Una de las ventajas de tener un librero de confianza y culto es la posibilidad de hacerse con buenas piezas para enriquecer nuestra biblioteca. Un ejemplo está en la recomendación que me hizo Jesús de Las flores del mal -los poemas prohibidos- (Libros del Zorro Rojo, Barcelona,-Madrid, 2008), un bello libro de colección que contiene, en edición bilingüe, los seis poemas condenados en 1857, con una excelente traducción al castellano de Jaime Siles e ilustraciones inquietantes por el artista neerlandés Pat Andrea. El volumen incluye, además, el texto de la sentencia condenatoria a Baudelaire, Pulet-Malassis y De Broise por el delito de ultraje a la moral pública y a las buenas costumbres. Una verdadera joya.
A la que es demasiado alegre
Tu cabeza, tu aire, tu gesto
bellos como un paisaje alucinante;
como la brisa en un cielo claro
juega la risa en tu semblante.
Al triste peatón hace pedazos,
deslumbrado por tu fisicidad,
que brota como una claridad
desde tus hombros y desde tus brazos.
Los chillones colores
con que te maquillas, como las coquetas,
evocan en el corazón de los poetas
la imagen de un ballet de flores.
Tus locas faldas sin emblema
de tu gusto hipersofisticado,
loca por la que yo me he alocado,
te odio, sí, tanto como te amo.
A veces en un jardín sereno
por el que se arrastra la atonía,
he sentido, como una ironía,
que el sol me desgarraba el seno.
Tanto humillaron mi corazón
la primavera y el verdor
que la insolencia de la naturaleza
la he castigado en una flor.
Como un cobarde, de forma sigilosa, reptar
querría yo hasta tu boca
cuando la hora del placer convoca
y los tesoros de tu noche disfrutar,
Y castigar tu cuerpo deleitoso
y ensangrentar tu perdonado seno
y hacer en tu costado no sereno
un corte hondo, extenso y cavernoso,
Y qué vértigo dulce tan intenso
a través de tus labios nuevos,
más brillantes y también más bellos,
infundirte, hermana, mi veneno intenso.
Como un cobarde, de forma sigilosa, reptar
querría yo hasta tu boca
cuando la hora del placer convoca
y los tesoros de tu noche disfrutar,
Y castigar tu cuerpo deleitoso
y ensangrentar tu perdonado seno
y hacer en tu costado no sereno
un corte hondo, extenso y cavernoso,
Y qué vértigo dulce tan intenso
a través de tus labios nuevos,
más brillantes y también más bellos,
infundirte, hermana, mi veneno intenso.
Las ilustraciones que acompañan este artículo son de Pat Andrea y forman parte del "florilegio maligno". La casa editorial tiene un blog al que se puede ingresar por aquí.
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