jueves, 5 de julio de 2012

De la democracia a la tiranía... ¡Ay, ranas!

Gayo Julio Fedro, liberto de Augusto
Fabulista

LAS RANAS PIDIERON REY

 
Cuando Atenas gozaba su plenitud bajo leyes justas,
una libertad desviada turbó a la ciudadanía
y la antigua moderación quedó olvidada ante el capricho.
Entonces, tras aunar las distintas facciones,
se apodera el tirano Pisístrato de la ciudadela.
Al llorar su esclavitud triste los Atenienses
(no por cruel, sino, más bien, porque resultaba
dura por desacostumbrada) y quejarse de su peso,
Esopo, entonces, les contó esta fábula:


«Las ranas, que vivían en charcas libres,
con gran vocerío un rey pidieron a Júpiter,
para que las costumbres disolutas con su poder reprimiera.
El padre de los dioses sonrió y les dio
un madero pequeño que, echado de repente en las aguas,
con su movimiento y ruido aterrorizó a la especie asustadiza.
Pasado algún tiempo desde que flotaba en el fango,
por casualidad sacó una, en silencio, del estanque su cabeza
y, tras explorar a su rey, a todas juntas llama.
Las ranas, ya sin miedo a porfía se acercan nadando
y sobre el leño la descarada turba salta.
Como pudieran vejarlo con todo tipo de agravios,
enviaron quienes pidiesen otro rey a Júpiter,
ya que para nada servía el que les había dado.
Entonces les envió una culebra que, con su afilado diente,
comenzó a devorarlas una a una. En vano a la muerte
huyen indefensas; de la voz les privó el miedo.
Así, a escondidas, dan a Mercurio recados para Júpiter,
que a las desdichadas socorra. Entonces les replicó el dios:
'Ya que no quisisteis gozar de vuestro bien,
sufrid ahora el mal'. Vosotros también, ciudadanos», dijo,

«soportad esta desgracia, no sea que venga otra peor.» (lib I)
Solón
(circa 638 aC - 558 aC)

Esta fábula es una de las más conocidas. La original es obra de Esopo, como nos lo indica Fedro, cuya versión presento en estas líneas. También La Fontaine, Samaniego y otros fabulistas la han traducido y adaptado en los últimos 2.500 años. Atribuyo su popularidad a las sabias verdades que contiene y que Fedro nos ubica en el contexto histórico.

Solón (Σόλων) fue un poeta, reformador y legislador ateniense y es considerado desde antiguo uno de los siete sabios de Grecia. Le correspondió gobernar en una época de graves conflictos sociales, signada por la concentración de la riqueza y poder político en manos de los eupátridas en Ática.

La Constitución que dio a Atenas en 594 aC introdujo una gran cantidad de reformas dirigidas a aliviar la situación del campesinado asediado por la pobreza, las deudas (que podían conducir a la esclavitud), y un régimen señorial que lo ataba a las tierras de su señor o lo conducía a la miseria. En particular, se distinguen las reformas institucionales y el nuevo sistema censitario creados con objeto de abolir la distribución de los derechos políticos basada en el linaje del individuo y de, en su lugar, constituir una timocracia. Como resultado, los estratos medios obtuvieron una mayor cuota de poder político, pero los estratos más bajos no consiguieron que fuese oído su reclamo de una nueva repartición de tierras, que en un principio anhelaban.

Su fama de moderado en una época marcada por los conflictos entre un bando popular y la aristocracia antigua lo llevó al arcontado y a que se le otorgara un poder especial para legislar e introducir cambios en la forma de gobierno.  Sin embargo, aunque sus leyes resolvían varios problemas de la sociedad ateniense, no era suficiente para las clases más bajas, que esperaban medidas más radicales, sobre todo en lo relacionado con la cuestión agraria y la repartición de tierras. Solón en cambio buscaba el justo medio. 
Una vez concluido su arcontado, dejó a los atenienses por el lapso de 10 años, en los que debían respetar las leyes establecidas, cosa que no ocurrió y que al final degeneró en tiranía. Él, mientras tanto, abandonó Ática y recorrió varios países como Chipre, Lidia y Egipto, donde era recibido con honores. Hubieran seguido los atenienses el consejo de Solón de respetar las leyes por el lapso de una década, no les habría pasado como a las ranas de la fábula, pero los dioses confunden a quienes quieren perder.

