lunes, 6 de agosto de 2012

El recado

Tulio Febres Cordero
1860-1938
Autor
En el quiosco de la Universidad de los Andes en la Feria del libro de la Alcaldía de Libertador, me puse a revisar a ver qué conseguía de autores andinos clásicos, me topé con Colección de cuentos (ULA, Mérida, 2008) de Tulio Febres Cordero y decidí comprarlo con los ojos cerrados. Pregunté si tenían su famoso Cocina criolla y me respondieron que estaba agotado desde hace algún tiempo, pero que se preparaba una nueva edición... Habrá que esperar, entonces.
Entre los muchos cuentos breves que tiene el libro saqué al azar este que ahora transcribo. Fue escrito en 1896, cuando aún existía la fea forma de explotación infantil del "muchacho de mandado", que era generalmente un niño en edad escolar entregado a una familia "para que lo criara"; si tenía buena suerte y caía en un hogar temeroso de Dios era criado como un hijo y salía con un oficio y buenos principios, mas si la suerte le era adversa, no conseguía sino malos tratos y explotación.
A través de este cuento, don Tulio se hace eco del clamor de los merideños por lograr una salida de personas y bienes al sur del Lago de Maracaibo y traer desarrollo a la región.

LOS RECADOS

En las ciudades pequeñas, donde todos somos compadres, amigos, o por lo menos, conocidos, los recados de casa a casa, de persona a persona, forman buena parte de la trama de la vida.
No acaba uno de dejar la cama cuando oye en el zaguán de la casa esta fórmula rutinaria:
- Que le manda decir doña Fulana que cómo han amanecido por acá, y que le preste el martillo para colgar un santo, y que dónde compró usted la tela del cedazo.
Y como este es un servicio recíproco, no tarda uno mismo en llamar al sirviente y decirle:
- Vaya usted a la casa de mi compadre Bruno, y le dice que yo lo mando saludar, y que si tiene desocupado el burro me haga el favor de facilitármelo para cargar un poco de pasto.
Típico "muchacho de mandado"
Foto tomada de http://hoja-negra.blogspot.com
Es un continuo dar y recibir recados desde la mañana hasta la noche. Lo serio del caso está en las confusiones y dolores de cabeza que los muchachos del servicio ocasionan a los amos de casa. Hay veces que el chico, distraído en los juegos que halla por la calle, olvida el recado, y si lleva varios los confunde, resultando de aquí una torre de Babel.
La prueba al canto.
Doña Joaquina era una señora muy puntual y comedida. Cierto día mandó al chico que tenía de servicio, a la casa del señor Cura con un poco de chocolate, obsequio que quería hacerle por ser el día del santo de éste; pero a fin de que el mandadero no perdiese tiempo en idas y venidas, encargóle también otra diligencia para la casa de una señora amiga que vivía en el tránsito, y todo esto con presteza, porque doña Joaquina estaba por salir. ¡Aquí ardió Troya!
El chico llegó a la casa del Cura y le dijo muy cándidamente: 
Señor Cura luciendo su
sombrero de teja.
- Que doña Joaquina le manda a saludar, y que le haga el favor de prestarle el sombrero que cargaba puesto el domingo.
El Cura le hizo repetir el recado varias veces, y todavía sin salir de su sorpresa ni explicarse tan rara exigencia, tomó el gran sobrero de teja, galerus canaliculatus, y lo envió a doña Joaquina.
El pobre Cura quedó seriamente atormentado por la curiosidad.
- Pero, señor, es bien particular ¿Qué irá a hacer doña Joaquina con mi sombrero? - se preguntaba dando grandes paseos.
- ¡Ah, ya caigo en la cuenta! - le dijo de pronto el ama de llaves, que era una viejecita muy suspicaz - ¿no ve su merced que hoy es día de su santo? Pes sin duda, doña Joaquina quiere darle el alegrón de cambiarle la cinta y cordones del sombrero, que en realidad están pidiendo remuda.
- Sólo que por eso sea, pero siempre es muy original el caso. En fin..., esperemos.
A todas estas, ya doña Joaquina se hallaba en compañía de dos o tres familias que iban con ella a una boda en el campo. Era pasada la hora, y se había engalanado a toda prisa. Estaba, pues, renegando contra el chico por la tardanza, y en la espera del sombrero que debía mandarle la amiga para completar el tocado, cuando apareció aquel con el descomunal envoltorio.
- ¡Qué es esto Dios mío!... ¡el sombrero del señor Cura!... Exclamó la pobre señora.
El chico, sin caer todavía en la cuenta de aquella catástrofe, le dijo con mucha naturalidad en presencia de los sorprendidos circunstantes:
- El señor Cura le manda decir que con mucho gusto le prestará el sombrero, pero que ojalá se lo desocupara tempranito porque tiene que salir esta tarde para la iglesia a cantar vísperas.
Epílogo.- El muchacho se llevó una buena pela; el sombrero volvió inmediatamente al poder del Cura con mil disculpas y aclaraciones, pero sin el regalo del chocolate, por la sencilla razón de que a doña Joaquina le fue muy penoso mandar por él a casa de la amiga, tanto más cuanto  que ésta le había devuelto el canastillo, manifestándole que le agradecía en el alma tan sabroso obsequio y que le había llegado muy a tiempo.
Los recados tienen, pues, sus inconvenientes como todo en esta vida; pero nadie puede dudar de sus ventajas. Ahora mismo, por ejemplo, en vista de que nada valen los oficios, las cartas, los telegramas ni los constantes reclamos de la prensa para conseguir un camino, vamos a proponer que recomendemos a cuantos vayan a Caracas para que toquen en la casa del señor Ministro de Obras Públicas y le den el siguiente recado:
- Los merideños lo mandan saludar, y que les haga el favor de mandarles abrir el camino de Mérida al Lago de Maracaibo, que están pidiendo al Gobierno desde hace más de sesenta años!
Y estamos ciertos de que si el Ministro transmite el recado al Presidente de la República, éste lo contestará con el decreto correspondiente y Mérida tendrá al fin el encantado camino.
General Joaquín Crespo, para el momento
Presidente de los Estados Unidos de
Venezuela
Al revisar la historia de Venezuela nos encontramos con que el Ministro de Obras Públicas a finales de 1896 era el ingeniero José María Ortega Martínez (1859-1933), y el Presidente de la República el General Joaquín Crespo, a quien el parlamento venezolano denominó El Gran Demócrata. Ejerció la primera magistratura dos veces: 1884-1886 y 1892-1898, y su gestión no se caracterizó precisamente por el impulso a las obras públicas.

