jueves, 29 de mayo de 2014

La sucesión bizantina

Justiniano el Grande (482-565). Fragmento de mosaico de la basílica de San Vital, Rávena
Los bizantinos, que eran un pueblo piadoso, tenían un concepto del poder vinculado a la religión. Nada de particular en eso porque en Occidente, hasta la Revolución Francesa, se consideraba que los monarcas absolutos lo eran por derecho divino y que tanto era pecado insurgir en su contra.

Santo Tomás de Aquino (1224-1274)
Sobre el tema, conversaba yo un día con un viejo amigo que ha hecho estudios profundos sobre Santo Tomás de Aquino y su obra y acoté que el santo tenía una opinión clara sobre la tiranía y cómo salir de ella. En su Gobierno de Príncipes, indica que el tirano es quien desprecia el bien común y busca el bien privado y que "se ha de proceder contra la maldad por autoridad pública", pues el tirano no sólo afecta el bienestar temporal de sus súbditos, sino que ante todo impide las cosas espirituales. "Y no es raro, pues el hombre despojado de la razón; se deja arrastrar por el instinto, como la bestia cuando gobierna".

Opina el Doctor Angélico que aún en caso de tiranía ésta debería tolerarse para evitar males mayores, argumentado que cada tirano que se pretenda eliminar por otro personaje, o por un grupo, acabarán terminando en otra tiranía, por el vicioso génesis de la llegada al trono, cometiéndose  en demasía arbitrariedades que serían más dañosas que la misma tiranía; y además, que "cuando la tiranía es en exceso intolerable, algunos piensan que es virtud de fortaleza matar al tirano". Disentía de San Pedro en lo que respecta a la sumisión al poder, incluso si éste es tiránico. En suma, Santo Tomás considera la sedición como un pecado mortal, mas la resistencia justificada  no consistía, a su juicio, sedición, pues el poder está justificado cuando sirve al bien común.

Los bizantinos eran más radicales que Tomás de Aquino. Su sistema político, sin una constitución que aclarase el aspecto  de la sucesión ni el cambio de gobierno, se prestó a todo tipo de intrigas y violencias. Ayer mientras expurgaba en mi biblioteca encontré el volumen Bizancio, de la colección Las grandes épocas de la humanidad editada por Time-Life International en 1967. Allí leemos:
Pantocrator. Mosaico bizantino (1261)
Santa Sofía, Estambul
...los emperadores de Bizancio se identificaban con su Dios: eran su manifestación visible. la actividad invisible de Dios, como todo el mundo sabía, consistía en reunir a todos los principados celestes en una armonía ordenada bajo su gobierno absoluto y de la mano de su infinita y todopoderosa bondad. Su actividad visibles, llevada a cabo por el emperador, consistía en guiar a toda la humanidad a una armonía ordenada dentro de un estado universal, bajo el gobierno absoluto de la monarquía. Así la sociedad humana imitaría a la sociedad divina. Como Dios, creador del universo, que lo rige con su providencia, era el ordenador del orden cósmico, centro inmutable alrededor del cual todo giraba, así el emperador, su proyección humana, debe ser el regulador del cual giran todos los asuntos humanos.
De ahí se deduce que todas las acciones del emperador, así como su cargo, tenían un carácter sagrado y simbólico.
(...) la idea misma de que un emperador era elegido por la gracia divina significaba que en esta cuestión no podía haber regla constitucional definitiva. La única manera cierta de conocer la voluntad divina, era ver quién era el que efectivamente ocupaba el trono. En otras palabras, todas la maneras de llegar a emperador eran legítimas -siempre que tuviesen éxito. Por otra parte, un intento fracasado de alcanzar el trono, por no haberlo conseguido llevarlo a buen término, era imperdonable y desastroso para el presunto gobernante.
Además, lo que Dios había otorgado, podía también quitarlo. El trono de un emperador podía serle arrebatado de la misma manera repentina e imposible de predecir como la que se le había conferido antes -y generalmente las consecuencias eran para él tan terribles, su posición era tan delicada y como sobre un volcán, como si hubiese intentado hacerse con el poder, y hubiese fracasado.
El libro nos da una larga lista de emperadores envenenados, mutilados, apuñalados y estrangulados. De los 88 emperadores que reinaron desde Constantino I (324) a Constantino XI (1453), 29 murieron violentamente y otros 13 terminaron recluidos en un monasterio. Como ejemplo de una transmisión de mando accidentada, los autores nos presentan dos casos: Nicéforo Focas (969) y Andrónico Commeno. Transcribiré lo que le sucedió a este último:
Muerte de Andrónico I Commeno.
Edición del siglo XV de la Historia de Guillermo de Tiro.

La más repugnante de todas las muertes imperiales fue probablemente la de Andrónuico I Commeno en 1185. Fue encadenado a una picota durante días, y apaleado brutalmente; le rompieron los dientes con martillos y le cortaron una mano. Luego fue atado al dorso de un camello enfermo y paseado por las calles de Constantinopla. Finalmente, después de haber vertido agua hirviendo sobre su cara, y de haberle arrancado un ojo, fue llevado al Hipódromo para continuar la tortura. Una y otra vez repetía: "Señor, ten piedad de mi. ¿Por qué golpeas una caña rota?" Como corolario, fue liberado de sus tormentos al hundirle una espada en sus entrañas.




  • IUSTITIA EST CONSTANS ET PERPETUA VOLUNTAS IUS SUUM CUIQUE TRIBUENS
  • Justicia  es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno su derecho
  • INIURIA EST OMNE QUOD NON IURE FIT
  • Injusticia es todo  lo que se hace en contra del derecho

Institutas, compilación de Justiniano

2 comentarios:

  1. Creo que en la definicion de justica falta una palabra: IUSTITIA EST CONSTANS ET PEPERTUA VOLUNTAS IUS SUUM QUIQUE TRIBUERE Falta justamente la palabra "suum"

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    1. Puede ser que la haya copiado mal. Mientras lo escribía estaba en un cibercafé bajo los efectos de un diurético. Luego reviso y corrijo. Nunca fui bueno para aprender las cosas de memoria y Latín no era una de mis prioridades en 1970-71.

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