martes, 3 de abril de 2012

Ben lo conobbe il padre

Nicanor Bolet Peraza
1838-1906
Arreglando la biblioteca apareció un libro que interrumpió mi labor. Se trata de Selección Literaria y Periodística, de Nicanor Bolet Peraza (Ediciones de la Línea Aeropostal Venezolana, Caracas, 1953). Grato libro que heredé de una tía. Texto rico en estampas costumbristas, material autobiográfico y artículos literarios de este autor caraqueño nacido en 1838 y muerto en Nueva York en 1906.

Nicanor era el segundo de "los ocho tomos" que formaban parte de su familia. Uno de sus hermanos fue un afamado pintor (Ramón Bolet Peraza) que militaba en campo político opuesto y otro era sacerdote.

El Diccionario de Historia de Venezuela (Fundación Polar, Caracas, 1997) nos dice: Escritor costumbrista, periodista y político. Opositor del gobierno de Antonio Guzmán Blanco y fundador de la Revista Las Tres Américas, órgano difusor de la corriente literaria del modernismo.

Los hermanos Bolet editaron la revista El Oasis (1856), pero al estallar la Guerra Federal, Nicanor Bolet Peraza, según sus propias palabras, cambió "el plomo de los tipos por el plomo de las balas" e intervino de lleno en aquella contienda, llegando al grado de General. En 1863 fundó con su hermano Ramón la revista El Museo Venezolano (1865-1866). Ministro del Interior en 1868, senador por Caracas (1872-1874). Casó con Perfecta Monagas, hija del Presidente José Gregorio Monagas. Fue factor importante en la reacción contra el gobierno autocrático de Antonio Guzmán Blanco a través de periódico Tribuna Liberal (1878). Durante su exilio en Nueva York fue redactor de la Revista Ilustrada de Nueva York (1885). Presidió varias sociedades literarias. Fue representante de Venezuela en la I Reunión de Naciones Americanas (Washington, 1890). Fue el escritor venezolano viviente más conocido y reconocido en el mundo hispanoparlante.

Transcribo un  texto de sátira política de Nicanor Bolet Peraza (¿Serían de Plata?), con notas al pie para quienes requieran una aclaratoria. Leer a Bolet Peraza es todo un placer por su fino humor y mejor pluma. Volveremos a él.



¿SERÍAN DE PLATA?


Si el desocupado lector no le parece cosa de mucha molestia una jornadita retrospectiva de 36 años[i], puede su merced dejarse correr por sobre los rieles de estos pareados renglones, y en un credo le empujará nuestra pluma para ponerlo en aquel aciago año, que no llamaremos del Señor, sino del 58, y en el que, con la chistosa pérdida de la chinela de Peoli en la desbandada del Puente del Algarrobo, se dio comienzo al más largo y sangriento de nuestros retozos democráticos[ii].

Nos referimos a aquella revolución llamada de Marzo[iii], porque todavía las bautizábamos con los nombres de los meses en que estallaban; pero más bien debió llamarse a la susodicha “la revolución de la Salve”, por cuanto entró con vida y dulzura y acabó gimiendo y llorando.

Entre los briosos paladines que durante los Idus de Marzo se botaron a las calles de Caracas  a dar al moro muerto gran lanzada, o sea a amenazar al Presidente Monagas, ya retirado del mando, figuraba un guapo chico, a quien, para seguir la moda romana en cundió en tan clásica ocasión, le nombraremos Casio Delio[iv], con apellido de Flaco.

Antonio Guzmán Blanco
(Casio Delio Flaco)
De carnes también lo era; y por añadidura tenía la color aceitunada[v], picoteado el rostro por las viruelas, y de resultas de éstas, la mirada torva, sin poderlo remediar. Tales artificiales prendas y las naturales de hombros muy alzados y un vocerrón[vi] de traidor de melodrama, le inclinaron a esto mismo en una compañía de aficionados que por aquellos tiempos hacía furor (y otros adefesios) ejecutando (como suena) los dramas de Zorrilla, Buchardy, Ducange, y otros varios truculentos autores en nuestra culta capital e islas adyacentes[vii].