Los merideños debieron esperar unos cuantos años más para lograr su camino hacia el sur del Lago de Maracaibo; mientras tanto debieron contentarse con llegar hasta el estado Trujillo y bajar hasta La Ceiba utilizando el tren inaugurado en 1887.

La Carretera Trasandina, construida durante la larga dictadura de Juan Vicente Gómez (década de 1920), es un verdadero "encantado camino" y un atractivo turístico en los estados andinos que vale la pena explorar; su tramo merideño ofrece excelentes y pintorescas vistas del Ande venezolano, además de poder disfrutar de los numerosos pueblos y ciudades a lo largo de su curso y de la hospitalidad de sus gentes.

Esa fue la ruta que tomaron mis padres en 1941 en su luna de miel: atravesaron la barra del Lago de Maracaibo y luego siguieron por tierra hasta Carora (Lara), subiendo luego por la Trasandina vía Trujillo, Mérida y Táchira para cruzar la frontera con Colombia y llegar a Pamplona. Tomaron la misma vía de regreso

4 comentarios:

  1. De Don Tulio ¡Válgame colega, que bibliografía tan simpática tiene este amigo de "Las Cinco Aguilas Blancas".
    De lo poco que sé sobre la Cocina Criolla es que una vez se la mencioné a Scannone y el me dijo que en su nutridísima biblioteca no lo tenía o que acaso no lo conocía. Pero colega hace poco ví probablemente la última reedición que le mencionaron en los predios de El Buscón, desafortunadamente de los dos ejemplares que habían traido de la Sierra uno se lo quedó la dueña y el otro se lo regalaron a la chocolatera del frente y aunque tengo de las reediciones anteriores esta última me pareció una hermosura.
    En 1978 creo salió una edición limitada de 500 ejemplares facsimilar de las Memorias de Don Tulio.
    Creo en 1990 sacaron la primera reimpresión de las Obras Completas o Escogidas en creo nueve tomos. En 1960 si mal no recuerdo salió por primera vez la colección, acertadísima como las de Don Lisandro Alvarado titánica labor de aquellos 1960.
    Ahora ¿Conoces el Ensayo para un Repertorio Bibliográfico de Venezuela de un gran personaje que se llamó Angel Raúl Villasana? abundantísima en datos. ¿Conoces la Colección de publicaciones del Banco Central de Venezuela de 1959 a 1979?
    ¿Conoces la colección de publicaciones que hizo el Instituto Nacional de Hipódromo? o las Ediciones de La Presidencia: por ejemplo Las Obras Completas de Don Adolfo Ernst.
    Interminable de recordar y mencionar
    ¡Diablos! De Don Tulio Febres Cordero se hizo una edición facsimilar de El Lápiz el periodiquito nutrido y simpático proveniente de su Imprenta de El Lápiz. hacia 1982
    ¡Cará! Y conoce las dos o tres ediciones del "Historial Genealógico de Los Febres-Cordero y algunas de sus alianzas" no de Don Tulio pero donde sale él y toda su familia y parentela.
    En fin, buen provecho.-

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    1. Algunas cosas tengo de on Tulio. Sigo esperando que la ULA reedite el recetario, que al parecer se vende como pan caliente. Si quieres ver una de sus recetas (adaptada por mi) entra al artículo "Carne con chocolate". Tengo El Quijote en América, la selección de cuentos y alguna cosa más.

      Feliz tarde. Almuerzo: Salade nicoise.

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  2. Por cierto y como este artículo se inició con tu inquietud sobre la última reedición de la Cocina Criolla voy a tratar cuando mi bolsillo me lo permita, de acercarme por El Buscón y preguntar el año de la reimpresión que trajeron el año pasado, dos fueron los ejemplares, uno se lo quedó la dependiente y el otro la tienda Kakao al frente. Indagaré por tí pues me interesa.
    En cuanto a lo de "Muchacho de Mandado" recordé y si acaso no me equivoco, una de las primeras curiosidades de Don Tulio que compré en Soberbia C.A fue una novela, no estoy seguro, libro de 1924 unas 300 páginas titulado "Memorias de un Muchacho" ¿Sería acaso una obra así como las Memorias de Armandito de Oscar Yanes o Allá en Caracas de Laureano Vallenilla Planchart?

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    1. A ver si lo consigues. Traté en la Librería Historia y en la Pulpería y nada. La ULA ha editado -o está editando- todas las obres de Tulio Febres C. Conseguí en Caracas El Quijote en América en dos tomos, uno de los cuales era el álbum de don Tulio con las críticas y comentarios; una verdadera joya.

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