CEREMONIAS ANTE LA MUERTE DE MI CIGARRA
Ya estabas en el pensamiento de las cortezas.
Ya tu oído aprendía en la vibración de las hojas
la música del viento.
Por las raíces de los árboles
iban las fuentes a nutrirse con tus cantos.
Dos láminas de éter
adelgazó la brisa para tus vuelos.
A las cinco de la tarde, tu sirena
anunciaba a las aves el paro de los rumbos,
con ese tono grave del atardecer,
cuando veías los nidos abandonados a la noche.
Decías los oficios panteístas,
elevando tu ronca espiral de música
hacia el trasmundo de tu propio génesis.
Pausa del silencia, en el bosque.
Oyéndote,
temblaban las otras hojas, presintiendo
que acaso irán a ser como tú.
Y se preguntaba el árbol,
cómo pudo salir de su costado
ese chorro de resina musical.
Y se preguntaban las fuentes,
qué tendrían que hacer, para dar vuelo a su canto,
y subirlo -así- a los árboles,
para mostrarlo al sol.
Pudiste hacer sido mástil
cuando estabas en el vientre del árbol.
Algunos marineros escuchan tu canto inaudito
-residuo de bosque que navega y vuela-
en la garganta de la madera de los barcos.
Ahora el silencio reside
en el mecanismo de tu cuerda.
Detrás de las paredes de la vida
estás cantado -sola- ante la muerte;
llevando la nostalgia de la tierra
hasta esos espíritus que te escuchan
allá, en sus afueras del mundo.
Debiera enterrarte en el aire;
en la hendidura de algún árbol...
O en alguna rendija del cielo.
De: Va y ven (1936)
Luis Fernando Álvarez
Uno de nuestros asiduos lectores, quien se presenta como Anónimo y identifica como ARA, es nieto del Luis Fernando Álvarez (1901-1952), autor del poema que acabamos de leer. Al saber el parentesco, le prometí publicar este texto sobre la muerte de la cigarra y me contó algunos detalles familiares que se pueden leer en los comentarios al artículo Un poema de la negritud (por aquí). Le dije a nuestro ciberamigo que ya tenía todo listo y que hoy lo publicaría a primera hora de la mañana, pero Blogger estaba travieso y sólo ahora puedo subirlo.
Un poco sobre el autor: Luis Fernando Álvarez perteneció al Grupo Viernes, que surgió luego del fallecimiento del tirano Gómez. Don Luis Fernando compartía sus inquietudes literarias otros poetas y escritores de la talla de Pascual Venegas Filardo, Vicente Gerbasi, José Ramón Heredia, Miguel Ángel Queremel y tantos otros que considero abrieron un nuevo camino a la modernidad poética de Venezuela.
GRUPO VIERNES Sentados de izquierda a derecha: Pascual Venegas Filardo, Luis Fernando Álvarez, José Ramón Heredia, Vicente Gerbasi y Fernando Cabrices. Foto tomada de www.vicentegerbasi.net |
Su imaginación necrofílica revela un espíritu preocupado por los sucesos de la carne, y su voz, que tiene sonidos de huesos, vaga entre los más feos residuos de la muerte, que ella, en su altura, desconoce. Esta terrible enfermedad narcotiza su mundo sensorial. Para él, toda belleza ha desaparecido y sus ojos sólo ven un removido y oscuro panorama de elementos en descomposición dejados por la muerte.Entre los poemarios de Luis Fernando Álvarez, destacan Va y ven (1936), Vísperas de la muerte (1937), Recital (1939), Portafolio del navío desmantelado (1940), Soledad contigo (1940). Monte Ávila publicó en los años 70 un estudio sobre su vida y obra, a cargo de Gabriel Jiménez Emán. Invito a explorar el repertorio de Luis Fernando y sus compañeros del Grupo Viernes.
Me conmoviò de verdad!
ResponderEliminarGran poeta, sin duda.
