jueves, 24 de enero de 2013

Dos fábulas con Sócrates

Sócrates bebiendo cicuta
Fedro, el fabulista latino, nos cuenta la siguiente fábula:

LA CASA DE SÓCRATES

Edificaba Sócrates una casita para vivir, y como el célebre filósofo no era rico, hacíala pequeña y poco lujosa. Quizá por esto todos los que por allí pasaban había de ponerle faltas y reparos.
-¡Qué habitaciones tan reducidas! -dijo uno-, ¡Ni aun lugar habrá en ellas para revolverse!
-Pequeña y mala es la casa que hago -respondió Sócrates-, pero ¡ojalá consiga llenarla de verdaderos amigos. (III, 9)

Y también esta otra:

SÓCRATES Y EL ESCLAVO

Cierto siervo malvado hablaba mal de Sócrates, después de haber seducido a la mujer de su señor. Sabiendo el filósofo que este hecho era conocido por los circunstantes, dijo:
-Te envaneces de ti mismo, porque agradas a quien no debes, pero no impunemente, porque donde debes no agradas.
No hay ninguna ofensa tan grave como la que se hace pública. (Apéndice, 25) 

Gayo Julio Fedro

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