El incendio de Troya, por Francisco Collantes (1634) Museo del Prado |
Como los dánaos no habían sido capaces de conquistar Troya a lo largo de diez años, por consejo de Minerva, Epeo hizo un caballo de madera de dimensiones extraordinarias. Dentro de él se concentraron Menelao, Ulises, Diomedes, Tesandro, Esténelo, Acamante, Toante, Macaón y Neoptólemo; escribieron en el caballo "Regalo de los dánaos para Minerva"; y trasladaron el campamento a Ténedos.
Cuando los troyanos lo vieron, pensaron que sus enemigos se habían ido, Príamo ordenó llevar el caballo hasta la ciudadela de Minerva y proclamó que celebrarían una fiesta. Aunque Casandra iba gritando que los enemigos se hallaban dentro del caballo, no le creyeron.
Entonces lo colocaron en la ciudadela y de noche se quedaron profundamente dormidos, agotados por la diversión y el vino. Sinón abrió los cierres del caballo, los aqueos salieron, mataron a los centinelas de las puertas, y, al dar la señal, hicieron volver a sus compañeros y se adueñaron de Troya.Higinio, en su libro Fábulas mitológicas (Alianza Editorial, Madrid, 2009) dice que la idea del caballo fue de Epeo, aconsejado por Minerva/Atenea, mas Apolodoro indica que la idea fue de Ulises/Odiseo, mientras Dictis lo atribuye a Héleno. El creador de esta máquina de guerra no es tan importante como el resultado de la misma. La noche de horrores que vivieron los troyanos, la destrucción de su patria, su cultura y su ciudad. Nada impidió que las viejas profecías se cumplieran; ni el abandono del infante Paris/Alejandro, ni los lamentos de la pobre Casandra, condenada a decir la verdad y que nadie le creyera. Los dioses confunden a quienes quieren perder.
Esta semana escucharemos a Casandra vaticinar la próxima destrucción de Troya y presenciaremos el suicidio de las troyanas en el templo de Cibeles. Jessye Norman interpreta a Cassandre en la ópera de Hector Berlioz Les Troyens. Orquesta y Coro del Metropolitan Opera de Nueva York, dirigida por James Levine.
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