jueves, 25 de abril de 2013

Cuentos de Nasrudín

Cuentos de Nasrudín
Portada
Hace unos días adquirí un ejemplar de Cuentos de Nasrudín ((Ediciones Obelisco, Buenos Aires, 2010) porque me llamó la atención su bella portada, su pequeño formato y, por supuesto su contenido. Nunca me aventuro con las carátulas bellas porque generalmente esconden algo sin valor al interior. Esta vez corrí con suerte y el libro resultó bueno y bonito. No digo barato porque el valor pecuniario es siempre relativo.

Todos en nuestra vida nos hemos topado en nuestra vida con una historieta de Nasrudín. En mi caso fue hace como 50 años con el cuento del peregrino que se encuentra en un camino con la peste y le pregunta que para dónde va; ésta le responde que a Bagdad a matar 10.000... Todo el mundo conoce esa fábula. En libro contiene unas 40 historias de este tipo. Unas nos hacen sonreír, otras nos dejan perplejos, pero todas nos hacen reflexionar un momento.

¿Quién era Nasrudín? Los editores hacen un comentario sobre este personaje sufí:
Nasr Eddin Hodja, más conocido como Nasrudín, es un Ulema mítico de la cultura musulmana (...) Falso ingenuo, suele hacerse el tonto, pero al final resulta ser mucho más inteligente e ingenioso que los demás. Sus salidas son siempre imprevisibles y sus respuestas sorprendentes desconciertan a la vez que instruyen. Por medio de la simplicidad y la objetividad, es capaz de resolver los enigmas más complejos.
Ignoro si los 41 cuentos contenidos en el libro son originales; algunos huelen sospechosamente a siglo XX, tal vez no todos lo sean, ya que la editorial ofrece todo tipo de patrañas: "Astrología, Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo, Espiritualidad, Tradición..." Toda una panoplia New Age, pues.

Miniatura que representa a Nasr Eddin
Tomada de www.aletheiamuip.com

SI NO HAY OREJAS NO HAY MENTIRAS
Un día un juez solicitó a Nasrudín que le ayudara a resolver un intrincado problema legal.
-¿Cómo crees que debería castigar a un difamador?
-Muy sencillo -contestó Nasrudín-. Cortando las orejas a todos los que escuchen sus mentiras.

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