viernes, 17 de febrero de 2012

¡Llegó el Carnaval!

Carnavales de El Callao, estado Bolívar
Cada vez que llega el carnaval entro en reflexión. Me pregunto cómo es posible que un pueblo que se dice alegre como el venezolano no haya sido capaz, en 500 años de historia, de crear unas carnestolendas verdaderamente divertidas. Sólo El Callao y Carúpano pueden exhibir unas fiestas animadas y auténticas, ambas por influencia de los carnavales de Trinidad.

No siempre fue así. En el siglo XX las mejores fiestas al dios Momo se dieron en los años 50. Para entonces había una dictadura militar que promovía pan y circo en abundancia y mucho dinero para malbaratar. Las carrozas de instituciones públicas y privadas salían en desfile casi militar artilladas con caramelos, juguetes, papelillo y serpentinas, y  estaban tripuladas por bellas damiselas que lanzaban sus proyectiles a los muchachos que, disfrazados o no, pululaban por las calles gritando: ¡Aquí es!  ¡Aquí es!. La familias que tenían vehículo salían con sus niños, se sumaban a las caravanas y lanzaban caramelos, pitos y papelillo. Claro, eso ocultaba el lado oscuro del carnaval criollo; el del abuso, la grosería y la ordinariez... el del juego con agua, huevos podridos, azulillo y sustancias nocivas.  Hoy el carnaval venezolano no pasa de ser un fin de semana largo, con algunos niños disfrazados para las actividades que programan las escuelas.

Yo, disfrazado de Caballero
Carnavales de 1956
Desde el siglo XVIII tanto la Iglesia como el Estado trataron de "civilizar" ese carnaval bárbaro y sin sentido que siempre produjo muertos, heridos, violaciones e hijos bastardos. En el período colonial los obispos de Caracas trataron se sustituir las fiestas desenfrenadas  cambiándolas por rosarios y procesiones. Por su parte, los gobiernos positivistas que se sucedieron luego de la Guerra Federal se esforzaron en convertir al carnaval en juegos florales, con concursos de disfraces y sesiones de poesía. Ni la Iglesia ni los masones lograron  apaciguar las furia dionisíaca de nuestras fiestas. Fue en los años 70 del siglo XX cuando el gobierno decidió suprimir el Carnaval del calendario festivo, convirtiéndolo en fechas laborables. Poco a poco la gente se fue olvidando de él y de su feo pasado.

Pero hablar de malas fiestas públicas sin mencionar a su promotor, es algo incompleto. José Francisco Cañas y Merino, Gobernador de la Provincia de Caracas entre 1711 y 1715, fue un personaje nefasto que tenía un concepto extraño de la diversión y el buen gobierno. ¿Cómo me explico? Pues bien, le gustaban los juegos públicos, pero no las diversiones sanas como el Sebucán o la Burriquita de Petare. Inventó dos juegos: uno de ellos consistía en enterrar pollos vivos en la plaza del mercado y luego los "jugadores" entraban a galope y procedían a desenterrarlos clavándoles una lanza por un ojo (el más diestro ganaba); la otra diversión popular era atar objetos a la cola de unos gatos y luego perseguirlos a caballo y tratar de darles un mortal latigazo.

Carroza de Miss Mundo en la Av. Urdaneta, Caracas. 1956
En ese mismo espíritu populachero y brutal propició la celebración del carnaval abusivo; él mismo (olvidando la majestad de su cargo), sus esbirros y espalderos gozaron y se divirtieron de lo lindo mojando y ensuciando a los vecinos de la pobre Santiago de León de Caracas. Su mala conducta fue imitada por el pardaje hasta que un día unas muchachas vieron pasar a Su Señoría y procedieron a jugar carnaval con un personaje tan popular y festivo. ¡Le lanzaron un balde de agua!. Don José Francisco, como todo gobernante tiránico de entonces y de ahora, no vio con buenos ojos la gracia de las muchachas. La reacción no se hizo esperar y de inmediato asaltó la casa, raptó a las damiselas y las violó a orillas del río.

Las fiestas populares con gatos, pollos, o baldes de agua sucia y las violencias que esto ocasionaban, sólo fueron parte de la gestión de gobierno de Cañas. También mandó a talar todos los árboles del valle de Caracas alegando razones sanitarias. Los venezolanos de entonces tenían más temple que los actuales y sabían resolver sus problemas de manera expedita. Al final los ciudadanos cansados lo remitieron a España cargado de cadenas, donde estuvo preso por varios años. Un nuevo monarca lo indultó y murió en la miseria.