Al formidaloso grito de ¡Abajo los ladrones! salióse, como queda ya constancia en los autos, nuestro romano Casio Delio, llevando capa española montada hasta los ojos y sujeta por la siniestra mano, en tanto que en la diestra empuñaba un chafarote de teatro; y juntándose a los demás valientes que vociferaban frente a la Legación francesa[viii], en donde se había asilado el ex - Presidente, dióse también a pedir que muriera aquel señor y que vivieran los que le querían mal; mas pareciéndole cursis y vulgares las voces que allí se daban, las sustituía él con otras melodramáticas y bien sonantes, y así gritaba:

-          ¡Al campo Don Nuño voy, donde probaros espero!

-          ¡Muera Eustrance! ¡Viva Burkenstaf! ¡Tiembla Faliero!...[ix]

Luego, dirigiéndose a los hombres armados que guardaban las avenidas, así les arengaba:

-          ¡Arqueros de palacio! ¡Alerta! ¡Alerta!
O al ver que de la Legación salían algunos amigos del Presidente caído, se desgañitaba azuzando contra ellos al pueblo menudo y vago en estos términos:

-          ¡A dar muerte nos juntemos, a estos villanos! ¡Mirad!
Y blandía el chafarote.

Pocos días después, hicieron al mozo capitán de una compañía, no de la legua, sino de bravos voluntarios. El hecho de contar con una tizona, buenos pulmones y una capa, le ayudó grandemente para ese ascenso persaltum.

Delio Flaco, cual otro Mambrú, se fut en guerre[x].
Antonio Leocadio Guzmán
Don Valerio, el excelente padre
de Casio Delio
El Padre de la Mentira
El excelente padre[xi] se alegró mucho de que el heredero de su nombre tomase al fin carrera de más viso y provecho que aquella de la improductiva comiquería, y dicen que lo celebró también por otras razones, tocante a ciertas travesuras del joven romano, que daban ocasión a las gentes para decir de él, parodiando a Rodolfo en el famoso recitado de Luisa Miller[xii]: Ben lo conobbe il padre![xiii]

Por la calle iba una mañana el bueno del viejecito, cuando sintió que le abrazaban por detrás y una vez amiga y alborozada le decía:

-          ¡Albricias, don Valerio, albricias!

Volvióse el aludido, y dijo:

-          Habías de ser tú, Quoque Bruto[xiv]! Vamos a ver, ¿de qué me pides albricias? Ni siquiera juego a la lotería.

-          ¡Válgame la Casa Santa! ¿Con que a estas horas no sabe usted la gran noticia?

-          Pues si no hablas, continuaré en ayunas.

-          Seré breve, telegráfico. “Acción reñida, victoria completa; facciosos escapados dejando en nuestro poder una mochila y dos yeguas”, como dicen en el teatro.

-          ¿Y bien?

-          Sigue así el parte oficial, que he visto con estos ojos: “Briosa carga, persecución activa, valiente capitán”. ¿No se llama su hijo de usted Casio Delio?

-          La propia persona ¿Le habrán hecho pelear?

-          ¡Vaya una ocurrencia! ¡que lo han hecho pelear! Que ha batido a los facciosos, que los ha vuelto un fleco. Lo digo a usted que he leído el parte oficial.


-          Acabáramos, hombre. Tú eres de los que comulgan con esas pamplinas de los partes oficiales. ¿Y qué es lo que dice? Vamos.

-          Eso, que tu hijo se ha cubierto de…

-          ¿De qué? Háblame la verdad, que a todo estoy preparado.

-          De gloria, amigo mío, de gloria inmarcesible.

-          ¿De veras, hombre?

-          Y no fuera nada lo de haber derrotado a los enemigos del orden, sino que habiendo éstos saqueado la iglesia del Gredal[xv], llevándose la custodia, cálices, patenas, incensarios y demás alhajas del culto, llegó su hijo de usted, los alcanzó y se las quitó…

-          ¿Se las quitó? ¿Casio Delio? Pues ahora si estoy creyendo lo del parte oficial.

