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Mito de Pasífae y el toro. Maestro de Cassoni.
Museo del Petit Palais d'Avignon |
Un buen número de mitos helenos, luego adoptados por los romanos, se vinculan con Creta y el período minóico. Quizá la más conocida sea la de el Minotauro y su muerte a manos de Teseo; o tal vez la de Europa, raptada en Sidón por Zeus, en la forma de un bello y manso toro blanco. ¿Quién no conoce la historia del laberinto construido por Dédalo? La dinastía reinante en esa feliz época era una familia de gustos taurinos. Veamos qué nos dice Higinio en
Fábulas mitológicas (Alianza Editorial, Madrid, 2009). Comencemos por la abuela Europa:
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Europa y el toro. Anteriormente en el Museo Getty, hoy en Italia |
Europa, hija de Argíope y Agénor, era de Sidón. Júpiter se transformó en toro, la llevó desde Sidón a Creta y engendró en ella a Minos, Sarpedón y Radamante.
Su padre Agénor envió a sus hijos con la orden de que trajeran a su hermana de vuelta o, encaso contrario, que no regresaran ante su presencia.
Fénix marchó a África y allí se quedó. Por eso los africanos son llamados púnicos. Cílix dio su nombre a Cilicia.
Cadmo, mientras andaba errante, llegó hasta Delfos. Allí el oráculo le respondió que comprara a unos pastores un buey con una marca en forma de luna en el costado y que lo hiciera avanzar delante de él: allí donde se acostara estaba destinado que él fundara una ciudad y la gobernara,
Tras oír el oráculo, Cadmo cumplió las órdenes y, buscando agua, llegó a las fuente Castalia, que custodiaba un dragón, hijo de Marte. El dragón mató a los compañeros de Cadmo, pero Cadmo lo mató con una piedra. Minerva le indicó que levantara surcos y sembrara sus dientes; y de ellos nacieron los Espartos.
Estos lucharon entre sí y sobrevivieron cinco de ellos (...) Por otro lado, el buey que había seguido Cadmo dio nombre a Beocia.
Apolodoro, que es más exacto que Higinio, dice que Fénix se estableció en Fenicia, que toma su nombre. Pero volvamos a la familia de Europa: su hijo Minos y la nuera Pasífae:
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Pasífae y el toro blanco. Pablo Picasso |
Pasífae, hija del Sol, esposa de Minos, no había hecho sacrificios en honor de la diosa Venus duranbte unos cuantos años: por ese motivo Venus infundió en ella una pasión abominable, para que ella amara, bajo otra forma, al toro del que estaba enamorada.
Entretanto llegó Dédalo desterrado pidiendo ayuda. Construyó para ella una vaca de madera y la recubrió con la piel de una vaca auténtica, dentro de la cual copuló con el toro. De esta unión parió al Minotauro, un ser con cabeza de toro y cuerpo humano.
Entonces Dédalo construyó para el Minotauro un laberinto sin salida, en donde fue encerrado.
Minos, al enterarse, encarceló a Dédalo, pero Pasífae lo liberó de las cadenas. Así pues, Dédalo fabricó unas alas para él y para su hijo Ícaro, las ajustó y huyeron volando de allí. Ícaro voló muy alto, elñ sol calentó la cera y cayó al mar, que fue llamado mar de Icario por él. Dédalo voló hasta los dominios del rey Cócalo, en la isla de Sicilia.
Otros dicen que cuando Teseo dio muerte al Minotauro, condujo a Dédalo de nuevo a Atenas, su patria.
Y el hijo de Europa y el toro, ahora corneado por su mujer con otro toro blanco... Veamos qué hace:
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Teseo mata al Minotauro |
Cuando Minos, hijo de Júpiter y Europa, luchó contra los atenienses, su hijo Androgeo resultó muerto en la batalla. Después de haberlos vencido, los atenienses comenzaron a ser tributarios de Minos. Pero también determinó que cada año enviaran a siete hijos como pasto del Minotauro.
El resto de esta historia es bastante conocido. Teseo llega desde Trecén y al oír de las desgracias de Atenas, se ofrece voluntariamente para ir a Creta. Allí mata al Minotauro, se lleva a Aridna, la abandona en Naxos y luego casa con Fedra, herma de Aridna. ¿Cómo conclue la historia de Dédalo, ahora en Sicilia?
Minos, puesto que le habían ocurrido muchas desgracias por culpa de Dédalo, lo persiguió hasta Sicilia y solicitó al rey Cócalo que se lo entregara. Cócalo se lo prometió, pero Dédalo se enteró y pidió ayuda a las hijas del rey. Ellas asesinaron a Minos.
Cuando se visita el palacio de Cnosos, en Creta, uno se siente transportado a una era antiquísima y los recuerdos de esta familia disfuncional se agolpan en la memoria. Allí está, en nuestra imaginación, el laberinto de Dédalo; escuchan los rugidos del hijo de Pasífae que trata de comerse a los jóvenes atenienses destinados al sacrificio y la lucha de Teseo que mata a esta fiera fruto de la zoofilia, que se queja, muge y chilla... Es algo único que no se experimenta ni en Atenas ni en Roma. Bien vale la pena el esfuerzo.
No me extraña que el Minotauro se volviera loco si lo que le daban para comer era carne. Recuerdas por que enloquecieron la vacas europeas?
ResponderEliminarMe hubiera gustado ver como los jóvenes cretenses bailaban con los toros
Se volvieron locas de comer seso. En el Pacífico, creo que Papua-Nueva Guinea, hubo una tribu caníbal que sufría de ese mal.
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