Carnaval caraqueño de 1956
Carroza

4 comentarios:

  1. Caballero de pumpá y levita...me imagino que todavía harán los concursos de disfraces por allí o acaso yo participé con unos "exóticos" que guardaba mi mamá en un baúl por última vez. De cinco años me disfrazaron de bufón que en ese entonces llamaban polichinella. Era tan inusual el disfraz traido probablemente por mis tios de lejanas tierras que los amiguitos del kinder creían que estaba vestido de multicolor toro con los pitones mirando al piso.
    Sean como fueron los carnavales hasta mi adolescencia no puedo dejar de sentir las emociones y ver recordando papelillos, serpentinas y multicolores guirnaldas con las cuales adornaban por ejemplo la Calle Real de Naiguatá.
    Pero ciertamente algunas cosas no cambian: el juego con el agua y los excesos: aguas servidas o congeladas, pintura, huevos maltratados, etc.
    Hay tarjetas postales sobre los carnavales de principios del siglo 20 e inumerables fotos en revistas que hicieron eco y gala de las carnestolendas cuando los concursos de disfraces los promocionaban algunas entonces, las fiestas eran rumberas, los templetes, bandas y desfiles. En la época de Pérez Jimenez se hicieron interesantes carrozas mostrando inclusive los avances de cada ministerio o institución en pos de la "Caracas, Ciudad Moderna" o "La Venezuela Progresista", indudablemente que hasta la política y las protestas estuvieron en las mentes año tras año, caso en 1928.
    Una de las fotos en mi colección que más aprecio y proveniente de unos originales publicados en El Cojo Ilustrado y que estuvieron en venta hace como 30 años, se trata del desfile, sencillo pero festivo bajando en coches tirados por caballos, desde la Plaza Bolívar de 1894 por la Calle Real de Candelaria, foto tomada probablemente desde uno de los balcones del Hotel Klindt entre Madrices y "Las Marrones" como se llamaba la esquina de La Marrón antes.(Madrices creo tambien la llamaron Las Madrices y de vez en cuando hoy día)
    Siempre hasta donde podré recordaré la cara bonita de los Carnavales y en más de alguna oportunidad me seguiré mezclando con el ambiente en la Plaza Brión de Chacaito o la Plaza Bolívar para ver si ubico algún disfraz original compartiendo o recibiendo papelillos y serpentinas que ya son de otro color, la algarabía y el como enfermizo desenfreno sin excesos a la vista.
    Este año las Carnestolendas con su infaltable "Octavita" estarán entre el sábado primero de Marzo y el domingo 9 pero ya se ven por alli decoraciones en vitrinas anticipándolas.
    ¡Bienvenidas séan!

    Gracias mi estimado, y saludos.

    AMGD

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    1. Menos mal que falleció el carnaval. Lo que más recuerdo fue el caramelazo que me pegaron en la Gran Avenida un lunes a las 4 de la tarde. La Semana Santa parece ser más rumbosa. No recuerdo los carnavales perezjimenistas.

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  2. ¿Murió el Carnaval, en que sentido?

    En Caracas la guachafita de no ser por algún templete, retreta o desfile, suele ser la misma y con los mismos ingredientes solo que en ánimo de muchos los carnavales y su octavita no han muerto. Yo por ejemplo me voy a curiosear hacia la Plaza Brión o la Plaza Bolívar a ver que disfraz original vé uno. Los niños son siempre los que más gozan.
    De niño me disfrazaban de bufón que llamaban polichinela y que con aquel multicolor traje con sus cachos hacia abajo me decían que estaba disfrazado de toro.
    Ud, recibió un caramelazo ¡dulce el golpe! en cambio numerosos bombazos mojados o huevos olorosos recibimos por este lado.
    Y me voy porque me están ofreciendo unos garbanzos, ¡En El Avila es la cosa!. Nos veremos la primera y segunda semana de marzo.

    Un abrazo

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    1. ¿Son lo que eran? ¿Son lo que se desea? Luego de haber visto los carnavales de Trinidad y de Haití, el nuestro está "exanimato"

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