viernes, 28 de septiembre de 2012

La oligarquía ideológica

Guillermo Morón
Historiador
1926 -
Ayer en la mañana, cuando me dirigía a cancelar la factura de energía eléctrica, decidí detenerme en una librería para comprar algún material de lectura para pasar el tiempo mientras esperaba mi turno para pagar. Las colas pueden ser largas y fastidiosas. Pues bien, entré a una librería que antaño estaba bien provista y ahora se mantiene con papelería y libros esotéricos y new age. Es la famosa "librería de los judíos" que tiene muchos años funcionando en lo que hoy es el Boulevard de Sabana Grande. Quedan en sus depósitos restos de su antiguo esplendor; libros nuevos en viejas ediciones, que colocan en una mesas a precios verdaderamente solidarios.

Allí me encontré, por el precio de una taza de café, el libro Imágenes y nombres (Editorial Roble, Caracas 1972), que contiene una colección de artículos del historiador Guillermo Morón, publicados antes de que éste cumpliera los 25 años de edad (entre 1948 y 1950). Estos escritos antiguos, como los llamó su autor, muestran la madurez del pensamiento del joven Morón y están redactados con lenguaje ameno y sobrio. Tan pronto comencé la lectura, capturó mi atención por la vigencia de muchas de las ideas contenidas en él y nos llaman a la reflexión. Voy a citar algunos párrafos relativos a la existencia de la oligarquía en Venezuela, que forman parte de un debate amable con Augusto Mijares en 1948 (recordemos que ese fue el año en que tomó posesión de la Presidencia de la República, y fue derrocado, don Rómulo Gallegos):
Augusto Mijares
1897-1979
Historiador
(La tesis central de don Augusto Mijares) ...está en la idea sostenida de que no ha habido ni ayer ni hoy "oligarquías". La existencia de tales es un mito formado por la fraseología post-revolucionaria; esto es, ha surgido como estigma arrojado a los grupos de gobierno caídos después de cada golpazo militar o semi-civil. Estas revoluciones sucesivas sirven de prueba histórica en aquella impugnación de Mijares, para la demostración de que sólo se trata de grupos  siempre renovados, sin consistencia material, sin continuidad en el tiempo. Bien sabemos que es verdad este aspecto. Un grupo ha sustituido a otro grupo. El gobierno de Venezuela no ha experimentado la evolución tranquila de la constitucionalidad. Porque en buenas palabras, tanto ha faltado la paz constitucional como las oligarquías materiales; con eso no pretendemos afirmar que éstas son las sostenedoras de aquélla.
José Gil Fortoul
1861-1943
Autor de Historia Constitucional
de Venezuela
La alusión a Gil Fortoul es oportuna. Es su "Historia" la culpable, para las actuales generaciones, del esquema, fácil de memorizar y explicar didácticamente, difícil de aceptar como exacto: "Oligarquía Conservadora - Oligarquía Liberal - Autocracia"....
(...) La tradición  ha formulado el "mito" de unas oligarquías que toman la dirección del pueblo y otras que son derrocadas. El pueblo, la masa, espera con ojos anhelantes que las oligarquías decidan su situación. El autor que comentamos echa por tierra esa creencia arraigada, esa explicación teórica y falsa, de nuestro acontecer. Se trata simplemente, dice, de pequeños agrupamientos personales e insubsistentes; cada hecho revolucionario -única manera de encaramar gobernantes, con excepciones honrosísimas, decimos - significa la desaparición de un aparato humano encargado pasajeramente del gobierno. Esta es, según entendemos, la formulación de tesis, las cuales se discutirán en mesa redonda en el Instituto Pedagógico, con toda probabilidad dentro de algunas semanas.
Juan Bimba, la masa depauperada. Apareció en las
tarjetas electorales de Acción Democrática en 1963
El significado de estas palabras parece aquí interesante. No ha habido en nuestro país oligarquías como grupos humanos identificados en los apellidos y en las formas materiales. Siempre son hombres distintos por la familia y la manera de pensar. En esto tiene razón don Augusto Mijares. No ha existido una clase superior, con una conciencia de tal, detentadora del poder. Pero sí ha habido una lucha entre el pueblo y quienes forman una estructura directora. Aquí es, precisamente, donde encontramos una falso en la exposición del apreciado profesor de Historia. Toma muy en cuenta la falta de tradición material. No acepta que los explotadores son tradicionales, ni que los detentadores son "eternos". (...) El pueblo apenas está aprendiendo a leer las tablillas de sus derechos, lo cual significa que su destino ha sido ignorado por él mismo, acaparado en otras manos. Esas manos no son sino las de "los de arriba". Y estos forman  a través de la historia venezolana una oligarquía, porque se han pasado los unos a los otros el criterio aplicado a los problemas del pueblo: valerse de las masas para la revuelta y marginarlo después de la tormenta. Si se han derrocado las camarillas, han sabido heredarse las unas a las otras, aunque haya habido la enemistad personal y política.