-            señor; y sin faltar una vinajera, se las devolvió al cura del pueblo.

-          ¿Se las devolvió al cura? ¿Casio Delio?[xvi]

-          Completicas. Un dineral en alhajas. ¿Qué dice usted, don Valerio? ¿No lo cree usted?

-          ¡Hombre, yo sí lo creo… pero serían de hojalata!

Antonio Guzmán Blanco en pose


[i] El texto de sátira política fue escrito en 1894 luego de la autocracia guzmancista. Nicanor Bolet Peraza fue constante opositor al gobierno del General Antonio Guzmán Blanco, déspota ilustrado.

[ii] Se refiere a la Guerra Federal o Guerra Larga (1859-1865)

[iii] La Revolución de Marzo (1858) fue producto de la alianza de conservadores y liberales que aunaron esfuerzos para derrocar a la dinastía de los hermanos José Tadeo y José Gregorio Monagas (1847-1858). Se valieron para ello del gobernador de la Provincia de Carabobo, General Julián Castro, quien llegó a ser uno de los más ineptos presidentes que ha tenido Venezuela.

[iv] Casio Delio: es Antonio Guzmán Blanco. El autor usa un nombre romano, Casio Delio Flaco, para referirse a él por el gusto que tenía su padre, Antonio Leocadio Guzmán, por las citas y personajes greco-latinos.

[v] Piel aceitunada: Los Guzmán gustaban presumir su blancura y pureza de sangre; hasta llegaron a correr la voz de que ese apellido los emparentaba con los Grandes de España. Toda Caracas sabía el origen orillero de los Guzmán. Antonio Leocadio era hijo de un sargentón realista y de una marchanta que apodaban La Tiñosa. Al referirse al color oliváceo de la piel, les recordaba su origen.

[vi] Sic.

[vii] Se refiere a la afición de Antonio Guzmán Blanco por las artes y las bellas letras.

[viii] El presidente Monagas prefirió renunciar y asilarse en la Legación de Francia antes de llevar el país a una guerra civil y hacer correr sangre de sus conciudadanos.

[ix] Los Guzmán gustaban de actitudes y expresiones teatrales.

[x] Vieja cancioncilla revolucionaria francesa. En castellano se canta aún en juegos infantiles: Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena…

[xi] Antonio Leocadio Guzmán, conocido entre los conservadores como El Padre de la Mentira y Tragalibras, entre otros. Aquí Bolet Peraza le da un nombre romano: Valerio.

[xii] Luisa Miller, ópera en tres actos de Giuseppe Verdi.

[xiii] Traducción: “Bien lo conoce el padre”.

[xiv] Última frase de Julio César cuando fue asesinado y reconoce a Junio Bruto entre sus asesinos.

[xv] Gredal: nombre ficticio que Bolet usa para referirse a una Venezuela aldeana. Uno de los clásicos de la literatura venezolana del siglo XIX lo constituyen las Cartas Gredalenses, obra de Nicanor Bolet Peraza.

[xvi] Su padre bien lo conoce, como en recitativo de Luisa Miller. Antonio Guzmán Blanco era incapaz de devolver una cosa de valor. También se refiere al robo descarado que hizo Guzmán Blanco de las alhajas de los conventos caraqueños que él había clausurado durante la persecución religiosa. Es un hecho histórico que en su último viaje a Europa como Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Francia y otras cortes europeas, fue destituido en el camino y al llegar a St. Nazaire y abrirle el equipaje, el interventor de aduanas le preguntó si viajaba a Francia para abrir un convento. Con el dinero robado al Fisco y a la Iglesia vivió en Francia como un Pachá y casó a una de sus hijas con el Conde de Morny.

2 comentarios:

  1. Saludos Abraham, definitivamente eres una biblioteca parlante. Gracias por la información.

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    1. Gracias Ceremoniero por tu comentario. El libro de Nicanor Bolet es una maravilla de cosas gratas. Dudé cuál transcribir, hasta que encontré el cuento de Casio Delio... Una oportunidad para señalar al pillo de Guzmán.

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