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Hospital Vargas, Caracas
Foto Antigua |
Como se sabe por las Constituciones Sinodales de la diócesis de Caracas y Venezuela, aprobadas por el Rey de España en 1698, los cementerios en el período colonial se construían al lado de las iglesias parroquiales y así fue hasta la época de la independencia, cuando las autoridades republicanas dispusieron la creación de cementerios en las afueras de los centros poblados, por razones sanitarias.
El investigador decimonónico Manuel Landaeta Rosales nos da las fechas en que se crearon las primeras parroquias eclesiásticas en Caracas: San Mauricio, 1567; San Pablo, 1580; Catedral, 1637; Altagracia, 1656; Santa Rosalía, 1696, y Candelaria en 1708. También había difuntos a quienes se enterraban dentro de las iglesias y existían, además, los cementerios conventuales, como por ejemplo la Iglesia y Convento de San Francisco, donde además de los frailes se encuentran enterrados bastantes Gobernadores y Capitanes Generales.
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Difuntos de compras de Madrices a Marrón,
disgustados por la mala calidad
de la pacotilla china. |
Nadie para entonces -nos dice Luis Beltrán Reyes- se imaginaba que sus difuntos fueran capaces de abandonar sus sepulturas para meterse en faenas diarias como cualquier ser viviente; ni mucho menos el irse al centro de la ciudad para hacer singulares compras impropias de un difunto. Pero fue en el terreno que hoy ocupa el Hospital Vargas, hasta lo que fue el Cementerio de los Hijos de Dios, donde empezó a comentarse que los muertos enterrados entre 1855 y 56, con motivo de la epidemia de cólera que azotó la capital, estaban tranquilamente abandonando sus "sepulcros", o mejor dicho las zanjas corridas donde se arrojaban los cadáveres y se cubrían de tierra para abreviar tiempo en aquellos días calamitosos. Cierto o no lo que se decía en toda la avileña ciudad, nadie se atrevía a ponerlo en duda, y sobre todo cuando llegaba la noche, que era cuando se enterraba a las personas adultas, pues a los párvulos se enterraban de día, esto por lo regular, sucedía hasta 1867.
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Hospital Vargas recién inaugurado
época de los sucesos narrados |
Pero no fue de las iglesias y capillas que los muertos abandonaban sus sitios de eterno descanso, sino sólo del Cementerio de San Simón, que comenzó a construirse en 1857, a expensas del Ilustrísimo Señor Mariano de Talavera y Garcés, Obispo de Guayana, y se concluyó con limosnas y fondos del Municipio. Debe recordarse para mejor claridad del hecho, que por entonces sucedió y vamos a presentar, que en ese mismo sitio de enterramiento se construyó el Hospital Vargas en 1889-1890. En efecto, la leyenda recoge que sí fue verdad, que una vez terminada la construcción del hospital, los enterradores se vieron muchas veces en apuros, por ver que los muertos enterrados, muchos conocidos por ellos, abrían sus tumbas o fosas sin ayuda de nadie y se iban al centro de la ciudad a comprar comida y toda clase de víveres, como si realmente tuvieran los mismos cuerpos que los vivos... ¿Cuántos eran los que en tales hazañas incurrían? Difícil es saberlo.
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Este es uno de los parroquianos
que andaba por Candelaria.
Seguro que se puso así cuando vio el
deterioro de la zona. |
Pero un tal Andrés Pérez, oriundo de Nueva Granada quien ejercía el oficio de enterrador en el Cementerio de San Simón, afirmó siempre que todo lo que se comentaba del asunto de los difuntos era tan cierto como su propia existencia, pues él conocía personalmente a muchos de ellos, y había contado por curiosidad las palas de tierra que a cada uno les había echado en cada zanja, de las que con apuro se abrían (¡Qué morboso! -digo yo). Otro testigo de lo dicho fue una tal Blanca Ilusa, mujer del carnicero Manuel Toño, que tenía una venta de carne en la Plaza Candelaria, quien también aseguró que su marido le vendía siempre la carne a unos señores y señoras que no parecían tener cuerpo como de vivos.
Fuente: Luis Beltrán Reyes. Santiago de León de Caracas en sus leyendas históricas (El Pastoreño, Caracas, 1993)
¿Qué sabes de "El Pastoreño" de donde tomas la cita de Luis Beltrán Reyes?
ResponderEliminarGracias.-
Nada. Debió ser una imprenta situada en La Pastora, quién sabe si publicaba algún periódico u hoja de esa parroquia. Déjame averiguar con un amigo que puede saber y luego te digo.
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