martes, 4 de septiembre de 2012

La civilización del espectáculo

La civilización del espectáculo
Carátula
Hace unos días Mayte y Alberto, mis amigos del alma, me trajeron de Bogotá un regalo de gran valor; es un libro. Mas no es un libro cualquiera sino La civilización del espectáculo (Alfaguara, 2012) de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010; es éste su primera obra luego de haberlo recibido. Aún no había llegado a Caracas y ya podía comenzar a devorarlo.

¿Quién no conoce a Vargas Llosa? Toda su dilatada obra es buena. Lo conocí cuando cursaba bachillerato con La ciudad y los perros y he leído varias de sus novelas.

En esta oportunidad don Mario nos trae un ensayo bien pensado y aún mejor escrito sobre el estado de la cultura y la civilización en los momentos actuales. Su pluma fluida y exacta nos hace ameno un tema que podría llegar a ser de difícil digestión. Mi amiga Mayte me dice que su contenido no es filosofía, sino la vida misma; y está en lo cierto. En la medida que uno se adentra en sus páginas, se va explicando el por qué de muchas cosas y va obteniendo la respuesta a muchos interrogantes. Considero que es un buen aporte a la comprensión del mundo actual.

En la contraportada leemos:
La banalización de las artes y la literatura, el triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea: la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural propensión a divertirnos. En el pasado, la cultura fue una especie de conciencia que impedía dar la espálda a la realidad. Ahora, actúa como mecanismo de distracción y entretenimiento. La figura del intelectual, que estructuró el siglo XX, hoy ha desaparecido del debate público. Aunque algunos firmen manifiestos o participen en polémicas, lo cierto es que su repercusión en la sociedad es mínima. Conscientes de esta situación, muchos han optado por el discreto silencio. Como buen espíritu incómodo, Vargas Llosa nos entrega una durísima radiografía de nuestro tiempo y nuestra cultura.
Buen libro; no tiene desperdicio. Cuando lo leo y avanzo en su lectura, vienen a mi mente momentos feos de la historia de la humanidad, cuando el afán de divertirse para olvidar y escapar de la realidad, llevó por derroteros fatales; la inmediatez y lo efímero no conducen a nada, y por allí vamos. Es un libro para la reflexión y la toma de conciencia. Lo leo con detenimiento.



"Este pequeño ensayo no aspira a abultar el elevado número de interpretaciones sobre la cultura contemporánea, sólo a dejar constancia de la metamorfosis que ha experimentado lo que se entendía aún por cultura cuando mi generación entró a la escuela o a la universidad y la abigarrada materia que la ha sustituido, una impostura que parece haberse realizado con facilidad, en la aquiescencia general."

Mario Vargas Llosa

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