sábado, 30 de junio de 2012

El mito de Inkarrí

Tupac Amaru I
Último Inca de Vilcabamba


Inkarrí, él, dicen, tuvo la potencia de hacer y de desear.

No sé de quién sería hijo. Quizá del Padre Sol.

Como era el Segundo Dios podía mandar.

En la pampa de Qellqata está hirviendo, aguardiente, vino, chicha. Obra de Inkarrí.

La pampa de Qellqata pudo haber sido el Cuzco. Desde el Osqonta, Inkarrí arrojó una barreta, hasta el Cuzco. Por encima de la pampa  pasó, ensombreciéndola. No se detuvo. Llegó hasta el Cuzco. ¿Dónde estará el Cuzco? No lo sé.

Inkarrí arrojaba las piedras, también. En las piedras también hundía los pies, como sobre barro, ciertamente. a las piedras, al viento, él les ordenaba. Tuvo poder sobre todas las cosas.

Fue un hombre excelente. Fue un joven excelente. No lo conozco. No es posible que ahora viva. Dicen que su cabeza está en Lima. ¡Cuánto, cuánto, cuánto habrá padecido! No sé nada de su muerte. Ya su ley no se cumple. Como ha muerto, ni su ley se cumple ni se conoce.

Debe haber sido nuestro Diosito quien lo hizo olvidar. ¡Qué será! Yo no lo sé. Pero, ahora, el agua, los naturales, y todas las cosas se hacen tal como Dios conviene que se hagan.

Está claro en Qellqata, la chicha hirviente, el vino hirviente, el aguardiente hirviente. Obra de Inkarrí.



Manco Capac, hijo del Sol
Fundador del imperio incaico

Este mito fue recogido en Puquio (Ayacucho) por José María Arguedas



Fuente: Ollantay, cantos y narraciones quechuas (Peisa, Lima, 1995)

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