de Venezuela cambió. A medina le faltaban nada más que seis meses para terminar su gobierno.
Medina, siempre afable. Foto tomada de www.venciclopedia.com
Luego del derrocamiento, e instaurarse la Gloriosa Revolución de Octubre, turbas armadas procedieron a atacar y saquear las casas de los medinistas, se crearon tribunales especiales para juzgar por peculado a los personajes más destacados de su administración, a quienes se les confiscaron las propiedades sin mediar sentencia, y se aumentó el sueldo a los militares. Luego de eso, se ha extendido una sombra del olvido sobre este presidente que creía que Venezuela había cambiado para mejor. Mis recuerdos al buen Isaías.

Un video sobre su persona complementa este artículo:


jueves, 17 de octubre de 2013

La coronación de Popea

Moneda con las efigies de Nerón y Popea Sabina

En 1642 se estrenó en Venecia la memorable ópera L'Incoronazione di Poppea, del compositor manierista italiano Claudio Monteverdi. La escuché por primera vez en la versión del Concentus Musicus Wien, dirigida por Nikolaus Harnoncourt, con Helen Donath y Elisabeth Söderström, en los papeles de Popea y Nerón, respectivamente. Es la más lograda
y en la que ya se perfila el barroco italiano de las óperas sobrevivientes del autor (las otras dos son L'Orfeo e Il ritorno d'Ulisse in Patria). 
Claudio Monteverdi
(1567-1643)
El autor del libreto, Giovanni Francesco Busenello, buscó en las fuentes clásicas material para el argumento, especialmente Suetonio, Tácito y Dión Casio, y se refiere a los amores de Nerón con Popea, hasta la caída en desgracia de la esposa de aquél, Octavia, a quien el emperador repudia y envía al exilio. En este raro triunfo del adulterio hay un dúo final, una de las piezas más conocidas de Monteverdi, que es lo que escucharemos en el Hit parade de esta semana. La escena se ubica en el palacio imperial, luego de la expulsión de Octavia. Se prepara la coronación de Popea como emperatriz de Roma; entran los cónsules y tribunos. Luego de un breve eulogio, Popea es coronada y se cierra la obra con el dúo Pur ti miro, pur ti godo, interpretado por Nerón (originalmente un castrato, en la actualidad por una soprano lírico spinto, o un tenor) y Popea (soprano lírico). Cada uno de ellos se alterna en el canto, frase por frase, comenzando por Nerón: Pur ti miro... le responde Popea: Pur ti godo, y así sucesivamente. Es una página verdaderamente inspirada.
La escucharemos en las voces de Sandrine Piau y Anne Sophie von Otter, con la Cappella Mediterranea, bajo la dirección de Leonardo García Alarcón.



Letra:

PUR TI MIRO
Pur ti godo,
pur ti stringo,
pur t’annodo.
Più non peno,
più non moro,
o mia vita,
o mio tesoro.
Io son tua,
tuo son io,
speme mia,
dillo dì,
tu sei pur
l’idol mio,
sì mio ben,
sì mio cor,
mia vita sì


Traducción:


YA TE MIRO,
Ya te gozo,
Ya te estrecho,
Ya te abrazo.
Ya no peno,
Ya no muero,
Oh mi vida,
Oh mi tesoro.
Yo soy tuya,
Tuyo soy,
Mi esperanza,
Dilo, di,
Eres tú
Ídolo mío,
Si, mi bien,
Sí, corazón,
Vida mía, sí.