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Valle de Caracas |
Como un pequeño homenaje a Caracas, mi ciudad natal, que hoy cumple 445 años de fundada, extraigo del libro
Caracas, la Gentil, de Pedro Diaz Sejias (Libros El Nacional, Caracas, 2005), algunos párrafos cónsonos con la efemérides:
EL VALLE DE CARACAS
Los orígenes del valle están llenos de leyendas. Su naturaleza deslumbrante, surcada de riachuelos, muchos con aspiraciones de ríos, al pie de moderadas montañas que lo separan del mar muy cercano, ha sido siempre un signo indeclinable de permanencia de una vitalidad vegetal, corporizada en los grandes árboles: mijaos, yagrumos, matapalos, bucares y la excesiva abundancia de flores, entre ellas orquídeas, claveles, rosas, bromelias y tantas otras especies. Oviedo y Baños, el pionero y más entusiasta cronista del valle de Caracas, fino escritor y uno de nuestros iniciales historiadores, se refiere al valle de Caracas en términos que son muy difíciles de sustituir al tratar de ponderar las bondades y las bellezas del escenario que sirvió de asiento a la ciudad que andando el tiempo está considerada como una de las capitales de mayor atractivo en los vastos contornos de nuestro mar Caribe.
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Manuel Cabré |
No es posible adentrarse en los perfiles del valle de Caracas sin compartir la elegante y apasionada descripción que en su Conquista y población de la Provincia de Venezuela nos dejara para la posteridad don José de Oviedo y Baños. Leamos:
"En un hermoso valle, tan fértil como alegre, y tan ameno como deleitable, que de Poniente a Oriente se dilata por cuatro leguas de longitud y poco más de media de latitud, en diez grados y medio de altura septentrional al pie de unas altas sierras, que con distancia de cinco leguas la dividen del mar, en el recinto que forman cuatro ríos, que porque no le faltase circunstancias para acreditarla paraíso, la cercan por todas partes, sin padecer sustos de que la aneguen: tiene su situación la ciudad de caracas en un temperamento tan del cielo que sin competencia es el mejor de cuantos tiene la América, pues además de ser saludable, parece que la escogió la primavera para su habitación continua, pues en igual templanza todo el año, ni el frío molesta, ni el calor enfada, ni los bochornos del estío fatigan, ni los rigores del invierno aflijen; sus aguas son muchas y claras y delgadas, pues los cuatro ríos que la rodean a competencia, le ofrecen sus cristales, brindando al apetito en su regalo, pues sin reconocer las violencias del verano, en el mayor rigor de la canícula, mantienen su frescura pasando en el mes de diciembre a más que frías..."
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Pedro Centeno Vallenilla |
Sin duda alguna, el elogio de Oviedo y Baños, en lo que podría llamarse la adolescencia del valle de Caracas, es lo más elocuente que pueda decirse de escenario tan singular.
En su forma primitiva, el valle, llamado por Francisco Fajardo "San Francisco", empezó a deslumbrar a diferentes grupos de moradores indígenas que encontraban en aquella especie de paraíso un rico escenario para su expansión y disfrute después de sus correrías por las costas vecinas del Caribe, llenas de peligro y exigentes sacrificios frente a la bravura del mar.
Con asiduidad moraban en las orillas del Guaire tribus como las de los Taramaymas, cuyo cacique vera Paramaconi, y muchas otras que compartían el placer de extasiarse en su naturaleza dotada de espontáneos recursos, fundamentales para la subsistencia de las tribus aquerenciadas en la privilegiada zona.
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Pedro Centeno Vallenilla |
... Por eso el valle de Caracas fue motivo de pugna, primero entre indígenas aposentados en la zona, y luego entre los conquistadores que por varios incentivos, entre ellos el de una supuesta existencia de oro, ambicionaban establecerse de por vida en aquellos soñados parajes que estaban dispuestos a defender con todo el arrojo y extrema decisión.
...los enredijos provocados por las fascinantes tierras del valle de Caracas, entre criollos y españoles, fue una especie de estira y encoje durante un tiempo considerable. Lo cierto es que el exuberante valle tuvo, y conserva todavía, una mágica atracción, que perdura en los testimonios de quienes pudieron identificarse con su virginidad viva en una naturaleza que ha subsistido ante los embates del tiempo, impasible ante su belleza y eminente frescura.
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Diego de Losada
por Antonio Herrera Toro |
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SANTIAGO DE LEÓN DE CARACAS
Se ha observado que al nombre primitivo de la ciudad, Santiago de León, se le agregó posteriormente el de Caracas. y es que la región había sido bautizada por los indígenas nativos con el nombre de una planta muy abundante en su suelo, como es el bledo o pira, llamada científicamente después por Humboldt como amaranto.
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Lo cierto es que la ciudad fundada por Diego de Losada el 25 de julio de 1567, sin muchos aspavientos, prácticamente perdió su nombre original para quedarse simplemente Caracas, extraído de la más honda espontaneidad de su pasado indígena.
