Mensaje de Cuaresma, 2014
Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas
Queridos hermanos y hermanas:
Estamos ya de lleno en el santo tiempo de Cuaresma. Estos
cuarenta días que preceden la celebración de la Pasión, muerte y resurrección
de Nuestro Señor Jesucristo son un tiempo propicio para renovar y fortalecer
nuestra vivencia de la fe y nuestro amor al Señor. Con frecuencia escuchamos en
la liturgia la invitación de los profetas, de San Juan Bautista y del mismo
Jesús a convertirnos. Es decir, a salir del pecado y a vivir “de verdad en el
amor”, como nos enseña San Pablo (Cfr. Ef 4,15).
CONVERSION Y PRÁCTICAS CUARESMALES
Convertirnos, mis queridos hermanos, es dejar a un lado el
pecado, la tibieza espiritual o la indiferencia religiosa, cambiar de vida,
crecer en nuestra vivencia de la fe. Si queremos ser fieles al Señor
Jesucristo, cuya Palabra es palabra de vida eterna, tenemos que convertirnos.
El nos invita a “ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto” (Cf.
Mt 5,48).
Para ayudarnos la Iglesia nos propone las prácticas
cuaresmales de la oración, la penitencia o mortificación, y la práctica de la
limosna o caridad cristiana. La oración, – hablar con Dios, meditar en su amor,
conocer mejor sus enseñanzas, elevar nuestra alma hacia las cosas de Dios -, es
un privilegio del ser humano. Los invito entonces a dar más tiempo y valor a la
lectura de la Biblia, a pensar en las cosas de Dios, a intensificar nuestras
prácticas religiosas, como el Rosario, la oración personal, las visitas al
Santísimo. Los invito a recibir el Sacramento de la Penitencia o
reconciliación, y, sobre todo, a participar cada domingo en la Eucaristía, que
es la celebración de la muerte y gloriosa resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo, y recibir frecuentemente la sagrada Comunión.
La mortificación o sacrificio es, por un lado soportar de
buena gana las dificultades de la vida, pero también, dejar a un lado algunos
gustos, placeres y comodidades, por amor a Dios y para unirnos a los
sufrimientos de la pasión y muerte de nuestro Divino Salvador. Al privarnos de
algo que nos guste, o hacer bien lo que nos cuesta, estamos también dominando
nuestras malas inclinaciones, y fortaleciendo nuestra voluntad para la lucha
contra el pecado.
La práctica de la limosna, es decir, de la caridad hacia
nuestros hermanos más necesitados, es también una práctica que nos lleva a ser
generosos, a ayudar a los demás, a tener una actitud permanente de bondad y
solidaridad, propia de quienes sabemos que el mandamiento supremo es amar a
Dios por sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos (Cfr. Mt
22,36-39).
VIVIR DE VERDAD EN EL AMOR
Queridos hermanos: La práctica concreta de la caridad, la
vivencia del amor cristiano es algo fundamental, y al mismo tiempo muy
necesario en las circunstancias en las cuales nos encontramos. En las últimas
semanas muchas regiones del País y nuestra Ciudad de Caracas han sido escenario
de serios conflictos políticos y sociales, con una gran carga de violencia, que
ha dejado algunas personas fallecidas y muchos heridos. Y que, además, ha
estimulado el odio y el resentimiento en muchas personas.
Pues bien: independientemente de la simpatía política de
cada uno, es necesario que los católicos desterremos de nuestros corazones el
odio, el rencor, la venganza. Ya nos hemos referido a estos problemas en
documentos de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana publicados
el 14 y el 25 de febrero, y en el reciente comunicado “NO A LA ESCALADA DE
VIOLENCIA” del 7 de marzo. Allí rechazamos la violencia, venga de donde venga;
llamamos al Gobierno a respetar los derechos de los ciudadanos a manifestar, y
le pedimos que atienda las exigencias de quienes protestan y resuelva los
problemas que está en la raíz de las mismas. Igualmente, en esos documentos
exigimos sanciones para quienes puedan haber delinquido en las manifestaciones,
y en la represión de ellas por civiles armados y por funcionarios de cuerpos de
seguridad del Estado.
Quiero invitarlos a que, manteniendo la defensa de nuestros
derechos, saquemos de nuestros corazones el odio y el rencor, y vivamos de
verdad en el amor. ¡NO A LA VIOLENCIA! Cumplamos con nuestros deberes cívicos
de acuerdo a nuestra conciencia, pero hagámoslo teniendo en cuenta lo que dice
el Señor en el Sermón de la montaña: “Amad a vuestros enemigos y rogad por los
que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial” (Mt, 5,
44-45).
LA CAMPAÑA COMPARTIR
Durante la Cuaresma se efectúa en toda Venezuela la Campaña
Compartir, que está enfocada este año al tema general de la alimentación y el
hambre. En nuestra Arquidiócesis de Caracas la Colecta Compartir, que se
efectuará el 5 y 6 de abril, se destinará a los Hogares de la Iglesia en
Caracas para niños y ancianos, que tienen serios problemas. Los invito a ser
generosos, y a practicar la solidaridad con nuestros hermanos más necesitados.
CONCLUSIÓN
Mis queridos hermanos:
Aprovechemos la Cuaresma para crecer en la vivencia de nuestra fe, para salir del pecado, para intensificar la práctica religiosa, para ser cada vez mejores, para vivir, realmente, de verdad, en el amor a Dios y amor al prójimo. Repito: NO A LA VIOLENCIA.
Quiero pedirles que en esta Cuaresma oremos mucho por
Venezuela, para que los venezolanos podamos resolver nuestros problemas de
manera pacífica, buscando todos el bien común. También, oremos mucho por las
vocaciones sacerdotales y religiosas en nuestra Arquidiócesis de Caracas.
Pidamos al Señor y ofrezcamos sacrificios para que Dios llame al Sacerdocio y a
la vida religiosa a muchos de nuestros jóvenes, para que tengamos abundantes
santos sacerdotes, religiosas y religiosos que necesitamos.
Encomendemos estas intenciones al Señor por la maternal
intercesión de María Santísima, Nuestra Señora de Coromoto. Con mi afectuosa
bendición episcopal,
Caracas, 9 de marzo de 2014,
+JORGE L. UROSA SAVINO,
CARDENAL ARZOBISPO DE CARACAS
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