viernes, 29 de agosto de 2014

La muerte del cristiano

El buen Pastor. Mausoleo de Gala Placidia, Rávena.
Hace días, cuando la gastroenteróloga me informó que los exámenes a unas muestras dieron positivo para cáncer, tuve mi primer encontronazo con la posibilidad real de morir. "El cáncer es curable, si se diagnostica a tiempo" era el slogan de la Sociedad Anticancerosa en los años 60 y 70, lo que sería cierto en un momento en que el Estado Venezolano se ocupaba de la salud de los ciudadanos. Hoy no hay remedios ni para la gripe; ya no basta con que te diagnostiquen a tiempo, requieres también el material para la radio y la quimio que se deba aplicar.

Al contrario de muchos venezolanos, no le tengo miedo a la muerte, que es el paso a una vida mejor, sino que siento curiosidad por saber de qué moriré. Debo confesar que la noticia me aguó el guarapo y hasta se me salieron las lágrimas. Lo peor es que esas lágrimas surgían de un apego a los bienes materiales y no por que dejara atrás una viuda pobre cargada de hijos, o a una madre viuda sin sostén alguno. Mi primer pensamiento fue (¡Qué vergüenza!), mis libros, mis pipas, mis teteras. Cuando uno muere nada es tuyo; te llevas lo que diste y entregaste al prójimo. La muerte para una persona sin problemas como yo no debe ser sino una oportunidad para tener una buena muerte: perdonar las ofensas de otros, pedir perdón a quienes hemos ofendido, enmendar entuertos, ser generosos...

Ya de vuelta en casa, un tanto preocupado, me puse a reflexionar. Un buen cristiano no debe apegarse a los bienes terrenales; al contrario, son un impedimento para entrar a la Patria Celestial. No es esto beatería como la de aquella vecina que me decía que no fuera a hacerme exámenes sino que fuera a una "misa de sanación" (eso es fanatismo y prefiero reservarme mis comentarios de católico serio con respecto tales actos). Dios no nos resuelve los problemas, ni hace lo que nos de la gana ni mucho menos es médico. Él nos da fuerza para llevar la cruz que nos ha asignado y nosotros debemos asumirla con humildad. Al final, y así lo escribí a un amigo sacerdote, "hágase la voluntad de Dios que es la misma mía".

Veamos qué nos dice sobre el particular el Catecismo de la Iglesia Católica ( Asociación de Editores del Catecismo, Madrid, 1992):
Frente a la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su cumbre (GS 18). En un sentido; la muerte corporal es natural, pero por la fe sabemos que realmente es "salario del pecado" (Rm 6, 23 cf Gn 2, 17). Y para los que mueren en la gracia de Cristo, es una participación en la muerte del Señor para poder participar también en su Resurrección (cf Rm 6, 3-9; Flp 3, 10-11)
La muerte es el final de la vida terrestre. Nuestras vidas están medidas por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a nuestras vidas: el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también para hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida...
Con respecto al sentido de la muerte cristiana, agrega el Catecismo:
Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. "Para mi, la vida es Cristo y morir una ganancia (Flp 1, 21) "Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él" (2Tm2,11). La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el Bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente "muerto en Cristo", para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma este "morir en Cristo" y perfecciona así nuestra incorporación a Él en su acto redentor
(...) En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo; "Deseo partir y estar con Cristo" (Flp1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de Cristo.
(...) La muerte es el fin de la peregrinación terrestre del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin "el único curso de nuestra vida terrena" (LG 48), ya no volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los hombres mueren una sola vez" (Hb 9, 27). No hay "reencarnación" después de la muerte.
Pues bien, al final los últimos exámenes salieron más promisorios y, si bien no hay tumores, se requiere quimioterapia para las células cancerígenas que andan sueltas por allí. Ven? Dios, en su infinita misericordia, siempre provee. Ahora sólo me queda ofrecer el malestar del tratamiento por la diócesis a la que pertenece mi amigo sacerdote.

Buena lección... gracias, Señor.

Pavo real, símbolo de la inmortalidad del alma 


12 comentarios:

  1. Me sorprende que este post tan bello, tan sincero no haya tantos comentarios como en otros...

    De todos modos leerte con esa claridad y paz me llena de mucho orgullo de tenerte entre mis amigos y una de las personas cercanas a Penélope y a mí que mas admiramos por su inteligencia y siempre un gesto agradable con nosotros...

    El Dr. Zapata te estuvo llamando en estos días quería conversar contigo pero no pudo... Debo verlo hoy un rato, cuando tengas chance te espero en la Librería porque debo entregarte algo.

    Finalmente, leerte es un alivio porque tus palabras son de paz. Penélope dice que no eres el único que lloró tenías que verla a ella. Pero, ya que mejora la noticia pues a seguir adelante con lo que venga... Sabes que tienes gente que te quiere y te admira...

    Un abrazo querido amigo de nuestra parte...