El primer plano de Caracas data de 1578 y su original se conserva en el Archivo General de Indias, en Sevilla. Ciudad primigenia consta de veinticuatro manzanas. Era gobernador de la Provincia de Caracas don Juan de Pimentel.
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Caracas en 1578
Plano de don Juan de Pimentel |
El proceso de crecimiento de la pequeña ciudad fue lento. A pesar de las excelencias del valle, acostado a los pies del generoso Ávila, no todo dependía de los acomodos naturales, sino al contrario, pues muchos de los escollos para el desarrollo urbano se materializaban en la propia estructura física del paisaje, como eran la abundancia de quebradas y pequeños ríos que dividían la zona de una parte a otra con sus grandes precipicios y barrancos que era necesario acometer con la edificación de puentes, propicios para la utilización de una topografía verdaderamente rebelde y primitiva.
Ya esa Caracas de eterna primavera, de felicidad acádica, desapareció hace mucho tiempos. Sus ríos de suaves linfas no atraen a Cloris ni a Tirsis, ni nos regalan con sus límpidos cristales; los cuatro ríos del Paraíso ahora son cloacas infectas. El clima siempre fresco y brumoso desapareció para no volver, gracias al abuso del concreto, los edificios con fachadas de vidrio y un excesivo parque automotor. La violencia, la marginalidad, la grosería y la pugnacidad, han remplazado al suave natural, la cortesía y el trato amable que hicieron famoso al caraqueño. ¡Caramba.... hasta el acento parsimonioso hemos perdido! La pobre odalisca se ve decrépita ante el siempre lozano sultán enamorado.
Caracas se merece un regalo ¿Qué le regalarías tú?
SEAMOS BUENOS CIUDADANOS
Les dejo dos fotos de las que circulan por la red. Caracas tiene "buen lejos"; ojalá se viera mejor de cerca. No seamos pesimistas y pongamos nuestro grano de arena y hagamos de la Sultana del Ávila un sitio mejor para vivir.
Abraham: la foto panorámica de Caracas que en realidad hace muchos años hubiesen puesto "Vista de Petare y sus alrededores" o "La Cordillera de la Costa con el pico Naiguatá" pero que con la expansión desmesurada es simplemente hoy ¡Tremenda vista de Caracas! que supongo yo y tal vez me equivoque tomada desde lo más alto de Alto Hatillo o lo más alto de los predios de La Lagunita. La vista es espectacular y más aún con la cresta del chaguaramo y la floresta de abajo que le dan marco como el abrir una ventana. Y estaba curioseando tu biblioteca y abriendo esta página por segunda vez desde que nos conocemos me dió por buscar algo sobre Caracas para copiar y poner. Pero no encontré un bello y antiguo tomo con Obras escogidas de José Antonio Maitín que compré hace unos meses y que tiene una bellísima litografía de 1851 ni el texto de "Vuelta a La Patria" de Juan Antonio Pérez Bonalde. Sí en medio de todo mi ordenado desorden opté por tomar dos libros de un visitante foráneo que llegó a Caracas en 1932 o acaso antes e hizo de esta ciudad su segunda cuna y Venezuela su segunda patria. Acaso habrás escuchado sobre Helmut Neumann quien el año pasado hubiese arribado a sus 100 años y quien fue el padre de Ruth Neumann la genial arquitecto que a partir del espectacular archivo fotográfico que formó su padre de sus años en Caracas y Venezuela, con inmenso caricho y dedicación inmortalizó en unas maquetas que bien o mal se exhiben en el Museo del Transporte y otras de las que no tengo idea su estado en el Palacio Municipal "prefacio" al Museo de Caracas que no terminó de cuajar y que acompañan las no menos especiales, tan o más, figuras de Caracas, tipos y costumbres y personajes, objetos y ocurrencias de otro genio caraqueño que murió hace años: Raúl Santana.
ResponderEliminarPues a Helmut Neumann le conocí hacia 1977-78 cuando se inauguraron las maquetas en el Museo del Transporte donde estoy seguro has estado de visita alguna vez e inclusive todos los domingos hay un interesante "Mercado de Cachivaches" entre aviones, trenes y vehículos antiguos y viejos.
Aquella noche felicité a Don Helmut quien en 1969 había sacado a la luz una muy corta tirada de un album con reproducciones de una selección de sus fotos que tituló "50 fotos en Caracas por los años 30" él se sonrió cuando le insinué una segunda edición ampliada y que para sorpresa mía nació en esta ciudad en el año de 1982 bajo el título de "Caracas, Amada Caracas" y que el Concejo Municipal del DF regaló a personalidades que entonces nos visitaron por lo que el libro es dificil de encontrar. Al inicio de las secuencias de fotografías y texto poético que las acompaña el cuerpo de la obra inicia con esta sentencia "Contemplada desde lo alto la apacible ciudad, turbada apenas por un lejano tañido, semejaba un gigantesco tapíz..." En realidad no sé si los textos son del padre o de la hija de la criatura.