Sin duda, hay que estar atentos en defensa de la Libertad.
Nos puede pasar a todos, por eso debemos ser moderados,
así aconsejaba el sabio Solón.


Pisístrato (Πεισίστρατος), sin ser la culebra feroz que devoró a todas las ranas del charco de Atenas, le costó caro a los atenienses y les dejó un feo legado. Se distinguió en la guerra contra Megara (570-565 aC), recuperó Salamina para Atenas y conquistó la ciudad de Nisea, el puerto de Megara. Sus acciones y su amistad con Solón le valieron un lugar destacado en la política ateniense, que pronto sabría explotar. Cuando Solón abandonó Atenas, la sociedad quedó dividida en dos grupos políticos: los que deseaban un gobierno oligárquico, dirigidos por Licurgo, y los que querían mantener las reformas de Solón, liderados por Megacles II.

Pisístrato
(Circa 607 aC - 527 aC)
Pisístrato aprovechó su fama y popularidad para formar un tercer grupo, el de los diakrioi o hyperakrioi, formado principalmente por gente humilde, que quería reformas radicales a sus problemas. En el  561 aC se presentó ante los atenienses reunidos en el ágora, anunciando que había sido víctima de un ataque propiciado por sus enemigos políticos, y de que se salvó de milagro. Uno de sus partidarios propuso que se le concediera una guardia personal para su protección, y la asamblea popular le entregó cincuenta hombres armados con garrotes, que empleó para tomar la Acrópolis y dar un golpe de Estado, convirtiéndose en tirano. Sin embargo, este primer gobierno sería efímero, pues la alianza de los pediakoi y los paralioi le forzó a abandonar el poder al año de haberlo adquirido. Pero Pisístrato era persistente.

Regresó el año 559 a. C. con la ayuda de Megacles, ahora enemistado con Licurgo, con la condición de que Pisístrato se casase con la hija de éste. Se hizo de nuevo con el poder y gobernó durante cinco años (559-556 aC). Su negativa a tener hijos con la hija de Megacles, para no perjudicar a sus hijos mayores, Hipias e Hiparco,  condujo a la reconciliación de sus enemigos y a que  lo expulsaran y confiscaran todos sus bienes. La fue bien en el exilio de 10 años, pues se enriqueció con las minas de oro de Macedonia y Tracia. Con esos recursos volvió al ataque, derrotando a sus enemigos en la batalla de Palene (549 aC). Gobernó Atenas hasta su muerte en 527 aC, dejando el poder a sus dos hijos, Hipias e Hiparco, quienes se desviarían del camino de moderación del padre y se convertirían en tiranos en el sentido actual de la palabra, siendo posteriormente derrocados e reinstaurada la democracia.


Clístenes, padre de la democracia
(circa 570 - 507 aC)
No nos confundamos con la acepción actual de TIRANO y TIRANÍA, Pisístrato, si bien  para evitar nuevas rebeliones contra su poder, tomó medidas más firmes, pero con la misma moderación con que se condujo con anterioridad. Efectivamente Pisístrato gobernó con moderación y benevolencia, que le atrajo las simpatías del pueblo. Supo dominar las querellas políticas; embelleció la ciudad, construyó un acueducto y nuevos mercados; dio facilidades para el comercio y la industria, así como impulsó el poderío militar de Atenas. Tuvieron suerte con Pisístrato, no así con sus hijos Hipias e Hiparco, quienes, en su sed de poder, llegaron a pactar con los enemigos de la Patria. Clístenes, sucesor de Hipias, restauró la democracia ateniense justo a tiempo para defender las libertades del mundo occidental frente a la peor de la tiranías, personificada por el imperio persa.




2 comentarios:

  1. Y los venezolanos, acostumbrados a tiranías mas o menos suaves y queriendo que alguien corrigiera la democracia....etc. etc. etc

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    1. Tal cual. Por eso copié la fábula. ¡quieres rey? Ten cuidado con lo que pidas; un rey de palo es más manso que una culebra.

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