lunes, 9 de abril de 2012

Ante mi biblioteca...

El rincón más usado de mi biblioteca
Cuando se aman los libros y se les cuida, pareciera que cobraran vida propia. Tengo la impresión que los míos se sienten incómodos en el mueble donde están y salen a pasear por el apartamento en busca de soledad. Allí aparecen, sobre una butaca, abiertos, como diciéndome: "Me dejaste en esta página.... vuelve a mi..."

Otras veces se apilan en torres como si descansaran luego de larga charla: "Ah, me digo, estos están cansados de vagabundear y no encuentran su camino.... Vamos a regresarlos a su sitio." Es allí cuando me veo en problemas. Mientras leía en la sala, los que quedaron en los anaqueles jugaron carnaval con polvo y bailaron hasta cansarse. ¡Ah, traviesos!.

Pero soy injusto; no todos se desordenan y hacen jugarretas.

Sección de mapas y libros de arte
Hay libros serios e inconmovibles. Esos, con su actitud firme, parecen reprochar el desorden y me dicen: "No vengas a sembrar el caos aquí. Nosotros no somos como esos.... Más bien, sepáranos de esa rábula y no nos mezcles con la canalla. Te prometemos portarnos bien si vienes con disciplina; si quieres admirarnos y leernos, regrésanos pronto aquí... Nada de andar rondando." Ante tanta insistencia de los libros de arte y de mapas, no me queda sino respetar su privacidad  y seguir sus instrucciones. Es entonces cuando me prodigan muchos momentos de placer. Allí están, de todas las edades, algunos más viejos que yo; otros comprados con mis primeros sueldos. Los de segunda manos con cicatrices causadas por lectores anteriores que los manosearon y se pasearon por sus páginas y que al morir, sus herederos los mandan al mercadillo de libros viejos de la Av. Fuerzas Armadas. Hay algunos que huyeron del abandono de alguna biblioteca pública o escolar, donde permanecieron cerrados hasta que algún bibliotecario decidió "salir de eso". Aquí tienen su refugio y restaño las heridas del tiempo o los consuelo de su pasado abandono. Ellos responden con generosidad.

Algunos libros de cocina
Hay un grupo goloso y con aspiraciones de ascenso social; algunos de ellos presumen como un libro de arte, pero tienen hábitos de cocinera. Estos me obligaron a comprar un atril para llevarlos a la cocina. ¡Vaya extravagancia a la que pueden llevar algunos hábitos! En el fondo, esta mancomunidad de diversidad cultural es democrática. Encontramos allí en sana convivencia y perfecta armonía a George Sand, Auguste Escoffier o Marcel Proust con discretas señoras que hicieron un curso de economía doméstica o algún chef de la nueva ola. Se empeñan en ir a la cocina, con impaciencia, me muestran nuevos platos y no dudan en dar una mano frente al fogón. Muchos de ellos muestran huellas de aventuras culinarias compartidas por todo el mundo sin salir de casa: China, India, África o el Medio Oriente, Francia, Italia, España y América Latina enriquecen esta paleta de ricos sabores y experiencias. Para el uso que tienen, se han mantenido limpios y ordenados.

Junto con los libros cristianos (teología, vidas de santos, devocionarios) están, como en un scriptorium medieval, los autores griegos y latinos. Allí hay de todo. Están presentes desde Apolodoro hasta Virgilio; están Celso y Eusebio de Cesarea como en conversación permanente; también Flavio Josefo, Agustín de Tagaste y las Actas de los Mártires comparten espacio con Plinio, Aristóteles y Plutarco. Son rígidos estos señores, pero insisten en tener más compañía de su clase... Siempre ando a la caza y, para su alborozo, les llega algún nuevo compañero para ampliar el Areópago. Les gusta compartir su sabiduría a cuentagotas y, como Solón ante Creso, son un pozo de conocimiento que se descubre.

Clásicos griegos y latinos

2 comentarios:

  1. Hola Abraham, que buen paseo me has regalado (o nos has regalado) por los previos de tu amada biblioteca.
    Me ha gustado mucho, tengo algunos libros, aunque no todos los he leído. Ojala que todos los tratemos al igual que tu, con respeto y cariño. Ellos son el carbón del combustible del futuro.
    Felices fiestas pascuales.

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  2. Gracias, Silverio. Con el tiempo te llenarás de libros y verás que en tu biblioteca hará un fondo grande de textos no leídos (pero que algún día leerás, o consultes sólo unas páginas... o tal vez no). Habrán otros que, de tanto leerlos, podrás casi recitar de memoria. Lo que sí debes hace es cuidarlos y mantenerlos vivos, Así los disfrutarás mejor y cada uno te aportará no sólo conocimiento, sino muchos recuerdos. Cada uno tiene su historia que te recordará cada vez que los abras.

    Feliz Pascua, Silverio.

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