domingo, 9 de septiembre de 2012

Catalina de Miranda

Catalina de Miranda
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Acaba de salir al mercado esta novela, porque eso es lo que dicen que es, que me ha dejado boquiabierto, no por lo interesante y rica, sino por la cantidad de errores, incongruencias y gazapos que pululan y saltan por todos lados. Me refiero a Catalina de Miranda (Planeta, Caracas, 2012), obra de Xiomary Urbáez.  La compré a conciencia de que algo podría salir mal. Hace unas semanas, cuando salió, la vi en una librería y la dejé. El jueves me decidí a comprarla aunque me sonaban las señales de alerta.

Tenía a mano la reseña que hizo El Nacional a su lanzamiento (reseña, no critica porque la periodista, Michelle Roche Rodríguez, al parecer, no leyó la obra antes de escribir su texto), y había algo que sinceramente no cuajaba. La compré por curiosidad y por su precio relativamente bajo. La pérdida económica al comprar este adefesio de aventuras y sexo, se compensa con creces por la calidad de los otros libros adquiridos, que esperan su lectura. Leamos la reseña de El Nacional del 6 de septiembre de 2012:
De Catalina de Miranda se dicen muchas cosas. Que era la cortesana más famosa de Venezuela del siglo XVI. Que por relacionarse con los capitanes de la Conquista consiguió hacerse rica y mantener holgadamente a su prolija descendencia. Que por estar retozando en su cama, el fundador de El Tocuyo Juan de Carvajal fue capturado por Juan Pérez de Tolosa y perdió la cabeza. Pero nadie lo sabe a ciencia cierta. Sobre la historia de esta mujer, nacida en Sevilla en 1527 y que vino al país a los 15 años de edad, hay poca bibliografía. 
Esos escasos datos consiguió Xiomary Urbáez navegando en Internet. Leyó allí que la calificaban de "barragana" ­que según el diccionario de la RAE es sinónimo de concubina­ y la palabra le chocó por altisonante. Pero la historia la cautivó de tal manera que la llevó a redactar las 264 páginas de una de las novelas que resultó finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casa de América 2012. 
"A ella la han calificado de cortesana, pero ella era una mujer buena que tuvo que hacer cosas no tan buenas. No fue prostituta sino empresaria, porque al final de su vida terminó rica y no porque hubiera sido amante de los hombres. Catalina de Miranda retrata a la mujer venezolana, no porque haya sido una cortesana sino porque fue muy dura", indica la periodista graduada de Bachelor of Arts en el St. Petersburg Junior College de Florida.
 
¿Cómo va a haber bibliografía sobre un personaje secundario de la historia de la conquista de Venezuela? ¿A quién se le ocurre escribir una novela usando Internet? ¿Qué es barragana? A la escritora le entró un prurito feminista para designar a esta "moza de partido" (ese era el término del Siglo de Oro). Para ser cortesana se requiere una corte, aristócratas y refinamiento; la concubina implica el concubinato que es una relación más establecida. ¿No fue prostituta? ¿Cómo lo sabe?... Tal vez no fue prostituta, sino bien puta, que es otra cosa ¿Empresaria? ¿De qué? Llegó a tener dinero porque le asignaban encomiendas de indios para que los explotara...Sí, fue barragana de varios. ¿Se habrá leído nuestra "novelista" a La luna de Fausto (Francisco Herrera Luque)? La buena Catalina es un personaje de esa novela y está bien tratada sin calificarla.

Sé que dirán que es fácil criticar. Es cierto. No soy escritor, ni trataría de hacerme pasar por uno de ellos. Conozco mis limitaciones, gracias a Dios. Estoy consciente que es difícil escribir una novela histórica (que no es este el caso, según la autora, y estoy de acuerdo), como también lo es la ambientación histórica. Comencemos con algunas incongruencias que hacen que Catalina me recuerde a Sandokán, el tigre de Malasia. En Sevilla comienzan a aparecer geranios en los balcones (es una planta sudafricana que llegó a Europa más tarde) a los policías los llamó Guardia Civil ¿Se llamaría Guardia Civil en el siglo XVI?

Luego en el Caribe es donde la cosa se pone casi rara: mangos, comerciantes chinos, piratas chinos... ¿Que es eso? ¿De dónde los sacó? Cuando a su amado pirata francés lo hieren en La Habana, lo trasladan a La Española (casi se muere el pobre, y se agrava); buscan un médico, pero no lo consiguen porque se fue a atender un parto a.... ¡¡¡MARACAIBO!!! Espera; hasta el siglo XX eran comadronas las que atendían los partos....  De paso, una septicemia, que era lo que tenía el pobre francés, no aguanta un viaje por mar (de la época) ¿Habrá averiguado cuánto se tardaba un viaje de Santo Domingo a Coro? Galeotto Cey y Juan de Carvajal hicieron el viaje y fue muy largo, por las corrientes adversas. Ha debido haber leído la crónica de Cey.

