Teseo y Antiope, por Oskar Kokoshcka (1886-1980) |
FRAGMENTO APÓCRIFO DE PAUSANIAS
Teseo persiguió el ejército de las amazonas, cautivó su reina y la sedujo. La tropa de las mujeres huyó sobre el Bósforo congelado, montada en caballos de alzada soberbia. Una de ellas murió en el sitio de su nombre, donde los atenienses la recuerdan y la honran. Las fugitivas volvieron a perderse en la estepa de su nacimiento, socorridas de la brumazón.
Un autor anónimo refiere las valentías del hijo de Teseo y de la amazona cautiva. Se atrevió a solicitar el amor de la sacerdotisa de un culto severo, dedicado a una divinidad telúrica, reverenciada y temida por los esclavos asiáticos.
El joven licencioso contrajo una rara enfermedad en la mente y vagaba delirando por la ciudad y la campiña, amenazando con volverse lobo.
Teseo escucha el parecer de viajeros memoriosos, habituados a la nave y a la caravana, y manda por un médico hasta el valle del Nilo.
El sabio se presentó al cabo de un mes y consiguió sanar al mozo delirante por medio de la palabra y envolviéndolo en el humo de una resina balsámica.
Teseo fiaba en la medicina de los egipcios y los tenía por el pueblo más sano y longevo de la tierra.
El médico dejó, en memoria de su paso, una efigie de su persona. Yo la he visto entre los simulacros y ensayos de un arte rudinentario.
La figura del egipcio, de cráneo desnudo, mostraba la actitud paciente y ensimismada de un escriba de su nación.
Las formas del fuego (1929)
José Antonio Ramos Sucre
La Antología de José Antonio Ramos Sucre, editada por la Biblioteca Ayacucho (Caracas, 1992) esté prologada por Salvador Tenreiro, quien hace un estudio del poeta y su obra. De allí extraigo algunas ideas que nos permitan conocerlo:
José Antonio Ramos Sucre |
Uno de los rasgos sobresalientes de la escritura de Ramos Sucre, es la complejidad constructiva de su universo referencial. Es allí donde su discurso poético exhibe la vigilia de una iluminación, la delicia de una incomparable plenitud verbal. La riqueza de sus alusiones culturales no reposa -a diferencia de manuales universitarios y textos afines- en una erudición decorativa, ni en trapisondas intelectuales de bulevar. Sus referencias son, como bien ha señalado Guillermo Sucre, metáforas que conducen a un conocimiento diferente, augural, a una "aventura de la imaginación".
No se trata de simples alusiones a personajes o acontecimientos históricos o literarios. La mención no sólo constituye uno de los rasgos estilísticos más relevantes, sino que, a menudo, integra el núcleo estructurante del poema (...)
Pero Ramos Sucre no cita, no imita, no parodia ni plagia a los otros: los reescribe. Su escritura es un proceso verbal complejo, con gran variedad de recursos: amplificación, expansión de enunciados, condensación, prosificación. Su labor consiste en transferir, en transformar, en transmutar...
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