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    1. Mi buen Jesús: Lo que pasa es que hay mucha gente que le tiene miedo a la muerte y no desean ni oir hablar de ella. Mi hermano, por ejemplo, está "horrorizado", según me dice mi cuñada, y no se atreve a conversar conmigo. Tal Vez por eso los comentarios sean pocos.

      Trataré de caer por Estudios este semana. Te aviso con anterioridad para que le avises a Naiffer y nos tomamos unos cafés y algún dulce.

      Deseo significarte que considero tu amisted una de las buenas, de las que hacen la diferencia.

      Un besote a doña Penélope.

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  2. Hasta hoy fue que pude leerte, se me hizo un nudo en la garganta y se me aguaron los ojos, el aprecio que te tengo es inmenso y como dice Jesús tenerte entre mis amigos es un honor y me llena de orgullo.
    Debo confesar que me das una buena lección como Católico, aunque últimamente soy mas nominal y heterodoxo que otra cosa.

    Me encantaría darte un abrazo en persona, avísame cuando pases por Estudios y hago un tiempo y esfuerzo para acercarme.

    Un abrazo

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    1. Cuando vaya a Estudios lo haré saber con anticipación para que podamos vernos, conversar y saludarnos.

      Un abrazo, Naiffer, extensivo a tu señora y a tu hijo (que ya está grandote)

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  3. Me uno al sentimiento de quienes te responden: suerte, felicidad, paz, amor y salud. Algún día nos conoceremos personalmente en Estudios.

    AMGD, amigo, saludos.-

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  4. Te felicito por su filosófico artículo sobre la muerte, algo inevitable para la raza humana. Lo leí y me quedé atónito de tanta grandeza de sus pensamientos. Quisiera que toda la humanidad pensara como Usted dice: No le tengo miedo a la muerte, que es el paso a una vida mejor, sino que siento curiosidad por saber de qué moriré.
    Admiro su filosofía, la ciencia médica de hoy nos da esperanzas a alargar nuestra presencia en la madre tierra.
    Mucha salud, desde Nueva York
    Gabriel

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    1. Gracias por tus palabras, Gabriel. Con esa manera de pensar uno puede pensar claramente ante la adversidad.

      Un abrazo desde la soleada Caracas.

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  5. Sin compartir tu ideología, admiro la forma en que has afrontado la noticia y me alegra el que pueda aún ser tratada la enfermedad. Por si te sirve de algo te diré que tengo una amiga que ya lleva casi 20 años sobrellevando el mismo problema, aunque ella empezó con tumores en los senos, con dos reincidencias, la última el año pasado y sigue llevando su vida de siempre, incluyendo viajes al exterior de España, ya que es una viajera impenitente. Solo que trata de usar las relaciones que debes tener en el exterior para estar seguro de tener siempre los productos que necesites para la quimio.

    He tenido la muerte muy cercana en varias oportunidades, pero no me ha tocado. Soy de quienes creen que, cuando nacemos, ya esta determinado el día, la hora y la forma en que moriremos. Esta creencia, en otra época, se veía reforzada por dos pasajes de los Evangelios. En el uno se dice que actuará "como ladrón nocturno" sin que el afectado sepa el momento. En el otro se indica que nada sucede si no es la voluntad de Dios, no logro recordar si se habla de una hoja o de un ave, pero puede que tu si recuerdes y ello refuerce la forma en que encaras la situación.

    Confío en que, un día u otro, nos encontremos en alguna librería.

    Un abrazo virtual

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    1. En este caso no es ideología sino fe católica bien enseñada. Ideológicamente entro en el "socialismo cristiano" o doctrina social de la Iglesia. Políticamente soy socialdemócrata. Así es como Dios quiere que se afronten las penas; confianza en dios, fe y humildad. Dios provee.

      El oncólogo me citó a Epicuro quien decía que la muerte no debía preocuparnos mientras no llegara, y que al llegar ésta no nos damos cuenta de que llegó la Parca.

      Al final, parece que es AMILOIDOSIS, una enfermedad rara por lo infrecuente. Ya veremos.

      Como dice el refrán: nadie muere la víspera sino el día.

      Gracias por tus palabras. Yo también espero un encuentro libresco.

      Un abrazo.

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  6. Te leo y me lleno de tristeza. NO sabía, no leí nunca el Blog. Siempre tan cercanos pero al final...tan distantes. Sin embargo, dentro de la tristeza que siento me llena de alegría que esperaras la muerte sin miedo y sin dejar pendientes en Vida. Todo se hizo, todo se dijo, conociste mundo, gente fascinante...Viviste y así te recordaré siempre.
    Dios te bendiga y te acompañé en tu viaje.

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  7. Por el azar de la vida paso todos los d´ias frente a tu casa y aprovecho para dedicarle - con alguna l´agrima - una oraci´on a tu alma. Te extrañamos todos tus amigos.

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