Me gustan los cuentos orientales, pues están llenos de
sabiduría y enseñanzas. Hace unos días encontré en una librería, a un precio
irrisorio, un ejemplar de Cuentos del vampiro (Paidos Orientalia, Barcelona,
1980), una colección de historias indias de autor anónimo, titulada en sánscrito
Vetālapañcavimshatikā. ¿En qué consisten?
Originados en el primer milenio de nuestra Era, estos relatos se cuentan entre los más famosos de la antigua India y se hallan ampliamente difundidos por traducciones o adaptaciones en la mayor parte de las lenguas vernáculas de ese país.
Su narrador es un vetāla (un vampiro, según la traducción consagrada aunque no del todo exacta del término), una especie de fantasma alojado en un cadáver, ser malicioso pero no necesariamente cruel, capaz de engañar a los hombres pero que también puede ser servicial como se observará en esta colección de relatos, en la que en última instancia dará un consejo precioso a su interlocutor, el rey Trivikramasena, cuyo valor admira.
Son historias ligeras, teñidas de una imperceptible ironía, que pintan situaciones precisas, personajes de perfiles nítidos, y en las que le da apariencias de verosimilitud. Testimonio de las costumbres y creencias de la India clásica, la destreza narrativa que en ellas se pone de manifiesto contribuye a estimular la curiosidad y a hacer placentera su lectura.
He pasado largas horas entretenido con las veinticinco
historias que este espíritu indio o Baital le contaba al curioso rey mientras
éste lo lleva sobre sus hombros, luego de descolgarlo de un árbol. La edición
corresponde a una traducción del francés por Alberto Luis Bixio, que contiene
muchas notas explicativas que le confieren un valor agregado. Buena
adquisición, sin duda.
No me lo vendes?
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