viernes, 1 de junio de 2012

Dos poemas del Parnaso haitiano

De mi biblioteca de temas haitianos queda poco, o casi nada. La malhadada mudanza de Puerto Príncipe a Ottawa acabó con casi todos los souvenirs materiales de mi agradable, y a la vez difícil, permanencia de casi cuatro años en la Perla Negra de las Antillas. Hay quienes dicen que diez mudanzas equivalen a un incendio... Para olvidar la pérdida material asumo que se me quemó la casa en Haití y que salvé algunos buenos cuadros y la vida.

Pocos libros que me quedan de esa etapa (eran muchos); hay uno muy discreto en su aspecto, pero muy rico en información. Siempre, hasta ayer, lo había hojeado, pero no me animaba a leerlo a causa de su muy deficiente diagramación y baja calidad de la impresión. Se trata de la Historia de la Literatura Haitiana o El Alma Negra, obra de Duraciné Vaval (1879-1952), quien fuera diplomático, Magistrado de la Corte de Apelaciones, Director Geneneral de Instrución Pública y profesor de la Universidad de Haití, publicada originalmente en 1933. La edición que tengo es la segunda (Les Editions Fardin, Port-au-Prince, 1986), que es una reinpresión de la primera, en dos tomos.

Del capítulo relativo a la Escuela Parnasiana, entresaco dos sonetos de Seymour Pradel que, nos dice M. Vaval, "...nosotros tenemos el placer de citar, se separa (el poeta) de sí mismo, de su país y de su tiempo. Él se apodera de la belleza antigua. Él llega a ser, por su pensamiento, el contemporáneo de edades desaparecidas. Es el alma griega y pagana que le alborota con sus plasticidad y sus gracias. Sin quererlo o no, el escritor aporta en nuestra poesía el sentido de la historia imaginada y deificada." Espero que lo disfruten como yo. Volveremos al Alma Negra.


CLYTEMNESTRE
...Pâle dans son péplos,  Clytemnestre sanglote…

Prés de l’autel sanglant ou meurt  Iphigénie
Dans sa blancheur de vierge et sa pâleur de lys,
Se tient, morne, les yeux graves et recueillis,
Le puissant fils d’Atreus, comme un sombre génie.

Déjà, dans les agrès, chantant leur harmonie,
Et d’une aile d’oiseau frôlant les flancs polis
Des trirèmes rêvent dans le port bleu d’Aulis,
Les vents sont revenus des plages d’Ionie :


Ils mettent dans les airs de confuses rumeurs,
Et les Grecs, vers les cieux, ont lancé des clameurs,
Et s’en vont, en courant, vers la mer, vers la flotte.


Tandis qu’Agamemnon, le sein gonflé d’orgueil,
N’ose gagner sa tente où, debout sur le seuil,
Pâle dans son péplos,  Clytemnestre sanglote…



HELENE

...Elle a fermé les yeux pour mieux entendre encor...


La fille de Pindare, Hélène aux cheveux d’or,
Rayonne et resplendit en ses atours de Reine :
A ses pieds blancs assis, d’une voix de Sirène,
Pâris lui fait l’aveu qui la berce et l’endort.

Elle a fermé les yeux pour mieux entendre encor
Le rythme cadencé de la voix souveraine.
Vers des gouffres d’azur, l’amour blond les entraine,
Et bientôt, il fuiront d’un libre et fier essor.

Dans l’ombre et dans la nuit, sur la blanche galère,
Mêlant ses fous soupirs a la musique claire
Des brises parfumant des flots de l’Archipel,

Pâris, sur la poitrine, emporte au loin sa proie,
Sans entendre gronder le formidable appel
De Hellas qui s’apprête a se ruer sur Troie…



NOTA: En el primer verso del soneto Helena se lee: "La hija de Píndaro, Helena de los cabellos de oro...". No sé si será un error de imprenta, pero el padre mortal de la bella Helena era Tindáreo (Tindareo, o Tíndaro), rey de Esparta, mientras que Píndaro era un poeta del siglo V a. C.

2 comentarios:

  1. Siempre mostrándonos la cultura en todo su esplendor. Gracias Don Abraham.

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  2. A tí, don Silverio. Sabía que te iba a gustar.

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