Guillermo Morón en su
juventud
(...) La sociología de esa clase encierra el término oligarquía entre cuatro paredes blancas: es un grupo con tradición, que lucha por sostenerse arriba para su propio beneficio (...) Existe, sin embargo, una oligarquía ideológica. No son apellidos que se heredan, sino pensamientos que penetran iguales, a través del suceder histórico, en el cuerpo de los grupos de turno. Eso es, creemos, lo que ha pasado en Venezuela. Y por tal razón puede hablarse de oligarquías, desmaterializando la formulación de la palabra.
(...) Y debemos terminar esta anotación primera diciendo cómo creemos que la historia venezolana ha sido una lucha entre explotados y explotadores, entre el pueblo y los que se han subido encima del pueblo. Y que las clases sociales han sido una realidad en nuestro país. Una realidad de lucha.
Unos días más tarde, en el debate periodístico, insiste el joven Guillermo Morón:
Creemos nosotros que no puede explicarse el fenómeno histórico marginando la realidad de una pugna entre los directores del Estado -grupos fácilmente cesantes y discontinuos materialmente- y el pueblo, las masas empobrecidas que han servido de soporte a los gobiernos para subir al poder y a un conjunto de personajes para medrar a la sombra de los gobiernos, comiendo el pan de la mayoría. La camarilla política está formada por quienes merodean alrededor del Presidente y los Ministros. Pero la ideología heredada por las generaciones de gobernantes, gobierneros y aledaños, alcanza un mayor radio de penetración, como va hasta  los conocidos comúnmente por "los de arriba". Si puede negarse la oligarquía de apellidos y la propiamente económica, es ciertamente difícil dejar de sentir la influencia del pensamiento político -llegar arriba y aprovechar- a través de los diversos mandatarios de Venezuela.
José Antonio Páez, a quien la historiografía
venezolana asocia con la "Oligarquía Conservadora"
(...) encontraremos el problema vivo, palpitante: las clases inferiores han sido pasto de las clases superiores, hayan salido éstas de cualquier estrato. El pueblo, a través del tiempo, se ha movido instintivamente contra sus explotadores, tratando de insurgir a la claridad del derecho político y del derecho humano: desenvolverse con garantía natural en la cultura; quitarse el velo de la ignorancia, apretado a sus ojos por el velo de los poderosos opresores, la clase superior enriquecida y con un sistema rígido de espesas ideas.
Lo que ha venido designándose con el nombre de camarillas, forma un conjunto invisible a veces pero actuante siempre, sentido en la carne del Estado; esa contextura humana, agrupada en torno al régimen de turno, se encarga de hacer la política; pero esa política no es más que el cavar los cauces por donde se llegará al afincamiento del poder y por donde se desbordará el poder. (...) Los conservadores y los liberales, como los autócratas, aunque sean falsas estas designaciones usuales, han mandado pero no han gobernado con el sentido vital del verbo trascendente. ¿Es que acaso se puede dirigir al pueblo, sin haber antes aprendido, pensado y sufriendo al pueblo? Las camarillas tienen poco interés en hacer el aprendizaje, o en que lo hagan sus directores, o mejor, sus jefes. Aquí está de cuerpo entero otra nota característica de la oligarquía ideológica. Han saltado -con salto felino- a la altura de magistrados nacionales. ¿No fracasa Vargas el guaireño? Porque el doctor José María era de otro corte y estilo; su pensamiento andaba lejos de ser herencia ni pretender formar heredad en casillas brutales.
Antonio Guzmán Blanco, el
Autócrata de los negociados y
las camarillas
(...) si hemos hecho referencia a la cuestión planteada en dos artículos de Mijares, con dos apuntamientos nuestros, ello se debe a la necesidad de no pasar calladamente las interpretaciones que entendimientos de influencia dan a los problemas que nos atañen como organismo nacional, como estructura social e histórica, como vivencia cultural. los pueblos son eso: vivencias culturales nacidas y crecidas en la lucha de los más contra los menos. ...
De Páez a Guzmán Blanco y de Guzmán Blanco hacia acá, existe una herencia de errores, de defectos, como una herencia de correcciones sucesivas. Las correcciones han sido el cauterio por la lucha de clases.

