jueves, 10 de mayo de 2012

La Soledad, Emperatriz de Caracas


Iglesia y Convento de San Francisco en Caracas
Mediados del siglo XIX antes del cambio de fachada
La Iglesia de San Francisco en Caracas conserva muy bien su aspecto colonial. En ella se le confirió a Simón Bolívar el título de Libertador en 1813 y se le rindieron honras fúnebres en 1842. Si cualquier Capitán General o el Libertador resucitaran la reconocerían de inmediato, a excepción de la fachada y el piso, que ahora es de mármol. Este templo tuvo sus tesoros e importantes reliquias, entre ellas una de la Vera Cruz (que ya no existe). Las retablos están bien mantenidos y las imágenes también aunque algunas se han mudado de nicho. La Soledad, el Niño de Belén y San Onofre son las estrellas de ese cielo caraqueño. Hoy hablaremos de la Virgen de la Soledad, que es copia de la que se veneraba en el Convento de la Victoria en la Corte y Villa de Madrid.

Según la página de la Real Hermandad de Santa María de la Victoria, la imagen de la Soledad que existió en Madrid, sin ser la titular del convento, gozó de gran devoción entre los madrileños. Fue una donación de la reina Isabel de Valois, quien había encargado la imagen a Gaspar Becerra, y ella misma fundó la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y de las Angustias el 21 de mayo de 1567 (dos meses antes de fundarse Caracas). Sus hijos el príncipe Carlos y el infante Felipe, futuro rey de España, eran miembros de dicha hermandad, que celebró su primera procesión el 16 de abril del año siguiente. La cofradía se extinguió en 1653. A partir de entonces, la imagen salía en procesión con la Cofradía de los Siete Dolores, de Santo Tomás. Tras la desamortización del convento, la imagen es trasladada a la Colegiata de San Isidro, donde permanecerá hasta 1938, año en que fue incendiada la iglesia resultando destruída la imagen (en plena guerra civil española).

La Virgen de la Soledad
Venerada en la Iglesia de San Francisco
Caracas
La Soledad de Nuestra Señora, en Caracas, tiene una interesante historia. Que sea Fray Juan Antonio Navarrete, sabio franciscano venezolano de finales del siglo XVIII, quien nos cuente en su Arca de Letras y Teatro Universal los particulares de esta imagen:
El Señor Doctor Juan del Corro, y la Señora Doña Felipa de Ponte su legítima mujer, ambos de común acuerdo encargaron a un Capitán de Registro que marchaba para España, les hiciese copiar la imagen de Nuestra Señora de Soledad que se venera en el Convento de la Victoria de la Corte de Madrid. Dió cumplimiento al encargo el mencionado Capitán y acabada la imagen la encajonó junto con unas piezas de galón de oro y plata. En un contratiempo en el Mar, entre otros cajones que echaron al agua para quitarle al barco la carga que la hacía peligrar, echaron, por inadvertencia, la de dicha Imagen. Vino este cajón por disposición divina en el mismo día y hora a parar a las playas del mar frente a Naiguatá, hallándose a la sazón allí en su hacienda el dicho Don Juan del Corro.
Aparecióse allí el cajón en aquellas playas el mismo día y hora en que fue echado al mar. Los Criados de dicho caballero luego que vieron aquel cajón en la playa, avisaron a su amo que lo llevó a su casa: la vistió y con gran silencio se partió para el Puerto de la Guaira a recibir al Capitán a quien después de haber cortejado  luego que llegó se lo trajo a Naiguatá a su hacienda sin decirle, ni manifestarle cosa alguna. Vino el Capitán y trabando allí la conversación sobre la pérdida del cajón en el mar, le dijo Don Juan que él había conseguido una y con gran disimulo sin manifestarle de donde era, se la descubrió para que la viera. Mas luego que la vió el Capitán, dijo que si no estuviera tan cierto de haber arrojado al mar la que él traía, dijera que era la misma según en todo se parecía. Aún Don Juan no acababa de manifestarle el caso y tomándolo por la mano, lo llevó al aposento donde estaban las piezas de galón a cuya vista conociendo el Capitán ser las mismas que él había encajonado con la Imagen, le hizo confesar a Don Juan la verdad; y refiriéndole éste todo el suceso, alabaron uno y otro, las admirables Disposiciones y portentos de la Divina Providencia de Dios y de su Madre Santísima.
El año 1654, día 7 de marzo otorgó Don Juan la escritura con su mujer de común acuerdo, en donde hacían la entrega al Convento de dicha Imagen, reservando el dominio para sí. Todo consta en el (Libro) Becerro de este convento de Caracas al folio 67, donde también se vé esta serie de condiciones que pusieron los dichos Don Juan y Doña Felipa del tenor siguiente:
  1. Que la Imagen fuese siempre suya y de sus herederos y la Capilla para sus entierros.
  2. Que dicha Imagen tenga siempre tres velos.
  3. Que no se pueda descubrir sin 4 velas por lo menos y sin que esté presente la mayor parte de la comunidad y un Sacerdote revestido. Nuestro Padre Provincial Torre lo mandó observar.
  4. Que siempre que se haya de poner a la Imagen alguna prenda, sea por el Prelado del Convento con asistencia de sus Patronos y 4 Religiosos con velas encendidas, sin que se consienta otra persona allí, ni secular ni religiosa.
  5. Que nunca salga la Imagen de su altar, si no pedida por alguno de los Cabildos por grave necesidad: y que entonces sea con escritura pública de volverla a su altar y que entonces sea llevada por toda la comunidad con 24 hachas encendidas.
  6. Que el Viernes Santo se lleve por toda la comunidad a la Catedral y que su vuelta sea el Sábado Santo al amanecer con ocho Religiosos solamente.
 Ya las condiciones impuestas por la familia Del Corro no se pueden cumplir: la familia ya no existe y las órdenes religiosas masculinas fueron extinguidas en 1824. Todos los años, el Viernes Santo, sale en procesión acompañando al Santo Sepulcro en su urna de plata y carey que fue de las monjas concepciones. Se mantiene la Cofradía y la devoción del caraqueño por la Soledad se mantiene como en el pasado. El 24 de abril de 1988 el Cardenal José Alí Lebrún Moratinos, Arzobispo de Caracas la coronó como Emperatriz de Caracas.


El padre Navarrete es todo un personaje de su época; volveremos a él.

3 comentarios:

  1. La familia del corro aún existe yo soy tataranieto de don juan del corro y mi papa se llamaba juan sarmiento del corro y vivo en Naiguata

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  2. La familia del corro aún existe yo soy tataranieto de don juan del corro y mi papa se llamaba juan sarmiento del corro y vivo en Naiguata

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