sábado, 31 de marzo de 2012

LAS SIETE PALABRAS


La meditación de las Siete Palabras es una vieja costumbre católica que se remonta a la Edad Media. Son las siete frases que dijo Jesús en la Cruz y están recogidas en los Evangelios. Fueron recopiladas y analizadas por primera vez por el monje cisterciense  Arnaud de Bonneval en el siglo XII. A partir de ese momento teólogos y oradores sacros han profundizado en consideraciones teológicas y piadosas. Fue San Pedro Bellarmino (1542-1621), Doctor de la Iglesia, quien impulsó su difusión y práctica en su tratado De septem Verbis a Christo in cruce prolatis, que se puede leer entrado por aquí.
No sólo oradores sacros y teólogos han tratado el tema de las Siete Palabras. Entre los músicos destaca Joseph Haydn, quien compuso una excelente obra para una cofradía gaditana. Algunos poetas místicos también se han inspirado en las últimas palabras de Cristo para componer poemas. Hoy les traigo Las Siete Palabras, por el sacerdote y poeta caraqueño Carlos Borges, que destaca por su lenguaje sencillo y sentido, que contrasta con sus obras más alambicadas y modernistas.


LAS SIETE PALABRAS
pronunciadas por Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz

por el Presbítero Carlos Borges

Primera Palabra
Tus verdugos se complacen,
mas Tú, Señor, los bendices:
Padre, perdónalos, dices,
pues no saben lo que hacen.
  
¡Oh Jesús del alma mía!
impetra al Padre amado
que perdone mi pecado
pues no supe lo que hacía.

Segunda
Un ladrón tu gracia quiso
y el Reino eterno le das
diciéndole: Hoy estarás
conmigo en el Paraíso.
  
Yo también mis culpas lloro
y con fe pura y ferviente,
como el ladrón penitente
tu misericordia imploro.

Tercera
Como ternísimo Padre
dices con amor prolijo
a María: Ese es tu hijo,
y a Juan: Esa es tu madre.

¡Oh infinita caridad
del Divino Salvador!
siendo tu Madre, Señor,
la das a la humanidad.

Cuarta
Alzando el rostro llagado
al cielo triste y sombrío,
Jesús exclama: ¡Dios mío!
¿Por qué me has desamparado?

Por el inmenso dolor
que en tu semblante se advierte,
en la hora de mi muerte
no me abandones, Señor.


Quinta
Cristianos, compadeced
a Jesús que en su tormento
de nuestras almas sediento
dice ahora: Tengo sed.

Para aliviar tu quebranto
y consolar tus dolores
yo aplacaré tus ardores
con la fuente de mi llanto.


Sexta
El imperio del pecado
fue vencido por Jesús;
por eso exclama en la cruz:
Todo está ya consumado.

Gracias, ¡Oh Dios verdadero!
que en tu sagrada Pasión,
fuente de vida y perdón
abres para el mundo entero.


Séptima
Sintiendo ya el mortal frío
Jesús exclama muriendo:
En tus manos encomiendo
mi espíritu, Padre mío.

¡Oh Jesús! de mi agonía
llegará pronto la hora:
en tus manos desde ahora
encomiendo el alma mía.



3 comentarios: