Nuestra Señora de Caracas Escuela de los Landaeta 1760 Colección Fundación John Boulton, Caracas Foto tomada de http://fundaciónboulton.com |
Barnola comienza su artículo con estas palabras:
Venezuela puede con toda propiedad llamar nación mariana. El culto y devoción a María Santísima aparecen de manifiesto en toda su historia. Al igual que las demás naciones hispanoamericanas, Venezuela recibió juntamente con la civilización y la fe cristiana, aquella profunda y popular devoción a María Santísima tan tradicional en España.Junto a esta religiosidad y devoción hispana, subyacen los elementos aborígenes y africanos que le dan un carácter especial a la manera en que nos relacionamos con Dios, la Virgen y los santos. No me refiero a las religiones sincréticas como el culto a María Lionza, o las abominaciones importadas de las Antillas o del Altiplano, sino al catolicismo criollo. El venezolano no frecuenta los sacramentos, pero no se atreve a comulgar sin haber hecho una buena confesión; es una fe visual donde el símbolo y el objeto de culto son importantes. Existe el temor reverencial a ofender a Dios y a la Virgen, pero también la esperanza de que Nuestra Señora del Monte Carmelo nos ayude a evitar una mala muerte. Dios proveerá, decimos. Veamos lo que nos dice el padre Barnola:
...Y para el común de la gente del pueblo, hombres y mujeres, existe en todas partes con permanente vitalidad la cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. Esta es sin duda la advocación que más seguidores atrae bajo el manto de María. Hay afán universal por tener impuesto el escapulario del Carmen. Personas poco exactas en sus cumplimientos religiosos, oyen sin embargo la Santa Misa y comulgan cada año el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen. por esta razón en Venezuela se ha extendido el tiempo hábil para el cumplimiento Pascual hasta dicha fiesta de la Virgen del Carmen, ya que muchas personas sólo entonces se acercan a confesar y comulgar.
Todas las iglesias, aún las más pobres, ponen todo cuanto tienen para celebrar con el máximo esplendor el Mes de maría o Mes de Mayo;...Y una solemnidad semejante suele darse también a los nueve días preparatorios a la fiesta de la Inmaculada Concepción.
Rara será la iglesia que no tenga varios altares con imágenes de María bajo diversas advocaciones.
Familias, Iglesias y Colegios suelen tradicionalmente escoger como fecha invariable para la Primera Comunión de los niños o el mismo día de la Inmaculada Concepción o el último del mes de María. Tan universal y profunda es la devoción mariana, que no hay iglesia en la que no se celebre, con toda solemnidad, durante el año, alguna festividad particular y típica en honor de María Santísima. Pero además debemos mencionar los numerosos santuarios regionales donde desde hace uno, dos o tres siglos se rinde culto y devoción singularísima a María bajo diversas advocaciones. En no pocos casos se trata de imágenes cuyo origen está envuelto en cierto halo de misterio y aun de prodigio. Comenzando con la imagen que ofrece más antiguo origen colonial que es la Virgen de la Consolación de Táriba, siguen luego: la del Socorro de Valencia; la del Valle en Margarita; la de Altagracia en Quíbor; la de Copacabana en Guarenas; la de las Mercedes en Caracas; la del Socorro en Barcelona; la del Rosario de Durí; la de Coromoto en Guanare; la de la Soledad en (la Iglesia de) San Francisco de Caracas; la de la Caridad en San Sebastián (de los Reyes); la de la Guía en Caracas; la de la Corteza en Acarigua; la del Rosario en Paraute; la de Belén en San Mateo; la de la Peña Admirable en Parapara; la Divina Pastora en Caracas; la Chiquinquirá en Aregue, y la misma Chiquinquirá en Maracaibo; la del Arroyo en El Sombrero; la de la Consolación en Villa de Cura; la de la Valvanera en El Tocuyo; la de la Zerpa en Sicoque; la del Espejo en Mérida; la de las Angustias en Cocorote; la de San Juan en Barquisimeto; la de Begoña en Naguanagua; la del Rosario de Currucay en Macarao; la Divina Pastora en Santa Rosa (estado Lara); la Coromoto de Naiguatá; de la Encarnación en Caucagua; la del Buen Viaje en Platanales; la de Lourdes en Maiquetía; la del Sagrado Corazón en la Catedral de Caracas; la del Rosario del Real.
Inmaculada Concepción
Colección Museo de Arte Colonial
Quinta de Anauco, Caracas
www.quintadeanauco.org.ve
Es de advertir que cada una de estas imágenes ejerce en las porciones de territorio donde existe un santuario una poderosa influencia en la fe y la piedad de las gentes. Y sobre todo esa fe se caracteriza por una inalterable y sincera resignación en los trabajos y sufrimientos de su pobre existencia. Todo lo aguantan, jamás se quejan de nada, y para todo tienen siempre una exclamación piadosa de esperanza en Jesucristo y en su Bendita Madre.
P. Pedro Pablo Barnola SJ 1908-1986 |
En 1932 recibió el título de Doctor en filosofía (España). Entre 1935-40, permaneció en Estados Unidos estudiando teología dogmática y moral, derecho canónico y sagradas escrituras en el Alma College de la Universidad de Santa Clara en California. Ordenado sacerdote en 1938. En 1954 obtuvo el Doctorado en filosofía y letras en la Universidad Javeriana de Bogotá. Dedicado a la docencia por 25 años; fue profesor del Colegio San Ignacio de Loyola y de la Universidad Católica Andrés Bello, ambos en Caracas. Rector de la UCAB (1955-59). Durante su ejercicio como Rector de la UCAB, en 1957, detenido por la Seguridad Nacional de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y luego enviado a Barquisimeto por sus superiores.
De 1948 al 53 dirigió la revista SIC. El 29 de noviembre de 1952 fue recibido como individuo de Número por la Academia Venezolana de la Lengua, institución de la que llegó a ser director entre 1967 y 1975. Miembro de la Comisión Asesora para la edición de las Obras completas Rafael María Baralt y de Andrés Bello. Mantuvo una columna llamada Noto y anoto, en el diario El Nacional, donde exteriorizó su preocupación por mantener la pureza del lenguaje castellano en Venezuela como factor de identidad cultural.
En 1953 obtuvo el Premio Municipal de Prosa y en 1973 el Premio Nacional de Literatura, mención investigación y ensayo por su libro Afirmaciones de Cultura. La extensa obra del padre Barnola abarca temas de historia, así como temas de crítica y de historia literaria. Algunos títulos: El Bellismo que Necesitamos, ¿Por qué Bolívar?, Eduardo Blanco, creador de la Novela Venezolana, La poesía de Bello en sus Borradores, ¿Por qué Caracas se llama Santiago de León de Caracas?, Raíz y Sustancia de la Civilización Latinoamericana, entre otros títulos.
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