"Catalina de Miranda retrata a la mujer venezolana" ¿A cuál? No será a mi madre, ni a mi abuela, ni a mis hermanas, ni a mis amigas; seguro que a las que conoce la autora. En la obra hay sexo, pero no erotismo. ¡Cómo recordé el último libro de Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo!

Voy por la página 92 y me pregunto si vale la pena perder mi tiempo con esta cosa. ¿Mi consejo? No se molesten en comprarlo. Si alguien lo desea, le regalo mi copia.

La autora enfatiza el carácter distinto de la heroína sobre la que construye el libro, que es más ficción que historia. Señala que comenzó a escribir sobre Miranda porque creía que era una figura espectacular. Entre las razones para calificarla así están, no sólo que se murió a los 83 años de edad, sino que los más importantes conquistadores del momento se enredaron en sus faldas. "Pero tengo que decir que no soy historiadora, por lo que no presento la rigidez de la historia. Soy novelista", afirma Urbáez.
La autora señala que en estos momentos escribe una novela ambientada en la Cubagua colonial, antes de que la destrozara el maremoto. También afina los detalles sobre una colección de cuentos dedicada a las mujeres.

Siempre pensé escribir porque mi papá era poeta, José Rafael Urbáez, y yo no sólo era su musa, sino que crecí rodeada de letras. Como periodista he escrito toda la vida", concluye quien hasta la semana pasada fue jefa de redacción de la revista Expoguía, dedicada a la publicidad.
Rodeada de letras, pero no de espíritu de investigación. Una novela, por simple que sea, debe tener elementos sólidos. La gramática está correcta, no hay errores ortográficos, pero el lenguaje es actual y se ve raro a un español del siglo XVI llamar "indígena" a alguien, cuando el término correcto sería "salvaje" o "indio", por ejemplo (la expresión de un personaje debe coincidir con su medio cultural, su época y su civilización). Hay un personaje inglés que tres párrafos más abajo se convierte en galés. ¿Serán dos personajes diferentes, o tenía dos cédulas? Lo mismo se puede decir de la ubicación geográfica: por ejemplo, en Maracaibo nunca ha habido cascadas, ni sierras que refresquen el clima al atardecer, y mucho menos helechos y orquídeas silvestres (el clima es semiárido, el terreno plano y las sierras quedan bien lejos). El uso de la palabra "Colombia" es totalmente incongruente para referirse a la expedición de Felipe de Hutten.

Ya van dos chascos que me llevo con "novelistas noveles". A otra le dio por escribir una novela sobre la fundación de Caracas y usó a José de Oviedo y Baños como fuente principal. Lo leí, pasé el rato y luego lo llevé al cambalache de libros. Que me sirva de lección y me quede con autores consagrados.
 

9 comentarios:

  1. Cuando tomé por primera vez Misionero en el Nuevo Mundo en la última feria del libro de Chacao no pasé de dos páginas sin agarrar errores históricos graves.

    A la final compré la novela para ver cuántos gazapos más agarraba. Sin embargo, confieso que no me entusiasma su lectura y la he dejado en el tiempo.

    La nueva generación de escritores han perdido esa pasión por la cultura, tan extendida en el pasado. Es una lástima...

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    1. Totalmente de acuerdo contigo. Lo malo es que uno pierde el tiempo tratando de leer esos bodrios escritos poor ignorantes que se dicen "novelistas". Me forcé en leer el Misionero y lo terminé, pero me dejó una sensación de fraude. Los gazapos de Catalina son peores y más abundantes.

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  2. Hay gazapos? Si. Pero es una historia novelada entretenida. Mejorara. Estoy segura.

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    1. ¿Gazapos? para mi son elefantes... Uno de los peores libros que he leído en mis 53 años de frecuente lectura.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Señor Abraham.
    Leyó usted Al azar del viento de Ana María Velázquez? Me gustaría su opinión.

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    1. No, al contrario, lo evité luego de esta experiencia.

      Feliz día

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  5. Me parece una crítica severa, pero real. Mientras leía, yo pensaba en el dinero malgastado. Había pensado enviársela a un amigo muy lector, pero no lo haré.

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  6. Las incongruencias cronológicas son irreconciliables con las características de los tiempos que se abarcan. En algunas películas aparece un soldado romano con un reloj en la muñeca. Para mí eso equivale a que la novelista pusiera a Felipe de Hutten a ver la hora en un Rolex.

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