martes, 9 de septiembre de 2014

Nuestra Señora de la Consolación de Táriba

Nuestra Señora de la Consolación de Táriba
Foto del Prof. Samir A. Sánchez-Sandoval
Hoy vamos a adelantar la lista de advocaciones marianas enunciada por el P. Pedro Pablo Barnola SJ (aquí), a ver si la concluimos antes de fin de año. Visitaremos a Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, de larga tradición religiosa en los andes venezolanos. Por su ubicación, cerca de San Cristóbal, es un lugar ideal para conocer lo que Táchira nos ofrece, comenzando por la amabilidad de su gente.

Para guiarnos en la peregrinación mariana a Táriba nos servirá de guía en libro La tierra de Venezuela y los cielos de sus santos (Armitano, Caracas, 1977), de Alfredo Armas Alfonzo. Luego haré un comentario sobre las fotos que realzan este artículo, tomadas de un blog verdaderamente exquisito:
... Táriba (...) venera inmemorialmente a Nuestra Señora de la Consolación, una pintura sobre tabla llegada allí en años próximos a los de su fundación por los españoles, en tierra de los táribas.
Debió ser posterior al asentamiento de San Cristóbal, empresa de Juan de Maldonado, y fecha de 1561. La tradición consagra que la pintura fue llevada por dos religiosos agustinos a quienes su superior confió la catequización de los táribas.
Basílica de Nuestra Señora de la Consolación. Táriba, estado Táchira.
Llegaron a orillas del río Torbes entrada la noche y se lanzaron al vado luego de impetrar el auxilio de la Consolación, cuya tabla era, según, su único equipaje. La ataron a una caña y atravesaron las aguas sin exponerse a riesgos. La imagen irradiaba un esplendor que les permitió marchar entre la noche. Se la veneró en una capilla o ermita que existió en algún lugar de la hoy Plaza Bolívar de Táriba. No desamparó la gracia divina a los religiosos, pues a nombre de la Consolación realizaron obra de catequización y adoctrinamiento.
Tribus vecinas de capachos y guásimos provocarían más tarde la destrucción del centro agustino. De la pintura de la tabla desapareció el riostro. Una india conversa la guardó.
Ahora viene la historia de un prodigio: años después, un encomendero de Pamplona visita en la localidad a una familia amiga de apellido Zamora, Los hijos del visitante, en un juego de bolas, rompieron una pelota y para suplirla encontraron la tabla en el granero. Intentaron inútilmente romperla y a cada golpe que daban ésta sonaba como un tambor.
Atraída por lo que oía, la mujer de Zamora les reprochó el uso que hacían de la tabla, que "había sido imagen, a pesar de que ahora no lo pareciese" y la devolvió a su sitio, colgándola de una estaca en la pared. 
Cuatro horas más tarde un súbito resplandor proveniente del granero alarmó a la familia. Todos corrieron a apagar lo que creyeron un incendio.
Abierta la puerta vino la sorpresa mayor, La tabla estaba "fuera de la pared" y el resplandor que de ella se producía dejaba ver claramente la figura de la Consolación.
Has aquí el relato creíble de Armas Alfonzo. Luego comienza a hablar del Obispo de San Cristóbal (¡¡en pleno siglo XVII!!). Así era él de impreciso. Pero también nos relata el prodigio ocurrido en 1654, en el cual intervinieron las autoridades religiosas de Pamplona y Bogotá. Se trata de la curación, por medio de la "manteca de la Consolación", de Gaspar Ortiz, herido de flecha, y de un niño indígena de 14 años...
Otro hecho portentoso ocurre en la tercera o cuarta década del Siglo XVII. Una epidemia de disentería diezma los habitantes de San Cristóbal, y el Cabildo, impotente, hace venir de la cercana Táriba la imagen de la Virgen. Al entrar la procesión en la villa, se descubre que un copioso sudor emana de la figura de María Santísima, y así sigue hasta la entrada a la iglesia donde se la reclamaba y durante todo el tiempo de su exposición en la visita. La epidemia cesó. Ya no saldría más de Táriba si no lo aprobase el Obispo de Mérida, a cuya jurisdicción eclesiástica pasó Táriba después de serlo de Bogotá.
Aquí Armas Alfonzo vuelve a tener un lapsus raro. El obispado de Mérida (o Mérida de Maracaibo) fue creado a finales del siglo XVIII, mientras el prodigio ocurre a mediados del siglo anterior.

Ahora unas palabras sobre las ilustraciones principales de este artículo. Como indiqué fueron tomadas de un blog que creó y mantiene el Prof. Samir Sáchez-Sandoval, Es una bitácora repleta de buena información sobre arte, diseño y arquitectura. Se titula Proyecto experiencia arte  y se puede visitar por aquí. Recomiendo ampliamente una buena visita que nos llevará a varias horas de cultura con material de primera calidad. El Prof. Sánchez-Sandoval tuvo la fineza de permitirme el uso de las imágenes. El artículo relativo a Nuestra Señora de la Consolación es exhaustivo y contempla 700 años de su historia.

La imagen de N. S. de la Consolación en su relicario
Foto de Samir A. Sánchez-Sandoval



2 comentarios:

  1. Interesante. Y mas interesante aún que el conjunto que viste la imagen la hace parecer mas a un icono ruso que a una pintura española, francesa, italiana, holandesa o lo que prefieras mas aca de los Carpatos.

    Y también es interesante la aureola y el número de rayos de la misma. Once no se corresponde a ninguno de los números llamémoslos místicos: tres, siete. nueve.....pero no once. Y la forma de la aureola está fuera de lo común.

    En conjunto, me agrada mucho. Gracias.

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    1. Sí, los recuerda, pero es evidentemente católico,por la decoración que rodea la imagen. Lo de la corona es verdaderamente interesante y nolas había contado. La Inmaculada lleva 12 estrellas (o joyas, según el caso). Esto debió ser creación del artesano del S. XVII.

      He estado de exámenes y por eso no te había respondido. Feliz fin de semana

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