jueves, 21 de junio de 2012

Día de San Luis Gonzaga



Esta mañana, registrado la biblioteca, ordenándola y haciendo el registro digital de los libros, me conseguí  con VIDA Y DESTINO, sobremesas en televisión (Impresores Laca, Caracas, 1958), que recoge bastante material del programa que mantenía en esa época Mons. Juan Francisco Hernández por los canales  2, 7 y 10 de Radio Caracas Televisión. Él tenía su público y el rating era alto. Mons. Hernández era párroco de San José en Caracas y sus intervenciones tenían todo el gracejo del habla caraqueña -sanjuanera, para ser exactos-, ya hoy casi desaparecida. Al toparme con el libro, detuve el trabajo y me puse a leer.

En la página 181, bajo el título Santos y "beatos", nos encontramos una graciosa referencia a San Luis Gonzaga y que copio a continuación. Para esos momentos el sacerdote hacía una campaña contra la falsa piedad y la "beatería":
EL PRIMERO de noviembre, día de Todos los Santos estuve todo el día pensando en ustedes, mis buenos amigos, y decidí aventurarme hoy un poquito en ese tema tan difícil y complejo de la santidad. Pero.... ¡no!..., no cambien tan pronto el canal... Esperen unos minutos y óiganme hasta el fin, a ver si a ustedes les parece que el tema de la santidad puede encajar dentro de esta tremenda y plurifacética publicidad de televisión.
Comenzaré por decirles que, cuando yo era niño, le tomé una animadversión terrible a uno de los santos Patronos de la juventud: el angelical San Luis Gonzaga. Decididamente rompí con San Luis. Me encontré en conflicto tremendo con la fe y las buenas costumbres, y con el Papa, y con Bruna González y Rosalía Vegas, mis "celadoras" de catecismo en la Parroquia de San Juan.
La razón de toda esta tragedia fue un libro que cayó en mis manos y que se llamaba "Vidas de Santos". Entre aquellos santos cuyas vidas relataba cierto biógrafo -a quien Dios haya perdonado-, se encontraba precisamente la de San Luis Gonzaga.
Aparte de la cara de bobito que el santo tenía en una de las ilustraciones de aquel libro, una cara igual para todos los demás santos cuyas biografías figuraban allí -porque ya ustedes saben: para esos biógrafos y editores, un santo que no tenga cara de bobo, no es santo...-; bueno, pues aparte de la cara de bobo que le ponían a San Luis, decía cosas contra las cuales yo me sublevé en mi infancia. Decía, por ejemplo que... tal era la modestia angelical de san Luis Gonzaga, que tal era su amor por la santa pureza de que este serafín estaba adornado..., que..., ¡fíjense bien!..., ¡jamás en su vida llegó a ver el rostro de su madre! ¿Qué les parece? Por supuesto, yo en mi infancia, no podía pensar que también los escritores de vidas de santos podían ser tan mentecatos como yo, y me lo creí, y de allí nació mi animadversión cordial a San Luis. Porque un muchacho -pensaba yo- que no le hubiera visto el rostro a su mamá, no podía ser un santo de ninguna manera. Tenía que ser un monstruo de la naturaleza, un pequeño demonio escapado del infierno que se revelaba contra el cuarto mandamiento de la Ley de Dios.
Son muchos los que se ponen en guardia contra la santidad, y muchos son los que, en principio, se arman como alacranes cuando le dicen de fulano o fulanita que es un santico o una santica. Yo creo que no toda la culpa de esto, pero sí gran parte, la tienen los biógrafos de los santos y los pintores y escultores de los santos. Ellos exhiben a la santidad cada día más tonta y majadera, cada día más lejana, cada día más inasequible y cada día más decididamente antihumana. Y la gente parece que ya no quiere a otros santos sino a los yeso, no a los santos que viven, que son como ustedes y yo, de carne y hueso. Y viene entonces a tomar especial fuerza aquel tendencioso dicho venezolano: "Yo no creo en santos... que comen."

FELIZ DÍA A TODOS LOS LUISES Y LUISAS 
Iglesia de San José, en Caracas, donde fue
párroco Mons. Juan Francisco Hernández

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho. Estamos de acuerdo.
    Al leer pensé que era "Vida y destino" de Vasili Grossman, libro que leí 100 páginas las cuales me gustaron pero es muy largo y tuve que dejarlo para otro momento.
    Un abrazo!

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