EliminarEsa era una chicharra de las llamadas "veranera" o "veraniega", que son las que cantan de tarde. El poema me hizo revivir algo mas que olvidado: dos muchachos que se creían enamorados paseando por el parque El Pinar una mañana de la Semana Santa del año 57, sumergidos totalmente en la alucinante música de las chicharras, que cantaban con una intensidad tal como nunca habia oído ni he vuelto a oír
ResponderEliminarY, ahora que lo pienso, puede que ese canto impregne la madera de los árboles y resurja en sitios lejanos para los elegidos o muy sensibles a su belleza.
Eso es lo bueno de la poesía; echa a volar la imaginación y los recuerdos. Gracias por tus palabras.
EliminarPor cierto, ahora estoy haciendo el dulce de limones. Mañana lo cuelgo.
Amigo Abraham: te decía que este poema era el favorito de mi abuela y el que a duras penas leí frente al sepulcro de mis abuelos la tarde que la enterramos en el Sur. Pienso en estos momentos que mi abuelo no le debe haber sonado muy poético ponerle chicharra a nuestra amiga que como dice el amigo Olmar "son las que cantan en las tardes" acaso las que nosotros llamábamos "cocas". Y más que cierto ellas: chicharras y cocas anunciaban lluvias, calores de veranos y atardeceres y entran bienvenidas en el baul de mis recuerdos desde que nací. Lamentablemente "El Niño", "La Niña", los cambios de La Tierra y la polución hace tiempo que les cortaron la ruta y rutina a la mayoría aunque muy de vez en cuando y en ciertas temporadas se escuchan. Tambien recuerdo en el litoral una chicharra más pequeña y color verde que acaso andará por allí en la cordillera.
ResponderEliminarMis abuelos tuvieron tres hijas, las tres viven y con muchos abriles, mi madre te agradece tu atención.
Acaso la producción literaria de mi abuelo se detuvo cuando en tiempos muy difíciles y convulsionados fue enviado a la legación de Venezuela como consul en Manila (Filipinas) donde no sé cuánto tiempo estuvo; e igualmente estuvo en Tegucigalpa (Honduras). Mi mamá me cuenta que a Quibor los iban a mandar a todos aunque en Caracas siempre permanecieron mi abuela y ella y sus dos hermanas.
Hace unos tres años la parte de la familia que conservó la pequeña y nutrida biblioteca decidió donarla para sorpresa de algunos otros como yo quienes no pudimos y por simple educación y consideración meternos de cabeza en ella y conocer de manuscritos y otras "joyas" de familia como "El Diario de Un Desterrado" de mi tátara-tátarabuelo Valentín Espinal , ahora desconozco su paradero. La Biblioteca que contenía además de los libros de mi abuelo Luis Fernando, los de mi bisabuelo F.J. Firgau (1864-1935) y probablemente algunas otras muchas cosas que jamás conoceré se encuentra hoy en la Academia Venezolana de La Lengua.
Por cierto que mi abuela era muy buena en la cocina, herencia de familia, sobretodo en la repostería. En su casa de Lomas de La Trinidad tenía una mata, arbusto de Naranjas Cajeras que ella adoraba pues con sus amarillos y amargos frutos globos preparaba un dulce en almíbar delicioso.
Mil gracias por la inserción de mi abuelo en tu biblioteca y tus palabras. Se nos olvidó y acaso no te hubiese podido ayudar mucho en identificar a los del Grupo Viernes que aparecen de pié en la foto. Uno de ellos tal vez es Angel Miguel Queremel. Esa foto probablemente fue tomada en el mismo restaurant, pensión u hotel de Caracas donde tomaron la otra más clara, expresiva y famosa y que en este Google aparece en "Grupo Viernes". Se me ocurre que ambas fueron hecha un dia viernes probablemente cuando ellos se reunían para compartir.
Mi abuelo declinó por una penosa enfermedad que al parecer no tenía un tratamiento efectivo, fué el hijo mayor de varios hermanos, su madre murió centenaria en 1975 e igualmente su última hermana sobreviviente en 2011.
