sábado, 16 de marzo de 2013

Meditar con el arte

Meditar con el arte (Styria, Barcelona, 2006) es una obra que está en el linde entre el libro de arte y el devocionario. Cuando lo vi en una librería me atrajo lo bello de su presentación, la breve pero rica información contenida y la sencillez de su presentación; en suma, un pequeño gran libro. Su autora, Sor Isabel de la Trinidad, es una hermana clarisa del Monasterio de Santa Isabel de Valladolid, está dedicada a la contemplación y al trabajo conventual "y enamorada de la vida y del esfuerzo, custodia el patrimonio artístico e histórico que atesora el convento del primer cuarto del siglo XVI".

La contraportada nos invita a pasearnos por sus páginas y ver el arte con otros ojos:
La belleza nos habla de Dios, pero esta no es más que el anuncio de lo que ha deser. Para Sor Isabel de la Trinidad es un valor de signo, una invitación a la caridad, la misma que ejercieron los hombres y mujeres cuyos rostros plasmaron los artistas.
La mirada al contemplar un cuadro o una escultura no es sólo memoria de la historia ni veneración de imágenes caducas del pasado. Al meditar frente a una obra de arte se nos abre la esperanza; porque el arte, para un creyente, es una invitación a la esperanza, a creer que algún día trascenderemos todas las cosas en Cristo.
Se acerca Semana Santa, veamos lo que nos dice la buena hermana sobre esta Dolorosa de Pedro de Mena:

Dolorosa, por Pedro de Mena (1628 - 1688)
FIRMEZA DE CORAZÓN

En el convento de las Reales Descalzas de Valladolid, edificado con patronazgo regio, se puede contemplar esta impresionante imagen de Nuestra Señora de los Dolores. Durante mucho tiempo fue sólo visible para las hermanas que vivían en clausura pero en la actualidad es posible contemplarla en el museo. De una gran fuerza expresiva, Pedro de Mena creó una pieza de policromía muy fina con un rostro de mirada fija en la imagen de su Hijo agonizante. Es un busto cortado de manera horizontal, por debajo de los brazos, con las manos recogidas a modo de súplica. Es precisamente este tratamiento el que da al conjunto parte de su intensa expresividad implorante. Los ojos son de cristal y las pestañas son postizas. La Virgen está vestida con un manto azul, velo blanco y lleva una túnica de oro cortada en rojo con adornos punteados. Cuando miro su cara me sobrecoge el dolor intenso que transmite su rostro, del que caen unas imperceptibles lágrimas. Es un rostro de porte elegante, patético, dramático, conmovedor. Es la viva imagen del desconsuelo, del sufrimiento indecible.Allí, al pie de la Cruz, en la cima del monte Calvario, María, la madre, se mantiene firme. Es, también, la presencia del amor incondicional. El amor capaz de superar todos los obstáculos. Las llagas de su Hijo arden en su corazón inmaculado. Sus lágrimas representan el llanto de todos los seres humanos. El padecimiento de la Dolorosa es el desgarro de todas las madres. En su corazón guarda silenciosamente el traspaso físico del corazón de su Hijo. Jesús vivió para amar y la prueba más grande de su amor es su sacrificio en la Cruz. Y la Madre Dolorosa le acompañó siempre por ese camino. Cada vez que contemplo esta imagen le pido a la Señora que me permita permanecer fiel a Jesús y perseverar siempre en su servicio hasta el último momento de mi vida.

Oración
Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas.

Meditar con el arte
Portada

Recomiendo este libro que no es caro y me ha dado muchas horas de sano entretenimiento. ¿Que dónde lo tengo en la biblioteca? En un espacio entre los devocionarios y los libros de arte de pequeño formato.

2 comentarios:

  1. Interesante, me imagino que se debe conseguir en Las Paulinas o en su defecto en la librería San Pablo.

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  2. Podrás creer? No recuerdo si lo compré en las Paulinas o en Tecni-ciencias. Trata Paulinas o San Pablo primero.

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