San Ignacio de Loyola 1491-1556 |
El 31 de julio es para mi una fecha de especial significación. Fui alumno de los jesuitas, primero en el Colegio San Ignacio de Loyola en Caracas, primaria y bachillerato completos, y luego en la Universidad Católica Andrés Bello, donde cursé Comunicación Social. Soy, pues, un producto jesuítico y, como tal, conozco, admiro, honro y respeto a Íñigo de Loyola, cuyo día se celebra el 31 de julio.
Mi madre, que deseaba la mejor educación para sus hijos, consideró que con los jesuitas y la enseñanza ignaciana lograría el objetivo de una buena instrucción científica y humanística, además de una buena formación cristiana y cívica. Hoy, viéndolo a la distancia, creo que Lola estaba en lo correcto.
Lo único que los jesuitas no aceptan de un alumno es la indisciplina y la mala conducta. De resto, ellos consideran que cada quien tiene sus aptitudes y ofrecen al alumno, además del programa de estudios oficial, opciones que en mi época iban desde la Cruzada Eucarística hasta el boxeo, pasando por el Centro Excursionista, la Banda de Guerra, el fútbol y el béisbol. Era como un menú del que cada quien tomaba lo que deseaba, y los buenos padres no te obligaban a tomar ninguna en específico.
En ese ambiente, aprendí una religión sobria, sin sensiblerías, basada en la fe y la razón. Las obras de misericordia espirituales y materiales, unidas a un compromiso con la sociedad, completan la formación religiosa en el lema ignaciano: EN TODO AMAR Y SERVIR.
AMDG
Para celebrar el día de nuestro Padre Ignacio de Loyola, les dejo un pequeño regalo. Se trata de la Cédula de San Ignacio, que podrán imprimir y pegar detrás de la puerta de sus casas. Se la recomienda para combatir las acechanzas del demonio, las supercherías, las malas compañías, y todo lo que nos aleje de la amistad de Dios. Si, como en mi caso, no les gusta la imagen de la estampa, pueden elaborar una en casa copiando la siguiente oración, colocando una imagen de San Ignacio de Loyola y de la Madonna della Strada, por quien él sentía especial devoción:
SAN IGNACIO DE LOYOLA DICE AL DEMONIO ¡NO ENTRES!
Señor Dios...
En esta ocasión queremos pedirte con humildad y mucha Fe que nos libres de todo mal que puedan hacernos, de toda envidia o maleficio, supercherías y todo ese tipo de cosas que tú aborreces, ayúdanos a ser libres, guardar sólo amor en nuestros corazones, desear y que nos deseen el bien, hacer y que nos hagan el bien, adorarte y respetarte siempre y en todo momento, no dejes que nuestra mente y nuestro corazón guarden miedo, inseguridad o tristeza, Bendice, Señor Dios, a todo aquel que nos desea el mal y encamínalo por el rumbo de la Fe en ti y la esperanza, libéranos Señor de cualquier cosa que pudiera perturbar nuestro camino, nuestra mente, nuestro espíritu, nuestra Fe, nuestra estabilidad, nuestro amor, nuestros bolsillos, en nombre de Jesucristo hijo único de Dios y Maria Santísima la Virgen, FUERA EL DEMONIO Y VIVA JESUCRISTO.
Madonna della Strada, antes de su restauración Se venera en la Iglesia del Gesú, en Roma. |
Las otras dos oraciones, u Oraciones de San Ignacio, se prestan muy bien para la Acción de Gracias luego de recibir la comunión:
Alma de Cristo,
santifícame.
Cuerpo de
Cristo, sálvame.
Sangre de
Cristo, embriágame.
Agua del costado
de Cristo, lávame.
Pasión de
Cristo, confórtame.
¡Oh, buen
Jesús!, óyeme.
Dentro de tus
llagas, escóndeme.
No permitas que
me aparte de Ti
Del maligno
enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi
muerte, llámame.
Y mándame ir a
Ti.
Para que con tus
santos te alabe.
Por los siglos
de los siglos. Amén.
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, entendimiento y voluntad; todo mi haber y poseer. Vos me lo dísteis, a vos Señor lo torno; todo es vuestro, disponed conforme a vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que esto sólo me basta.