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Banquete de Platón |
Siendo Esopo esclavo, le encargó su dueño cierto día que preparase un suntuoso banquete para sus ilustres amigos. Los manjares habían de ser de lo más delicado que se encontrase en Grecia.
Llegada la hora del festín, se sirvió a los comensales un plato de lenguas diferentes, aderezadas con salsas distintas. El éxito de este extraño manjar superó a las esperanzas del anfitrión. Vino el segundo plato, también de lenguas, lo que provocó entre los asistentes agudos chistes y rasgos finísimos de ingenio. Pero el plato tercero era también de lenguas, y el cuarto y todos, le lenguas solamente.
Amostazado el dueño con esta especie de burla, increpó a Esopo por su excesiva libertad, reprendiéndole durísimamente.
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Esopo |
- Señor -se disculpó el esclavo-, me encargásteis lo mejor para la comida, y yo no he hallado cosa mejor que lenguas. Ellas son el órgano escogido para los discursos y los elogios; con ellas se aprende la moral y la filosofía; por ellas se verifica el comercio, se celebran los contratos, nos vienen las luces de otras partes, se ama... ¿Hay, pues, señor, cosa de más estima que las lenguas?
Todos aplaudieron las razones de Esopo, excepto el amo, que le dijo:
- Pues bien, mañana vuelen a comer aquí esos señores. Si hoy nos has puesto lo mejor que hay en Grecia, mañana quiero que nos sirvas lo más malo.
Al día siguiente, en efecto, Esopo preparó otra comida, pero también de lenguas, que son asimismo lo peor que existe.
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Cayo Julio Fedro |
Fedro, fabulista latino, gustaba de usar ejemplos sacados de la Grecia clásica, cuando se dirigía al público romano que admiraba las glorias helénicas y apreciaba su cultura. Esopo, personaje principal de esta fábula, nos advierte del uso de la lengua, que puede servir para lo más excelso o para lo más malo. Por eso debemos cuidarla, amansarla, domarla y controlarla. Mi madre solía decir que se es amo de lo que se calla y esclavo de lo que se dice; que la lengua es castigo del cuerpo, y que por la boca muere el pez... Existen muchos refranes y expresiones que nos previenen sobre el uso de la lengua y la necesidad de ser moderados. La lengua puede ser una espada de doble filo. Seamos moderados.
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