Nuestra Señora de Copacabana Patrona de Bolivia |
Su culto llegó a Caracas muy temprano y de allí se extendió a las zonas circunvecinas con gran rapidez. Es patrona del pueblo de Nuestra Señora de Copacabana de Guarenas (hoy ciudad dormitorio y sede episcopal), donde se venera una antigua imagen muy similar a la que se honró en Caracas desde 1596 hasta 1840. Que sea don Arístides Rojas (1823-1894), el gran costumbrista y anticuario caraqueño, quien nos cuente sobre cómo apareció y despareció la Copacabana de Caracas, siguiendo su texto SALIR COMO LA COPACABANA:
En 1580 los moradores de Caracas, a consecuencia de la epidemia de viruelas que azotó a la pobre ciudad, levantaron un templo a San Pablo, primer ermitaño. Diez y seis años más tarde llegó a ese templo una imagen de la virgencita de Copacabana semejante a la de Titicaca, recibiendo desde entonces hasta ahora 50 años (el texto fue escrito en 1890), fervoroso culto, pues venerada fue como patrona de las lluvias y la langosta.
Muy diferente de la tradición peruana es la caraqueña. Refiere ésta que un indio al pasar por cierta calle de Caracas se quitó el sombrero y vió caer una moneda de plata. Admirado del hallazgo toma la moneda, sigue al primer ventorrillo y la emplea en bebida espirituosa. Inconscientemente continúa y al sentarse en la esquina de otra calle, vuelve a sucederse la escena con todos los pormenores, repitiéndose más tarde y por tercera vez, igual suceso. Entonces el indio examina con acuciosidad la moneda y halla que en ella figura la imagen de la Virgen. Con veneración la coloca en un escapulario, que cuelga del cuello y oculta tras la camisa. Pero corriendo el tiempo, el indio comete un asesinato y es condenado a ser ahorcado. Al subir el reo al cadalso, el verdugo no le ha hecho todavía el lazo a la cuerda, cuando ésta se rompe. Toma entonces otra más fuerte, la cual se rompe igualmente. En presencia del público el indio declara entonces que aquel hecho milagroso se debe a la intervención de Nuestra Señora de Copacabana, y quitándose el escapulario lo hace abrir, encontrándose en él la pequeña moneda de plata que había crecido y con ésta la imagen de la Virgen. El indio pidió enseguida que aquella imagen fuese depositada en el templo de San Pablo y que a ella se apelase para obtener del Cielo lo que se quisiera. El asesino fue ahorcado y la imagen depositada en San Pablo.
Foto de la Ermita de San Pablo en Caracas, poco antes de su demolición en 1880 |
Desde ese día, el Ayuntamiento de Caracas nombró a la Virgen de Copacabana abogada de las lluvias, y a ella clamaba la población cuando la sequía tostaba la yerba de los campos, se hacía insoportable el calor y todo el mundo pedía a gritos la lluvia. Cuando llegaba el día fijado por el Ayuntamiento, en vista de circunstancias apremiantes, la virgencita salía en procesión del templo de San Pablo a la Catedral, acompañada del Obispo y Capítulo, del Gobernador y Ayuntamiento, de los frailes de los conventos, demás empleados y gran número de devotos; y desde fines del último siglo (siglo XVIII), también por el Consulado, la Intendencia, y la Audiencia Real. Permanecía la Virgen en la Catedral uno o más días y regresaba a San Pablo después que recibía la visita de todos los habitantes de la ciudad. Tan solemne procesión verificóse en Caracas casi durante tres siglos, desde fines del décimo sexto hasta 1841.
En una nota nos agrega don Arístides:
El Obispo Alcega, uno de los varones más piadosos del pontificado de Venezuela, protegió el culto de esta virgen desde el comienzo del siglo XVII, 1607 a 1608. Testigo de esa época de la horrible sequía que hacía sufrir las poblaciones de Venezuela, pensó en la Copacabana de Titicaca, hízose de una imagen de ella y publicó un edicto acerca de sus milagros.Muy romántica la historia de Arístides Rojas. Un poco más moderno y prosaico es Alfredo Armas Alfonso, autor entre muchas obras del LA TIERRA DE VENEZUELA Y EL CIELO DE SUS SANTOS (Armitano, Caracas, 1977). Él nos dice:
Nuestra Señora de Copacabana que se venera en la Catedral de Guarenas |
El culto lo introduce en Venezuela el Obispo Fray Antonio de Alzega, el franciscano demoledor de ídolos que ya conocemos. Se recuerda su intervención en la sequía que experimentaron los pueblos de Venezuela los años 1607 a 1608. Alzega se hizo de una imagen de La Copacabana y la entronizó en la iglesia de San Pablo Ermitaño...
La abogada contra la sequía que existió en San Pablo era de bulto, "estaba recubierta de oro y pedrerías y se guardaba en un hermoso tabernáculo que formaba el remate del sagrario del altar mayor".
Medía escasamente 20 centímetros.
Don Francisco de la Hoz Berrío promovería más su culto en sus tiempos de Gobernador de la Provincia. De la Hoz y Berrío aparece en 1618 solicitándole o mandándole al Cabildo de Caracas que la Copacabana se sacase en rogación desde San Pablo a la iglesia parroquial (hoy Catedral), donde se le cantarían nueve misas en pago de sus favores y ayuda en necesidades tales por las que pasó la ciudad. Del valle de Losada la advocación pasó a Guarenas, tierras de encomiendas que fueron de Antonio de Cerrada y el Capitán Antonio de Gámiz.
Procesión en Guarenas un 21 de noviembre |
¿Qué pasó con la de San Pablo? Que nos lo cuente don Arístides:
A los tres siglos de haberse levantado el templo de San Pablo fue demolido en 1880, figurando hoy en el mismo sitio el Teatro Municipal. Desde entonces la virgencita de Copacabana fue robada, ignorándose donde estaba hasta ha poco, que fue trasladada a la Basílica de Santa Ana. Demolido San Pablo, ha concluido en Caracas el culto de Nuestra Señora de Copacabana, que dando sólo el refrán "Salir como la Copacabana", que a su turno tendrá también que desaparecer.
Despareció el refrán que se refería a las personas o familias que rara vez se les veía en público. Lo que no nos dice Arístides Rojas fue quién se robó a la Copacabana. Yo tengo mi sospechoso...¿Será?A ese le gustaban las joyas eclesiásticas y no por amor al arte colonial, sino por el oro, la plata y las piedras. Pero don Arístides era guzmancista.
En que libro de Arístides Rojas es la cita??
ResponderEliminarCrónica de caracas
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