LA RENUNCIA
He renunciado a ti. No era posible.
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.
Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba...
He renunciado a ti serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;
como el que ve partir grandes navíos
con rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos bríos
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;
como el marino que renuncia al puerto,
y el buque errante que renuncia al faro,
y como el ciego junto al libro abierto,
y el niño pobre ante el juguete caro.
He renunciado a ti, como renuncia
el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia soplando en los cristales
de los escaparates de las confiterías...
He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos,
y al final, ¡cuántas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!
Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes, regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...
Andrés Eloy Blanco
Poda (1934)
Andrés Eloy Blanco (1896-1955) |
He renunciado a varias cosas, "como el niño pobre ante el juguete caro", para poder leer lo que deseo. He aprendido a escoger entre un libro y dos o tres copas de vino y he reducido mis visitas a los restaurantes (yo cocino mejor). Como no soy materialista ni consumista no me interesan los últimos perolitos tecnológicos, ni los trapos; por allí encuentro la manera de hacerme de algunos buenos libros y doy gracias a Dios que en casa tengo una buena reserva -como las reservas monetarias de un Estado serio- para asegurarme la lectura en el momento de las vacas flacas.
Dedico este artículo a los libreros que ven en peligro la existencia de las librerías y a aquellos lectores que ven mermadas sus posibilidades de leer.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...
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