jueves, 26 de septiembre de 2013

Oficio de difuntos

Juan Vicente Gómez, en la novela de Uslar Pietri recibe el nombre de Peláez

He estado documentándome para escribir un artículo que aparecerá próximamente por entregas en esta bitácora. Ya concluí el primer capítulo. Se trata de ciertos hechos interesantes de política, sexo, pasión y muerte que se dieron durante el Gomezato, pero el material está disperso aquí y allá en libros de historia, novelas y reportajes. Algunas fotos son difíciles de conseguir por Internet, pero eso no es problema si se las tiene en libros.

Pues bien, entre el material revisado está Oficio de difuntos (Los Libros de El Nacional, Caracas, 2005), novela de Arturo Uslar Pietri escrita en 1977, que en su momento levantó cierta polvareda. En aquel entonces el público lector tal vez buscaba exactitudes en novelas con ambientación histórica, mas don Arturo buscaba otra cosa.

Dentro de un libro antiguo encontré un viejo recorte de El Nacional fechado el 25 de junio de 1977. Se trata de un artículo titulado precisamente Oficio de Difuntos firmado por Vicente A. Medina, quien sale en defensa de Uslar Pietri. Leamos algunos extractos:
Estuve en Caracas la semana pasada y tuve ocasión de leer el último libro de Arturo Uslar Pietri, también me leí un pequeño anónimo salido en Resumen y oí comentar unos conceptos del padre Barnola. No me parece correcto usar el anónimo para una crítica dura y encima más personal que literaria...
Padre Carlos Borges Requena, personaje principal
de la novela con el nombre padre Alberto Solana
Los conceptos que he escuchado sobre el libro son adversos y el mío no lo es en absoluto. Se critica lo descuidado del estilo y ese descuido en sí no me molesta; es más, en el caso de Boves, el Urogallo, p. e., encontré que cierto descuido le comunicaba frescura y los venezolanos, hasta Guzmán siempre habíamos antepuesto la naturalidad al buen tono. Lo que sucede con este libro es que de un autor como Uslar y sobre todo de un testigo ocular de tantos hechos era de esperarse una obra estupefactiva y ésta, ciertamente, no lo es. Si la clave se hizo necesaria para poner al padre Borges Requena a decir una oración fúnebre, años después de muerto, me parece que podría haber ser menos diáfana. En cuanto saltarse a la torera tantos robos y crímenes de Gómez y los suyos, no me parece ecuánime en una novela de reconstrucción histórica. Pero nadie podrá honestamente dirigir un ataque literario a una novela engañosa pero magistralmente encarrilada. No me extrañaría que el cambio de nombres y la disimulación de hechos  resultaran una estrategia para sacar la novela del ámbito venezolano y quizá inconscientemente hasta la lectura de los venezolanos. Recomiendo: creo haber leído una excelente obra y que los ataques oídos en su respecto no son literarios, sino basados en conocimientos, en este caso excesivos, de personas y de hechos.
Hoy se lee esta novela con otros ojos. Rafael Arráiz Lucca, en su prólogo a la edición de 2005, nos dice:
En Oficio de difuntos, como en casi toda la obra narrativa de Uslar, esplende un atributo que no se ha señalado suficientemente: la construcción poética del discurso narrativo. Cierto fluir dilatado y musical de las frases, en conjunción con un verbo que confía en la elocuencia de las palabras, imantan sus descripciones de un poder evocador, tan dulce como respetuoso.
La lectura de Uslar adelanta el gomecismo como fenómeno social y como acontecimiento psicológico de resonancias personales y colectivas es indispensable. Los venezolanos que le antecedieron en la tarea (Blanco Fombona, Arráiz, Otero Silva) no habrían podido hacerlo sin la pasión del afectado, de modo que el trabajo estaba esperando por el narrador, y lo cumplió con creces. Necesitó tiempo y distancia para lograrlo: los lectores lo agradecemos.
Disfruté leyéndola y opino como Arráiz Lucca; además, jamás he creído en las exactitudes en novelas históricas. Prefiero dejar que el autor tenga libertad para sus licencias literarias. Si querían buenas historias sobre el Gomezato han debido recurrir a Domingo Alberto (Jurungamuertos) Rangel y su libro Gómez, el amo del poder, pero tal vez su enfoque hubiera molestado a algunas "familias decentes".

Arturo Uslar Pietri, autor

2 comentarios:

  1. Exclenete nota. Ojalá yo algún día pueda leer el prólogo de Arráiz Lucca. Una novela excelente.

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  2. Una genial novela. no cabe duda de ello.

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