Hubo una tercera edición, póstuma en 2001 con el título de "CARACAS por los años treinta. 54 fotografías de Helmut Neumann N(ester)"
Hago honor y gala a tu artículo (apartando las fotos de Pedro Centeno Vallenilla sin tener nada en contra de su obra solo que la expresión del indio asusta) Hago honor a Caracas nuestra ciudad con todas sus actuales extensiones y hago honor y gala a la labor y constancia de Helmut Neumann (1913-1990) a su esposa a quien vagamente recuerdo y a su hija la arquitecto Ruth Neumann de quien más nunca supe.
ADG/ara
El indio de Pedro Centeno, seguro que esta asustado cuando vio a los castellanos armados y a caballo. Un día revisando los archivos de la Embajada ante la Santa Sede (están muy completos y cuidados), encontré una nota dirigida a la Secretaría de Estado con la que se enviaba una cuadro de N. S. de Coromoto, obra de Centeno Vallenilla, regalo de la acción Católica venezolana a Pio XII. Me imaginé a la pobre virgen tetona, bembona y con los ojos templados. El cuadro debe formar parte de la colección de obras latinoamericanas de los Museos Vaticanos. Centeno pintó varias Coromotos, una de ellas se encuentra en la Iglesia de san Juan Bautista, esq. de Capuchinos. Cada vez coloco menos imágenes y más texto.
EliminarH. Neumann fue un gran fotógrafo y dejó un buen legado. Tal vez bajo el puente de la Fuerzas Armadas aparezca un día algún ejemplar de la edición del Concejo Municipal del DF. La gente no deja de morirse o de limpiar sus bibliotecas.
Las fotos son hermosas, sobre todo la nocturna. Solo que, sintiéndolo mucho, desde Caracas no se ve el pico Naiguatá.
ResponderEliminarMi personal problema con Caracas es que si bien no tengo inconvenientes para identificarme como habitante de la Santiago de León de los indios Caracas (asi me fue presentada) de Diego de Lozada, la de Perez Bonalde, la de Mamà Blanca o la de Ana Isabel. desde los años 70 empecé a sentir que vivo en otra ciudad, no aquella en la cual nacì y me criè. Solo mirando el Avila logro reubicarme. Y no deja de ser difícil, porque èl cambia de aspecto según la parte de la ciudad en que se estè.
Y hablando del perfil del Avila, querìa preguntar si, por casualidad, tendrá idea de donde podrè encontrar una foto de un cuadro de Pedro Centeno. Lo vi en el estudio del pintor y sospecho que fue pintado desde la azotea del edificio donde tenia su estudio, en la esquina de Mercaderes Solo en esa zona se puede ver al Avila como èl lo pintò: una mujer desnuda con el rostro (la Silla de Caracas) volteado hacia el mar, asi que tan solo se ve la mejilla y parte de la frente. Su cabellera, suelta, desciende hacia Altamira o tal vez Los Chorros. Cuello, parte de un hombro y el perfil del seno i9zquierdo están claramente dibujados aunque probablemente estèn mas cerca o mas lejos, y no a la altura de donde realmente están. Es hermoso y aùn sueño con èl, por lo cual sería feliz si pudiera volver a verlo.
Y, para terminar, una pregunta indiscreta. ¿Qué le va a regalar a la ciudad en su ya cercano cumpleaños?
Lo único que no cambia en Caracas es el Ávila. Bolívar dijo algo parecido a Martín Tovar cuando su última visita: "Todo ha cambiado, excepto el Ávila y tú". A veces me sucede lo mismo, aunque he aprendido a aceptar la triste realidad. Caracas ahora se parece más a Puerto Príncipe que a París.
EliminarFotos robadas todas ellas de la Internet. En efecto, el Naiguatá no se ve desde Caracas, sino desde Petare. La puse porque era bonita y mostraba parte del valle de Caracas.
Nunca he visto ese cuadro de Pedro Centeno. ¿Quién lo tendrá?
Aún no he pensado qué poner como regalo de cumpleaños para 2014.
Feliz semana.
En el libro 'La Jornada de Caracas 1567-1568: Cronología e historia crítica', (Caracas, 2006), expongo la tesis de la fundación de la ciudad a inicios de marzo de 1568, en contra de la tesis tradicional. El nombre de la provincia es anterior al de la ciudad, proveniente de una etnia que vivía en el actual valle costero de Los Caracas, ya mencionado por los españoles de Cubagua en 1530. La ciudad se funda con su nombre completo, incluyendo el del sitio: 'Santiago de León de Caracas'. El plano de Pimentel es posterior a la Relación escrita, que es efectivamente de 1578, mas no así el plano, que es al menos 2 años posterior. La Relación de Pimentel, respondiendo al cuestionario oficial que se le envió para sumar información de la provincia para el Cronista Mayor de Indias, solicitando noticias de Caracas y Caraballeda, fue en su mayor parte llenado por Juan de Riberos. Saludos
EliminarBuen dato. Caracas no tiene "partida de nacimiento"; en, en efecto, Caracas llevaba ese nombre desde hacía tiempo. Fajardo fue a Caracas y no sólo al valle del Guaire.
Eliminarmuy esta bitácora
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