Concluyo aquí las citas del texto de Guillermo Morón, porque la lectura en pantalla cansa la vista y está probado que nadie se lee más de dos páginas en una computadora. Sólo un breve comentario para concluir: A pesar de haber sido escrito hace más de 60 años y que mucha agua ha corrido bajo el puente, lo expresado por el joven historiador mantiene su actualidad y vigencia. Ni el tirano modernizador Marcos Pérez Jiménez, ni período de la democracia puntofijista lograron revertir, aunque lo intentaron, esta tendencia oligárquica. La tentación es muy grande para la clase política y es una conducta que forma ya parte de la cultura nacional; el pueblo sigue esperando que otro le resuelva sus problemas (tal vez porque es muy pesado jalar escardilla al sol sin beneficio, y prefiere jalar otra cosa a la sombra)  En estos últimos 65 años también se ha fortalecido el flagelo del populismo, que tanto daño nos ha hecho.
Jerarcas del Monagato (Oligarcas Liberales) liberando
esclavos y cobrando las indemnizaciones

Esta lectura me recuerda una conversación que sostuve hace un par de años con un amigo de la infancia, de apellido ilustre y abolengo colonial e independentista pero sin mucho maíz que asar (de hecho creo que yo tengo unos cuantos granos más que él).  Me contaba que Perico de los Palotes, un jerarca chavista, se había comprado una casa en el Caracas Country Club y que, no contento con eso, le estaba metiendo real a las "mejoras" del inmueble. Me hice el loco porque no quise ofender al viejo amigo que se mostraba sinceramente afectado y porque me molesta hablar de política.

Al rato, vuelve a tocar el tema y entonces sí le dije lo que pensaba: Bueno, ¿Qué quieres que te diga? ...Esa es la historia de Venezuela. Ahora lo miran feo, pero pronto verás a la "burguesía criolla" disputándose para convidarlo a cenar, invitarlo a pasar el rato en la Casa del Club y hasta enrazar a su familia con esta nueva camada de "gente decente" (porque tienen reales). Bien merecido se lo tienen ¿Cuál es su origen si no lo son las camarillas paecistas, monagueras, federalistas. gomecistas, perezjimenistas y adecas?  Metan ahora a los boligarcas o boliburgueses. El origen es el mismo. Si yo voy a Contri Clú no me dejan entrar, o si lo hago me mirarán como gallina que mira sal, a pesar de tener el cuero blanco, buenos modales y saber comer con cubiertos. Me miró raro y se retiró.

¿Hasta cuándo? Deberíamos aprender las lecciones de la historia.

Juan Vicente Gómez, otro
autócrata camarillero.

3 comentarios:

  1. Hace algunos meses, conversando con mi buen amigo Hugo Faría, profesor del IESA, discutíamos exactamente esto.

    Él, a través de unos papers, obviamente del Imperio, sacaba a colación puntas del iceberg que describen muy bien lo que plantea don Guillermo Morón.

    Reflexionando sobre el tema, le comenté algunas ideas, bastante alineadas con estas.

    Todavía no las he bajado al papel, algo que creo que es necesario.

    Déjame organizarme, porque creo que serán interesantes para entender nuestra triste realidad.

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    1. El tema es interesante y da para mucho. Morón, entonces un jovencito, se explayó en tres largos artículos.

      Otro tema que tratyó Guillermo Morón en esos momento fue el del Poder Civil, los héroes civiles y los hacedores de patria. Estoy pensado poner algo de eso cuando termine con las advocaciones marianas y entrarle a las personalidades civiles.

      Organízate, que siempre es bueno, y pon tus ideas en blanco y negro.

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  2. Para mí Morón es parte de la vieja oligarquía intelectual que llamo 'las vacas sagradas' de la Academia de Historia. Por dar un ejemplo, su visión sobre el mundo indígena durante el período provincial e inicios del republicano es, a lo menos, lamentable, lacaya y convalidadora de la visión despectiva, displicente, de la otredad americana, tal como se ha interpretado siempre desde el eruocentrismo el mundo aborigen de los primeros americanos. Basta leer a críticos suyos como la historiadora Angelina Lemmo y su libro 'De como se Desmorona la Historia'. Y vaya que Morón es malo como historiador, cuentero, mitómano y deshonesto. Me consta.

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