AMGD amigo, a.r.a.-
Sí, creo que Queremel es uno de los que está de pié. Eso se puede solventar con el tiempo, revisando fotos y anotando.
EliminarMientras tipeaba el poema, recordaba las chicharras del colegio cantando en las tardes estivales. Mi placer era agarrarlas, sobarles la cabeza y soltarlas. Tiene una larga vida bajo tierra (¿unos 17 años?) y salen sólo para reproducirse y cantar.
Con tu comentario me dejaste pensando en el destino de la bibliotecas cuando uno muere. La biblioteca de un hombre de letras tiene un valor especial. Muchos herederos las donan a instituciones. Quién sabe si las beneficiarias respetan la totalidad del donativo y lo mantienen en el orden establecido por su propietario original, o si, por el contrario, escogen, dispersan y eliminan y hasta algunos ejemplares pasan a manos de terceros.
Me alegro que te haya gustado. Mis respetos a tu mamá.
AMDG
Recordar es vivir, espero estés de buen ánimo, releo este bonito capítulo en tu página que aun me conmueve y más nostalgia me da cuando recuerdo el trino intermitente de las chicharras a veces en concierto.
ResponderEliminarEn estos dias la Librería Alejandría 2 ha tenido espectaculares ofertas en libros colombianos y españoles, digamos para distraerse y envenenarse.
Un abrazo y AMGD, por cierto que en estos días falleció el Hermano Tellería del CSI y recordando mi s siete años allá no losgro ubicarlo aunque si era bastante mencionado.
Un abrazo sincero y que sigas bien.
Gracias. Ánimo tengo, lo que me falta es fuerza, pero pa'lante.
EliminarCada vez compro menos libros; primero porque tengo una montaña de libros por leer, de los que vende Estudios, y porque cada día todo es más caro y debo hacer frente a mis gastos de salud para luego entenderme con el seguro del MRE. De todas maneras, me haría bien pasar por Alejandría 2 y aligerar mi corazón.
Recuerdo muy remotamente del Hno. Tellería, creo que era delgado y pelo castaño. Después de tantos años la memoria puede engañar.... jajaja
Un fuerte abrazo y feliz tarde.
GRACIAS Y EN MAYUSCULA AMIGO ABRAHAM DONDE QUIERA QUE ESTÉS, TAL VEZ SEGURAMENTE ESCUCHANDO LAS CIGARRAS DE MI ABUELO O LAS CHICHARRAS CARAQUEÑAS DEL SAN IGNACIO.
ResponderEliminarMUY CONMOVIDO TE DIGO QUE ENTRE LIBROS Y PAPELES ME ENCUENTRO Y QUE ENTRE MIS COMPROMISOS RECUERDO TENGO QUE PASAR UN MOMENTO POR LA LIBRERÍA -EDITORIAL ESTUDIOS LA QUE ESTÁ JUSTAMENTE DONDE AÑOS ATRAS SUPERVIVIÓ UN ESCUÁLIDO Y SIGNIFICATIVO SAMÁN QUE NOS VIÓ CORRER Y JUGAR Y QUE EN NUESTRAS MENTES E HISTORIAS SIEMPRE SERÁ EL SAMÁN O EL CAMPO DE EL SAMAN DEL SAN IGNACIO.
QUE ESTA PÁGINA SEA POR SIEMPRE CON SUS CAPÍTULOS COMO AQUEL SAMAN QUE SE FUE HACE AÑOS Y EN DONDE EN DIAS VERANIEGOS SE POSABAN AQUELLAS CHICHARRAS QUE TU ACARICIABAS.
CON PROFUNDA NOSTALGIA TE REITERARÉ POR SIEMPRE MIS RECUERDOS Y AGRADECIMIENTO Y AUN MÁS EN ESTE MOMENTO DE HABER RECIEN SABIDO SOBRE TU MUERTE, "VENIMOS DE LA TIERRA Y HACIA LA TIERRA VAMOS"
AMGD Y UN ABRAZO ETERNO.